La materia debajo de la alfombra

Cuando miramos al cielo, las estrellas nos parecen enormes y eso nos induce a pensar que su masa debe representar una porción enorme de la masa total. Pero, en realidad, sólo representan el 0,4% de la masa total. Entonces, ¿dónde está el resto?

El gas intergaláctico representa una masa mucho mayor (sobre el 3,6%) pero, aún así, falta mucha. Por allá los años 30, un físico suizo, Fritz Zwicky, quiso medir la masa total de un cúmulo de galaxias (que es un montón de galaxias juntas). Para hacerlo, midió la velocidad a la que rotaban las galaxias porque la masa y la rotación están íntimamente ligadas. Y luego midió la luz que emitía todo el cúmulo, ya que la luz está relacionada con la energía y esta, a su vez, con la masa. Y el resultado fue que había 400 veces más que la masa esperada…

Eso llevó a los físicos a la conclusión de que el universo está constituído en, buena parte, por una materia oscura, que «no se ve». Esta materia se acumula en las galaxias aumentando muchísimo su masa.

En estas imágenes podéis ver a la derecha como «vemos» una galaxia (a la derecha) y el halo de materia oscura que, en realidad, hay (a la izquierda).

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Además, descubrimos y hace poco mapeamos, que las Galaxias estaban unidas por una especie de red de gases que forman como una malla. Eso nos ha venido de narices porque nos ha ayudado (y mucho) a comprender porqué la materia se ha acumulado formando galaxias.

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Después del Big Bang, la materia oscura se distribuyó de forma no uniforme formando esta gran red con filamentos. En los puntos de unión de estos filamentos se producía una acumulación de materia que provocaba la concentración de la materia que, después, ha formado las galaxias. Así, y como ellos mismos dicen, la materia oscura ha constituído una especie de andamiaje para la materia «que vemos».

Esta imagen son los filamentos tal y como están ahora que hace tan sólo 2 años, pudimos mapear. Tienes que pensar que cada uno de los puntos que se ven, son multitud de galaxias.

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Aunque la materia oscura es más de 5 veces la materia «que vemos», el conjunto de las dos, sólo representan el 25% de la materia del Universo. ¿Dónde demonios está el 75% que falta?

¿Os acordáis que hablamos que había una posible 5ª fuerza fundamental de la naturaleza? Una de las formas de explicarla sería que hubiera energía repartida por todo el universo de forma uniforme, a la que no le afectara la gravedad. Esta energía tendería a separar la materia, es decir, a expandir el Universo.

Una hipótesis es que esta energía se genera en el vacío. Si recordáis, por el principio de indeterminación no podía haber ningún punto del universo vacío. Pues a las regiones donde no hay «nada», se supone que hay como unas oscilaciones, que podrían ser la fuente de esta energía, que representa el 75% del total. Nada mal, ¿no?

Así, como veis, el Universo esconde la mayor parte de su contenido a nuestros ojos. Y cuando miramos al cielo sólo estamos viendo una parte ínfima de su contenido.

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La paradoja del gato de Schrödinger

Una de las paradojas más curiosas de la ciencia es la paradoja del gato de Schrödinger aunque, para entenderla, tenemos que recapitular un poco. Así que voy a ello.

Si os acordáis, ya había hablado del principio de indeterminación, según el cual, una partícula no está en ningún sitio en concreto sino que tiene una probabilidad de estar en ese sitio en concreto. Dicho con otras palabras; las partículas están en diversos sitios a la vez. Eso también se da con otras propiedades medibles de las partículas (energía, posición…).

Pero, ¿cómo puede una partícula tener, a la vez, varias energías, posiciones…? A escala cuántica (o sea, muy pequeña), las partículas se comportan como ondas. Y las ondas pueden superponerse, como vemos con las olas del mar cada vez que vamos a la playa. A esa superposición de «estados», se le conoce como superposición cuántica.

Sí, ya sé que eso es impensable pero recordad que el mundo de lo más pequeño funciona con unas reglas completamente diferentes a las nuestras. Y no olvidéis las cosas curiosas que nos pasaban cuando veíamos el experimento de Young, sólo por el hecho de nosotros estar ahí observando. La conclusión era que el observador afecta a las mediciones.

Pero todo esto es profundamente perturbador. Si las partículas pueden estar en varios sitios a la vez y una pelota de baloncesto está constituído por partículas; ¿por qué las pelotas de baloncesto no están en varios sitios a la vez?

Para tratar de explicar todo esto, Schrördinger, en los años 30, propuso este experimento imaginario. Colocamos a un gato dentro de una caja opaca, que no podamos ver su interior. Con el gato colocamos un recipiente con veneno. Y además, una partícula radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse en la próxima hora que, en caso de hacerlo, activaría un dispositivo que rompería el recipiente envenenando al gato.

Con lo cual, la vida del gato depende de si esa partícula radiactiva es emitida o no. Pero es que ya hemos visto que, según la mecánica cuántica y la superposición cuántica, esa partícula puede haber sido emitida y a la vez, no emitida. Luego, la vida del gato toma propiedades cuánticas y el sistema (todo el conjunto gato+recipiente+partícula) tiene aspectos del gato vivo y del gato muerto. Sobre el gato en concreto no podemos decir nada.

Pero, ¿qué pasa cuando abrimos la caja? En el momento en el que nosotros intearctuemos con el interior de la caja, hasta ahora aislado, el gato tomará uno de esos estados; o vivo, o muerto. Pero, ¿tiene sentido todo este galimatías?

Intentando ser muy intuitivo; la idea es que una partícula, cuanto más aislada está de su entorno, más cuántica es su mecánica. En esa situación, las propiedades de la partícula son «puramente» cuánticas. Se dice entonces, que la partícula está en un estado coherente.

En cambio, cuando esa partícula tiene un entorno, cuando introducimos nuevas partículas en el sistema, esta empieza a interactuar y la partícula ya  se muestra en un estado en concreto. Ese proceso es el que se conoce como decoherencia.

¿Significa esto que todo esté ligado al azar? Me explico. Imaginad que observamos una partícula y, por este hecho, la partícula toma un estado cuántico concreto. Ahora dejamos de observarla y vuelve a su coherencia, es decir, con superposición de diversos estados. Y volvemos a mirarla. ¿Presentará ahora un estado diferente?

A Einstein, que no le gustaban nada los principios de la mecánica cuántica, como crítica decía que; «Dios no juega a los dados». Pero Stephen Hawking lo explica de maravilla en su libro «El mundo en una cáscara de nuez».

Imagina que tienes un casino. Y propones el siguiente juego; los jugadores tiran un dado con 6 caras. Si sale un número entre el 1 y el 5 ganas tú. Si sale el 6, él. En una tirada en concreto puedes perder. Pero una vez realizadas 1000 tiradas, sí que sabemos que, probablemente, la inmensa mayoría de las veces ganarás tú.

Con el principio de incertidumbre y la decoherencia de la pelota de baloncesto de la que empezamos hablando pasa lo mismo. Es tan grande la probabilidad a favor de que no pasen cosas «extrañas» y tantas las «tiradas» que, desde nuestro punto de vista «clásico», no van a suceder.

Espero haber sido lo más «claro» posible, teniendo en cuenta lo abstracto del tema. Por supuesto, si entra algún físico y quiere puntualizar/corregir cosas, estaré encantado. 😉
Por cierto, no sé si ayuda a que se entienda, pero hay una secuencia genial en la serie de humor The big bang theory que habla sobre este tema. Para los que no hayáis visto ningún episodio va de 2 superdotados (y sus amigos) que comparten piso. En frente llega una nueva vecina, de la que uno de los dos está enamorado. Así que ella pide consejo al otro y… mirad lo que pasa…

Melodías de Broadway (1929)

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Valoración: 6,5/10

Argumento. Dos hermanas llegan a Broadway para triunfar en el mundo del espectáculo cuando se enamoran del mismo hombre.

Breve crítica. Es emocionante ver el uso que se hacía en aquella época del sonido y cómo vivieron la transición entre el mudo y el sonoro. Algunos de los bailes son fantásticos. Muy recomendable.

Género. musical.

Director. Harry Beaumont.

Guión. Norman Houston, James Gleason.

Intérpretes. Charles King, Anita Page, Bessie Love.

Título original. Broadway melodies.

Año de estreno. 1929.

País. USA.

El 3D y Avatar

NOTA:  Si lo que quieres es leer la crítica de Avatar, la encontrarás en el enlace.

Ya todo el mundo habla sin parar de Avatar. Parece que los pocos minutos presentados son espectaculares y la gente que los ha visto, comenta que es una experiencia radicalmente distinta a la que hemos vivido nunca hasta ahora en una sala cinematográfica. Pero, ¿de verdad es tan relevante este estreno?

La industria del cine parece estar desesperada. Todo el sistema de descargas y los nuevos servicios de streaming amenazan a su sector. Ellos hacen una inversión muy fuerte y, en cambio, no son capaces de controlar la distribución y, por tanto, el negocio.

avatar¿Hay alguna manera de pararlo? Hay dos; la primera es ofrecer de forma inmediata y online un servicio gratuíto igual y de mayor calidad insertando publicidad (modelo Hulu) u ofreciendo aún más calidad y, puede que en el futuro algún servicio extra, por una cantidad no muy grande.

La segunda es devolver a la sala el valor añadido que tuvo en el pasado. Antes, cuando hablabas con la gente, te decían que tal o cual película había que verla en el cine, que no podías esperar a la tele porque perdía. Con los grandes equipos de sonido, el DVD y, sobre todo, la gratuidad de la red, la percepción de valor ha caído en picado.

La apuesta de la industria es el 3D y, como siempre, buscamos abanderados de nuestros objetivos; preguntarse si Avatar, la primera gran película 3D, va a triunfar es lo mismo que preguntarse si el 3D va a ser algo más que un cine IMAX o cine para niños. Preguntarse si Avatar llenará las salas es lo mismo que preguntarse por el futuro de esta industria. O eso creen ellos…

Y a todo esto, su director, James Cameron, se siente como pez en el agua porque ha tratado, y mi opinión es que conseguido, darle un vuelco a la cinematografía un par de veces antes con sendas películas más caras de la historia hasta ese momento; Terminator II y Titanic. Esta es su tercera vez, ya que ha gastado 200 millones de dólares.

¿Puede sacar el 3D el polvo a las butacas de las salas? Analicemos la situación.

Mucha gente compara este momento revolucionario con la aparición del sonido o el color. Y lo es. Es evidente que la experiencia cinematográfica cambia radicalmente. Y aparecerán nuevas formas gracias a este nuevo tratamiento visual. No tengo ninguna duda. ¿Evitará esto el pirateo? A corto plazo seguro. Pero, ¿llevará eso a la gente a meterse en una sala de cine? Sí, pero no por siempre. Y ese es, para mi, uno de los problemas.

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No nos equivoquemos; el sonido atrajo a gente al cine, pero el cine mudo crecía en popularidad. De hecho, si se añadió el sonido fue por su éxito, y no a la inversa. El sonido sólo reforzó una tendencia existente y, eso sí, dio nuevos recursos a grandes creadores.

El color es la muestra que un cambio de tecnología no implica éxito. La época dorada de hollywood acaba justo cuando el color se populariza. Es verdad que recibió varios varapalos; les acusaron de monopistas y perdieron la distribución, perdieron el control sobre directores y actores… Pero fue la televisión, sobre todo con los noticiarios y las series matinales, las que casi barrieron la industria cinematográfica.

El cine respondió parecido a como intenta responder ahora; con espectacularidad. Nuevos sistemas panorámicos (el cinemascope, por ejemplo, data de aquella época) y cine épico; Ben-hur o los 10 mandamientos. Pero hay una diferencia y a mi me parece clave. Los espectadores no habían dado la espalda al cine porque las películas les parecieran aburridas sino porque salió algo que les era más cómodo. Cuando el cine les dio, tan bien como lo hacían antes, cosas que la tele no podía ofrecer, la gente volvió. Pero ya eran buenos haciendo productos de entretenimiento. Ahora no es el caso.

A posteriori se han vivido otras crisis, por ejemplo la de finales de los 70’s. El público se cansó de lo que hacían en las salas, es decir, uno de los aspectos claves de la situación actual. ¿Qué devolvió a la gente a las salas? Que un grupo jóvenes medio chiflados que asustaban mucho con sus ideas a las majors, dieron un espectáculo que jamás se había dado; Spielberg, Lucas, Scorsese, Coppola, Zemeckis…

¿Quién está montando esto del 3D? Los de la revolución de los 80’s, ahora con casi 60 años. Así, por lo que están interesados es por la tecnología. Pero el problema es que las historias trilladas por las que la gente ha perdido (o está perdiendo) el interés, siguen siendo los que quieren explotar en estos nuevos sistemas. Es decir, en contraposición a lo que hicieron estos directores cuando llegaron, que fue cambiar las historias que se contaban, ahora esperan que sólo la tecnología levante la situación. Y yo no lo creo.

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Además, Avatar es una película tremendamente cara y parece obvio que ese no puede ser el camino. Por lo que la propuesta Avatar es casi, autoconcluyente; no es pregonera de ningún cambio narrativo, que es el que al final cuenta, más allá del 3D.

No olvidemos que, si le preguntas a la gente por qué no va al cine, la respuesta suele ser del tipo; «es que no vale la pena». Yo no descarto, en absoluto, que nuevos realizadores que ahora incluso no conocemos, aprovechen esta tecnología para crear nuevos conceptos. Lo que pongo en duda es que, a medio plazo, cuando el 3D no sea una novedad, él sólo sea capaz de sostener esta situación.

A mi me parece imposible que Avatar no reviente. Pero es que es la primera, por lo que su éxito sólo quiere decir que la gente tiene ganas de probar algo nuevo. Pero sostener todo sólo sobre la tecnología 3D es un error. Yo creo que la industria se está haciendo trampas al solitario y, como no tenga un golpe de suerte, lo va a pasar mal.

ACTUALIZACIÓN; Jorge Mochón me ha pasado el enlace al trailer con su twitter. Os lo pongo.

Las fuerzas fundamentales del Universo

Cada post que pasa, imagino que debéis pensar que el Universo es realmente complejo. Hay multitud de casuísticas y aparecen distintas formas de interpretar la realidad que hacen intuir multitud de variantes que controlan el Universo.

En realidad, las fuerzas fundamentales del universo no son tantas y, la mayoría rigen el Universo de lo más pequeño. De hecho, son seguro cuatro y podría sumarse una más.

Pero antes de repasarlas, creo que es importante primero explicar antes cómo se comportan esas fuerzas. Trato de explicarme; Nosotros sabemos que el Sol y la Tierra se atraen mutuamente. Eso parece claro y, además, somos capaces de calcular con qué intensidad se produce esto sabiendo las masas y la distancia que las separa. Pero la pregunta es; ¿qué hace que el Sol y la Tierra se atraigan? O sea, si no se tocan, ¿cómo demonios pueden provocar uno efecto sobre el otro?

Y eso nos lleva a la siguiente reflexión. La física cuántica propone que existen un buen puñado de partículas; es lo que se conoce como modelo estandar. No voy a enumerarlas todas porque resultaría muy pesado, ni siquiera los grandes grupos. Si estáis interesados, clicad en el link de la wikipedia. Pero sí voy a hacer un breve resumen y luego entenderéis por qué, hablando de fuerzas, he acabado en las partículas.

En el colegio todos estudiamos que los átomos están constituídos por 3 subpartículas; 2 en el núcleo (neutrones y protones) y 1 orbitando alrededor del núcleo (electrón). Lo que no nos explicaron es que neutrones y protones están, a su vez, constituídos por otras partículas conocidas como quarks, aún más pequeñas y, por tanto, energéticas. Y, entre estas partículas, sin entrar en muchos detalles, pasa algo parecido a lo que sucede entre protones (de carga positiva) y electrónes (de carga negativa); algunas se atraen y otras se repelen.

Pero aún hay otro tipo de partículas y tienen una característica curiosa; no son detectables, y no tienen peso. En cambio, sí podemos medir sus efectos y por eso sabemos que existen. Voy a poner un ejemplo de partícula bastante conocida y que forma parte de este grupo; los fotones. La luz se transmite mediante fotones, pero los fotones no tienen peso y, en algunos casos, no podemos detectarlos, aunque notamos sus efectos.

Y aquí, amigos míos, llega la relación entre estas partículas y las fuerzas del universo. Porque precisamente esas partículas son las responsables de las fuerzas que rigen el universo. Como digo, no podemos detectarlas, pero sus efectos son evidentes. Pero, ¿cuáles son esas fuerzas?

Fuerza gravitatoria; Qué decir de ella que ya no se haya dicho. Es la causante de que los cuerpos se atraigan mutuamente y es la que domina el Universo a gran escala. Parece ser que, cuando dos planetas se atraen están enviándose mutuamente unas partículas que conocemos como gravitones.

Fuerza electromagnética; Es la fuerza que permite la electricidad que ilumina nuestras casas y el magnetismo de los imanes. La partícula que se encarga de esto es la misma responsable que la luz; el fotón. En el fondo, es la que mantiene a los electrones orbitando alrededor del núcleo del átomo, así que es la que gobierna a escala atómica.

Fuerza nuclear débil; Esta es algo difícil de explicar sin entrar en algunos detalles de cómo están constituídas las partículas. En todo caso, sus efectos son conocidísimos, porque es la responsable de la radiactividad. Y la partícula responsable tiene un nombre horrible; Bosón de Gauge.

Fuerza nuclear fuerte; En el colegio nos explicaban que electrones y protones se atraen y que un protón con un protón se repelen. ¿Nunca os habéis preguntado cómo puede ser entonces que los protones del núcleo del átomo no se repelan? Los protones del núcleo se repelen por culpa de la fuerza electromagnética. Pero a distancias muy cortas, domina otra fuerza que decae muy rápido a la que te separas un poco y que las mantiene unidas. Las responsables son una familia de partículas; los gluones.

– En los últimos 20 años nos hemos dado cuenta de que el Universo cada vez se expande más rápido, que parece ilógico si pensamos que la gravedad prococa atracción. Las explicaciones pueden ser 2; o hay una quinta fuerza que a distancias enormes domina sobre la gravedad, o no entendemos suficientemente la gravedad y, a grandes distancias, tiene un efecto contrario al que tiene a cortas.

El mundo de las subpartículas es apasionante. Yo he dicho que las subpartículas que estudiamos en el colegio están constituídas por otras subpartículas aún más pequeñas. ¿Cómo saber, entonces, que hemos encontrado las más pequeñas? Los estudios de Planck con los «paquetes» de luz, también concluían que espacio y el tiempo… sí, también van en pequeños paquetes.

Es como en el cine, que nos pasan 24 fotogramas cada segundo. Parece que hay continuidad, pero sólo lo parece. El tiempo de Planck (el más corto posible) es, más o menos, 10^-43 seg. (0 sea, 0,00000000000000000000000000000000000000000001 seg.) y la distancia de Planck 10^-35 m. (o sea, 0,000000000000000000000000000000000001 metro).

Esto se traduce en que hay un límite para las partículas más pequeñas. Además, hay otra regla y es que, cuanto más pequeña es una partícula, más energética. Llega un momento en el que, si esa partícula es demasiado pequeña, tiene tanta energía que acaba por implosionar y formar un micro-agujero negro. ¿No recordáis que cuando abrieron el CERN salieron unos cuantos agoreros diciendo que esa máquina destruiría el mundo? Se estaban refiriendo a eso. En su ignorancia, no sabían que esos agujeros negros tan pequeños se autodestruyen en seguida.

Como último apunte al modelo estandar, comentar que sólo falta por encontrar 1 partícula; el bosón de Higgs, que es el responsable nada menos que de la masa. Es apasionante porque deberíamos ser capaces de encontrarla gracias al acelerador del CERN. Si lo encontramos, el modelo podría ser completo. Si no, el modelo de partículas se cae. Y abriría la puerta a un nuevo conocimiento. Por eso muchos desean no encontrarlo y hallar, a cambio, otras cosas.

En todo caso, una de las áreas del conocimiento más interesantes y desconocidas.

ANTICRISTO

Anticristo

Anticristo es la historia de una mujer (Charlotte Gainsbourg) que, tras la muerte accidental de su hijo, sufre una profunda depresión. Para superarla, ella y su marido (Willem Dafoe), un psiquiatra, deciden ir a una cabaña en medio de un bosque.

Es casi imposible emitir una opinión sobre esta película sin que defensores o detractores de Lars Von Trier te ataquen sin piedad. Ya cuando pasó por el festival de Cannes la cosa acabó en abucheos sazonados con declaraciones polémicas del director del tipo; «soy el mejor director de cine del mundo».

No me cabe ninguna duda que Anticristo no es, ni de lejos, la mejor obra del director danés. No es comparable ni a una Rompiendo las olas, Bailando en la oscuridad o Dogville. Si se trata de comparar con su gran pasado, es cierto que tiene puntos de enorme debilidad (algunos rozan lo patético).

Ahora bien. Cuando leo artículos de prensa por ahí, percibo algo que no es exclusivo con Von Trier. Basta ser un poco crítico o practicar una cierta suficiencia frente a los periodistas para que, a la que tengan una oportunidad, te salten a la yugular. Y no puedo, sino pensar, que este es uno de esos casos.

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Decir que a esta historia le falta densidad dramática es no entender en qué consiste el género del terror. Por cierto, que algunos de estos expertos en cine critican que es rentable. Es lo último.

Esta no es una película más en su filmografía. En este caso el discurso es mucho más expresionista, con un esteticismo a veces extremo pero de gran belleza. Los escenarios reducidos a nada en Dogville se han convertido en un bosque casi más propio de los cuentos de Tim Burton.

Pero el tema central de Anticristo es el mismo de siempre, el que con tanta maestría aborda; la mujer torturada. En otros casos ha sido por la maternidad o el profundo amor a un marido que la ignora. En este caso es la muerte de su hijo. El dolor nace de su seno, de una depresión que la consume por dentro. Su marido tampoco la ayudará, con una actitud fría, distante. Más propia de un psicólogo ajeno al dolor que de un conyuge preocupado por su padecimiento.

Lars Von Trier explora en diversas fuentes;

Una de sus constantes es la inspiración en los grandes directores suecos, destacando por encima de todos Ingram Bergman y Carl Theodor Dreyer. Sus historias episódicas, en un claro crescendo de dolor. Y una cierta influencia de la obra mestra de Bergman, Secretos de un matrimonio.

Siendo todo eso cierto, esta vez explora con mayor profundidad a Strindberg, autor teatral y novelista de principios del s.XX iniciado en el oscurantismo y en la alquimia. Su obra Infierno, según el mismo autor, ha sido fuente fundamental en su última película.

Un ingrediente fundamental en la historia es una terrible depresión que ha golpeado a Lars Von Trier durante 2 años. Según él mismo explica, veía imágenes inconexas, al más puro estilo de David Lynch (de hecho, esos  sonidos terroríficos de la banda sonora, son profundamente lynchianos) que, finalmente, han tomado cuerpo.

No te recomiendo continuar si no has visto la película.

Las primeras imágenes del film, en la que practican sexo mientras el niño se lanza (no sin antes apartar a los tres vagabundos ya presentes, como no podía ser de otra manera, anunciando la muerte del niño) rodado en cámara superlenta, en blanco y negro y con el «Rinaldo, lascia ch’io pianga» (déjame llorar) de Händel, me parecen de una gran belleza. Además, transmite todo el dramatismo y crudeza sin necesidad de mostrar lo que luego sí hará; la sangre.

Y, tras el desmayo de ella, empieza la historia mostrando muy pronto el conflicto entre ellos dos. En uno de los mejores aciertos de la película, el casting es genial porque te induce a pensar lo que no es jugando, además, con toda la filmografía pasada de Lars Von Trier. Todo apunta a que él es el elemento negativo de la relación y ella la desprotegida que va a tener que sufrir.

Con la llegada al bosque, se produce la eterna dualidad y contraposición de la vida y la muerte. El zorro matando a la cría, el ciervo pariendo, y el cuervo que alimenta a la cría con otros muertos. Todos ellos, además, representan a los tres vagabundos que preceden siempre a la muerte. No sólo estos sino multitud de otros elementos acabarán por representar tal dicotomía, como las bellotas en la mejor metáfora del film. Y son estos elementos los primeros que empiezan a indicarnos a ella como la portadora del mal.

El momento, de lejos, más débil de la película es cuando el zorro habla y dice; «el caos reina». No debió pensarlo bien porque resulta hilirante y te saca de la historia. Sin ese error de bulto, la película hubiera ganado unos cuantos enteros.

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Me encanta el episodio «genocidio» en el que ella ya se muestra como fuente de mal y se equipara a las brujas de la edad media considerándolas también a ellas como culpables. Se produce el curioso fenómeno que es él el que defiende a las mujeres y ella la que las ataca.

Los elementos sexuales y sádicos del final del metraje a mi no me molestan en absoluto. Como digo, somos capaces de tolerar perfectamente los muertos al principio de la sobrevalorada Liberar al soldado Ryan o en las películas de Alexandre Aja (las colinas tienen ojos) sin tanto problema. No veo por qué no podría hacer Lars Von Trier lo mismo.

El descenso a los infiernos que sufre él queda perfectamente representado cuando entra en la madriguera. Allí ella sólo puede sacarlo como si, directamente, estuviera enterrado en el suelo.

Quizás el elemento que más me ha sorprendido de Anticristo es el final; cuando él se cruza con todas las mujeres que van en busca de ella. De alguna manera, está aceptando la tesis de la maldad femenina, claro elemento de influencia strindbergiano. Y me choca, sobre todo, porque entiendo la filmografía de Lars Von Trier como feminista.

Eso sí, la elección de cerrar el film exactamente con el mismo tema de Händel que lo abría me parece un acierto que cierra el círculo.

Creo que, junto con Déjame entrar, es la mejor película de terror del año. Lars Von Trier es una cierta garantía de calidad y Anticristo no es una excepción, aunque no se cuente entre uno de sus mejores de su filmografía.

Anticristo

Valoración: 7/10

Argumento. Después de la muerte de su hijo, una madre cae en una profunda depresión.

Breve crítica. No es de las mejores películas de Lars Von Trier pero sigue estando muy por encima de la media de las que se estrenan. Creo que algunos momentos son brillantes y otros rozan lo patético. Si quieres, puedes leer la crítica de Anticristo.

Género. Terror, erótica, drama.

Director. Lars Von Trier.

Guión. Lars Von Trier.

Intérpretes. Willem Dafoe, Charlotte Gainsbourg.

Título original. Antichrist.

Año de estreno.2009.

País. Dinamarca, Alemania, Francia, Suiza, Italia, Polonia.

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Valoración: 5/10

Argumento. Película coral en la que varios personajes establecen distinto tipo de relaciones con sus exparejas.

Breve crítica. Entretenida. En realidad, a mi me ha recordado demasiado a Manuale d’amore de Giovanni Veronesi. Para mi, hay un abuso de las canciones. De todas formas, si quieres pasar un buen rato con una comedia romántica es mucho mejor opción que muchas de las cutreces que llegan de la costa oeste de los estates.

Género. Comedia romántica.

Director. Fausto Brizzi.

Guión. Fausto Brizzi, Massimiliano Bruno, Marco Martani.

Intérpretes. Silvio Orlando, Claudio Bisio, Fabio De Luigi, Flavio Insinna, Claudia Gerini, Cécile Cassel, Alessandro Gassman, Malik Zidi, Cristiana Capotondi, Gianmarco Tognazzi, Carla Signoris.

Título original. ex.

Año de estreno.2009.

País. Francia, Italia.

Los paquetes de materia

Aunque alguna vez de rebote ha salido, hasta ahora, en la serie de posts de física, siempre he hablado de fenómenos donde, lo que cuenta, son cosas enormes como galaxias, agujeros negros, agujeros de gusano, estrellas… Es el reino de la relatividad.

Pero, en realidad, el universo está constituído por partículas muy pequeñas. Y, si en algún momento os costó imaginaros las cosas que iba contando porque os parecían poco intuitivas, el reino de lo más pequeño es absolutamente imposible de comprender.  Es el reino de la mecánica cuántica.

Dijo Richard Feynman, uno de los físicos cuánticos más relevantes; «Recuéstese y disfrute de lo que le voy a contar. Pero no pregunte de ninguna manera por qué es así, porque entonces se pierde en una calle de la cual ningún ser humano ha vuelto sano». Así que os invito a hacer justo eso.

A finales del s. XIX, Maxwell investigó los campos eléctrico y magnético e hizo algo importantísimo; juntar los dos conceptos y desarrollar lo que hoy conocemos como electromagnetismo. Pero su teoría tenía algunos problemas…

Hay un objeto teórico que a los físicos les va a las mil maravillas para ciertos experimentos; los cuerpos negros. No, no estoy hablando de la Naomi Campbell. Como sabéis, el negro es ausencia de color. Para que algo sea de color negro ha de absorber toda la luz que incide sobre él. Pues un cuerpo que absorba toda la radiación electromagnética (que incluye la luz) es lo que se denomina cuerpo negro.

Pero cuidado, que absorba toda la luz que incide sobre él, no quiere decir que no emita radiación. Ese cuerpo tendrá una cierta temperatura y el calor también es una radiación electromagnética (como el color). Igual que cuando calentamos un hierro cambia de color, un cuerpo negro a suficiente temperatura, tomaría un color. Así que un cuerpo negro no tiene por qué ser negro.

¿Y para qué demonios les sirve esto a los físicos? Pues se utiliza, por ejemplo, para estudiar las estrellas si les basta una mala aproximación. Los agujeros negros se comportan así. Y la radiación cosmológica de fondo (de la que ya hablamos) es un cuerpo negro casi perfecto.

Total, que cuando el bueno de Maxwell calculaba la radiación de un cuerpo negro le salía infinita. Y ya se veía que eso no podía ser. Pero unos años después, otro físico, Max Planck, descubrió cómo solucionar ese problema. Maxwell estaba suponiendo que la luz era un continuo. Y Planck se dio cuenta que, en realidad, la luz sólo podía llegar en cantidades discretas.

¿Qué significa eso? Imagina que la luz de tu salón. Al lado del interruptor tienes un regulador de la intensidad de la luz. Si quieres hacer una cena romántica, bajas la intensidad. En cambio, si quieres leer, la aumentas. Si, en algún momento, te pareciera que te sobra o te falta un poco de luz, sólo tendrías que ajustar la intensidad de la luz hasta el punto donde tú te sintieras cómodo.

Eso es lo que creía que tenía Maxwell; un regulador en el que podías ajustar la luz tanto como quisiera. De lo que se dio cuenta Planck es que, en realidad, ese regulador sólo tiene unas cuantas posiciones. Imagina que tienes 5 posiciones. Estás preparando la cena romántica y bajas la luz a la posición 1, pero te das cuenta que no veréis los platos. Así que lo subes al 2 y descubres que, entonces, ella podrá ver que no eres tan guapo como pensaba. Vas a tener que decidir con qué posición te quedas porque no existe la posición 1,5. Luego, o jugáis a ver quién apunta mejor a ciegas, o te acabarás quedando a dos velas (y nunca mejor dicho).

En definitiva, lo que descubrió Planck es que la luz llega en cantidades concretas y nunca podías obtener niveles intermedios de cantidad de luz. Eso le llevó a la conclusión era como si llegara en «paquetes», que llamó cuantos. Y, por tanto, a pesar de que la luz era una onda, también tenía características propias de las partículas. Con ello nace el concepto partícula-onda de la que ya hablamos.

Pero entonces, si la luz llega en cantidades en concreto, ¿por qué nosotros tenemos la percepción de que es un continuo? Es sencillo. Esos paquetes son tan pequeños que nosotros ni siquiera notamos la diferencia entre tener 1 paquete y tener 2. En el símil del regulador de luz, sería como si tuviéramos miles de posiciones intermedias. Seguro que podríamos escoger el nivel de luz adecuado para nuestras necesidades.

Con esta idea nace la física cuántica y estoy seguro que, en aquella época, nadie podía esperar las sorpresas que el futuro nos deparaba.