CAMINO

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Cada cierto tiempo surge una película que arrastra polémica. Ya sea por lo que trata o por cómo lo trata. Los dos ejemplos más recientes que recuerdo son el compendio de cortometrajes Nunca mais, presentado pocos días antes de las elecciones con vocación de concienciar de las maldades del PP, y La pelota vasca, un documental sobre ETA y el diálogo, que acabó sesgado porque cierto sector, una vez rodado, quiso ser eliminado del metraje para luego criticarlo justamente de falta de ciertas opiniones.

En España nunca se nos ha dado bien esto de hacer la crítica a nuestro oponente. En general son intentos bastante burdos y poco elegantes, como cuando Urdazi trató de mostrar lateórica debilidad de la única huelga general que se le hizo al PP enseñando sólo planos cortos de la manifestación. Historia pura de la televisión cuando, una vez condenados por el juez, Urdazi dijo aquello de «Ce, Ce, O, O». Nunca mais era un producto bastante simplista que dibujaba un PP con brocha gorda. En La pelota vasca la cosa fue aún más sangrante. Se trató de dar verosimilitud a la idea de que Julio Medem manipuló el asunto dejando sin voz a las víctimas. Pero se hacía en base a unas víctimas que, una vez entrevistados, se negaron a aparecer en el metraje. Eso sin tener en cuenta que en el film sí que aparecen víctimas y que, además, una de ellas, tan significada como la hija de Ernest Lluch, era productora.

El nuevo episodio de esta cíclica historia es Camino, de la que ya hablé cuando se alzó como la gran triunfadora de los Goya. Cuando esto sucede, todo el guión, todo el trabajo interpretativo, todo el discurso narrativo, se pierde entre los pliegues de una polémica que poco tiene que ver con el cine.caminofesser2

Me gustaría matizar algunas de las cosas que dije. Por supuesto, cualquiera tiene derecho a retratar como quiera lo que quiera. Al fin y al cabo, estas cosas suelen escocernos cuando nos tocan de cerca y nos alegramos cuando le explota en las manos a algún rival ideológico. En este caso, yo estoy emocionalmente bastante lejos del Opus Dei y discrepo profundamente de algunos de sus principios que creo que, en algunos casos, rayan en lo excluyente.

El problema, para mi, de toda esta historia es que, nos guste o no, es muy fácil acusar a la Obra. Es fácil, suele salir gratis cuando no te beneficia. Pero, ¿es responsable acusar de integrista a un colectivo, ya de por si marginado en lo ideológico, con argumentos falsos? He tenido la oportunidad de conocer a bastante gente vinculada a la prelatura y, a pesar de que sí tienen una visión muy teocéntrica, no son como salen en la película. Al menos no en su mayoría. El dibujo que se hace es algo parecido a como si a los ateos nos presentaran como quema iglesias.

Jaume Roure, el productor y dueño de Mediapro, ha vendido la película como un alegato a la verdad, algo que alguien debía decir, como si no hubiera gente que ya lo ha hecho. No creo que deba recordar el esperpento que salió hace más bien poco llamado el código da Vinci. Fesser, el director, ha sido aún más sutil. Verbalmente ha dicho que era un film neutro para que cada uno se forme una visión. Además, empieza con un rótulo que reza; inspirado en hechos reales. Buena expresión, pero no deja de ser una manipulación.camino1

Lo que menos me gusta es la utilización de la muerte de la niña del Opus Alexia, en la que se inspira la obra. Eso me parece hiriente y lamentable. No hacía falta. De todas formas, esta falta nace de, para mi, un error previo del Opus. Yo creo que ellos también han aprovechado esta muerte durante muchos años, vendiendo en su versión a una niña que tampoco me creo.

Dicho lo cual, ahora sí, me gustaría comentar la película, que me parece más que correcta. Juega con dos combinaciones fascinantes. Por un lado, el guión genera una dialéctica preciosa entre ficción y realidad, entre lo que la niña sueña y la que es su verdadera vida. Podría recordar a aquellos retazos de sueño en Mar adentro en esos vuelos imaginarios, pero bien hechos. En ellos surgen con fuerza sus miedos y sus dudas, sus ilusiones y sus esclavajes a una vida que ella no ha elegido.

El otro elemento brillante, dejadme decirlo así, es la provocativa dualidad entre el niño del que se enamora, que se llama Jesús, y el Mesías. Hay otro juego casi mejor que prefiero no desvelar pero que, cuando veáis, se os hará evidente a primer golpe de vista.

Los personajes son algo planos, sin demasiada profundidad. Es casi una fábula infantil, donde los seres malos apenas están torturados por sus debilidades y donde los buenos están sometidos a su tiranía. La gran Carme Elías tiene mucho de la madrastra de La Cenicienta. Igual que la mujer que controla a la buena de Manuela Vellés, que casi parece estar bajo la desdicha de un embrujo. Y, finalmente, calificaría de fascinante la interpretación de Jordi Dauder, donde ejecuta a la perfección el papel de un cura obsesionado con aprovechar la muerte de Camino para evangelizar.

En definitiva, si de lo que se trataba era de hacer una crítica profunda, roza lo infantiloide. Pero como fábula, de lo más entretenido que ha parido nuestro cine este último año.

EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON

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David Fincher saltó al estrellato en 1995 cuando, dirigiendo a Brad Pitt, rodó Se7en, sobre un asesino en serie que mataba a sus víctimas en base a los 7 pecados capitales. La película fue un auténtico boom gracias a su sorprendente final y una condena a buena parte de su carrera posteriorThe game y el club de la lucha son los dos ejemplos más claros, ya que partían de la necesidad de un giro final que, en mi opinión, empobrecía el resto de la película. Es un proceso parecido al que sigue sufriendo el bueno de M. Night Shaylaman, desde que rodara el sexto sentido.

Después de la, para mi, sobrevalorada Zodiacel curioso caso de Benjamin Button es la primera gran película después del espectacular inicio de su carrera, otra vez con Brad Pitt a la cabeza. Benjamin Button es un hombre que nace viejo y que, con el paso de los años, se irá haciendo más joven. En el fondo no es más que la clásica historia de amor imposible pero desde un punto de vista nuevo que enriquece la narración.

He comentado varias veces que los nuevos creadores de la industria audiovisual están explorando nuevos caminos en el tratamiento del tiempo. En efecto, es uno de los hechos definitorios del cine contemporáneo, llegando a influir en el cine comercial, como podría ser La casa del lago o la archiconocida Matrix.

brad-pittEn general, el uso de esos nuevos conceptos suele venir acompañado de desordenar la historia, como comenté hace poco respecto a Lost. Pero en este caso, la clave del nuevo punto de vista no está en cómo se presenta esa estructura sino que es el propio protagonista, al ir juveneciéndose (en ningún rejuveneciéndose, ya que nunca lo fue), el que aporta esa nueva estructura en la historia.

Así, lo que durante más de una década era una obligación de David Fincher de no defraudar en el final del metraje, con grito de asombro concluyente necesario, se ha convertido en sorpresas sucesivas y suaves a lo largo de todo el metraje. En ningún caso te llevas las manos a la cabeza porque todo son soluciones inevitables a los conflictos, imposibles de acabar de otra forma. Pero, dado lo diferente del punto de vista, no deja de sorprender, lo cual arranca, de cuando en cuando, una sonrisa.

El número de preguntas que surgen es enorme nada más empezar; ¿Qué trato le darían la gente de su entorno a alguien con estas dificultades? ¿De quién se enamoraría un niño viejo? ¿Cómo sé comportaría un niño viejo? ¿Cómo haría los decubrimientos propios de la adolescencia? Todo el mundo querría ser más joven. Pero alguien que creciera al revés, ¿estaría tan contento de tener lo que todo el mundo quiere? ¿Y qué tipo de relación laboral establecería con el patrón? ¿Cómo sería una relación en la que, mientras uno se hace mayor el otro se hace más joven? ¿Quién lo llevaría peor? ¿Cómo sería tener un hijo que, tarde o temprano, sería compañero de juegos tuyo?

SPOILER; Ojo, voy a contar alguna cosa que, aunque no sea directamente el argumento, puede interpretarse como tal.

cate-blanchettLo que me parece más bello de la historia es su estructura capicua. Es bien sabido que el trato que se le da a los más mayores de nuestra sociedad tiene fuertes parecidos con el que se le da a los más pequeños. Pero visto en el curioso caso… la estrucura se torna en belleza. Hace llamar la atención como, procesos que parecen maravillosos en la vida real, con la nueva mirada, se tornan en algo casi insoportable. Y, en consonancia con ello, las soluciones a las que llegan las tramas da una consistencia a la historia difícil de encontrar en la mayoría de films.

Para acabar de redondear la propuesta, Fincher cuenta  la historia parte de un presente en el ocaso de la vida de una mujer acompañada de su hija, que dará pie a una serie de flashbacks para contar parte de su vida. Y estos hechos del pasado, a su vez, también incluyen flashbacks aún más remotos. En realidad, es uno de los puntos más débiles de la narración.

Otro de los elementos que fallan es la identificación del espectador en el clímax. En realidad, lo que está (o debería estar) en juego es la paternidad de Julia Ormond. El problema es que pasan tan de puntillas, veo tan poco interesada al principio a su personaje sobre ese tema en concreto, que es difícil llegar al final motivado por este aspecto clave en la clausura. Puede que esta sea una de las pocas reminiscencias de ese pasado del que hablábamos, cuando Fincher estaba obsesionado por la sorpresa final. Así, imagino que pretendía sacarse esa carta de la manga a media historia en forma de sorpresa. Pero lo que acaba pasando es que ese elemento no es clave para el espectador. Así que tanto le da.

En resumen yo diría que es una nueva e interesante aportación a la narrativa visual a pesar de algunas de sus debilidades. Fincher ha dado un paso al frente para desatarse de sus cadenas. Ojalá no deje este camino que tomó ya de alguna manera en Zodiac, ya que promete ofrecernos emociones más que impactos. Y eso, al final, es mucho mejor.

Las pelis de Enero

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 He pensado que cada mes comentaré por encima las películas que he visto. Conste que sólo pondré las que haya visto por primera vez. E intentaré hacer alguna recomendación que me haya parecido más interesante. Eso sí, no olvidéis que voy publicando toda la lista en el blog para los que queráis consultarla. Además, añado estrellitas para que os hagáis una idea de lo que me han parecido.

No me puedo quejar del nivel de las que he visto, aunque he de decir que ciertas pelis ya ni me planteo verlas. Por eso aparecerán siempre muy pocas con valoraciones pésimas.

Para la recomendación, escogería Mi nombre es Harvey Milk, con el que me creí literalmente que Sean Penn era un homosexual, cosa que puede parecer fácil, pero es muy complejo. Si no, que se lo digan a Penélope Cruz que, a pesar de estar muy bien en Vicky Cristina Barcelona, no me la creo en su faceta bisexual. Además creo que, a pesar de las críticas a Gus Van Sant por tirarse al terreno de lo comercial, ha hecho un producto más que digno que no tiene nada que envidiar a sus historias minoritarias como Elephant.

Como tapada, aunque se ha hablado bastante de ella, me encantó La Ola, sobre un profesor que para explicar lo que es la autarquía, la recrea en clase hasta que se le escape de las manos. Altamente recomendable por lo interesante de la reflexión y por lo bien que está explicada.

El peñazo esta vez lo comparten 2. Y conste que lo digo con todo el pesar de mi corazón porque son dos buenos intentos acabados en fiasco; el nido vacío y, lo que me sabe aún peor, Ficció protagonizada por mi admiradísimo Eduard Fernández. Qué se le va a hacer…

Por último, en el clásico apuntaría la serie Bourne. Había visto la primera pero no recordaba apenas nada. Las vi casi seguidas. Con sinceridad, me parece que están tremendamente sobrevaloradas.

En total he visto 10 películas, por tanto habría que sumar los siguientes títulos a las ya comentadas; Quemar después de leer y el clásico The french connection, que están bastante bien y la nueva del agente 007, Quantum of Solace, que no pasa de mero entretenimiento casi fallido.

¿Las habéis visto? ¿Qué opináis?

Camino triunfa en los Goya 2009

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Esta noche se ha celebrado la ceremonia de los Goya y la gran triunfadora ha sido Camino de Javier Fesser llevándose película, dirección, guión, actriz, actor de reparto, actriz revelación. Es decir, casi todos los importantes, relegando a los girasoles ciegos a 1 sólo Goya por el guión de Azcona. A la lista de triunfadores sólo añadiría el truco del manco que, sin comerlo ni beberlo, ha ganado dos premios de una cierta relevancia (Juan Manuel Montilla por actor revelación) y dirección novel a Santiago Zonnou.

El reverso se lo llevan los crímenes de Oxford de Álex de la Iglesia y, sobre todo a los girasoles ciegos, de la que se esperaba que se llevara buena parte de los premios.

Hay que reconocer que la gala ha sido muy entretenida gracias a una Carmen Machi espectacular. Su guion transpiraba irreverencia, actitud que se ha dejado ver también en otros aspectos de la ceremonia. El más destacado, el goya honorífico a Jesús Franco, un director de cine con mucho gore y sexo en su haber, activista antifranquista.

Por lo que se refiere a los premios en si, da una idea de cómo está el cine español cuando la gran ganadora es un panfleto facilón como Camino. Y lo digo con independencia de lo que uno opine respecto al Opus Dei. El problema, desde el punto de vista narrativo, no es que sea un panfleto (Eisenstein y Riefenstahl hicieron grandes panfletos, el primero comunistas y la segunda nazis). El problema es que sea facilón. Es echar azucar a una historia para tratar de ser sensiblero y, además, venderlo como un análisis serio de lo que una organización es. Y todo ello contando utilizando la muerte de una niña real, Alexia, para defender su alegato. Cuidado, en eso el Opus tampoco está libre de culpa, pero ese no es el debate.

goyaTodo ello me lleva a la conclusión de que, en el mundo del cine, también existe un mainstream, una forma de pensar políticamente correcta, donde está guay decir que eres anti ciertas cosas. Donde algunos directores están descabalgados desde hace años por tener ideas no afines al común de los miembros de la academia. No creo que haga falta citar nombres.

De hecho, da la sensación de que premios como el mejor guion adaptado se lo han dado a los girasoles ciegos, porque lo escribió el mítico Azcona. O el premio al mejor actor revelación a Juan Manuel Montilla por sus limitaciones físicas. O la actriz revelación a Nerea Camacho porque tener a un niño/a en la lista de revelaciones y no dárselo es como que no cuadraría.

Añadiría a todo ello si alguien se puede creer que películas que han participado (porque estaban nominadas), como Vicki Cristina Barcelona o Che, el argentino, son peores que la mayoría de los films, ya no premiados sino nominados. ¿Alguien cree que hay un sólo director en este país con la mitad del talento de Woody Allen? ¿O de Steven Soderbergh? Es ridículo, además de provinciano por nuestra parte, apartarlas de los premios importantes cuando parte del capital económico y del talento forman parte de nuestro país.carmen-machi

Por cierto, uno de los momentos curiosos de la noche es que, que yo sepa por primera vez, se ha censurado uno de los agradecimientos, imagino por ser insultante para alguien. A mi me parece terrible y veo muy probable que acabe generando un tenso debate, incluso parlamentario, en los próximos días. Desconozco lo que ha dicho, pero no deja de resultar paradógico que nos burláramos tanto de USA cuando lo hicieron allí. Y eso que aquí ahora no tenemos la excusa del PP como gobernante, como en la mítica entrega del no a la guerra. ¿Qué hubieramos dicho si entonces, en realización, hubieran usado la tijera como hoy? ¿Qué diremos cuando tenemos un gobierno supuestamente progresista y tolerante? Estoy seguro de que no eran críticas contra el gobierno porque no hubiera sido nada inteligente cortarlas. Pero todo y así, da mucho qué pensar.

Por lo que respecta al público, me quedo con 3 momentos. El primero ha sido cuando el padre de Santiago Zannou se ha dado cuenta de que las cámaras lo enfocaban y ha saludado. Estaban entregando el premio a su hijo y él hablaba de lo mucho que había luchado su padre desde que llegó de África. El segundo, es una pequeñez, pero la he visto tan auténtica, que me ha llamado la atención. Las cámaras han cazado, casi sin querer, un beso entre Verónica Echegui y su novio de lo más dulce. Y qué queréis que os diga, me ha tocado la fibra. Y, por último, cuando Penélope al recibir el premio, ha destacado el trabajo de Goya Toledo, que también aspiraba a ganar el mismo premio, y esta se ha emocionado.

Os paso el palmarés de los premios más importantes;

Mejor película: Camino, de Javier Fesser

Mejor director: Javier Fesser por Camino

Mejor Actor: Benicio del Toro por Che, el argentino

Actriz protagonista: Carmen Elías por Camino

Actor de reparto: Jordi Dauder por Camino

Actriz de reparto: Penélope Cruz por Vicky, Cristina, Barcelona

Actor revelación: Juan M. Montilla, El Langui por El truco del manco

Actriz revelación: Nerea Camacho por Camino

Dirección novel: Santiago A. Zannou por El truco del manco

Guión original: Javier Fesser por Camino

Guión adaptado: Rafael Azcona, José Luis Cuerda por Los girasoles ciegos

MY BLUEBERRY NIGHTS

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En el 2000, me hablaron de una película que me impactó. Se llamaba Deseando amar, aunque yo creo que es más conocido el título en inglés; in the mood for love. Así conocí al director de Hong Kong Wong Kar-Wai, al que luego me he filedizado y he visto casi todas las películas que ha estrenado desde entonces; eros, 2046, y ahora my blueberry nights.

Lo más fascinante de Wong Kar-Wai es su capacidad de crear admósferas que acorralan a sus personajes, cargadas de barroquismo hasta puntos muy extremos. No son pocos los que le critican por ello. Los planos tienden a romper con las reglas establecidas por la my-blueberry-nights-planoortodoxia. Si debieran respetar que, allá donde va la mirada del personaje haya un «aire», él por sistema lo coloca en el lado contrario, aumentando así la tensión que nos transmite la escena. Los continuos travellings laterales y circulares, con objetos que se interponen entre el personaje y nosotros, son constantes y de una belleza difíciles de ver en la gran pantalla. Y eso mismo sucede con el montaje del film diseñado, con sus no convencionalismos, para aumentar más, si cabe, la ansiedad de los personajes y la participación del espectador.

La película es, además del primer desembarco del director en occidente, una historia episódica, una pseudo road movie en la que apenas aparecen los medios de transporte. Prevalecen los interiores, que en muchos casos resultan claustrofóbicos. El personaje interpretado por Norah Jones huye del dolor recorriendo buena parte de los Estados Unidos, encontrándose en ese camino con Jude Law, Rachel Weisz y Natalie Portman.

El único punto débil de la película es, precisamente, cuando abandona los my-blueberry-nights-kissinteriores y rueda en unas Vegas que ya forman parte de nuestro imaginario colectivo común. A pesar de la gran interpretación de Portman y del delicioso trabajo de Jones, que por cierto sorprende, ese «episodio» flaquea y no aguanta ninguna comparación con el resto del film. Aún así, no menoscaba el interés general que me despierta el conjunto de la película que, por cierto, tiene un beso que ha presentado candidatura a estar en el top ten de los de toda la historia del cine.

En todo caso, pasa por ser una de las horas y media mejor invertidas en tiempo, por lo que seguiré confiándole parte de mi tiempo a este director de lo interior.

remakes, actualizaciones o falta de ideas

El cine es, en realidad, un arte muy joven si lo comparamos con sus hermanos mayores, la pintura, escultura o literatura. A pesar de ello, los remakes o revisiones de clásicos se suceden continuamente. Y la pregunta es; ¿qué sentido tiene volver a hacer una película de la que ya se ha hecho una gran obra?

king_kongEjemplos los hay para cansarse, desde Drácula, de la que hay cientos de versiones, hasta Mujeres, estrenada hace relativamente recuperando el clásico de George Cukor. ¿Es una cuestión de falta de ideas, pura comodidad, garantía de éxito o revisiones necesarias?

Sin duda, en la mayor parte de los casos las nuevas versiones resultan frustrantes. Los motivos son variopintos; desde unas expectativas enormes porque el remake es de una gran obra maestra, hasta copias literales (plano a plano) pero sin alma como Psicho de Gus Van Sant, pasando por directores que se han copiado a si mismos como rio bravo y río lobo de Howard Hawks.

Parecería mucho más razonable, a priori, retomar aquellos títulos que no llegaron a la altura para auparlos donde se merecen (algún caso hay como en Charlie y la fábrica de chocolate o El señor de los anillos). Aún así, como concepto, no me parece mal revisar viejas obras. Al fin y al cabo, sólo un tercio de las películas parten de un guión original, ya que la mayoría son adaptaciones de novelas. Y eso no nos parece tan terrible. Es cierto que, en el caso de adaptar una novela, en realidad lo que estamos haciendo es cambiar el medio, el soporte o lienzo sobre el contamos la historia y eso, de por si, ya comporta un cierto grado de interés, que en el remake no se produce.12

El problema radica en que, en general, detrás de la revisión hay la voluntad de afrontar poco riesgo, en usar algo ya «validado» por el mercado potencial, al menos, una vez. Es algo que también se esconde tras las sagas (qué es la serie de James Bond sino un remake tras otro y así hasta 22).

Pero el remake encierra un gran valor si el director y el guionista son capaces, gracias a la distancia en el tiempo o en el espacio, de ofrecer un punto de vista distinto al original que lo haga diferente, que lo convierta en una nueva experiencia. A riesgo, eso sí, de no cumplir con la expectativas.

El mayor ejemplo que yo recuerdo últimamente es el de King Kong de Peter Jackson, donde el amor que la chica profesa por el gorila cambia radicalmente el punto de vista de la historia y la convierte en una nueva experiencia.

Todo este planteamiento viene a cuento de que este fin de semana pude ver 12, la nueva versión a la rusa que Nikita Mikhalkov, algo así como el Spielberg ruso, ha hecho de la obra mestra 12 hombres sin piedad. El título me parece algo irregular en la narración, pero creo que los cambios introducidos en el final y la lectura que realiza del conflicto entre rusos y chechenos le confiere de un interés del que carecen la mayoría de remakes.

Así pues, bienvenidos sean los remakes si están dispuestos a actualizar su mirada. Si no, mejor no tocar los grandes clásicos que, como el vino, ganan con los años.

REBOBINE POR FAVOR

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¿Cómo sería el cine si en vez de estar en manos del asustadizo capital lo estuviera en las de gente con talento? Esa parece ser la cuestión central de Rebobine, por favor (be kind, rewind), una comedia alocada donde se revisa gran parte de la filmografía que forma parte del imaginario generacional que se crió en los 80’s.

Elroy Fletcher, interpretado por Danny Glover, tiene un videoclub de VHS que se cae en la época del DVD. Su negocio va de mal en peor y la cosa se complica cuando en 60 días tirarán abajo el edificio donde tiene su negocio si no consigue una suma muy importante de dinero. Este realiza un viaje para investigar cómo salvarlo mientras Mike (Mos Def) y Jerry Gerber (Jack Black) se quedan a cargo de la empresa. Por accidente, estos borran todas las cintas y se verán obligados a reconstruir ellos mismos las películas.

La ha dirigido Michel Gondry, que se enmarca en una generación que está reformulando el cine moderno. La industria, en una clara crisis de ideas que se traduce en económica, tiene en directores y guionistas como Charlie Kaufman, Spike Jonze, Christopher Nolan o el propio Gondry el punto de partida para crear una nueva industria que sorprenda a los espectadores.

rebobineRebobine por favor, como el resto de títulos del director, esconde tras su tono de comedia, una profunda reflexión sobre el artefacto. Ya desde el principio, como demostró en olvídate de mi, es un artesano que prescinde de los efectos digitales en caso de no ser imprescindibles. Es un retorno a los orígenes, a Méliès, a aquellos grandes artistas que usaban más su ingenio que cantidades ingentes de dinero.

Varios son los aspectos en los que la reflexión se hace presente; la elección de los títulos que recrea (los cazafantasmas, 2001: una odisea en el espacio, King Kong…) son, en su mayoría, películas de muchos efectos especiales. Cuando habla del pasado, lo recrea con una imagen propia de los primeros años de esta invención, casi anteriores a la creación del cine tal y como hoy lo entendemos. Y, por supuesto, también en la intervención de la cámara como elemento activo de la narración, como cuando la imagen se imanta, vía por la cual el director nos señala que todo es falso, todo es mentira, que todo es un artificio.

En el fondo lo que hay es un cuestionamiento del modelo; ¿de verdad es necesaria la intervención tan salvaje de la industria digital? El hecho cierto es que cada vez que el cine ha dispuesto de una nueva herramienta (ya sea el sonoro, el color o los efectos digitales), la industria ha hecho un uso y abuso que ha acabado por ser contraproducente y que, finalmente, le ha llevado a una crisis. Gondry nos reclama un cine más directo, más sincero. Más donde el director haga uso de su ingenio para desarrollar su historia sin caer en el recurso fácil.rebobine

Una de las reflexiones más importantes de la película se produce cuando el personaje de Glover está en una de esas dvdtecas convertidas en horrortecas modernas llenas de dvd’s infumables, con escasa variedad y una repetición abusiva de los mismos títulos.

Es clave la elección de los actores, que son, como los títulos de la dvdteca, constantes repetidas en las comedias comerciales. Sobre todo el protagonista, Jack Black, que lo recicla en uno de sus papeles más interesantes en una parodia de si mismo.

Todo este replanteamiento del sistema de producción moderno va acompañado de una crisis también en las estructuras clásicas del cine. El genio Godard ya dijo que «una historia debía tener un principio, un trama y un desenlace, pero no necesariamente en ese orden». Y esa es parte de la esencia de Gondry. El director francés disfruta destripando la historia, poniéndola patas arriba y sorprendiendo más en el cómo  que en en el qué. Sin ir más lejos, es justo lo que los personajes hacen cuando deciden cómo ordenar los elementos de la película que rodarán con todo el barrio.

Desde mi punto de vista, el film sólo tiene un punto débil, que es el final. Lacrimógeno y facilón, desentona con el resto, que sí te transporta a tus años mozos en una de las películas más interesantes del último año.

Manoel de Oliveira, centenario y acción!

Que sea el cumpleaños de un personaje conocido no es noticia, a no ser que se trate de alguna celebrity que acaba la fiesta con más ron del que sus venas son capaces de metabolizar. Pero que este aniversario llegue a la centena y que se produzca en activo sí lo es. Ese es el caso de uno de los directores más conocidos de los últimos 30 años, Manoel de Oliveira, que lo celebra mientras está rodando su nuevo proyecto, «Singularidades de uma Rapariga Loira«.

Nos costará ver repetida la proeza de que un director celebre su 100 aniversario diciendo «acción», pero hay un hecho que nunca más volveremos a ver. Es el último de una esuela que se formó en el cine mudo (silente dicen los expertos, porque el cine era como las piedras, no es que hubiera perdido el habla sinó que era silencioso). Su primera película data de 1931, un corto documental llamado «Douro, Faina Fluvial«, donde retrata la realidad laboral alrededor del Duero en Oporto.

Pero seguramente su época más interesante y prolífica la ha realizado ya superada la edad de jubilación y el título más destacado «una película hablada» de 2003, sobre la historia iniciática de una profesora de filología en Lisboa que toma un crucero por el mediterráneo para reencontrarse con su marido. Así descubre muchos de los lugares de los que habla en clase, cuna de la cultura occidental, pero que jamás había visto como Grecia o Egipto. El conflicto llega cuando se acerca el golfo pérsico, donde las relaciones en el barco se verán perturbadas. En ella aparecen actores tan prestigiosos como John Malkovich o Catherine Deneuve.

Si queréis entrar en más detalles, os recomiendo que leáis la Cahiers du cinema, porque en la edición española le dedica un especial este mes.

VICKY, CRISTINA, BARCELONA

Se ha hablado mucho del último estreno de Woody Allen y de la película que tanto estábamos esperando porque iba a rodarse en Barcelona. Y ya sé que ahora no es actualidad, pero precisamente por eso la mirada que puedo hacer sobre ella es algo más distante. Y, por tanto, algo más objetiva.

Recuerdo que cuando estuvo aquí Woody Allen rodando nos comportamos como unos auténticos cretinos. Cada día era portada por alguna tontería que nada tenía que ver con el cine. Ya dije en su día que me parecía que Barcelona no se había comportado como una ciudad cosmopolita, sino más bien al revés. Por ese motivo, Jaume Roures, productor del film y presidente de mediapro, ha dicho varias veces que no quería volver a rodar aquí con el director neoyorquino, a pesar de firmar con él 3 películas más. Le entiendo, pero es una lástima. Conste que el director no sólo no ha expresado su negativa, sino que no lo descarta.

Dicho esto, ayer vi su película. Sin la presión de la actualidad diciéndome cómo debía interpretar la historia, el guion, o las «postales» tomadas de Barcelona. Varias consideraciones;

1º/ La película no me parece, ni de largo, uno de las peores del director. Woody Allen, y la gente que me conoce sabe que lo admiro mucho, ha hecho historias mucho peores que esta. Para mi estaría en un punto medio (algo así como un 5) si lo comparamos con su filmografía. Si la comparación es con los estrenos habituales de nuestra cartelera, esta muy (pero que muy) por encima de la media. El peor Allen sobresale. Así de claro.

2º/ Sobre el retrato de Barcelona, he escuchado que esta ciudad no existe. O sea, resulta que si el director hace una postal maravillosa de Manhattan en la película con ese título, es una fotografía de Oscar. Eso sí, si hace lo mismo en nuestra ciudad, nos parece fatal. Hubiéramos preferido que hubiera enseñado las mierdas de los perros de la Zona Franca. Muy típico, para no perder la sana costumbre a autoflagelarnos. Pues me niego. Barcelona es bonita. Muy bonita. Con sus miserias, es verdad, pero bonita al fin y al cabo. Y diré más. Teniendo en cuenta que las protqagonistas son unas turistas, ¿qué otra ciudad le enseñaríais?  A un amigo que visitara la ciudad ¿Lo llevarías a los bajos fondos para que vea a la gente que más padece? No, lo llevarías a las ramblas y a la sagrada familia. Y si no lo hicieras, tu amigo te lo exigiría.

3º/ Sobre la cuestión nacional; He escuchado alguna voces que casi me hacen reir tanto de un lado como del otro.

Para unos, resulta que la cuestión catalana no sale lo suficiente. ¿¿¿Que no sale lo suficiente??? Una de las protagonistas resulta estar haciendo una tesis sobre identidad catalana. Y se refiere, constantemente a lo catalán como catalán cuando es propio, y a lo español como español cuando es general. No olvidéis que es la película más taquillera de Woody Allen en USA. Y habla de Catalunya muchísimo. Igual hubieran preferido que alguien saliera con la barretina. Pues lo siento, pero eso no hubiera sido identitario sino ridículo.

Pero esto no es todo. Vamos con los otros. A los otros les preocupa que casi todas las copias en Catalunya sean en catalán. Vaya por delante que un país culto y avanzado vería las películas en versión original. Pero dicho esto, es el colmo. Cuando la industria decide distribuir las películas en castellano nos dan discursos con una suficiencia moral insoportable; que si la libertad, que si es lo normal, que si contra la industria no se puede ir, bla, bla, bla… Esta vez, la industria (Roures) decide distribuir la película básicamente en catalán. Y entonces, esos mismos cretinos que iban de abiertos en lo cultural, ahora ponen el grito en el cielo. ¡Y dicen que son presiones de la Generalitat! Eso es que no conocen a Roures. Y que nadie me hable de las subvenciones, porque entonces hablaremos de las que ha recibido «Sangre de mayo» (15 veces superiores y con una historia ultraidentitaria). Además, es lo más lógico cuando tienes un público que habla dos idiomas y en la película también se utilizan dos. De hecho, me pregunto cómo habrán interpretado algunas escenas esos supuestos liberales del tres al cuarto.

4º/ ¡Por fin voy a hablar de la película! Para mi no deja de ser una historia neoyorquina contada en Barcelona. No me acabo de creer a Bardem como esa especie de pintor ultraelitista, aunque tome copas en el «cuatre cantons», bar típico donde la progresía culta de Barcelona se entretenía a principios del siglo XX. Ese tipo de artista en España es muy progre, justo como el propio Bardem. Dicho con otras palabras. Lo veo como un pintor americano y no como un tipo que nació en Asturias entre montañas.

Las interpretaciones vuelven a ser el punto fuerte. Tanto Bardem como Scarlett están como siempre, a un nivel altísimo. He de decir que me sorprendió gratamente Rebecca Hall, la chica que hace de Vicky. Me encantó el trabajo que ha hecho. Incluso, los secundarios, como Patricia Clarkson, hacen una gran labor para enriquecer la narración.

Mención a parte merece Penélope Cruz, de la que todo el mundo ha destacado su trabajo. Inconmesurable de no ser por las escenas más conocidas de la película; las de amor entre las chicas. Allí patina cuando una mujer apasionada como es su caso, está como incómoda frente a la idea de besar a su compañera de reparto. Es el único pero, porque el resto es genial. Por cierto, es el único personaje que me creo en España. Y para los malpensados, no es por lo loca que está, sino porque su forma de decir las cosas (en castellano) me la creo. O sea, me la imagino por la calle, vamos.

En el fondo no es más que una historia basada en la típica estructura de la comedia de enredo. Entretenida y coherente en su narración. Cuando pago una entrada de cine, me conformo con que se cumplan estas dos premisas.

ficción que se avanza a la realidad

Esta semana publiqué un post donde comentaba que el primer presidente negro de los estados unidos lo dio la ficción. Y, así, convertimos a la ficción en inspiración de la realidad. He aquí un ejemplo mucho más llamativo.

En la película de Michel Gondry, con guión de Charile Kaufman, «Olvídate de mi» (de la que hice una crítica y que en inglés tiene un título muy elegante; «eternal sunshine of the spotless mind»), Jim Carrey decide borrar de su memoria a su novia Kate Winslet una vez que ella deja la relación.

Como decía, el argumento debió inspirar a algunos científicos, porque leo en microsiervos que un grupo de científicos han coseguido borrar elementos dolorosos de la memoria de una rata. Por lo visto, el principio del experimento consiste en borrarlos en el momento en que la rata trata de evocarlos.

Hay otros casos que también llaman poderosamente la atención. Durante años las novelas y películas («la mosca«, por ejemplo) han planteado el teletransporte para salpimientar sus argumentos. Hace ya un tiempo que equipos de científicos han conseguido hacerlo con grupos de miles de partículas. Y eso no es lo más terrible. Porque el principio (relativista) en el que se basa esta tecnología, no hace otra cosa que partir todas las moléculas y luego, en el lugar de destino, volverlas a juntar. No sé si eso funcionaría o no, pero yo ni de coña me dejo partir en millones de trocitos. ¿Y si luego no aparece un cacho? ¿Qué sucede si, en esa época, en pos de la movilidad las empresas obligan a que lo hagamos a diario para ir a la oficina?

En otro de sus guiones, Kauffman explora la posibilidad de entrar en la mente de un ser humano («Cómo ser John Malkovich»). Y da una respuesta muy elegante de recursividad cuando una persona entra en su propia mente. Esperemos que ningún científico loco haya visto la película…

Si finalmente acabamos en el mundo de «olvídate de mi», tendremos que ir con cuidado para que no nos pase como a Arnold Schwarzenegger en «desafío total» y acabemos como él tras el proceso de pérdida de memoria.