Las encuestas tras la pregunta

Después de que los partidos favorables al referéndum pactaran la doble pregunta, era inevitable que los medios hicieran encuestas para conocer la reacción de los catalanes. Así, la semana pasada El Periódico y esta La Vanguardia han publicado sus resultados.

Portada encuesta de El Periódico

La portada de El Periódico demuestra aquello de que «hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas». Para entenderlo hay que tener en cuenta 2 aspectos: el primero es que en Catalunya todo el mundo tiene claro que la victoria del sí ha de ser clara. Por supuesto, el 50% no es negociable. Atención al titular: «El sí a la independencia gana sin llegar al 50%». ¿Perdón? ¿Cómo es posible ganar sin llegar al 50%? Yo os lo explico…

Aquí entra el segundo aspecto: En todo referéndum hay abstención. Gente que no lo tiene claro o que, sencillamente pasa. Tengo entendido que en casos tan importantes, las participaciones están sobre el 80%. Fijaos que en la encuesta, el 19,7% no se define. Cuando votamos, la gente que no lo hace, no cuenta de cara a hacer mayorías. Y ahí reside la clave. En esa encuesta sólo el 80,3% votaría. Eso convierte el insuficiente 44,1% en casi un 55%.

En el interior del diario, separa los indecisos de los que quieren abstenerse. Incluso considerando que todos los indecisos votaran que no, el independentismo seguiría ganando con un 52% de los votos.

Encuesta de La Vanguardia

También en la portada de La Vanguardia tratan de colar su mensaje. El titular: «Empate» y, ocupando el espacio principal, los dos gráficos de la izquierda de la imagen. Según su encuesta, los que votan Sí+Sí y la suma de los que votan Sí+No y No suman lo mismo. No sólo eso; un pacto fiscal (lo que La Vanguardia defiende de siempre) arrasaría.

No hay que perder de vista un aspecto. La doble pregunta resuelve un asunto importante: une a los favorables al referéndum en una pregunta. Pero desde el punto de vista independentista creo que añade una dificultad, si el referéndum llega a producirse. Algunos descontentos próximos al independentismo renunciarían a la independencia si se les diera una opción de pacto diferente con España. La opción Sí+No responde a esa llamada, aunque sea puro humo porque las instituciones españolas no han ofrecido nada ni parece que lo vayan a hacer. Si la pregunta sólo fuera binaria y sin oferta española que contrapese las ofertas de la independencia, algunos se sumarían al Sí.

Lo que ninguno de nosotros sabe es qué hará la gente del Sí+No cuando se haga evidente que es una propuesta vacía de contenido. ¿Migrarán a opciones más diáfanas o se quedarán donde están? Nadie lo sabe. En mi opinión, si el gobierno de España no lo llena de contenido, se irá despoblando. ¿Hacia dónde? Mayoritariamente al Sí + Sí. ¿Por qué?

Parlamento catalán encuesta noviembre 2013

En más páginas interiores, La Vanguardia publica más datos. Uno de los interesantes es el que se ve en esta imagen a la izquierda; cómo evoluciona la identidad catalana. Según esta encuesta, la identidad catalanista (más catalán que español y sólo catalán) suman un 56,5%. Aunque no creo que haya que interpretarlo de una forma rígida, el porcentaje coincide con los que votarán Sí a Catalunya como estado (independiente o no). Esta cifra ha crecido en dos meses más de un 1% (las cifras de octubre las tenéis entre paréntesis). Y el sentimiento de «más catalán que español» pierde apoyos en favor de «sólo catalán». Creo que quedan claras las tendencias.

Enric Juliana, el enviado a Madrid de La Vanguardia y una de las mejores plumas del diario, vaticina un decrecimiento del independentismo porque la «cuestión catalana», a la vez que se materializa, va en contra del realismo moderado catalán. Toda su argumentación se basa en que el apoyo a la consulta se reduce. Mucho. Alrededor de un 10% en dos meses. ¿Tiene razón Juliana? Yo creo que no.

Hace aproximadamente un mes (por tanto, entre esta encuesta y la anterior), el PSC salió del pacto por el referéndum. Estaba cantado. Para el PSC es un problema gestionar tensiones enormes con el PSOE. Y eso hace que muchos que, como el PSC, defendían la consulta por higiene democrática, hayan abandonado masivamente esta opción. Para mi, no cambia nada; en realidad, ya estaban en contra.

Líderes unionismo

De hecho, tanto el PSC como el PP tienen un grave problema con Ciudadanos, que empieza a configurarse como 3ª fuerza política. Fijaos en la valoración de los líderes en función del partido al que votan. Los votantes del PSC valoran casi tan bien a Albert Rivera (3.76) como al propio Pere (3,86). En el caso del PP es aún más sangrante. Los votantes del PP valoran mejor a Albert (5.69) que a la propia Alicia (4.76). Ni los propios votantes de Rivera lo valoran tan bien (5,29).

Y como parece difícil que la consulta pueda realizarse, parece que vamos hacia elecciones y, en caso de mayoría independentista, declaración unilateral de independencia. La encuesta (en la penúltima imagen) habla de una mayoría sobre los 2/3 de los partidos favorables a la consulta entre 87 y 92. Hoy suman 87.

Yo casi diría que los resultados son incluso más favorables a la independencia de lo que hubiera esperado. La opción del Sí+No es muy atractiva desde el punto de vista de los catalanes. Pero no descuidemos que la verdadera migración de los catalanes se ha dado, precisamente, de ese Sí+No al Sí. En mi opinión, la apuesta de la sociedad sigue su curso.

Crisis o independencia

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Después de que yo publicara mi post sobre la pregunta de la consulta sobre la independencia de Catalunya, un amigo me preguntaba en facebook si un proceso liderado por un partido de derechas como CiU nos llevaría, de verdad, a una sociedad mejor. La pregunta se la hacen muchas personas: ¿hoy no deberíamos poner el foco en superar la crisis?

No conozco a nadie que ponga en cuestión un gran principio: Los derechos individuales son siempre más importantes y prioritarios que los derechos colectivos. Sin derechos individuales, los colectivos pierden todo el sentido. ¿Significa eso que hay que centrarse en la crisis y olvidar el proceso por la independencia? En mi opinión, no.

Entiendo la preocupación de mucha gente: si este proceso lo lidera CiU algunos creen que esto nos llevará a una sociedad más desigual, a una sociedad donde la corrupción es algo habitual, donde los derechos básicos no son respetados.

¿Cómo será Catalunya? La respuesta a esta pregunta es fácil: Catalunya será como quieran los catalanes que sea. Así de fácil. Se redactará una constitución, habrá un referendum, después elecciones, escogerán un partido, que aplicará unas políticas y a los 4 años decidirán si merecen renovar su confianza o no. Es decir, igual que en España. ¿Catalunya sin España votará algo en contra de la gente?

¿Es España una garantía de vivir en una sociedad más igualitaria? ¿Hay en España alguna garantía de que no gobernará la derecha? ¿Por qué es válido el argumento de «no quiero una independencia liderada por CiU» y, en cambio, no lo es «no quiero seguir en una España gobernada por el PP»? ¿La corrupción de CiU es inasumible y hace inviable la independencia pero, en cambio la del PP y el PSOE no hace inaceptable España? ¿Alguien me lo explica?

La idea de que este proceso lo lidera CiU es falsa. Este movimiento lo lidera la sociedad civil; la AMC, Omnium, Súmate, la plataforma Wilson… Este proceso se está dando a pesar de los partidos. Lo único que ha hecho Mas, creo que con acierto, es escuchar lo que la gente reclamaba: expresar su opinión con un voto. Favorable o contrario.

Entiendo que esto no es fácil entenderlo fuera de Catalunya. La sociedad civil catalana es mucho más activa que en resto de España. La propia maratón televisiva que se emite hoy y que es la que más recauda por habitante en el mundo es una muestra. Basa su fuerza en centenares de actos organizados por entidades por todo el territorio.

Los medios españoles tienden a simplificar la historia: se inventan subvenciones que supuestamente compran entidades (por ejemplo, nada más empezar el proceso, Omnium renunció al dinero público), creen que TV3, con un 15% de audiencia de media, es la que lo mediatiza todo, que sin la crisis esto no hubiera pasado (dejando de lado el proceso del Estatut) y un largo etcétera. Incluso se inventan informes que publican unos días antes de las elecciones. Cada uno confía en las fuentes que quiere…

¿Alguno de ellos ha pensado alguna vez el problema que genera en el seno de CiU todo esto? ¿De verdad alguien cree que CDC tenía muchos incentivos para meterse en este embolado? ¿CiU creía que saldría la gente que salió en septiembre de 2012? ¿En serio? ¿Qué debían hacer? ¿Obviar el clamor de la calle? ¿A la gente cuando pide la dación en pago hay que escucharla pero cuando piden la independencia no? ¿Cómo va esto? ¿Quién decide qué puede escucharse y qué no?

Uno de esos argumentos que utiliza la prensa de Madrid es que los independentistas prometen una arcadia feliz. Me gustaría que alguno de ellos me diera una sola declaración en este sentido de alguien con responsabilidad. ¿Sabéis lo que dicen? Que Catalunya, si pudiera gestionar 15 mil millones de euros más cada año (como el propio gobierno de España dice aunque lo esconda), el futuro sería mejor. Y que algunas cosas serían mejores. Implicaría un aumento del 30% de lo que la administración gasta e invierte en Catalunya. ¿Vosotros qué pensáis? ¿Sería más fácil ofrecer mejores prestaciones o no? ¿Afectaría positiva o negativamente a la financiación de esos derechos individuales de los que hablábamos?

Me cuesta mucho aceptar que el liderazgo de CiU sea un impedimento para la independencia en una España gobernada por el PP. Por el partido de Gurtel, del chapapote, el de los sobres. Y donde la alternativa es el partido de Filesa y de los EREs. Y del GAL. ¡Ay, el GAL… Si la corrupción es un elemento a tener en cuenta, irse de España debería ser una exigencia.

El consenso sobre la pregunta

la pregunta

Esta tarde, los partidos que representan de forma mayoritaria a Catalunya han acordado que, si Madrid deja hacer la consulta, se harán dos preguntas: «¿Quiere que Catalunya sea un Estado?». Y en caso de contestar sí, «¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente?». Y ya hay una fecha: 9 de noviembre de 2014. Mariano Rajoy ya ha dicho que no la autorizaría. Algunas reflexiones:

En primer lugar, debo reconocer que estoy sorprendido. Cuando empezaba la legislatura catalana dije que me parecía imposible. Dije que el parlamento no tenía operatividad política. Además, los catalanes tenemos cierta experiencia en ver cómo nuestros políticos acaban peleándose cuando menos toca.

Hace unas semanas estaba convencido que la pregunta sería lo que probablemente pararía el proceso. Algo me dice que las élites madrileñas estaban convencidas de lo mismo. Por ahora, y probablemente porque Catalunya tiene una generación política de mayor altura que en otras épocas, el proceso sigue los pasos establecidos.

En segundo lugar, la única opción posible para los catalanes hoy por hoy es independencia. Y con esto no quiero decir que los independentistas irreductibles sean mayoritarios. Más bien pienso lo contrario. Pero en Catalunya hay mucha gente huérfana políticamente hablando. Las instituciones españolas no les dan espacio. ¿Qué hacer cuando el maltrato es obvio y, desde Madrid, dicen que no piensan cambiarlo?

Yo soy poco amigo a creer en los complots. Pero hablo con mucha gente que tiene empresas de sectores diferentes. Los hay independentistas y no independentistas. En 3 ocasiones y en 3 sectores diferentes me han confesado que hacienda empieza algunas inspecciones en Catalunya. ¿Qué puede sentir un no independentista frente a esa situación?

En tercer lugar, uno de los mejores argumentos en contra de este pacto es que CiU, ERC, Iniciativa y las CUP no suman dos tercios de la cámara, la mayoría necesaria para reformar el estatuto. Ahora bien, esa mayoría no se ha dado porque el PSC se ha quedado fuera. Quienes dicen eso, que no pierdan de vista que absolutamente todas las encuestas dan la mayoría cualificada (2/3) a la suma de los partidos que han dado apoyo a la pregunta.

En cuarto lugar, Artur Mas y CiU siguen cayendo en las encuestas. Mi opinión es que eso sucede porque toda una vida viviendo de el peix al cove dan poca credibilidad a Mas como timonel hacia la independencia. Pero atentos, su fuga de votos acaba en el saco de ERC. Si consigue ser creíble (y creo que poco a poco, los hechos lo reforzarán) creo que recuperarán en parte lo perdido.

En quinto lugar, el PSC sigue desnortado. Hasta ahora, era él el que garantizaba los 2/3. Hoy es su fuga de votos la que hace que la cámara siga sumando los 2/3 en las encuestas. Como españolistas, Ciutadans son mucho más creíbles. Y como catalanistas, no apoyar la consulta porque está abocada al fracaso no se sostiene. ¿No volverá a presentar ninguna ley que no vayan a ganar con seguridad?

En sexto lugar, ¿el PSOE y el PP seguirá tirándonos en cara la Constitución? Aunque sigo viéndolo muy difícil, cada vez tengo más la impresión de que, si siguen así, ganará. No será vía referendum, por supuesto. Eso pueden impedirlo. Pero siempre nos quedará convocar elecciones, donde es mucho más fácil que salga el sí.

En séptimo lugar, el 9 de noviembre, se convertirá en una trampa para Madrid. Desde el punto de vista catalán, será la inversa del 11/9 (diada nacional catalana), además de ser la forma de expresar el 11 de septiembre a la americana. Pero hay algo más significado: el 9 de noviembre de 2014 hará 25 años de la caída del muro de Berlín. En Catalunya se leerá como una fecha de liberación, del poder de la ciudadanía frente a las administraciones. Y en Madrid hablarán de que aquello unió, no separó. Pero eso les encorsetará en un discurso que en Catalunya no cuajará.

Los políticos catalanes están a la altura de las circunstancias. El interrogante sigue estando en qué harán las instituciones del estado para cambiar el rumbo de todo esto. O quizás tampoco sea un interrogante.

Un día cualquiera

Los liberales a favor de Catalunya

Hoy es un día cualquiera en lo que al proceso catalán se refiere. Al menos a juzgar por las portadas de los diarios. Parece que no ha pasado nada. Sólo un día más. Aunque muchas de las informaciones de portada versen sobre este asunto, no es más que lo que sucede cada día.

En realidad, nada noticiable. Sólo que el gobierno central ha remitido a las comunidades un breve documento de 720 páginas donde plantea soluciones a las duplicidades administrativas. Casi todas se resuelven a favor del gobierno central, por supuesto. Apelando a las economías de escala (si compro mucho de golpe, puedo mejorar el precio de compra) y olvidando los costes marginales (la gestión se hace, necesariamente, más burocrática, con más pasos, que engordan la estructura).

Algunos de esos recortes tienen sello propio. Por ejemplo, es innecesaria la presencia del síndic de greuges porque el defensor del pueblo ya hace ese rol para todos los españoles. Es decir, que una figura que Múgica utilizó para pronunciarse en contra del Estatut es la que ahora me ha de defender a mi.

Claro, tampoco parece relevante que los medios anglosajones digan cosas como que se está reactivando el franquismo en España, entre muchos otros artículos en los que se habla de posturas intransigentes del gobierno respecto a Catalunya.

Y por qué hablar, después de meses y meses utilizando los no posicionamientos de los políticos europeos sobre este asunto para decir que están en contra, de que el presidente europeo del partido liberal (3ª fuerza política del parlamento europeo) ha  pedido que se permita la consulta en Catalunya. Para nada, eso no es noticiable.

Mientras tanto, los titulares (principales o secundarios) de portada de los diarios españoles dedicados a Catalunya son los siguientes:

El Mundo; Titular de los que yo califico de goteo fino y constante. Eso sí, más fino que constante. ¡Ah! E incluye la palabra deriva, que no puede faltar en ni un solo titular sobre el tema que se precie.

Interior detecta malestar en los “mossos” por la deriva separatista

El Pais; Hoy entrevista al ex vicepresidente del Tribunal Constitucional. Más lluvia fina.

Rubio Llorente: “El derecho a decidir no cabe en esta constitución ni en ninguna”

ABC; Dedica toda la portada al supuesto escándalo de la UGT.

La razón; Le dedican la portada a un tema que saben en Catalunya podría desestabilizar el proceso.

Mas anunciará la pregunta del referendum el día 16 en TV3

La Gaceta; Ni palabra. Habla del desarme de ETA, también un tema de raiz nacional española.

 

¿Y el diario «independentista» La Vanguardia? A pesar del pensamiento único reinante en Catalunya (es evidente que en España hay una pluralidad increíble) ni palabra en la portada. Sí que es verdad que habla del proceso de recentralización.

El gobierno plantea suprimir organismos de la Generalitat

Por si a alguien no le pareciera suficiente, en la versión digital me ha costado mucho encontrar la noticia del presidente de la internacional liberal.  De hecho, en la home no está. Sólo en la sección de política muy abajo. ¿Y a que no saben qué noticia había justo encima? Os paso un pantallazo. Ah! La semiótica…

independencia-la-vanguardia

Tampoco debería sorprendernos viniendo de una gente que señalaba hace unos días que la independencia ha perdido apoyos (un 3% en un año) y baja hasta el 54% olvidando que el unionismo está estancado en un 20%.

Mientras tanto, en Catalunya sigue habiendo gente que pregona que la solución es la tercera vía (una suerte de soberanía económica y cultural con reconocimiento nacional dentro de España) o el federalismo (que se define en términos parecidos). Con la suma del trato que nos dispensa el poder ejecutivo (visto el documento) y el 4º poder, me pregunto en qué sustentan sus argumentaciones. ¿En unos aplausos al PSC que llegaron 3 días antes de que se descolgaran del derecho a decidir? ¿De verdad?

A la vista de los hechos, ¿es hoy un día cualquiera? Lo terrible es que creo que sí.

La unidad del PSC

Pere Navarro

Desde las mejores épocas del PSC, la caída del partido socialista catalán es espectacular. Y aunque hay diversas causas, es evidente que una de ellas son las constantes discrepancias internas que muestran día sí, día no. El alma catalanista del partido parece no aceptar sus derrotas internas. Tratando de dar un golpe de autoridad, Pere Navarro ha convocado al partido este fin de semana de forma extraordinaria.

Entiendo perfectamente los motivos que le han llevado a este extremo. Estoy de acuerdo con ellos en que la democracia en los partidos debe ser a puerta cerrada. Cara a fuera, la gente necesitamos saber qué opinan de verdad los partidos. Por tanto, sería bueno que los que pierden las votaciones dentro del partido callen… O se vayan.

El problema es que todo ello acaba en un documento, para mi, difícil de digerir. En lo que el PSC se equivoca es en elaborar un discurso precrisis, plagado de trampas lógicas. Resulta que quieren consulta y la quieren legal y pactada con Madrid, aunque están en contra de solicitarlo al parlamento español de forma legal. ¿Por qué? Porque está abocada al fracaso.

Los partidos en la oposición hacen constantemente propuestas de ley condenadas al fracaso. ¿Por qué las hacen? Porque el ritual también importa. Por tanto, ¿qué entendemos todos? Que están en contra. Además, da la sensación de que buscan el cuerpo a cuerpo con Ciutadans. Yo creo que esa es una batalla perdida porque el discurso del partido de Rivera es mucho más «moderno», sin el cinismo que acumulan los partidos de toda la vida.

Dicen que se convertirá en un nuevo Plan Ibarreche pero olvidan que aquí el movimiento lo inicia la gente, no los partidos. Y que, CiU y ERC están, además, olvidando que España está gobernada por el PP. Por tanto, habría que esperar a que gobernara el PSOE, que por cierto, ya ha dado su no. Por lo que la propuesta del PSC se traduce en un sí pero NO! con un argumentario más bien pobre y tramposo.

El PSC, cada vez, se agarra a la Declaración de Granada. Según ellos, el PSOE ya se ha postulado a favor de sus posiciones. Pero este documento, como ya dije, desde el punto de vista catalán tiene serias deficiencias. El PSC se fue a Granada con 3 reclamaciones básicas: ordinalidad fiscal, reconocimiento nacional y derecho a decidir. Y volvió con… Nada. Bueno sí, un federalismo nada definido. Un documento como aquel no frenará la marea independentista.

Ni una sola referencia al derecho a decidir. Y hace sólo unos días votación en contra de la mano del PP y UPyD. Parece dominado por el PSOE andaluz, radicalmente en contra. El documento sí hacía una apuesta por el autonomismo pero porque «ha sido y tiene que seguir siendo uno de los pilares más sólidos de la unidad de los pueblos de España» (sic). Califica al independentismo de «tentación» (sic). Y todo lo que consiguen respecto al reconocimiento nacional es un «respeto a las identidades diferenciales dentro de España, compatible con un compromiso colectivo con el proyecto común». Todo sin poner el nombre de la cosa. O sea, la misma indefinición que en la Constitución.

La prensa dijo  (y yo escribí en el blog) que la ordinalidad quedaba recogida en el documento aunque especificando que no sería ley. Falso. Ni siquiera se menciona. La pregunta es, ¿con qué fuerza puede defender el PSC que el PSOE es diferente al PP en este tema? Esperar al PSOE, ¿para qué? ¿Para que nos diga que no? ¡Pero si ya ha dicho que no!

Con estas enseñas, los catalanistas es imposible que confíen su voto al PSC, porque parece un discurso escrito desde Marte. Y para los que quieren unidad a toda costa, la opción Ciutadans es mucho más clara. El PSC acabará unido, pero será irrelevante. Con el peso de la historia pero con un presente y futuro liviano. El PSC no puede pretender gobernar Catalunya siendo importante sólo en 3 de las 41 comarcas catalanas. Por pobladas que estén.

Pero todo esto no justifica hashtags que pretendan echar a nadie, ni puede negar el derecho a gestionar el partido de los que ganan legítimamente elección tras elección. Estoy de acuerdo en que el ciudadano necesita saber qué vota. No es de recibo perder y, el segundo después de la votación, criticar a los que han ganado por más del 80% de los votos.

El PSC, como cualquier otro partido, ha de poder decidir sus propias líneas estratégicas. Serán los ciudadanos los que decidan si debe o no cambiar su dirección en las próximas elecciones.

De vueltas al relato

Vía Catalana

He hablado varias veces en el blog sobre la importancia del relato en la política. Las sociedades tienen una mítica colectiva que otorga legitimades y poderes que se dan «de facto». Y los políticos tratan de llevar ese relato a su terreno tanto como pueden porque eso los convierte en centralidad política.

Un buen ejemplo de ello es Gibraltar. Los españoles, en general, sienten que aquel territorio es legítimo de España, aunque no forme parte de su mapa oficial. En cambio, los ingleses también lo sienten como propio. Ello lleva a un choque de legitimidades, que suele basarse en discursos más emotivos que, de verdad, racionales. Paradógicamente, la gente siente que sus opiniones son de lo más «razonadas». Esa es la gran fuerza del relato.

A raiz de un debate en twitter, he vuelto a sacar el concepto respecto al proceso independentista catalán. En alguna ocasión he justificado que la gran manifestación del 11 de septiembre de 2012 cambia por completo el relato. El derecho a decidir se convierte en centralidad. Y eso «centra» al independentismo. Por primera vez, los independentistas se miran y se plantean si son mayoría.

Recuerdo que en 2009 se presentó un libro «Jo no sóc espanyol» (Yo no soy español) donde gente conocida afirmaba que era independentista.Creo que el título dice mucho del independentismo pre sentencia del TC de 2010. La afirmación nacional era en negativo. Se hacía difícil sumarse a un proyecto en el que el objetivo principal no era ser catalán sino dejar de ser español.

Pero eso cambia radicamente en 2010. De los por qués no estoy muy seguro. Si sé que la reacción coherente con el pasado en aquel momento hubiera sido un cabreo monumental. Lo que pasó es que mucha gente dijo: «Basta». Pero fue un «basta» con voluntad de cambiar las cosas. De construir. Y eso traía como consecuencia abandonar el «yo no soy» para pasar al «soy y quiero afirmarme como». Diferencia sustancial.

Conforme el relato independentista ha ido calando, élites academicistas han dotado al independentismo de un cuerpo teórico muy potente. A cada argumento por la unidad, se ha enviado una respuesta razonada y razonable. Hasta el punto en el que mucha gente que se siente española se siente incapaz de contestar esas argumentaciones. Frente a eso, han tomado tres actitudes diferentes: los que aceptan los postulados de la independencia, los que lo entienden pero no pueden sumarse por el corazón, y los que se molestan porque son minoría, sin darse cuenta que antes les tocó a otros.

Una de las claves reside, precisamente, en que es factible sentirse español y, en cambio, querer la independencia. Porque el relato, a pesar de lo que publican en Madrid, no es anti español sino pro catalán. Sin ese click, hubiera sido imposible un cambio tan sustancial en una Catalunya donde, incluso los que se apellidan Puig o Domenech, de segundo apellido tienen Rodríguez, Martínez o Fernández.

En cambio, el relato español, paradógicamente, es profundamente excluyente. Ni los Martínez se pueden sumar a un «si os vais, os haremos la vida imposible». ¡Entre otras cosas porque viven aquí! No hay ni un solo argumento por parte de los «generadores» de relato (políticos, medios…), que vaya en la línea «España merece la pena». Algo sobre lo que los españoles deberían abrir una reflexión (con independencia del caso catalán).

Eso es lo que lleva a que gente muy cercana a mi hace muy pocos años lloraban (literalmente) al escuchar el himno de España (por ejemplo, en las olimpiadas de Barcelona, o después de ganar un Mundial de Fútbol) y hoy dudan. Cuando no, tienen claro que votarían un rotundo sí. Puedo equivocarme, pero mucha de esa gente está deseando un mensaje conciliador de España. Están deseando una buena oferta para tener una excusa para dar el no. Pero que llegue, se hace aún más imposible que la propia independencia (que ya es harto difícil).

A medio plazo y de seguir así las cosas, el relato catalanista ganará. Eso sí, su gran reto es que, ahora que se siente mayoría, no se pase al discurso excluyente. Sería un grave error estratégico hacer sentir a los que defienden el «no» que esta no es o no podrá ser su tierra si gana el «sí». Porque entonces muchos votarán «no». Y, sobre todo, porque aunque ganara el «sí», sus emociones van a seguir ahí. Donde estaban. Y han de tener el derecho que hoy no tengo dentro de España. O esto no merecerá la pena.

El federalismo del PSC

Consejo territorial PSOE Granada

Por lo que conozco de gente del PSC, su apuesta por el federalismo es real y sincera. Estoy convencido de que creen honestamente en que la única vía es el diálogo y la negociación. Incluso he expresado algunas veces que lo que proponen lo comparto e, incluso, lo secundaría.

El problema, como señalaba hace unos meses en el blog, es que, si no hay nadie al otro lado con quien negociar, es absurdo hacerse trampas al solitario. Mi tesis era que el federalismo en el sentido que se le está dando en Catalunya no tiene espacio en España. Lo que les decíamos algunos es que, una vez lancen sus propuestas a los partidos estatales, no les harán ni una sola concesión. Y, ante la negación rotunda de mis amigos del PSC, llega la declaración en Granada de este fin de semana.

El PSC se presentó con lo que en su programa electoral de noviembre llamaron las 4 R’s: Reconocimiento nacional (la constitución ha de decir claramente que Catalunya es una nación), Reglas (separación clara de competencias sin interferencias mutuas entre administraciones), Representación (reorganizando el Senado para que sea una cámara de representación autonómica de verdad) y Recursos (agencia tributaria propia consorciada con el gobierno español y cumplimiento del principio de ordinalidad añadiéndolo a la constitución).

Esto lo compraríamos muchos. Muchísimos. Nos sentiríamos cómodos en una España así. ¿Y con qué ha vuelto el PSC de negociar con un PSOE que, hoy por hoy, ni siquiera gobierna? Con la reforma del Senado, aunque no en la forma en que el PSC proponía (de hecho, hasta donde yo sé, no se ha concretado ninguna fórmula).

Respecto al reconocimiento nacional, de ponerlo en la constitución, nada de nada. En todo caso, cada estatuto podrá formular si es o no una nación. El PSC dice que si el estatut en el preámbulo dice que somos una nación es que se ha conseguido la misión. Lo que no dice es que esto es un café tan descafeinado como sea posible para todos. Y si no, al tiempo. No hay ningún reconocimiento explícito al hecho diferencial en la constitución que es, no lo que estamos dispuestos a negociar, sino lo que exigimos. Y también olvidan decir que el TC dejó muy clara la validez que tenía que nos declaráramos nación en el estatut; ninguna. Por lo tanto, ningún cambio en este sentido.

Además, también llevaban el derecho a la autodeterminación. Me imagino que aún hay gente en el PSOE con ataques de la risa. Por supuesto, y por mucho que ellos insistan en la negociación, esto no se negocia. Los poderes de Madrid controlan la ley y jamás lo aceptarán.

Por lo que se refiere a los recursos, la cosa ha sido más jocosa, si cabe. En un primer momento, el PSOE dijo que ni hablar de añadir el criterio de la ordinalidad porque «algunas comunidades se pueden molestar» pero que «recogerían el espíritu». El criterio de ordinalidad es algo tan sencillo y obvio como que la posición en el ranking que cada comunidad ocupa en pago de impuestos per cápita debe ser la misma que la posición en el ranking de lo que la administración gasta per cápita. Es decir, si soy el tercero pagando impuestos, tengo que pagar más que el cuarto pero nunca tanto como para perder esa tercera posición (lo contrario quiere decir que el tercero es muchísimo más solidario que el cuarto, lo cual, no tiene sentido si el cuarto también forma parte de los ricos).

Que recoja el «espíritu» significa lo mismo que cuando el PSOE se comprometió a empezar a pagar la deuda histórica con Catalunya dos años antes de lo que decía el papel (se movió 2 años por el compromiso español), papel mojado. Esto provocó que la prensa catalana y la gente se echara al cuello de Navarro y supongo que eso le hizo endurecer los criterios. No, el documento debía recoger explícitamente el término si, en realidad, no aceptaban nada más.

Vistas las circunstancias, el PSOE aceptó añadir la ordinalidad. A cambio, explicitaron también que «nunca sería ley». O sea, que nunca tendrán la obligación real de cumplirlo, vaya. Es decir, que a los catalanes nos tratan de imbéciles. No se me ocurre otra explicación. Deben pensar que, a estas alturas, aún nos las pueden dar con queso.

Llevo tiempo diciendo que los poderes españoles (afincados esencialmente en Madrid y de un nacionalismo de matriz castellana) no están haciendo el diagnóstico correcto. Los catalanes no nos fiamos. Nos han engañado demasiadas veces. Incluso un no catalán que no esté de acuerdo con la independencia debería poder ver que estos tejemanejes de «te hago ver que lo acepto sin aceptarlo» es insultar a nuestra inteligencia.

Mientras tanto, y a la vez que el PP abre el melón del trasvase del Ebro (poniéndose en contra a la provincia menos independentista de Catalunya, haciendo más fácil el camino hacia el estado propio), ERC se iba al Baix Llobregat (uno de los feudos del unionismo) a proclamar las claves de la independencia y ha lanzar un mensaje sutil pero de gran calado: un partido que siempre ha hablado de «els països catalans» dice ahora que cada país (Catalunya, Baleares, Valencia y… el Rosselló en Francia) han de hacer su propio camino. ¿Sabéis qué significa esto? Que ERC se compromete a no molestar a los franceses, uno de los grandes poderes en contra de la independencia. Mientras unos juegan bien sus cartas, los otros…

Navarro decía ayer que había sido una «jornada histórica» y que esto provocará que el resto de partidos se posicionen alrededor de su propuesta. Yo no le doy más de 1 semana de vida (efectiva). Veremos quién tiene razón…

PD: Me ha llegado este vídeo a través de Jaume Clotet 10 minutos después de acabar el post. Esto es lo que sucede cuando te dedicas a molestar a los demás.

 

La caída de CiU

Artur Mas

Casi desde la misma celebración de las elecciones autonómicas catalanas, la rumorología ha apuntado a que CiU podría estar sufriendo un enorme desgaste. Por un lado, parece bailar al compás de ERC y dicen que la gente prefiere al «original». También CiU y Artur Mas están trasmitiendo un derrotismo que lleva a la gente a desapuntarse de una opción que no se percibe ganadora.

Lo sorprendente ha sido cuando alguien se ha atrevido a publicar los datos en forma de encuesta que luego el CEO ha confirmado. ERC sería la fuerza mayoritaria. Junqueras está haciendo un buen trabajo, eso es evidente. Pero que se giren las tornas tanto como para un cambio de este calibre llama la atención.

No puedo evitar pensar en aquellos que se burlaban de Artur Mas tras las elecciones y le decían que no había leído bien lo que decía la calle y añadían que el secesionismo había fracasado. Estos resultados no hacen más que consolidar que el camino a la consulta es imparable. Diga lo que diga la ley. ¿Cómo lo pararán? ¿Suspendiendo la autonomía? ¿Metiendo en la cárel a Mas por sedicioso? ¿Enviarán los tanques? ¿De verdad nos regalarán un error de ese calibre?

De todas maneras, no lo puedo confirmar pero, hasta donde yo sé, es cierto que ese tipo de estupideces ya sólo se dicen para el populacho. Las altas esferas de poder de Madrid parece ser que están preocupadas. Y además saben que una España sin Catalunya no es económicamente viable. Y que por mucho que sea el único país europeo que se niega sistemáticamente a reconocer todas las independencias que se producen en el mundo, la cosa no estaría tan clara a su favor como podría parecer.

Por otro lado, y tímidamente, ya empiezan a publicarse propuestas muy inteligentes para dificultar el proceso. Algunos están estudiando hacer un referendum con tres opciones. Ya le colaron una así a Jordi Hereu cuando era alcalde de Barcelona. Y así le fue. Algunos, desde Catalunya, parece que estarían dispuestos a apoyar una propuesta así. Lo que me pregunto es si los catalanes nos meteremos un autogol histórico (otro más) de este calibre.

Es verdad que la situación es muy difícil para Artur Mas. Necesita colaborar con Junqueras porque, como se desmarque, las acusaciones de que no quiere llegar hasta el final se corroborarán. Este tren va muy rápido y bajarse en marcha es muy peligroso. ¿Y continuar? ¿Qué costes tiene?

Yo tengo dudas. Muchas. Los datos arrojan unas cifras muy malas para CiU. Desde luego, Artur Mas ha de preocuparse. Pero yo no tengo claro que Junqueras pueda dormir convencido de que será el futuro presidente. En primer lugar, los movimientos estadísticos tan rápidos me generan una gran desconfianza. ERC recibiría algo más de 1 de cada 4 votantes de CiU en las elecciones anteriores. ¿En sólo 6 meses? Y estas estadísticas pierden fiabilidad con cambios así porque obliga a que se «cocinen» mucho.

En sengundo lugar, cuando preguntan a los votantes de ERC qué opinión les merece la gestión del gobierno y, sobre todo, qué opinan de Artur Mas, el apoyo es anormalmente alto. Lo que a mi me sugiere este resultado (y esto no es nada científico) es que muchos votantes de CiU se van a ERC como garantía de que se consuma el proceso y que si Mas cumple su palabra, muchos de ellos volverán.

De todas formas, quizás lo que estamos viviendo es un vuelco histórico. Pero no respecto a CiU sino respecto a la estructura del voto. La historia tiene mucho más peso en el presente de lo que nos pueda parecer. Quizás la anormalidad histórica haya sido la residualidad de ERC durante 40 años de democracia cuando en la república había sido el partido transversal. Quizás esa sea la función histórica de Junqueras, devolver a ERC a su sitio natural.

Esto hará (y está haciendo) daño a Mas, pero a quien creo que más le afecta es a PSC. Al fin y al cabo, Catalunya independiente o no, necesitará una referencia conservadora donde CiU puede instalarse sin mucha competencia. Pero si ERC se hace con el centro izquierda moderado, ¿qué lugar le queda al PSC? Y, aunque no es el tema de este post, debo reconocer que me sorprendió un poco el tono de El Periódico respecto a la encuesta que publicó. Es evidente que hace daño a CiU. Pero, ¿será también un giño a ERC? ¿Estará descontando que el PSC se queda fuera de juego?

sorpasso de ERC

Sea como fuere, lo que no se mueve ni un milímetro son las respuestas respecto a la independencia. La centralidad política se mantiene en el derecho a decidir y en que se celebre una consulta (incluso los datos podrían considerarse altos en partidos del no). Eso sí, la esquizofrenia catalana se mantiene. De entre todas las opciones sobre el futuro de Catalunya, la mayoritaria es la independencia, pero la suma de preferencias por ser una región, una autonomía y un estado federal gana. Respecto a si estaríamos de acuerdo en que Catalunya fuera un estado independiente, arrasa (literalmente) la independencia. Y, finalmente, si creemos que la gente votará sí o no, empate técnico. Por cierto, para los que teman por la lengua española en una Catalunya independiente, gana por goleada una cooficialidad con el catalán, también entre los independentistas.

Nacionalismo y patriotismo

No son pocas las veces que hemos escuchado «yo no soy nacionalista, yo soy patriota». Pero, ¿cuál es la diferencia entre un concepto y el otro? Los que defienden la distinción señalan que el patriotismo tiene que ver con el amor a la patria, a lo propio. Un concepto que viene muy de lejos. En cambio, el nacionalismo es un concepto más moderno y tiene que ver con el desprecio a lo ajeno.

En cambio, esas mismas personas hablan sin tapujos que la única nación es la española. No dudan que España es una gran nación. Al gran debate político anual le llamamos debate del estado de la nación. Lo «otro», suponiendo que lo concedan, son «nacionalidades». ¿Cómo es posible que «nación» esté tan denostado para unas acepciones y, en otras, sea positivo?

El concepto nación nace con la revolución francesa unido al de ciudadanía y se expande en la época del romanticismo. Con él se forjan la nación y democracia francesa, las unificaciones alemana e italiana… Y cala la idea del estado nación. Los problemas del nacionalismo llegan cuando un señor con mala leche, que provocó 50 millones de muertes, decidió llamar a su máquina de matar nacional socialismo. Es curioso. El concepto socialismo quedó intacto, quizás porque tuvo un contrapoder. El nacionalismo estará unido para siempre al genocidio.

No es de extrañar que una mente tan privilegiada como la de Einstein recelara de una región al norteste de España donde unos tipos se hacían llamar nacionalistas. Lo cierto es que, cuando lo conoció de primera mano, dijo: «ahora os entiendo, pero no le llaméis nacionalismo».

De acuerdo, hemos convertido la palabra en pecado. Pero, ¿qué diferencia real hay? Quiero decir, ¿cómo puede alguien sentir con orgullo que él forma parte de la nación española, y luego añadir que no es nacionalista? De otra manera: ¿qué hace diferente a un patriota español y a un nacionalista catalán?

Un patriota espalol disfruta viendo ganar a la selección española. Le gusta ver a Alonso en lo alto del podium y saca pecho cuando un científico español da con la clave del cáncer. Se enorgullece de los pintores que la historia ha decidido prestarle y se emociona viendo la riqueza paisajística de su país. Por no hablar de la gastronomía. Por supuesto, le duele que sus políticos tengan poca influencia en el mundo, o que le insulten porque es «vago».

¿Y un nacionalista catalán? Pues no puede ver la selección catalana, pero le gustaría. Le gusta que gane Pedrosa o Jaume Alguersuari. Valora sus científicos, paisajes, gastronomía. Y, claro, le molesta que sus políticos no decidan tanto como le gustaría a él, que le insulten… Es decir, lo mismo.

¿Lo mismo? De hecho, no. Porque él no disfruta de su selección. Tampoco puede decir que a él Alonso le importa tanto como a un español Romain Grosjean. Le miran raro. Por ley, sus símbolos son menos símbolos que los del patriota español. Por ejemplo, las banderas españolas han de estar en el sitio preeminente. Y, por supuesto, aunque proteja la lengua mucho menos que el patriota español, se excede. Es decir, que son lo mismo. Lo que les diferencia es que el patriota español está legitimado. El catalán, no.

¿De dónde emana la legitimidad? Del estado. Los sociologos se pasaron muchas décadas asimilando patriotismo y nacionalismo. Hace 30 años que dejó de ser así. Siempre encontraremos filósofos dispuestos a decir lo contrario y, curiosamente, son los mismos que se llaman a si mismos patriotas. Pero la mayoría reconocen que no hay distinción posible.

El debate lo abre el experto en psicología social Michael Billig, que construye el concepto nacionalismo banal. Banal no porque sea minúsculo, sino por lo contrario. Lo banal es tan habitual, forma tanto parte de la vida cotidiana, que se percibe como «lo normal».

Por ejemplo, es normal ir a la plaza de la Cibeles de Madrid y que esté llena de banderas. Y es normal que, cuando salen los toros, la plaza esté presidida por banderas españolas. No es que pase, es que es «lógico». No puede ser de otra manera.

cibeles

Hasta hay cosas preocupantes. En la semana santa, los pasos salen a la calle con el himno de España seguidos por la legión, que canta «el novio de la muerte«. Menudo cockel, ¿eh? Patria, fe y ejército.

Ya hablaré otro día de los medios de comunicación, pero hoy un apunte. Se dice que TV3 trata de imponer una idea de nación catalana. La prueba gráfica es el mapa del tiempo. Representan «els paisos catalans» y no sólo el principado. Lo que no dicen es que Tv3 se veía en las 3 comunidades hasta que lo impidió el PP. Es decir, que era el territorio de su audiencia. ¿No parece normal que una televisión dé el tiempo del territorio donde se emite?

mapa del tiempo

Muy bien, a pesar de lo dicho, acepto que un mapa del tiempo configura la percepción de la realidad. Si asumimos esto, ¿pensáis que el mapa del tiempo de TVE y del resto de cadenas no crea marco de referencia? ¿Qué le confiere al mapa de TV3 de un poder especial que el mapa de TVE no tiene? Son líneas, son mapas…

mapa del tiempo tve

La fuerza del nacionalismo banal es que, a través de su normalización, se incorpora con fuerza en el imaginario colectivo. Es así como niega su propia existencia. Se le detecta porque lleva a sus defensores a respuestas del tipo: «porque es lo normal», «¿dónde estamos?», «lo pone en tu DNI»… Razones que son más emociones que realidad.

El vídeo de Telemadrid y el nazismo

telemadrid

Esta mañana Jordi Basté hacía una comparación en la radio interesante que creo que explica muy bien algo en lo que he insistido algunas veces.

Hace unos meses TV3 hizo un vídeo lamentable sobre los jugadores del Madrid comparándolos con hienas.

 

Esto es lo que pasó una semana después en la propia TV3 y en el mismo programa.

 

Para los que no lo entendáis, una disculpa. El presentador dice: «cuando uno se equivoca hay que pedir disculpas, por eso no hay más remedio que pedir perdón si alguien se ha sentido ofendido». Y añade: «la comparación con las hienas ha sido desafortunada y entendemos que haya gente que se haya molestado». A todo esto hay que sumar que el canal 24 horas de TV3 hizo cada media hora un pequeño mensaje de disculpa.

Esto es lo que ha pasado con un tema absolutamente banal, como el fútbol. En un tema mucho más importante, esto es lo que se emitió hace 1 semana en Telemadrid, ese canal…

 

Es decir, que Telemadrid compara Hitler, Stalin y la banda terrorista ETA con los líderes que los catalanes hemos escogido a través de las urnas. ¿Y sabéis lo que hemos recibido como respuesta a las protestas catalanas? Pues esta es la de su presentadora:

Cristina Ortega

Yo ya me alegro de que los medios catalanes no practiquen este tipo de periodismo. Me alegra que cuando se equivoque, pida perdón. Ya sé que no todos los medios españoles tienen el mismo tono. Pero a mi me gustaría ver esos otros medios criticando a Telemadrid por decir esto.

¿Dónde está esa izquierda española tan democrática? ¿Dónde están esos discursos defensores de la libertad? ¿Qué pasa? ¿Que si llaman nazi a la Ada Colau tenemos que salir todos a defenderla pero cuando nos acusan a los catalanes no tiene importancia? Porque sí, atacar nuestras instituciones es atacarnos a nosotros, como cuando un medio alemán insulta a Rajoy lo interpretamos como un agravio a los españoles.

Suerte que hay gente con mucho sentido del humor. El ser humano tiene la capacidad de burlarse hasta de las cosas más graves. Y, como dice Woody Allen, «comedia es igual a tragedia más tiempo». Aún deberemos darles las gracias por aportar las dosis de tragedia suficiente como para reirnos hasta las lágrimas. ¿Cómo se pondría Hitler si supiera que lo comparan con unos tipos que piden votar?

 

PD: A ver si utilizamos entre todos el adjetivo nazi con un poco más de cuidado. A ver si de tanto banalizarlo, vamos a tener un disgusto.