Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

La premisa, el corazón del relato

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en google, recuerda que esto forma parte de un libro que he colgado en mi blog y que empieza aquí)

Dos historias

Después del viaje de metro, no sabes por qué, tu cabeza es un hervidero de ideas. Parecen fluir sin demasiado orden ni concierto. Y llegas a casa. Es el momento de dar algo de sentido a todo eso que te pasa por la cabe- za. Pero, ¿cómo?

Imagina que tienes dos amigos, cada uno con una idea. Tanto el uno como el otro, están convencidos de que te encantará escribir la suya. Después de invitarles a las preceptivas cervezas, empiezan a contarte.

AMIGO 1
Mi idea es genial, te encantará. Ya verás… Resulta que… Bueno, es la historia de un tío que coge el coche, un rifle y… Bueno, lo tiene en casa. El rifle, quiero decir. Tiene así como un cuarto donde las guarda… Porque tiene como una co- lección. El caso es que el tío, con su coche se va a un piso como muy viejo y se encuentra a una pareja en la cama. ¡Bang! Les pega un tiro. Y… Ya verás, es brutal. Bueno, es que ella era su mujer. Total, que cuando sale de la casa, el mundo ha cambiado porque, aunque él no lo sabía, estaba casado con una diosa del submundo. Así que, al matarla, arma un follón considerable. Y empiezan a salir todos los bichos y él va ahí ¡bang! ¡bang! Pegando tiros a todo bicho viviente. Y, claro, acaba yendo a buscar su colección de rifles y… La gente va a flipar. ¿Qué? ¿Qué me dices?

AMIGO 2
Un excombatiente de Iraq traumatizado decide apartarse de su gente para no hacerles daño, hasta que descubre que su marcha les genera más dolor aún.

¿Con qué historia te quedas? Quizás la primera idea, bien ejecutada, funcionaría muy bien. Al fin y al cabo, las historias de zombies tienen su público, y le es muy fiel. El problema no es ese, sino que tu primer amigo parece no tener claro qué quiere contar. En cambio el segundo tiene claro dónde va.

¿Te atreves a seguir? Descubre cómo se construye el esqueleto de una ficción.