Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

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El valor del directo en la televisión del futuro

Hace años, hacer en televisión un programa en directo era algo muy complejo. Más allá de las noticias, muy pocos programas de televisión se hacían en directo por el enorme riesgo y los elevados costes que esto suponía. Y eso hacía que aquellos programas que sí se hacían en directo, hicieran incapié en ello, recordando al espectador que lo que estaban viendo en sus pantallas ocurría justo en esos instantes.

Eso suponía un enorme prestigio. Parecía que un programa en directo estaba más vivo y era más interesante y real que si se hacía en diferido. Aunque eso sigue siendo así, de alguna manera asumimos como normal que los programas sean en directo. Muchos de ellos lo son. Sin contarlos, diría que son mayoría.

Y entonces llega internet. Se habla mucho de cómo internet rompe las barreras del espacio. Pero es que también rompe las del tiempo. Ya no tengo por qué ver Buenafuente o El diario de Patricia en directo. Puedo verlos por la mañana o cuando llego a casa si es que no estoy en casa cuando empiezan.

¿Qué sentido tendrá entonces hacer programas en directo? El programa diario no estaría asociado a una hora (más allá del momento de colgarlo en la red) y al hecho de que, si está vinculado a actualidad, tendrá una fecha de caducidad muy próxima.

Claro que se muchos de estos programas pueden emitirse en streaming en directo. Pero lo que es seguro es que podremos verlos a la hora que nos venga en gana. Y eso conlleva muchos cambios en la relación entre contenido y telespectador. De la misma forma que Lost es una serie y, en cambio, los lazos que hemos establecido con ella son muy distintos a los que habíamos establecido hasta entonces con cualquier serie, Buenafuente no será lo mismo cuando nos acostumbremos a verlo cuando nos apetezca.

El cambio más drástico que intuyo es que el tratamiento de la actualidad cambiará. Cuando los guionistas de un programa como Buenafuente preparan el guion, saben con qué información llegará el espectador al sofá. Si Millet ha salido ya de la carcel o no, y si el Barça ya es líder de primera división. Pero ahora, puede que la información que ellos traten se haya actualizado. Puede que cuando el espectador mire su tele (o su iPhone, iPad o lo que demonios quiera usar), Millet ya estará otra vez en la cárcel o el Barça habrá perdido la liga (¡ey, espero que no!). Así que la relación entre actualidad y entretenimiento audiovisual podría tomar un rumbo.

Más allá de esos matices, ¿qué sentido tendrá hacer directos con el sobrecoste que eso supone? Yo creo que se reducirá mucho la cantidad. Me atrevería a decir que sólo tienen sentido dos tipos de programas que seguirán haciendo en directo:

– Eventos masivos de interés general. Por ejemplo partidos de fútbol, conciertos, ficciones que trascienden de lo habitual y que se espera que sean grandes éxitos (como el final de Lost o el estreno del último film de Eclipse)…

– Información de noticias. En eso tiene mucho sentido la información 24 horas que va repitiendo contenidos.

Así, de la transición que hicimos del diferido al directo pasaremos de nuevo al diferido. Pero un diferido… diferente. A la carta. De más calidad.

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La regulación de la publicidad en televisión

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No soy ningún experto en regulación en los medios de comunicación, pero creo que la nueva ley audiovisual permitirá que los canales de televisión emitan hasta 29 minutos por hora. Así que, a la práctica, la mitad del tiempo, las teles podrán ser anuncios.

Las asociaciones en defensa de los consumidores han protestado. No les parece bien. Claman a que la saturación de publicidad perjudica a los espectadores y a los anunciantes. Y yo digo, ¿y qué?

¿Por qué hay que marcarles un tope de tiempo? Si una televisión quiere ser publicidad las 24 horas del día, ¿por qué no podría serlo? Si hay alguien dispuesto a anunciarse y otro dispuesto a verlo en esas condiciones, yo no tengo nada que decir.

El tema es que, como en casi todo, el mercado debería autorregularse. La gente no es tonta y, si en una cadena hacen menos publicidad que en otra y esta llega a estorbarles, pues sólo se pasarán a la competencia. Por otro lado, los clientes, que son los anunciantes y no los espectadores (no olvidemos este detalle), saben perfectamente que los espectadores aprovechamos para ir al lavabo o preparar la cena mientras ellos se dejan un dineral. Así que ellos tampoco entrarán en un espacio que esté demasiado saturado.

Alguien quizás podría pensar que hay pocas televisiones y pueden ponerse de acuerdo; todas metemos 40 minutos de publicidad y el que no quiera tendrá que asumirlo. Aunque ya no es así (en Barcelona tenemos casi 50 canales de televisión), aceptándolo como premisa, no tengo ninguna duda de lo que pasaría. Sería un incentivo a la fuga de espectadores. ¿A dónde? Allí donde no hay barreras en el campo… todavía; internet.

Yo, y no soy el único, sólo miro en televisión fútbol. Y, algunos domingos, fútbol americano. Nada más. Las películas y algunos programas los veo por internet. Y una vez se llega a la red, no hay duda que los medios ya no podrán ponerse de acuerdo porque, de hacerlo en contra del espectador, acabarán por encontrarse alguien que lo haga sin tanta publicidad.

En este país tenemos la mala costumbre que el papá estado tiene que velar siempre por nosotros. Eso acabará por traducirse, ya lo veréis, en que regularán la publicidad también en internet. ¿Por qué no iba a hacerlo si es a lo que está acostumbrada la gente?

En mi opinión, el estado sólo debería controlar dos cosas; el horario infantil (cosa que, por cierto, no hace) y que cuando se hace publicidad, se avise (cosa que tampoco hace siempre). Traspasado a internet, lo único que queda es el control sobre avisar de la publicidad, porque el horario infantil pasa a ser responsabilidad total de los padres (no tiene sentido hablar de horario en internet, es asíncrono).

Nos hace falta un cambio de chip. El espectador/usuario lo tiene ahora más fácil para tomar decisiones. Las empresas están obligadas (estamos obligadas) a gustarles o nos abandonarán. Que el estado no juege ni el papel del ciudadano ni el de las empresas. Con que haga de estado, es suficiente.

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Las televisiones en un portal único

Gracias a un twitt de Sergio Gazeau, CEO de Lingus, he leído esta noticia en Expansión. Según parece, las cadenas de televisión (el artículo no lo especifica, pero entiendo que son, al menos, TVE, Antena 3, Tele 5, la Sexta y Cuatro) estudian la posibilidad de volcar todos sus contenidos en un solo portal.

Por lo que cuenta la noticia, Albertis Telecom, ha creado un portal inspirado en el modelo hulu. Esta web americana aglutina los contenidos de las mayores cadenas de su país, excepto la CBS y goza de gran éxito.

Como en casi todo, hemos tenido que esperar a que allí funcionara algo para aplicarlo en nuestro país. De todas formas, ya me está bien que las cosas empiecen a cambiar en nuestro país.

Creo que el twitt de Sergio era muy acertado “El círculo empieza a cerrarse” porque esto provocará que mucha gente descubra el potencial de poder ver lo que quieras cuando quieras en el sitio que quieras. Y, por ende, el resto de portales orientados a contenidos audiovisuales nos veremos beneficiados. Estoy seguro.

Destacaría el elemento de que las cadenas parecen haberse dado cuenta de que son capaces de generar más audiencia todas juntas que cada una por separado. Curiosa demostración de que no siempre 1+1 es igual a 2. El hecho cierto es que la cocompetencia es un camino que abre muchas posibilidades, por lo menos, en nuestro sector.

Creo que es una buena noticia para todos que sabremos aprovechar tanto los productores de toda la vida como los de nueva generación.

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Series de televisión online autorreferentes

La semana pasada, en Alt1040, colgaron el primer episodio de una serie que se llama Ikea Heights creada para Channel 101. Merece la pena verla;

IKEA Heights from DaveAOK on Vimeo.

Hay varios aspectos que me parecen interesantes;

1º/ El primero es obvio; la escasez de recursos alimenta la imaginación. La serie es de lo más divertido y la propia incapacidad de poder montar un plató lleva a utilizar Ikea (sin pedir permiso) como fuente de espacios. En si, es brillante. Además, ha enriquecido la historia porque que la empresa en la que trabaja el protagonista sea de cojines, te hace dibujar una sonrisa.

2º/ Como siempre, y como hemos dicho varias veces, uno de los elementos clave es la posibilidad de la distribución de los contenidos de forma libre. Utilizar vimeo, como es el caso, o cualquiera de las otras posibilidades de webtv tipo youtube, blip… es clave en la estrategia para que todo el mundo conozca lo que haces.

3º/ Voy un poco más allá. Antes he comentado que, a priori, tener que hacer uso de Ikea nace de la necesidad. Pero la clave de la cuestión es; ¿cómo aprovechar esa “desventaja”? Estamos acostumbrados a que, en las ficciones (ya sean series de televisión, películas…), las partes irrelevantes se eliminan. Es lo que se conoce por elipsis. Y una de esas partes que suele desaparecer es la parte donde los personajes se desplazan de un lugar a otro. Pero cuando te ves obligado a grabar en Ikea, lo que sucede es que esos desplazamientos sólo pueden realizarse por en medio de las estanterías. Mostrarlo le da un tono cómico y, lo que normalmente es irrelevante, pasa a tener cierto interés.

Quizás a alguno le parezca pretencioso pero yo no puedo evitar que los paseos entre las estanterías de esta serie online, y toda esa gente mirando, me recuerden a cierto cine de vanguardia. ¿No le veis similitudes, por ejemplo, a la serie sobre USA de Lars Von Trier? Me refiero a Dogville y Marderlay. Tampoco dejaría de lado las sobreinterpretaciones que hacen los actores parodiando los culebrones de televisión.

No hay duda de que, lo que nace como las ganas de contar algo, se convierte en parte de la construcción de los nuevos lenguajes audiovisuales, en puro metalenguaje. Obviamente, todo esto no es culpa de internet. De hecho, el cine toda la vida ha explorado nuevas formas de contar cosas. Lo que sí está haciendo internet es poner fácil la distribución a un montón de gente con talento pero sin recursos que pueden ofrecer trabajos que pueden ser vistos por la audiencia, cosa que el cine y la televisión convencional sí dificultaban eso. Y ello acelera ese proceso de investigación.

Por cierto, esta no es la única serie de Channel 101. Merece la pena echarles un ojo.

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Proyección ingresos de la television online

A mediados de agosto, webTVwire publicó las últimas previsiones de ingresos para el sector de la televisión por internet según emarketer comparado con la inversión en televisión convencional y en el global de internet.

Los datos para el 2013 son que la televisión online pasará de representar un 1,5% de toda la inversión en publicidad en internet a ser el 11%. Si, en cambio, nos comparamos con la inversión en televisión, el webtv pasará del 0,5% al 5%.

Parece que, poco a poco, el sector de las webtv se está haciendo su sitio.

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El héroe

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

El héroe es aquel personaje capaz de sacrificarse por los demás en función de un objetivo mayor. Habría poco más que decir sobre este arque- tipo si no fuera que suele ser el protagonista. ¿Le dedicamos algo más de tiempo?

Función psicológica

Vayamos un poco más allá. Desde un punto de vista psicológico, el héroe representa aquello que Freud llamó ego. O sea, lo que define al individuo. Quizás no estás muy de acuerdo con esta forma de entenderlo. ¿Alguien dispuesto a sacrificarse es egocéntrico? No, no estoy hablando de eso.

Piensa en la típica historia mítica del héroe. Solemos identificar a este personaje con uno que abandona el hogar, la tribu, la familia, en pos de una lucha de futuro incierto. Frodo, de El señor de los anillos, es un buen ejemplo.

Todas las historias tienen algo de ese “viaje”. Lo demostraremos más adelante. Todas pueden acabar entendiéndose como un viaje parecido al de Frodo. Algunos de estos viajes son viajes en el sentido que hay un desplazamiento físico. Otras veces, este viaje será un viaje interior de transformación. Se trata de un abandono del hogar para construir un yo más fuerte, o diferente. Estos últimos son los más interesantes.

Desde un punto de vista psicológico, esa separación de las raíces es casi

como un parto, como cortar el cordón umbilical, como la separación de nuestra madre. Es decir, es el momento en el que dejamos de ser una parte de ella para ser nosotros, un individuo. Y es aquí donde nace el yo, o el ego.

Las personas tenemos miedo al cambio. Una parte de nosotros es siempre contra revolucionaria. Las incertezas nos llevan a preferir un presente malo a un futuro desconocido. Por ese motivo, los héroes son tan interesantes para explicar historias. Porque se enfrentan a lo que nos gustaría enfrentarnos, pero no lo hacemos por miedo o comodidad.

Función narrativa

El héroe es el protagonista de la historia. Lo que buscamos como guionistas es que los espectadores se identifiquen con el héroe. Es decir, que pongan su ego en el interior de lo que le sucede a nuestro héroe. Esto es clave. Sin ello, no habrá identificación ni emoción al final.

Hemos dicho que nuestro protagonista no puede ser perfecto; ha de tener, al menos, un punto débil. Allí donde Aquiles tenía su talón, nosotros podemos poner los hijos, la familia, el ego (¡hey! Esta vez entendido como egocentrismo, ¿eh?), las relaciones de pareja… Lo que hace grande a Superman no es su capacidad de volar sino su fobia a la kriptonita porque esa debilidad hace temibles a sus enemigos.

Falta algo. A lo largo de la historia debe evolucionar. Puedes aprovechar una de esas debilidades para convertirla en algo positivo. Ese cambio de valores es lo que lleva al personaje a trascender como antes comentábamos. Esos nuevos valores le llevarán a preferir el sacrificio al botín.

El héroe entre héroes es Jesucristo. Según los Evangelios, Jesús llega para salvar a los hombres. Pero hay un momento en el que duda. Poco antes de tener que entregar su vida, Jesús le pide a su Padre que “aparte de él el cáliz”, que simboliza la muerte. Es decir, la muerte. Pero viendo las bondades que traerá su muerte, acaba diciendo: “pero hágase tu voluntad”. Y muere para redimir a su pueblo. Más allá de las creencias de cada uno, es indudable que, como historia, la de Jesús es de las más potentes jamás contadas.

Hay muchos tipos de héroes; resueltos, reticentes, sociales, solitarios, catalizadores… Piensa cómo es el tuyo. Busca referencias similares. Ex- plora qué hace grande a esos referentes.

Uno de los más importantes son los antihéroes. Son aquellos que, en realidad, no tienen características propias de un héroe, pero ejercen como tales. Tanto puede ser porque son malas personas o porque son antiglamurosos.

¿Qué edad tienes? Si, como yo, creciste en los 80’s, estoy seguro que recordarás al mejor antihéroe de la historia de la televisión; El gran héroe americano. Era una especie de Superman; con un referente “paternal” y una chica guapa a la que conquistar. Igual que Superman, vamos. Igual, si no fuera porque Superhéroe era un patoso total. Se pegaba cada castaña intentando volar… Ese es un antihéroe antiglamuroso. Funciona en clave de comedia.

Otro ejemplo es Harry de la serie Harry el sucio. Es un tipo por encima de la ley, con pocos escrúpulos. Poco tiene que ver con una persona pura y buena, lo que define a un héroe. A pesar de que nos es simpático, es un claro antihéroe.

Pondré como último ejemplo paradigmático El Padrino. Qué duda cabe que, para nada, se trata de un personaje bueno. Ni siquiera trata de hacer el bien, como Harry. Por cierto, se trata de uno de los antihéroes mejor construidos. Fíjate que Michael, el personaje de Pacino, empieza estando muy en contra del sistema “montado” por su padre. Sólo se pone a “favor” cuando asesinan a su hermano. Con ese sentimiento de venganza sí que simpatizamos.

Ya lo comenté algunas páginas atrás, pero lo repito por la importancia ca- pital que tiene desde este punto de vista. Si pretendes crear un personaje tan “malo” como el Michael de El padrino, deberás generar un entorno mucho peor que él. En el caso de este ejemplo, ese “peor” es tan sutil y está tan bien hecho, que es una gran obra maestra.

¿Te atreves a seguir? Descubre las características del mentor.

El conflicto

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en google, te recomiendo que antes leas la introducción al capítulo que encontrarás aquí)

Sí amigos y amigas. Todos los medios que viven de la ficción, como el cine, o de la pseudo-ficción, como la televisión, requieren de esta palabra denostada. Yo voy a reivindicarla. Qué necesario es el conflicto en el cine y, por supuesto, en la vida.

El típico niño que consigue las cosas con sólo pedirlas siempre decimos que no valora las cosas. Claro… No hubo conflicto. No se encontró con una dificultad delante que le pusiera trabas para conseguir ese álbum de cromos o esa nueva consola.

Los hay también que se ponen a llorar si no consiguen lo que quieren. Ahí ya ha habido un pequeño conflicto. El niño se ha visto obligado a hacer un esfuerzo para conseguir su objetivo; dar la vara a sus padres hasta que estos, para poder descansar, van y lo compran. Pero aún nos parece que es un conflicto demasiado pequeño como para darle valor.

El niño que se toma la molestia de trabajar para conseguir su nueva consola, lo aplaudimos. Nos parece que está tomando el camino difícil; es decir, que el conflicto ha sido enorme y la satisfacción que recibirá será enorme.

Además, imagina que los padres de este niño están en contra de que se compre la consola, pero él quiere conseguir ser el mejor del mundo en no sé qué juego. Huye de casa, viéndose obligado a convivir con unos traficantes. La policía lo detiene por error y eso supone aún mayores dificultades para encontrar trabajo, pero, al final, lo encuentra como ven- dedor de consolas. Acaba robándola porque no le pagan suficiente, lo que le hace perder el trabajo y el alimento, pero consigue ganar el concurso internacional. Entonces diríamos que es un viciado. Pero en el cine… En el cine nos encantaría.

Conforme aumenta el grado de conflicto, aumenta en igual grado lo que sufrimos por el protagonista. Y con ello la identificación.

Como antes he dicho, la felicidad no es nada fotogénica. Por mucho que digan, un programa de televisión como Operación Triunfo o Gran Hermano no interesan si la relación entre todos es maravillosa.

Por eso en Gran Hermano buscan a gente con caracteres parecidos, lo que garantiza el conflicto a la que arrancamos 3 o 4 hojas del calendario.

OT se lo podría permitir evitar esto porque “pasan cosas” que generan conflicto. Alguno de los participantes está frente al riesgo de ver roto su sueño en unos días. Y lo que es peor; es o él o un buen amigo. Nuevo conflicto.

Sé que he pecado. Estoy exigiendo que me expliques tu historia en una sola línea y yo, en cambio, me he perdido en muchos detalles para explicar la historia del jugador de consolas. Tengo una excusa…

Todo lo que pase en la historia, como en el caso del viciado a las consolas, debe girar en torno a ese conflicto. Nuestro protagonista ha de tener un eje en torno al cual gira toda su voluntad, todos sus intereses.

Si un personaje quiere dejar de fumar, cuando vea a una persona con la gripe toser estará seguro de que es porque fuma.

Cuando un personaje quiere ser actor de teatro y no puede porque le supera el pánico escénico, cuando vea alguien con ganas de cruzar la calle y no lo consiga, recordará su miedo al escenario.

Y si se trata de un guitarrista que sueña con un gran futuro, el motor de los coches le sonará a una escala musical.

Si estamos dando tanta importancia al conflicto hasta el punto de decir que toda la historia debe girar a su alrededor, y la premisa ha de condensar los elementos clave, parece obvio que el conflicto debe formar parte de la premisa.

En efecto, el conflicto es indisociable de la premisa. Si en tu premisa no hay conflicto, no tienes historia.

De todas maneras, no te estreses. Cuando pensamos en una historia, incluimos el conflicto sin darnos cuenta. No creo que hayas pensado en una historia que carezca de ella. Ya forma parte de nuestra estructura genética que, al crear una historia, buscamos punto de enfrentamiento.

Entonces, ¿por qué insisto en ello? Porque, aunque al principio está ahí, al ponernos a escribir, lo olvidamos… A veces. Partimos de la base de que hay una situación conflictiva, ya sea una guerra o una pelea, pero olvidamos que esa guerra o pelea debe ser clave para el protagonista. No tiene por qué haberla motivado él, pero si es un tipo sin miedo a morir y sin un reto delante, ¿qué importancia tiene esa guerra para mí como espectador?

Así, este conflicto tiene que afectar mucho al protagonista. Y debe ponerle en jaque; no conseguir ser el mejor en el videojuego de marras es casi una muerte en vida. Por el motivo que sea; para ganarse una novia, para dejar atrás un pasado de derrotas, para demostrar a un amigo que él también es habilidoso.

¿Cómo medir si el conflicto es lo bastante fuerte?

¿Te gusta el fútbol? Yo soy culé y el sábado que viene da la casualidad que se juega el Madrid-Barça (te prometo que es cierto). Para mí, ese partido es CONFLICTO. Así, en mayúsculas. CON-FLIC-TO. La cara de idiota que se me quedará si perdemos, los comentarios de mis amigos merengues, el miedo al lunes en la oficina… Evitar todo eso hace valioso que mi equipo gane.

Si a tu protagonista le va la vida en lo que hace, entonces seguro que el conflicto cumple los mínimos. Pero si no es así, a tu protagonista se le ha de quedar la misma cara de tonto que se te queda cuando pierde tu equipo un partido importante.

Si no te gusta el fútbol… ¡No sé cómo explicártelo! No, es broma. Busca referencias personales graves en las que te juegas mucho; quizás en el trabajo, o retos deportivos. Pero recuerda que lo importante no es la felicidad sino la cara de tonto.

Si completar un maratón te hace feliz, pero no hacerlo no es traumático, ya no vale. Estamos en el mundo de la ficción, no en la vida real. ¡Por Dios, ni falta que hace!

En breve, publicaré el siguiente capítulo para que sigas el proceso de creación de tu propio guion.

Política

Dolorosa equidistancia

Desde que el soberanismo tomó relevancia pública en la famosa manifestación del 10J con el lema: “Som una  nació. Nosaltres decidim.”, las cosas han ido muy deprisa. El soberanismo ha crecido a la vez que el apoyo a la autodeterminación se ha mantenido estable en el 70-80%. Pero no podemos negar que una parte más o menos importante de los que están de acuerdo en que los catalanes tenemos derecho a la autodeterminación, y no son independentistas, no ve clara esta vía “unilateral”. Gente del mundo de la cultura de la órbita que siempre representó el PSC, parecían estupefactos y se han expresado poco. Ahora parecen estar saliendo todos de la cueva. Que Coixet o Serrat expresen en voz alta lo que piensan, es bueno.

¿No quieren la independencia? Me entristece, pero de eso se trata. Que lo expliquen. Que den sus razones. Que confronten sus ideas con los que defendemos el sí. No me molesta y no va a cambiar mi opinión sobre ellos. He visto muchas de las películas de Coixet y sigo escuchando los discos de Serrat. Y siempre he sabido lo que pensaban.

Lo que sí me duelen son las descalificaciones sin entrar en el fondo de la cuestión.  Dice Coixet que “es cuando [los independentistas] imponen sus aspiraciones, asumiendo que todos las compartimos, cuando empiezan los problemas”. Aclaremos una cosa; los independentistas no aspiramos a un referéndum. Queremos la indepedencia, como los unionistas seguir en el Reino de España. Junto con muchos no independentistas, defendemos un referéndum porque creemos que es la mejor manera de saber qué quiere la gente. En cambio, no hacer un referéndum sí impone una salida, que curiosamente coincide con la que ella prefiere: el no a la independencia.

Aún más grave es que diga que “[los no independentisas,] en el mejor de los casos, somos invisibles y se nos barre del ágora pública”. Ellos, los de la farándula, quizás se han expresado poco, pero sus tesis las han defendido muchos. En Catalunya se publican montones de diarios. Por ejemplo, El Mundo, ABC, La razón o El País, se publican desde Madrid. En ninguno de ellos publican de forma regular opinadores independentistas, salvo alguna excepción, como Joan B. Culla o Francesc Serés en El País. Además, los dos diarios catalanes más importantes en lectores están en contra; La Vanguardia y El Periódico. En ellos escriben, sobre todo, firmas que no desean la independencia. Carol, Pàmies, Costas, Foix, Jorba, Juliana, Puigverd, Montagut, Zarzalejos, Morán, Tapia, Évole, Fuentes, Sardà, Mejide, De España, Ollé, Palà, o Coll. Cuando abres cualquiera de estos dos diarios, es evidente la clara mayoría en contra.

¿Abrirlos? De hecho, muchas veces no hace falta. Las portadas de El Periódico y La Vanguardia son editorializantes y contrarias, ya no a la independencia, sino al referéndum. “Los comuns dan calabazas al 1-O“, “La purga de interior alarma a los Mossos“, “Los mossos, con la ley“, o cuando los dos diarios casi expulsaron de las portadas la filtración de la operación Catalunya. Hoy mismo, han utilizado la conmemoración de los 25 años de las olimpiadas para editorializar en contra ignorando, de pasada, que por primera vez, el presidente español comparece en la audiencia.

La crítica de “pensamiento único” acostumbra a referirse a TV3. Es chocante que, con un 10% de audiencia, sea la base de una supuesta idiotización de los catalanes. También que se acuse de sectario a su director y que, este, después fiche a una presentadora abiertamente contraria al proceso. Según ellos, en la televisión pública catalana, el no a la independencia no existe. ¿No? ¿Y qué dicen de esto tertulianos de TV3 como López Alegre, Mercader, Tomàs, Pardeiro, Boada, Sáenz-Diez, Moreno… ¿Y RAC1? ¡Oh! RAC1… Carol, Sardà, López Alegre, Galdón, López-Fonta, Bertomeu, Mármol…

¿Será entonces que silencian a la propia Isabel? Google también lo desmiente. En una búsqueda rápida, podemos ver que Coixet ha aparecido a menudo en los medios catalanes estos últimos años. En TV3, promocionó “Normal” (2016), fue entrevistada en Els matins también (2105), en el 33, Tria33 (2015)Bestiari Il·lustrat (2013), 33 recomana (2016), en Catalunya Ràdio, el los matins (2016)La Finestra (2015), o en RAC1 en 2016. Es una búsqueda nada exhaustiva, de un solo click.

En cambio, Coixet no se queja de los medios de Madrid. No se queja de que, en el diario donde ha escrito uno y dos artículos en contra de la independencia, apenas haya firmas que la defiendan. En los medios de Madrid, da igual si son televisiones, radios o diarios, públicos o privados. El desequilibrio es tan apabullante que cuesta entender la queja de Coixet.

Continua con algo peor. Asegura que no es una fascista. La pregunta es: ¿quién la ha llamado así? ¿Y desde qué tribuna? He buscado en google. En ninguna de las 10 primeras páginas hay ningún artículo calificándola así. No he seguido. Alguien más fino podría decirme que en realidad la idea de fascista se asocia a la de “unionista” y no a Coixet en concreto. También he buscado en google. Que reunan los dos conceptos y que sea un artículo que pueda ser considerado catalanista, sólo he encontrado lo siguiente: un artículo de La Vanguardia donde habla del ataque de fascistas el 11 de septiembre de 2013 en Madrid, un blog con un artículo de trinitro en el que apela a los fascistas pero, en ningún caso equipara unionismo a fascismo, y un artículo en un blog personal con apenas 600 visitas que, aunque no equipara fascismo con unionismo, sí acusa de complicidad al gobierno español con el fascismo. Un artículo entre 100 y en un blog personal… Y, en todo caso, la comparación que hace no es muy distinta a la que hace la propia directora cuando afirma que “no ser indepedentista no es ser fascista, ni de Ciudadanos, ni del PP”, donde pone todo un poco en el mismo saco.

Aquí es donde twitter se convierte en el comodín estrella de quién quiere justificar que ha sido acosado e insultado. Da igual si estos insultos se producen después de que ellos hayan proferido insultos brutales o insinuaciones como las que Coixet dice padecer y, esta vez sí, con tribunas poderosas. Por eso, su artículo no es naif. Es injusto.

Los ataques de nazismo, totalitarismo, bolivarianismo, estalinismo, complicidad de ETA, son tan constantes, tan repetitivos, desde tantas tribunas, desde tantas firmas, desde tantos lugares, que me da una punzada en la tripa cuando gente a la que respeto, como Coixet, Serrat, o Évole lo ignoran o, con suerte, me ponen a la misma altura. Y no, estos ataques no vienen de perfiles de otros tuiteros hiperventilados, que los hay en todas las casas. No. Son directores de diario, son ministros, son empresarios, son personas con responsabilidades civiles

Si no es verdad que les silencien en los medios con línea editorial catalanista, ni tampoco sufren ataques de personas relevantes, ¿por qué, en vez de protegerme o, por lo menos, solidarizarse, me acusan de lo que hacen, no ellos, pero sí los que defienden lo que ellos quieren?

La respuesta es tan sencilla como trágica. No soportan la idea de no ser hegemónicos, de no controlar el relato. No soportan que los medios que sostienen su discurso no tengan ninguna capacidad de influir. Se les antoja increíble que mucha gente no compre sus tesis. Y el comodín del twitter es muy suculento…

Sí, twitter se ha agriado. Para todos. Y es una pena. El soberanismo no es tan generoso como lo era. Hay que estar ciego para no verlo. Está más crispado y no me gusta. Se acercan los momentos más duros y hay que volver a abrir los brazos.

Pero no es eso lo que dicen criticar. Se mantienen en una equidistancia que les otorga un plus de legitimidad. Se introducen con una crítica suave a los del “no” para luego arremeter con dureza a los del “sí”. Equiparan el insulto de un tuitero con el de un ministro. Sin tener en cuenta los resortes de poder de las partes, ni el contexto. Ignorando cómo hemos llegado aquí. El por qué. Las manifestaciones masivas y cívicas. Los discursos de sus líderes, con predisposición a la acogida, apartándose de lo étnico y con mirada europeísta.

Es una equidistancia que me duele. Porque es falsa. Porque no es equidistante.

guion y cine

Ciutat Morta

Ciutat morta

Ayer TVC emitió el documental que ha ido ganando popularidad a cada dificultad que se le ha puesto para acercarlo al gran público. Se ha convertido en un éxito de audiencia (un 19% en un canal con un 1,4% de media) y ha generado un enorme buzz en las redes sociales. Incluso, una concentración a posteriori frente a las sedes de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.

El documental retrata cómo, tras un desalojo policial de una fiesta okupa en el centro de Barcelona en 2005 donde un policía queda en estado vegetativo, 4 inocentes fueron torturados y acabaron en la cárcel. La tesis del documental es que hay todo un entramado corrupto que prefiere tener a antisistemas en la cárcel antes que reconocer un error. Y todo ello con el telón de fondo de la Barcelona “parque de atracciones” para turistas. Es como si detrás de las postales, la luz y el cosmopolitismo se escondiera una ciudad gris y corrupta.

El documental es sencillo en sus formas. Algo oscuro y tétrico. Sólo se concede luz cuando se trata de retratar esa ciudad para turistas, lo que la convierte en algo falso, artificial. Me recordo un poco al arranque de Blue Velvet de David Lynch, como si estos primeros minutos fueran una metáfora de las más de 2 horas de Ciutat Morta.

Siento que al documental le faltan voces del lado del “poder”. Falta el derecho a réplica. Pero eso no hace flaquear al documental. Su contenido es tan fuerte e incontestable, y está explicado tan en primera persona, que es imposible no conmoverse.

Algunas reflexiones:

1º/ Creo que la tesis no es acertada. Más que ver un sistema corrupto, lo que yo vi es un sistema incapaz de asumir el error. Frente a este, lo tapa amplificándolo y haciendo sus heridas aún más sangrantes.

2º/ Los más interesados en defender el contenido del documental es la gente que cree sinceramente en los cuerpos de seguridad. Son (somos) precisamente estos los que hemos de ser más exigentes. Mirar para otro lado sería terrible. Por eso, creo que el sistema ha de articular respuesta para este tipo de situaciones.

3º/ El documental profundiza poco en la persona que deja en estado vegetal al policía. Critica los silencios de la administración frente a los abusos policiales pero casi nada los de las más de 1000 personas que estaban en la fiesta okupa y que algunos de ellos seguro que vieron a quién lanzó el tiesto. Es evidente que el silencio de la administración es mucho más grave. Pero el mecanismo humano que lleva al silencio es el mismo; la autoprotección. Si como ciudadanos no somos exigentes con nosotros, difícilmente conseguiremos que las administraciones sean mejores que nosotros. Al fin y al cabo, esas personas también han permitido que 4 inocentes pasaran muchos años en la cárcel, que uno de ellos se suicidara y que un homicida esté en su casa.

4º/ Ha costado que TVC emitiera el documental a base de mucha presión cuidadana. Triste que haga falta eso. Pero no podemos perder de vista que, al final, no tenían ninguna obligación y lo han hecho. Preguntémonos si eso hubiera pasado en la otra televisión pública.

Si alguien no lo ha visto, puede verlo aquí;