Viaje a Grecia (IV): Momenvasía y Mistras

Cuando nos levantamos el día 21 por la mañana ya habíamos visto las cosas más importantes que nos habían llevado a Grecia: el partenón y el ágora o Micenas. Pero ese día nos guardaba una agradable sorpresa.

Preparando el viaje nos apeteció acercarnos a Mistras, donde hay un poblado bizantino que parecía tener encanto. Allí cogimos el hotel y luego, afinando un poco más el planing, investigamos qué cosas podíamos visitar más o menos cerca. Entonces descubrimos que a unos 100 kilómetros había una población costera que apuntaba muchas maneras.

Como Mistras no dejaba de ser ver ruínas y llevabábamos ya unos cuantos viendo cosas pensamos que sería más inteligente dejar las maletas en el hotel y, en vez de visitar Mistras, marcharnos a lo que prometía ser mucho más descansado. Pero estábamos equivocados.

Llegar a Momenvasía fue algo cansado. Las horas de coche, el calor, y el ritmo que habíamos llevado empezaba a hacer mella. Y en el coche transpirábamos, a parte de sudor, ganas de llegar. Pero cuando llegamos se nos escapó un gesto de sorpresa. Era una de las cosas más bonitas que había visto en mi vida…

Aunque tenéis la foto, os lo cuento o reviento. Imaginaos un pueblo de mar. Ya de por si, los pueblos costeros mediterráneos que se han respetado a si mismos tienen un encanto. Pero Momenvasía es diferente. En un punto de la costa hay un estrecho istmo, o sea, un pequeño hilo de tierra que une una península a la tierra. No creo que tuviera más de 20 metros de ancho (y creo que exagero). Y la península es como coger el peñón de Gibraltar y separarlo de la costa. Increíble.

Comimos a los pies de la montaña peninsular rodeados de gente que hablaba en griego (creo que ya os he hecho saber que eso me encanta). Y, al acabar, subimos una carretera que llevaba hasta una fortificación. Sí, otra vez. Allí han reconstruído un poblado que existía en la edad media. No tengo ninguna duda que se hizo con vocación de atraer turismo. Eso suele ser sinómino de engendro. Pero os prometo que no es el caso. En mi opinión, no sé si han conseguido mantener el espíritu de la ciudad medieval porque nunca viví en aquella época, pero sí que lo parece.

En una de las paredes de la montaña subía uno de esos caminos de película, que zigzaguean hasta llegar arriba, donde encuentras la ciudadela militar. Desde arriba la vista era espectacular. Algunos de los cortes daban mucha impresión. Además, corría un aire que daba la impresión que podía tirarte abajo. Casi te acercabas gateando. Si algún día hago una película ambientada en la edad media…

Esa noche cenamos en Mistras, a los pies de la antigua ciudad. Son 4 calles y todos turistas pero sin masificaciones. Un simple compás de espera para, al día siguiente, atacar la subida a Mistras, que también está encaramada en una montaña.

Al día siguiente nos levantamos temprano. Hacía tanto calor como siempre y, como Mistras es grande, prometía ser tan duro como bonito. La visita, de unas 4 horas, mereció mucho la pena porque te daba una idea de cómo se distruía un poblado en aquella época.

Para empezar, sorprendía la cantidad de templos bizantinos que tenían. Llama la atención que, disponiendo de tan poco espacio, «malgastaran» tanto en la fe, lo que demuestra lo importante que era para ellos. Además estaban los monasterios (creo que 5) que estaban en los límites de la ciudad tocando a las murallas. Imagino que los otomanos debían estar encantados con esto: los más fáciles de matar eran los siervos de la fe.

En la parte superior, como siempre, estaba la ciudadela. Los militares eran listos: siempre cogían los puntos con mejores vistas de la ciudad y, además, los más seguros. Con la excusa de que era el mejor lugar para tomar decisiones de estrategia militar, se quedaban con el mejor terreno. A ver si aprendo…

Por la tarde nos dimos cuenta de algo: habíamos acabado la parte del viaje histórico. Para celebrarlo (o para lamentarnos, aún no lo sé) fuímos a cenar a Esparta. Fue una bonita metáfora: es una ciudad de una enorme trascendencia histórica como todo lo que habíamos visto pero en el que no quedaba ningún resto, como todo aquello que nos quedaba por disfrutar.

Por supuesto, también allí había un Goody’s y, después de tomar un café frapé, cenamos allí creo que pasta. Estábamos a algo menos de 300 kilómetros de Atenas y a las 10 debíamos estar en el aeropuerto para tomar un avión, así que debíamos levantarnos muy temprano. Eso hizo que nos fuéramos a dormir muy temprano. Sólo quedaban unas horas para visitar una isla preciosa: Santorini.

Viaje a Grecia (III): Corinto y Micenas

El día 19 de Agosto nos levantamos y, después de desayunar con vistas a los techos de los edificios atenienses (el hotel tenía el restaurante en el ático) y recordando las visitas al acrópolis y alrededores. Este día iba a ser diferente. Tomaríamos el coche y nos iríamos al Peloponeso, que es la península más occidental del pais.

Recogimos el coche después de haber observado que la gasolina allí está bastante más cara que aquí y que los precios oscilan muchísimo. Teníamos que cruzar un istmo, es decir, una estrechez de tierra que une una península al continente. En este caso es especialmente estrecha si la comparamos con la que tenemos aquí en España. De hecho, son unos 6 kilómetros de ancho. Es curioso ver mar a dos lados de costa sólo separados por 3 minutos de coche.

La primera parada sería en Corinto. Sus ruínas tienen varios encantos. Se trata de una de las ciudades estado más importantes de la época gloriosa de la antigua Grecia. Era filoespartana, así que estaba bajo su influencia. Y, además, fue allí donde, según la mitología, reinó Sísifo. Sísifo fundó la ciudad y, gracias a su inteligencia, la convirtió en una ciudad próspera. Hasta aquí muy bien pero… era mala persona. Capaz de robar a los viajantes e, incluso, matarlos por su lucro personal.

Tan osado era que, cuando llegó la hora de su muerte le pidió a su mujer que no hiciera ofrendas. Pretendía así engañar a Hermes, el dios del inframundo, para que le dejara salir y convencer a su mujer. Claro que, cuando salió ya no quería volver. Al final no tuvo más remedio que aceptarlo. Y, para colmo, se vio obligado a cumplir una pena terrible. El pobre Sísifo está ahora en el inframundo subiendo una enorme piedra a la cima de una montaña y, cuando está a punto de llegar, se le cae rodando de nuevo hasta abajo y, obligándole a volver a intentarlo.

El hecho de que San Pablo montara allí un grupo de cristianos y les cuidara con sus epístolas debía de tener un valor simbólico muy fuerte porque, en aquella época (sobre el 50 d.C.)  Corinto tenía fama de ciudad… alegre. Es más, en el templo de Afrodita habían más de mil de prostitutas sagradas para conectarse con su trascendencia. Vamos, lo que hoy vulgarmente llamamos orgías…

Lo que allí queda son los restos del ágora, una parte de la vía de Lequeo,  que iba desde el ágora hasta el puerto y, sobre todo, los restos de un templo dedicado a Apolo. Tenía una preciosa fotogenia. Cuando la mirabas por un lado, de fondo podías ver el mar. Por el otro, una montaña coronada por una increíble fortificación otomana, que se plantó allí en la edad media.

Una vez recorrimos la vía de Lequeo y comimos en un restaurante donde la camarera era encantadora (siento no poder deciros el nombre), tomamos de nuevo el coche. Y si Corinto tenía encanto, lo que íbamos a ver aún era más espectacular porque se trata de la ciudad más poderosa del segundo milenio antes de Cristo de la región helénica: Micenas.

Lo que queda es la Acrópolis, la parte más alta de la ciudad, que tenía unas murallas ciclópeas. Tan gruesas que, años después, los griegos pensaron que sólo podían haberlas construído los cíclopes, que eran unos gigantes con un solo ojo. Al entrar hay una puerta guardada por un par de leones.

En la parte superior, mientras nos derritíamos a 40 grados, los muros apenas levantaban medio metro del suelo. Paseamos por el lugar donde vivían los soldados y también por donde enterraban y vivíoan los reyes. Buena parte de la fortificación fue destruída por un incendio. Muchos de los carteles explicativos que había al lado de las ruínas acababan con la misma frase: «esta parte del Acrópolis fue destruída en un gran incendio». Incluso una familia de ingleses encontraban divertido que las explicaciones siempre acabaran igual.

A los pies de la acrópolis había una tumba que tenía algo de las grandes tumbas egipcias. Por supuesto en un tamaño mucho menor y siendo mucho menos espectacular. Pero tenía algo de su magia y de su buscada grandiosidad. Su entrada era angosta y su interior era una enorme cúpula enterrada bajo tierra.

Cuando salimos de allí éramos un cocktel de emoción, deshidratación y piel roja como un pimiento. No era demasiado tarde y podríamos haber hecho alguna parada más. Pero estábamos cansados y preferimos ir al hotel, que estaba en Trípoli, una de las ciudades más importantes de la zona sin ningún interés histórico.

La mayoría os dirán que no tiene interés turístico. Yo… discrepo. Ir a visitar un país como Grecia tiene un interés enorme. La cantidad de ruinas es abrumadora. Pero eso te aparta de los griegos de verdad. Trípoli para nosotros fue justo eso, el contacto con la gente normal. Los pantalones cortos y las gorras orteras desaparecieron y nos vimos rodeados por gente que no sabía inglés. Comprar una botella de agua te obligaba a utilizar el Cromañón, auténtico esperanto. Un buen sonido gutural con un dedo señalando lo que quieres es suficiente para ir a cualquier parte del mundo.

El hotel, además, era fantástico. De hecho, se lo cobraron. Teníamos una preciosa terraza que aprovechamos después de dar un paseo por la ciudad. Fue, sin duda un buen colofón para uno de los mejores días que pasamos en Grecia y la mejor forma de cargar pilas para cubrir los más de 250 kilómetros que hicimos el día siguiente.

Viaje a Grecia (II): Atenas

A parte de la Acrópolis, Atenas tiene muchas más cosas en forma de ruinas. Cuando bajamos de la piedra sagrada pasamos por una roca, que resbalaba una barbaridad que llamaba mucho la atención. Por lo visto se llama Areópago y es el lugar en el que, según la tradición griega, se realizó el primer juicio de sangre de la historia después de que Ares, dios de la guerra, asesinara a uno de los hijos de Poseidón.

Subimos a pesar de que resbalaba muchísimo allí donde en el s. V a.C. se enjuiciaba a los criminales. Desde alli tuvimos la oportunidad de ver una bonita estampa de algo que visitaríamos a continuación: el ágora griego.

Una de las cosas interesantes de viajar a un sitio así es que acabé refrescando casi sin quererlo, muchas palabras que sólo había pronunciado para decir que no recordaba exactamente qué eran: órdenes jónico, dórico y corintio, friso, establamento, metopa o triglifos son sólo algunos ejemplos.

Los ágoras que visitamos, que fueron unos cuantos, te debajan muy clara la estructura típica de este tipo de centros urbanos. En esencia, eran centros con edificios públicos rodeados por estoas, que son porches cubiertos con montones de columnas y que hacían de entrada. Es el edificio que hay a la derecha de la foto perfectamente reconstruído. Por lo visto se llenaban de tiendas y también de filósofos educando a sus pupilos.

Y al salir de ahí nos dirigimos al barrio de los alfareros. Más allá de las ruinas y el museo que también puede visitarse allí, hay una historia mítica muy bonita. Según la mitología griega, Deméter era la diosa de la agricultura, de la vida y de la fertilidad. Y su hija Perséfone fue secuestrada por Hades, el dios del inframundo. Deméter empezó a buscar a su hija y descuidó sus funciones con lo que llegó el invierno.

Deméter acabó encontrando a su hija y pudo sacarla de allí, por lo que llegó la primavera y, de nuevo, la vida. El problema es que Perséfone había comido frutos de una granada del inframundo y nadie que hubiera probado comida de muertos podía volver al mundo de los vivos. Pero llegaron al acuerdo que Perséfone pasaría un tercio del año en el inframundo. Y así llegaron las estaciones.

En una población muy próxima, Eleusis, había un santuario dedicado a Demetra y su hija Perséfone. Y durante 2000 años se hicieron peregrinaciones que salían de este barrio en lo que se conocía como misterios de Eulesis. ¿Sabéis cuándo se perdieron? Pues cuando el emperador Constantino I, no sólo legalizó el cristianismo sino que hizo todo lo posible por acabar con el paganismo. Y los misterios fueron reprimidos.

Cuando los romanos llegaron a la ciudad también montaron su centro de reunión público: el foro romano. Es algo más pequeño que el ágora romano (o a mi me lo pareció) pero su pequña joya es la torre de los vientos. Es una torre octogonal en la que cada una de sus caras hay un relieve relacionado con la deidad del viento correspondiente. Y, por lo visto, dentro había una clepsidra. Sé que suena fatal pero tranquilo, no te estoy insultando. Es un reloj de agua.

Antes de subirnos al monte Filopapos visitamos dos cosas más. La primera es un templo ortodoxo muy chiquitín que tiene un encanto enorme: la Panagia Gorgoepikoos. Está justo al lado de la actual catedral y en la época que se construyó (s. XII)  tenía espacio suficiente. Da una idea de cómo esta ciudad decayó con el tiempo…

Y acabamos visitando el templo de Zeus Olímpico. Se trata del templo más grande jamás construído hasta la época de los romanos. Tardó muchos años en construírse porque tuvo pausas enormes. Creo que fue Aristóteles que lo puso como ejemplo de desmesura, algo que a los dioses no les gustaba demasiado. Pero muchos años después, el emperador romano Adriano se decidió acabarlo bajo la premisa de su increíble tamaño.

Cuando bajamos de Filopapos intentamos encontrar algún sitio para cenar que no fuera para guiris. He de decir que lo conseguimos a medias. Encontramos una cadena de hamburgueserías que se llamaba Goody’s. Sé que no suena muy griego. No era nuestra intención pero es que a lado y lado sólo veíamos cafeterías y el hambre apretaba.

Pero eso sí, ni un solo guiri a la vista. Y, además, resultó ser el fast food líder del país creado por un griego. Por cierto, su carta es mucho mejor que cualquiera de las que podemos probar por aquí. Goody’s nos acompañaría algunos días más porque no sólo se podían pedir hamburguesas (también tenían ensaladas y diversos tipos de pasta) y estaba por todas partes.

Cuando llegamos al hotel caímos rendidos ya con la cabeza puesta en el al día siguiente el calor seguiría apretando y que, además, debíamos recorrer unos 200 kilómetros. Íbamos a conocer la cuna de la cultura helénica: Micenas, la capital de un poderoso imperio del s. XV a.C..

Viaje a Grecia (I): Acrópolis

Este verano, con mi pareja, nos hemos ido de viaje a Grecia. La idea era hacer un mix de vacaciones cañeras y de vacaciones tranquilas. Así que, a priori, Grecia era un destino más que adecuado porque es una suma de ruinas cargadas de historia y de islas donde hay poco más que hacer que disfrutar de vistas y de playas.

Así que el día 17 de Agosto, tomamos el avión muy temprano y, después de una escala en Praga, aterrizamos en Atenas. El recibimiento fue un golpe de aire caliente en la cara. No os podéis imaginar el calor que hemos llegado a pasar. En Atenas las máximas rondaban los 40 grados. Eso cuando estás en casa es duro, pero cuando estás visitando ruínas en las que no hay una sombra, inhumano.

Pero superada esa fase de sufrir el calor, pones los pies en el suelo. La primera impresión que te llevas de Atenas es que se trata de una ciudad sucia, con mugre por todas partes. Los edificios no tienen ningún interés y no parece que los atenienses traten la ciudad como se merece.

Tras la primera pequeña decepción, dejamos las cosas en el hotel y fuímos a pasear a dos de los barrios más típicos de Atenas: Plaka y Monastiraki. Están señaladas como zonas turísticas y no se equivocan. Son dos barrios de calles estrechas con alguna pequeña iglesia por en medio, restaurantes para guiris y camisetas por paredes. La conclusión es tan dolorosa como evidente: no me gusta nada.

Teníamos sólo un día y medio en Atenas, así que el día entero era para ver los típicos lugares. Así que, al día siguiente, nos levantamos temprano y a las 8 y poco entrábamos en la Acrópolis. Todo la desilusión que te llevas al ver la ciudad, se compensa cuando entras en el recinto a pesar de que deberíamos haber ido más tarde para no coincidir con los cruceros (que también lo visitan a primera hora). A parte de un par de teatros y una estoa a sus pies, la Acrópolis tiene 3 cosas casi de visita obligatoria.

Eso sí, antes de verlas tienes que subir las escaleras que dan acceso a la superficie de la acrópolis, los propileos. Aunque había demasiada gente, eran una pasada. Con la emoción contenida de que saber que todo aquello se había construído nada menos que 3500 años y que, en pocos segundos, tendría ante mi el Partenón. Tan contenida que, en la foto, lo disimulo muy bien. Yo creo que era calor.  Y eso que no eran más de las 9…

La más importante de estas tres cosas a ver, por supuesto, es el Partenón. Antes de salir leí bastante sobre lo que íbamos a visitar, pero el Partenón es tan conocido que no voy a contaros gran cosa. Intento imaginarme a la gente de aquella época cuando se plantaban delante de aquellas increíbles columnas, con sus proporciones perfectas.

Dentro estaba dividida en dos naos. En una de ellas había una estátua de Atenea, la diosa de sabiduría, altísima. Debía ser muy impactante allí dentro. La segunda estancia, por lo visto, sólo podía ser visitada por sacerdotisas. Sí, imagino que esta estampa no es muy científica, pero no puedo evitar imaginármelas consumiendo drogas, semidesnudas y conectándose con su trascendencia en una especie de orgía. ¿Os imagináis alguien mejor que Tinto Brass para reflejar una escena así? ¡Yo lo fichaba!

Pero también hay dos templos a su alrededor que tienen un encanto especial porque están relacionadas con la propia historia mítica de la ciudad. Nada más entrar, a la derecha queda el templo de Atenea Nike. No tengo fotos porque era una montaña de andamios. Pero fue allí donde el rey de la región Ática, Egeo, esperaba a que su hijo Teseo volviera vencedor de su enfrentamiento con el minotauro. Estaba tan nervioso que le pidió al hijo que, si vencía, cambiara las velas negras del barco por unas blancas. Pero el hijo, aunque volvía vencedor, estaba despechado por Ariadna y olvidó cambiarlas. Dicen que Egeo esperaba sobre el templo para ver llegar el barco cuanto antes. Y cuando vio las velas negras, se suicidó tirándose al mar al que luego dio nombre.

El otro templo es el Erecteion, que tiene las cariátides, estás preciosas columnas con forma de mujer. Fue allí donde Poseidon y Atenea se disputaron covertirse en el protector de la ciudad. He leído varias versiones sobre cómo se produjo, pero más o menos, todos vienen a coincidir en que cada uno de los dioses tuvo que entregar algo a la ciudad. Poseidón clavó su tridente justo al lado de este templo (algunos afirman ver el golpe del tridente en una piedra), y brotó una fuente. Pero era de agua salada. Atenea, en cambio, hizo crecer el primer olivo, dando alimento a sus ciudadanos. Una de las versiones dice que fueron los dioses quienes tomaron la decisión. Otra que los ciudadanos optaron por Atenea. La última, es que los hombres votaron Poseidón y las mujeres a Atenea. Ganaron ellas. Pero para no enfurecer a Poseidón más de la cuenta, le quitaron el voto a las mujeres. Bonita manera de justificar su no derecho a voto, ¿no os parece?

Aunque durante el día visitamos algunas cosas más, que contaré en los próximos posts, el día de visitas lo acabamos en el monte Filopapos, que está muy cerquita de la Acrópolis. Desde allí hay una vista envidiable del monte sagrado. Fue un bonito colofón al paseo por la ciudad griega.

(Esta es la vista desde Filopapos. A la izquierda están los propileos, la montaña de andamios esconde Atenea Nike. A la derecha el Partenón y, entre los propileos y el Partenón, el Erectión con las cariátides)

Club Bilderberg, Daniel Estulin y los conspiranoicos

El fin de semana pasado se reunió en Sitges el Club Bilderberg, el ya famoso grupo de poderosos que cada año buscan un país en el que hacer una reunión. Hay mucha literatura acerca del club y de la famosa trilateral y, basicamente, lo que nos dicen sus autores es que Bilderberg lo que pretende es crear una supraestructura mundial capaz de controlar los gobiernos y a las personas.

Toda esta literatura conspiranoica está liderada por Daniel Estulin que, cual Salman Rusdhie, va cambiando de casa cada poquísimo tiempo para evitar que los socios del club lo maten.

A mi todo esto me parece un chiste. Pero un chiste de los malos. Tengamos en cuenta que Estulin asegura que deciden cosas como guerras, precio del petróleo, presidentes de gobierno… Si tan poderoso fuera este grupo y tanto quisiera evitar que se supiera qué se habla en sus reuniones, no entiendo cómo ha conseguido editar, al menos, dos libros best sellers.

La técnica de los conspiranoicos es muy sencilla; dicen una serie obviedades sobre cosas que van a pasar mezcladas con otras cosas más improbables. Las obvias garantizan un cierto índice de acierto. Y lo que no, pues sencillamente lo justifican con alguna explicación absurda. Y digo absurda porque, si entre los planes de Bilderberg estaba (como Estulin dijo) que Esperanza Aguirre sería ahora la presidenta de España, no se entiende que no lo consiguieran si tanto poder tienen.

Así que, como el lunes salió en RAC1, tomé nota de las cosas que vaticinó. Y, de aquí un tiempo, rendimos cuentas…

1. Bilderberg, según Estulin, ha perdido el control de la economía por culpa de la crisis (yo recuerdo haberle oído decir que la habían provocado ellos, pero ahora no estoy seguro…). Así que su gran objetivo es salvar al euro. Para ello, están dispuestos a dejar fuera a Grecia, España y Portugal. El debate, según él, es cómo justificar la salida del euro de estos países sin destruir a la moneda en ese proceso.

2. También dijo que de las cuatro monedas importantes del mundo (euro, dollar, yen y libra) habría que devaluar 3 y salvar una y que estaban analizando cuál lo necesitaba más. Me pregunto si los socios del club americanos, europeos e ingleses pueden tener intereses comunes en algo así (teniendo en cuenta que eso encarece el producto de unos respecto a los otros)…

3. También apuntó que para Bilderberg las grandes amenazas hoy por hoy de la economía europea son Rusia e Irán. Y que todo lo de Afganistan no era más que una estrategia para montar bases americanas secretas (las más grandes del mundo) para tener un punto de apoyo. Según él, no tanto para atacar Iran (que también) sino para tener a Rusia a raya.

4. Aseguró que la famosa caída de Wall Street de un 10% en 10 minutos demuestra que Bilderberg ha perdido el control y que tiene que ver con la decisión (errónea) de derogar el acta Glass-Steagall. Básicamente es una normativa que surgió tras el crack del 29 y que regulaba las inversiones que podían hacer los bancos comerciales. Por supuesto, él asegura que esa decisión la tomó el club.

Los datos más divertidos para nosotros son los siguientes;

5. La más arriesgada; No invitaron a nadie del PP, lo que «demuestra» que no piensan apoyarles en las próximas elecciones. Y de lo que él deduce que las elecciones no las van a ganar. Él cree (y recalca que es su opinión), apoyarán a un socialista, Bernardino Leon (Secretario General de la Oficina de Gobierno), que estaba invitado a la reunión.

6.  Esta es la más divertida; No han invitado a nadie independentista catalanista, por lo que este año no habrá ruídos nacionalistas fuertes. Curioso puente…

Están son las que anoté yo. Os dejo con el link del podcast por si queréis oirlo en catalán.

Estrenada mi primera obra de teatro

En el último post hablaba de que este fin de semana estrenábamos una obra de teatro con un grupo amateur que se llama el Xiscle. Y me apetecía compartir la experiencia.

Aunque no de la misma forma, me ha recordado a los rodajes de los cortos rebajando mucho la intensidad. Un corto supone muchas más horas y casi diría más tensión emocional en juego. Pero el caso es que ha condicionado totalmente mis últimos 3 días.

Ahora lo puedo contar; el jueves hicimos un primer ensayo que, para mi, tenía mucho de ensayo general. Como tardé mucho en tener el texto de toda la obra, empezaron a estudiarlo también muy tarde. Eso provocó que en los últimos ensayos había mucho miedo a que el texto no saliera. Y el miedo nos bloqueó. Fue un poco desastre.

Así el viernes empezó la convivencia intensiva. Llegué a Sant Iscle sobre las 6. Era el día de hacer el ensayo general de verdad. Lo que me habían comentado es que otros años en el ensayo general las cosas salían regularonas, aunque luego en las representaciones con público iban bien.

Supongo que si era normalidad no pasaba nada si tampoco salía un ensayo general perfecto. Pero este año, tal y como habíamos llegado al final, era muy importante que las cosas salieran bien si no queríamos padecer más de la cuenta en las representaciones con público.

Las cosas salieron más o menos bien. Todavía había que mejorar mucho, pero salió mucho mejor que el jueves. Al menos estábamos más enchufados. Me marché contento porque creí que era un buen punto de apoyo de cara a las representaciones delante de gente.

Y llegó el sábado. Gracias a que nos echaron un cable con el sonido y las luces, pude quedarme en la parte de detrás del escenario con ellos. Era lo que me apetecía y lo que creo que necesitaba el grupo.

No os imagináis la tensión que se pasa allí detrás. Los actores iban saliendo en tandas. Así que cada 4 o 5 minutos tenía la duda de si saldrían lo suficientemente tranquilos. Cada réplica era un posible obstáculo en el que tropezar. Y, desde allí, no podías hacer nada…

Por otro lado, cuando escribía el texto, había ciertos puntos en los que esperaba que a la gente le hicieran gracia. Cuando llegaba el momento de uno de esos chistes también surgían preguntas; ¿tendrán gracia? Y, cuando llegaron las primeras la gente no reaccionó. Y entonces llegaban las inseguridades; ¿Les habré dado un texto de mierda sin ningún tipo de sentido del humor?

Y eso sí, cada vez que entraba o salía alguien, dándole ánimos a pesar de que yo era un flan. Y era lo único que podía hacer. Era demasiado tarde para cambiar el texto y demasiado tarde para que les echara un cable desde allí detrás.

Poco a poco, la gente empezó a reir. No voy a engañaros. Estaba tan tenso que tampoco es que me tranquilizara demasiado.

Obviamente si salió bien o no es algo que ha de valorar la gente que vino a vernos. Mi impresión personal es que salió bastante bien. Desde luego cometimos errores, pero la gente se reía que, al final, es de lo que se trataba. Y en algún momento llegaron a aplaudir.

Después de la tensión del sábado, el domingo yo creo que había sensación de que la cosa «ya estaba hecha» (no todos están de acuerdo conmigo). Así que me tocó (o yo sentí que debía) subir un poco la tensión. Y eso hice antes de que llegara todo el mundo al teatro.

El domingo salió mejor (mucho mejor diría yo) que el sábado. Rebajar la tensión nos ayudó mucho. Eso sí, esta vez no pude estar con ellos. Me tocó estar con las luces y el sonido. Y también estuve más tranquilo, aunque fue menos divertido.

Ayer, cuando me marché me fui con algo de bajón y un poco con el síndrome de Estocolmo. ¡Qué le vamos a hacer! Me suele pasar esto cuando vivo cosas así que son intensivas que requieren de mi una implicación emocional.

De todas formas, eso tiene solución; dentro de un par de semanas tenemos una reunión y, lo más importante, en algunas semanas más, la cena.

Mientras tanto, me he llevado conmigo una experiencia en la que he aprendido mucho. ¡Ah! Y lo más importante; a unas cuantas personas. Con ellos me lo he pasado en grande. De hecho, ya estoy deseando empezar la siguiente en Septiembre/Octubre. Y es más, ya estoy dándole vueltas a una idea…

Teatro: «Tot queda en família»

Hace unos meses (un montón ya) os anuncié que iba a dirigir a un grupo de teatro amateur en Sant Iscle de Vallalta. Y, después de unos pocos meses, llega el momento de la verdad.

Estrenamos este fin de semana. Bien, de hecho, estrenamos y finalizamos porque sólo haremos dos representaciones. La obra se llama «Tot queda en família» (Todo queda en familia) y explica la historia de un tipo con mucho dinero que están a punto de meterlo en la cárcel por estafa. No sé por qué, el tema suena a actual, ¿no?

La cosa es que los retos para mí eran dos;

El primero es que tenía que escribir a contrarreloj una obra de 1 hora y media. Nunca había escrito algo tan largo y mucho menos en clave de humor. Además, descubrí que una cosa que yo consideraba una ventaja se envenenó. Y mucho.

Supuse, equivocadamente, que tener 10 personajes me facilitaría mucho la escritura. Pensé que me sería muy fácil encontrar conflictos y desarrollarlos. Y así fue. Con un pero. Cuando escribes un texto tienes intención de que la historia avance, que no se quede clavada. Pero cuando diriges a un grupo que lo hace por puro placer, has de evitar los «secundarios». El secundario es una herramienta fantástica, pero no es lo que ellos vienen a hacer.

Partiendo de la base de que es imposible no dar a algún personaje algo más de protagonismo, he intentado que todos tuvieran alguna relevancia. Y eso lastra el avance del texto. Una encrucijada que me hizo padecer mucho al escribir. Al final encontré soluciones dentro de la dificultad.

Eso provocó que el texto empezara a buen ritmo pero luego se retrasara porque me atascaba en problemas de estructura (que además eran difíciles de subsanar porque no había tiempo de rehacer lo que ya estaban aprendiendo).

El segundo reto consistía en enfrentarme a dirigir para teatro y no para video/cine. Las coreografías  no se parecen en nada. Y empiezo a notar ahora que sé por dónde aprovechar el espacio escénico que tengo. Ha sido un tema que me ha torturado bastante todo este tiempo.

Así que he podido aprender mucho por el camino. Y eso hubiera sido suficiente, pero no lo mejor. Lo mejor es que el grupo es genial. Me lo he pasado bomba con ellos. Sí, algunas veces no me escuchaban mientras hacían bromas que (encima) yo me perdía porque estaba lejos. Más allá de la broma, nada que no esperaba que sucediera.

En seguida pude sentirme cómodo y eso es muy importante. He visto como iban proponiendo mejoras al guion y cómo lo corregían cambiando, por ejemplo, inflexiones y descubriendo tonos escondidos en el texto y que yo no había percibido.

En todo caso, este viernes hacemos el ensayo general, y sábado y domingo toca reprensentarla. Pero mientras, la gente a trabajado un montón incluso gente que no está dentro del Xiscle; preparando carteles, libretos, atrezzo… Y el escenario en el que trabajaron mucho este fin de semana y mirad cómo ha quedado. Impresionante.

A ver si hay suerte y la gente sale contenta…

Candidatos a las elecciones del Barça

(montaje de mercafutbol)

Gracias a que estoy gestionando los contenidos de vídeo de Ociomedia, que mayoritariamente es de Carlos Blanco, he tenido la oportunidad de grabar las entrevistas que Elena, la responsable de deportes de la casa, ha hecho a todos los precandidatos del Fútbol Club Barcelona para Mercafutbol. Ha sido divertido tener la opción de conocerlos a todos de primera mano, aunque sólo haya sido unos minutos.

Es curioso cómo cambia la gente vista en pantalla a vista en directo. En la televisión estamos acostumbrados a ver gente que sabe expresarse muy bien. Eso hace que, dentro del marco de la televisión lo veamos como «normal». Pero una vez rompes esa barrera y te pones cara a cara con las mismas personas descubres que, la mayoría, son grandes comunicadores. Es más fácil descubrir las virtudes y los defectos como oradores. Digamos que la televisión tamiza a los que en ella aparecen.

Sandro Rosell me parece, sobre todo, un seductor. Un tipo que sabe jugar en las distancias cortas y que se explica bien. Tiene claro de qué puede hablar y de qué no. Quizás puede llegar a ser «previsible» en las respuestas demasiado «tactistas». Cuando dice que hablará con Txiki cuando entre, que habrá que valorar a Laporta con el tiempo… Todo eso suena muy a «político convencional» y le resta frescura.

A Jaume Ferrer le vi un tipo muy tranquilo, con una flema considerable. Y es tímido, le costaba mantener la mirada a cámara. Los que no lo hayáis hecho, no penséis que es fácil porque no es así. Eso sí, me pareció una persona íntegra y afable, cosa que da luz a la lucha por la presidencia del Barça, que suele ser una hoguera de vanidades.

Marc Ingla no me pareció que disfrutara demasiado de tener que hablar con los medios. Como él mismo dice, es un perfil menos mediático, más llano. Quizás más asequible. También sabe lo que está diciendo. Tiene discurso. Parece buena persona y me da la sensación que juega muy bien esa carta. En todas las sedes nos recibieron muy bien, pero en la de Ingla fue así especialmente.

Agustí Benedito es el menos popular pero cuidado con él. Me parece un tipo extremadamente inteligente. Comunica muy bien. Me sorprendió lo bien que se desenvolvía con a las preguntas que le hizo Elena. Su postura corporal tiene algo de altiva pero viene acompañada de un discurso coherente y derrochadora de sentido común.

Los demás no superaron el corte. Además, también estaban menos acostumbrados a los medios de comunicación y eso se nota. De todas formas, también me llevé buena impresión de ellos. Incluso diría que, si lo trabajan con tiempo, algunos tendrán opciones en el futuro.

Santi Salvat viene del mundo de la comunicación. Es joven, tiene una presencia imponente y una fotogenia espectacular. Creo que, si persiste, puede tener su oportunidad en el futuro. El discurso está bien construído. Es decir, sabe qué tiene que comunicar. Pero tiene una pega; cuando habla parece quedarse sin fuelle. Es como que acaba faltándole el aire, lo que provoca que sus frases languidecen y pierden interés. Un pequeño detalle nada difícil de corregir…

Alexis Plaza tiene detrás un holding familiar potente que arrancó (creo) en el sector editorial. Alexis me pareció un comunicador nato y muy buen tipo. Como Santi tiene buena fotogenia y se nota que le gusta hablar. Se siente cómodo. Cuando lo entrevistamos tuve la impresión que había algo de ingenuidad en cómo manejaban el asunto. Algo me dice que le reencontraremos en el futuro en lindes parecidas. Y con muchas más opciones que esta vez.

Por último, Jaume Guixà, catedrático de la UAB, diría que le puso mucho cariño a la candidatura. Hablaba bien y se le veía sereno. Me faltó que me transmitiera un poco más de seguridad de que el reto podía conseguirse. Imagino que debía ser consciente que competía contra enormes presupuestos y, sobre todo, connivencias de los medios de comunicación con los candidatos más reconocidos.

La experiencia ha sido muy divertida. Ir para arriba y para abajo con Elena ha sido genial. Cuando salíamos de cada entrevista hacíamos nuestras cábalas. De las opciones que tendrían, de si tal cosa nos había gustado o tal otra no. Y, en algunos casos, comentábamos los offtherecord que nos explicaban. Ahora ya sólo queda esperar a ver cuál de ellos acabará siendo presidente…

Lost & BBQ

Como sabéis, ayer se emitió el último episodio de Lost pre-noche final. Y, tras él, nos quedan 2 horas (episodios) y media para que todo esto se acabe. Y estoy casi tan ansioso como antes del Barça-Sevilla que, para mi, decidía la liga. Que nadie se preocupe porque no pienso contar nada clave. Es más. este último episodio aún no he tenido la oportunidad de verlo.
Para celebrar y disfrutar de este final, me han invitado a una fiesta que promete casi tanto como el propio capítulo. Cenita con carne a la brasa, horas de charla, alguna que otra copilla y, a las 6, todos sentados frente a la televisión. No me digáis que no os doy envidia…
El problema vendrá el lunes, claro. Todo un día de trabajo con unos ojerones de campeonato. ¡Ah! Por cierto, por la tarde tengo que ir a grabar a un precandidato a las elecciones del Barça. Ya veremos cuánto café necesito para recuperarme. Pero la ocasión se lo merece. (pues va a ser que no, que el lunes es la segunda pascua, y en Catalunya es fiesta. Aunque la entrevista imagino que seguirá en pie)
Aún no sabemos qué pasará al final. Por ahora, mi teoría del final, al menos, se le parece. Claro que debo confesar que tampoco arriesgué mucho.

No descarto algún megagiro en los últimos 5 minutos de este culebrón. Pero a priori parece que están cerrando todos los hilos. De hecho, yo diría que lo más relevante está explicado (con la falta de algún pequeño matiz). Y, además, es importante que cierren bien las historias personales. Ya me pasó con el final de Battlestar Galactica, que algunas personas me dijeron que el final era un poco frío, anticlímax. Yo no estoy de acuerdo. Básicamente lo que sucede es que hay tantas tramas que cerrar que los últimos 15 minutos son postclímax, algo a lo que no estamos demasiado acostumbrados.
En el cine las películas casi nunca acaban con el clímax. Colocan siempre una escena corta al final para que podamos rebajar el grado de tensión. Es como una escena de salida. Esta suele explicarnos lo que les pasa a los protagonistas tras la apoteosis del clímax.
En las series el problema es que hay tantos personajes que esos microfinales se alargan mucho. Y es verdad que dejan una sensación rara. Con Lost es posible que pase algo parecido. Y más con lo que les ha pasado esta temporada a los personajes…

En todo caso, tengo muchas ganas de ver cómo acaba todo. Prometo comentar la serie como un todo la semana que viene desde un enfoque más narrativo del que suele hacerse. Y, después, quién sabe si volver a disfrutarla entera con todas las claves en la mano…

Me uno a Verycocinar

Hoy quiero daros una buena noticia. Desde hace unas semanas he integrado a mi vida profesional las funciones de responsable de contenidos en verycocinar.

No creo que haga mucha falta que presente el proyecto. Verycocinar tiene ya más de dos años y un crecimiento espectacular. El proyecto lo fundaron Sergio Espeja, experto en ruby on rails, y Manel Carrere, periodista. Por motivos personales, Manel ha dejado el proyecto y yo estoy asumiendo sus funciones.

Personalmente me hace mucha ilusión. Con Sergio nos conocimos en el roadweb. Después nos encontramos en algunos eventos y mantuvimos una relación cordial. Pero un día me llamó y me invitó a comer. Delante de una propuesta de ese tipo, no supe decir que no.

Allí me ofreció encargarme de los contenidos del portal. No lo dudé y le dije que sí. Sólo era cuestión de encontrar la fórmula adecuada en la que los dos nos sintiéramos cómodos. En mi opinión, ha sido realmente fácil encontrar la fórmula porque a los dos nos unían algunos aspectos que me parecen fundamentales;

En primer lugar somos muy complementarios. Digamos que a mi se me da bien la parte de contenidos (y os puedo asegurar que ya estoy metiendo tanta cuchara para aportar mi punto de vista) pero soy muy limitado en lo tecnológico, a pesar de que sé programar. Él, en cambio, es un crack programando pero no domina tanto los contenidos audiovisuales.

En segundo lugar creo que nos une la pasión por lanzarnos a hacer proyectos arriesgados pero con grandes expectativas y el gusto por lo audiovisual. Puede parecer anecdótico pero, en realidad, es casi lo más importante. Este tipo de aventuras tienen unas características muy específicas que, si tus objetivos son distantes, pueden generar conflictos.

En tercer lugar, creo que los dos hemos demostrado una gran capacidad de adaptarnos a los intereses mútuos.

Y, por último, añadiría un aspecto importante. Esta «integración» ha empezado por verycocinar, pero ya estamos pensando cómo integrarle a él en flashmotor. De hecho, a What if le vendrá de película que uno de sus socios domine como él lo hace lo tecnológico.

La vida del emprendedor tiende a ser una montaña rusa. Hay épocas en las que flotas y épocas en las que todo entra en crisis. Para que esto último pase poco, es ideal tener nuevos retos que alimenten ambiciones y expectativas. Así que unirme a verycocinar es una gran noticia.

Ya os iré contando…