Alberto Lacasa

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Empresa y vídeo online

Sálvame y el horario protegido

Jorge Javier Vázquez

Ayer la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) le dio un ultimatum al programa Sálvame para que adapte sus contenidos a lo exigible en horario protegido. En teoría, las televisiones no pueden emitir contenidos inapropiados para niños de 6 de la tarde a 10 de la noche. Desde Mediaset han salido en defensa de su programa y de los puestos de trabajo. También aseguran que esto se debe a organizaciones ultraconservadoras nada representativas. Algunas reflexiones:

1º/ Las televisiones tienen unas limitaciones legales. Como todas las empresas. Una de ellas, establece que hay los horarios protegidos. Es una de sus obligaciones. Apelar a la libertad personal con niños haría reír si no fuera que las televisiones hacen por sistema contenidos inapropiados para niños. Y la responsabilidad puede ser de los padres, pero ¿eso exime a las teles de cumplir con las normativas? En absoluto.

2º/ Las televisiones son privadas. ¿Y ya está? No. Porque esas teles no emiten (sólo) por internet. Para llegar a nuestra casa utilizan el espacio radioeléctrico. El espacio radioeléctrico es muy limitado y, por eso, es público y lo gestiona el gobierno. Las televisiones tienen una concesión pública. Es decir, que les estamos concediendo algo muy preciado y escaso. ¿Tan terrible es pedirles cosas a cambio?

3º/ Mi amigo Gonzalo Martín me contestaría que es ponerle barreras al campo. Y tiene parte de razón. En la época en la que los contenidos pueden consumirse a través de internet a cualquier hora, estas limitaciones tienen un efecto menor que hace 10 o 15 años. Ahora bien, la fuerza que hoy tiene la televisión sigue siendo enorme. Es de acceso mucho más fácil que cualquier vídeo de youtube (a uno o dos clicks como máximo!). Sin ir más lejos, en un año la televisión ha popularizado un líder político relevante. Ni la mayor experiencia youtubera ha tenido un impacto medianamente parecido.

4º/ En “Sálvame” dicen que que esto es un ataque para favorecer a su competencia, que a esas horas hace culebrones. Viendo cómo funciona todo, probablemente tienen razón. Dicho esto, eso no hace más deseable su contenido ni aceptable dentro de horario protegido. “Sálvame” es un juego. Pero la lectura que hace el espectador medio de un programa así no es esa. Ve “realidad”, frente a la ficción de los culebrones. Sin duda, los culebrones son una bazofia, pero “Sálvame” es execrable.

5º/ Alguien puede pensar que esto es contradictorio con mi punto de vista liberal. No lo creo así. Que lo hagan a las 11 de la noche, si quieren. Yo no me meteré con lo que un adulto haga con su tiempo ni con una familia que permita a un niño pequeño estar viendo tele a esas horas. Pero con lo que le afecte a un niño sí que me meto. Porque le veo indefenso. Libertad no es sinónimo de libertinaje.

6º/ Por último están los puestos de trabajo que “se pierden”. ¿Seguro que se pierden? ¿Qué hará Tele 5 si les impiden hacer “Sálvame”? ¿Dejarán las barras de colores las 3 o 4 horas que dura el programa o crearán otro formato? “Sálvame” no sería un ejemplo de programa “caro”, ni de necesitar un equipo espectacular. Por tanto, tampoco parece que este sea un buen argumento.

Las televisiones se sienten con la libertad de hacer lo que les plazca. Pocas veces les llaman la atención. El precio que pagamos es que aceptamos como normal cosas que no lo son. “Sálvame” no merece ocupar la casi totalidad del horario protegido.

Política

Nacionalismo y patriotismo

No son pocas las veces que hemos escuchado “yo no soy nacionalista, yo soy patriota”. Pero, ¿cuál es la diferencia entre un concepto y el otro? Los que defienden la distinción señalan que el patriotismo tiene que ver con el amor a la patria, a lo propio. Un concepto que viene muy de lejos. En cambio, el nacionalismo es un concepto más moderno y tiene que ver con el desprecio a lo ajeno.

En cambio, esas mismas personas hablan sin tapujos que la única nación es la española. No dudan que España es una gran nación. Al gran debate político anual le llamamos debate del estado de la nación. Lo “otro”, suponiendo que lo concedan, son “nacionalidades”. ¿Cómo es posible que “nación” esté tan denostado para unas acepciones y, en otras, sea positivo?

El concepto nación nace con la revolución francesa unido al de ciudadanía y se expande en la época del romanticismo. Con él se forjan la nación y democracia francesa, las unificaciones alemana e italiana… Y cala la idea del estado nación. Los problemas del nacionalismo llegan cuando un señor con mala leche, que provocó 50 millones de muertes, decidió llamar a su máquina de matar nacional socialismo. Es curioso. El concepto socialismo quedó intacto, quizás porque tuvo un contrapoder. El nacionalismo estará unido para siempre al genocidio.

No es de extrañar que una mente tan privilegiada como la de Einstein recelara de una región al norteste de España donde unos tipos se hacían llamar nacionalistas. Lo cierto es que, cuando lo conoció de primera mano, dijo: “ahora os entiendo, pero no le llaméis nacionalismo”.

De acuerdo, hemos convertido la palabra en pecado. Pero, ¿qué diferencia real hay? Quiero decir, ¿cómo puede alguien sentir con orgullo que él forma parte de la nación española, y luego añadir que no es nacionalista? De otra manera: ¿qué hace diferente a un patriota español y a un nacionalista catalán?

Un patriota espalol disfruta viendo ganar a la selección española. Le gusta ver a Alonso en lo alto del podium y saca pecho cuando un científico español da con la clave del cáncer. Se enorgullece de los pintores que la historia ha decidido prestarle y se emociona viendo la riqueza paisajística de su país. Por no hablar de la gastronomía. Por supuesto, le duele que sus políticos tengan poca influencia en el mundo, o que le insulten porque es “vago”.

¿Y un nacionalista catalán? Pues no puede ver la selección catalana, pero le gustaría. Le gusta que gane Pedrosa o Jaume Alguersuari. Valora sus científicos, paisajes, gastronomía. Y, claro, le molesta que sus políticos no decidan tanto como le gustaría a él, que le insulten… Es decir, lo mismo.

¿Lo mismo? De hecho, no. Porque él no disfruta de su selección. Tampoco puede decir que a él Alonso le importa tanto como a un español Romain Grosjean. Le miran raro. Por ley, sus símbolos son menos símbolos que los del patriota español. Por ejemplo, las banderas españolas han de estar en el sitio preeminente. Y, por supuesto, aunque proteja la lengua mucho menos que el patriota español, se excede. Es decir, que son lo mismo. Lo que les diferencia es que el patriota español está legitimado. El catalán, no.

¿De dónde emana la legitimidad? Del estado. Los sociologos se pasaron muchas décadas asimilando patriotismo y nacionalismo. Hace 30 años que dejó de ser así. Siempre encontraremos filósofos dispuestos a decir lo contrario y, curiosamente, son los mismos que se llaman a si mismos patriotas. Pero la mayoría reconocen que no hay distinción posible.

El debate lo abre el experto en psicología social Michael Billig, que construye el concepto nacionalismo banal. Banal no porque sea minúsculo, sino por lo contrario. Lo banal es tan habitual, forma tanto parte de la vida cotidiana, que se percibe como “lo normal”.

Por ejemplo, es normal ir a la plaza de la Cibeles de Madrid y que esté llena de banderas. Y es normal que, cuando salen los toros, la plaza esté presidida por banderas españolas. No es que pase, es que es “lógico”. No puede ser de otra manera.

cibeles

Hasta hay cosas preocupantes. En la semana santa, los pasos salen a la calle con el himno de España seguidos por la legión, que canta “el novio de la muerte“. Menudo cockel, ¿eh? Patria, fe y ejército.

Ya hablaré otro día de los medios de comunicación, pero hoy un apunte. Se dice que TV3 trata de imponer una idea de nación catalana. La prueba gráfica es el mapa del tiempo. Representan “els paisos catalans” y no sólo el principado. Lo que no dicen es que Tv3 se veía en las 3 comunidades hasta que lo impidió el PP. Es decir, que era el territorio de su audiencia. ¿No parece normal que una televisión dé el tiempo del territorio donde se emite?

mapa del tiempo

Muy bien, a pesar de lo dicho, acepto que un mapa del tiempo configura la percepción de la realidad. Si asumimos esto, ¿pensáis que el mapa del tiempo de TVE y del resto de cadenas no crea marco de referencia? ¿Qué le confiere al mapa de TV3 de un poder especial que el mapa de TVE no tiene? Son líneas, son mapas…

mapa del tiempo tve

La fuerza del nacionalismo banal es que, a través de su normalización, se incorpora con fuerza en el imaginario colectivo. Es así como niega su propia existencia. Se le detecta porque lleva a sus defensores a respuestas del tipo: “porque es lo normal”, “¿dónde estamos?”, “lo pone en tu DNI”… Razones que son más emociones que realidad.