Motivos para el Sí el 27S: Decidir las estrategias

¿Te has parado a pensar cuáles son las principales compañías españolas? Telefónica, Endesa, Ferrovial, FCC, Repsol… Todas de sectores hiper regulados. Todas viven de las decisiones que se toman en el parlamento español. ¿No te da qué pensar?

En España es difícil hacerse grande si tu negocio no está relacionado con estos sectores clave. Para triunfar, el amiguismo también es fundamental. Para más inri, muchos de los políticos que se «retiran», acaban trabajando para estas empresas.

Rodrigo Rato, Zaplana, Ángel Acebes, Pedro Solbes, Narcís Serra, Isabel Tocino, Abel Matutes, Pío Cabanillas, Miquel Roca, Jose María Aznar, Felipe González, Pepe Borrell, Elena Salgado, Ana Palacio, Javier Solana, Josep Piqué, Carlos Solchaga… La lista no se acaba. Todos han acabado de una forma u otra en alguna empresa de estos sectores. Sólo en el sector de la energía, he contado 38. Puedes consultarlos en puertasgiratorias.org.

¿La independencia acabará con las puertas giratorias? No. Harán falta muchas más cosas. Pero sí hay un aspecto importante que nos afecta y que las puertas giratorias demuestra. En España se legisla para las grandes empresas. Las leyes se hacen para beneficiarlas.

Como catalanes, esto nos perjudica enormemente porque Catalunya tiene una estructura económica basada en pequeñas y medianas empresas. Es decir, en PYMEs. Sin duda, un estado catalán, por puro interés, legislará más pensando en este tipo de empresa. No apelo a la bondad de los políticos sino a su propio interés. Si quieren tener a la gente contenta, deberán enfocar las cosas de una forma distinta a como se hace ahora.

Es fundamental que nuestro gobierno se preocupe por el tipo de empresa en el que trabajamos. Hoy el gobierno de Madrid no lo hace porque se preocupa por el tipo de empresa que domina el escenario español. La independencia abre una oportunidad a legislar en favor de nuestro modelo económico.

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Motivos para el Sí el 27S: Abrir un proceso constituyente

La Catalunya independiente no será perfecta. En si misma, la independencia no es ninguna garantía de mejorar. Pero el proceso sí tiene una virtud. Nos obliga a repensarnos como sociedad; ¿Cuáles son nuestros derechos y obligaciones? ¿Qué ámbitos debe proteger lo público? ¿Cuáles queremos que sean los valores de nuestra sociedad?

Los catalanes tenemos la oportunidad de construir una república. No me refiero sólo a que no haya rey. Hablo de construir una sociedad más justa. Una sociedad que no vea la diferencia como algo problemático sino que ponga en valor la riqueza interior que tenemos. Que comprenda el valor de tener tres lenguas como el castellano, el catalán y el aranés. Un estado que tenga en cuenta las nuevas tecnologías y la realidad europea. Con una administración más ágil y abierta al cambio.

Nada de esto está garantizado, pero tenemos la oportunidad de hacerlo. En España, esto es imposible. El PP y el PSOE, las instituciones políticas más importantes, llevan años con el discurso que la Constitución es mejor no tocarla. Hasta hace poco, que les han entrado prisas para cambiar 2 cosas…

El primer cambio ya lo han hecho. La carta magna ya recoge el control de déficit. Algo tan importante se hizo sin refrendo popular. Se puede calificar de muchas formas, pero desde luego no como democrático.

El segundo pequeño retoque tiene que venir en el futuro. Está en juego una institución pública fundamental; la monarquía. Necesita reformular la ley sálica. También muy importante y que beneficiará mucho al pueblo…

Si soy honesto del todo, el PSOE habla de federalizar el estado. Pero nunca dice a qué se refiere. La Declaración de Granada es del todo inconcreta. El PSC llegó allí con ganas de incluir nuevas fórmulas de financiación y el reconocimiento nacional.

Defendían que la financiación autonómica debía cumplir el principio de ordinalidad. La idea es que si Catalunya es la tercera en contribución ha de ser la tercera en recibir. No tiene sentido que nuestra solidaridad sea tan grande que otras comunidades también ricas reciban más que nosotros. El PSC no lo consiguió y volvió con el rabo entre las piernas.

Algunos catalanes que creen que la llegada de Podemos puede provocar un cambio. Aún suponiendo que el partido de Pablo Iglesias esté abierto a un cambio, demostraré más adelante que no se va a dar.

España no está lista para cambiar. Nosotros tenemos la oportunidad de construir algo de cero. No la dejemos escapar.

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Motivos para el Sí el 27S: Las pensiones

Una de las cosas que más preocupan a la gente son las pensiones. Sobre todo la gente jubilada se pregunta si la Catalunya independiente podrá o no pagar su pensión. La realidad es que el Catalunya está capacitada para pagar las pensiones.

Muchas personas piensan que los trabajadores pagamos un dinero a lo largo de nuestra carrera profesional que nos guardan en algún sitio. Creen que con ese dinero han pagado su propia pensión. Esa no es la verdad.

Cada mes, el estado recoge todo lo que los ciudadanos trabajadores pagan en concepto de seguridad social. No lo guarda, sino que lo utiliza para pagar las pensiones de los que hoy están jubilados. Es decir, que los jubilados de hoy los pagamos los trabajadores de hoy. Los que trabajan hoy cobrarán las pensiones gracias al trabajo de sus hijos.

Dicho con otras palabras. Si estás jubilado y temes que el estado se quede con lo que has cotizado, deja de preocuparte porque ese dinero no existe. Lo que tú cobras es lo que yo pago. Y seguiré pagando, como el resto de trabajadores en activo.

Es verdad que la seguridad social tiene algo de dinero ahorrado que, con la crisis, casi ha consumido. Además, ese dinero “ahorrado” ha servido, en realidad, para comprar deuda pública. El estado guardó el dinero que sobraba en una caja. Luego lo cogió y se lo prestó ¡a si mismo! Es decir, en realidad ya se lo han gastado.

Por lo tanto, lo que debemos preguntarnos no es quién controla un dinero que no existe. La pregunta es si la masa de trabajadores catalanes están más o menos preparada para pagar las pensiones de los jubilados catalanes.

Como las pensiones las pagan los trabajadores, lo que marca la diferencia es la cantidad de trabajadores que cotiza por cada jubilado. He buscado en el INE los datos de enero de 2015 de pensionistas y de población ocupada. La relación es casi idéntica. 2,11 trabajadores por jubilado en Catalunya y 2,23 en España. En 2011 la ratio era algo mejor para Catalunya; 2,54 en Catalunya frente 2,48 España.

Con la caja de la Seguridad Social pasa algo chocante si uno lee la prensa de Madrid, donde ponen el acento en que Catalunya no es sostenible por si misma.

En su libro “¿La hora del adiós?”, Xavier Sala-i-Martín analiza los datos de ingresos y gastos de la Seguridad Social. De 1995 a 2008, la caja de la Seguridad Social consiguió en Catalunya, después de pagar todas las pensiones, un superavit de 28.167 millones de euros. ¿Y en el resto de España? Si a las cuentas de la Seguridad social le restas lo obtenido en Catalunya, España generó un agujero de 38.085 millones de euros.

Es verdad que una vez empezada la crisis, Catalunya empezó a generar déficit. Entre 2009 y 2010, hubo que cubrir 3.394 millones de euros. Eso es lo que han utilizado los medios españoles. Pero, ¿qué pasó en el resto de España? Que la Seguridad Social tuvo que poner 48.249 millones de euros. ¡En sólo 2 años! ¿Quién es el insostenible?

 

 

Catalunya España sin Catalunya
Período 1995-2008 +28.167.000.000 -38.085.000.000
Período 2009-2010 -3.394.000.000 -48.249.000.000

Las pensiones en Catalunya están, como mínimo, tan garantizadas como lo están en el resto de España.

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Motivos para el Sí el 27S: Las infraestructuras

comparativa-barcelona-madrid

Recuerdo que ahora hace ya muchos años, el diario Avui puso en portada esta imagen. Es una comparativa a lo largo de los años entre las carreteras alrededor de Barcelona y Madrid. Mientras el mapa de carreteras de Barcelona se quedó casi igual, el de Madrid creció de forma espectacular.  De hecho, según el Cercle d’Estudis Sobiranistes, entre 1985 y 2005 se han hecho en Madrid 600 km. de autovías mientras que en Barcelona sólo 20 km.

Mapa AVE

 

Esta es la red de AVE, parte aún por construir. La mayoría de las inversiones que se han hecho en AVE se han contabilizado fuera de Madrid. Pero, ahora contéstame una pregunta; ¿a quién te parece que beneficia de verdad una red de este tipo? Para ir de cualquier sitio a cualquier sitio hay que pasar sí o sí por Madrid. ¿De verdad esto nos beneficia a todos?

El mapa de carreteras nacional es casi un calco del anterior. Pero vamos a lo cotidiano; ¿y los trenes? Rodalies es un escándalo. Antes de verano, ya acumulaba más de 100 incidencias. Casi una al día. Y todo gracias a las nulas inversiones que el estado ha hecho durante 20 años.

En 2013, la ministra Pastor anuncia 400 millones de inversión en Catalunya. Este año ha comprometido otros 400 millones. ¡Llegó la generosidad! El problema es que estos “nuevos” 400 millones son para hacer… ¡lo que prometió en 2013! Es decir, que la ministra ha sido todo palabras, pero no ha mejorado nada nuestros trenes.

Con el objetivo de mejorar la economía, Catalunya y, en mi opinión, toda España, necesitan el tren de mercancías que recorra toda la costa mediterránea. De aquí salen el 70% de las mercancías que van a otros países. Es lo que conocemos como el corredor del mediterráneo. En vez de eso, el gobierno central pone todo su empeño en construir un AVE deficitario. Hace pocos días, hemos sabido que ADIF ha paralizado de nuevo las obras del corredor a pesar de que se adjudicaron en 2013.

En el puerto de Barcelona, la empresa china Hutchinson, comprometió 420 millones de euros de inversión. A cambio, pedían una inversión ridícula de 8 millones; la administración central debía hacer llegar el tren hasta la terminal. ¿Sabes qué pasó? Que los chinos cumplieron su palabra y acabaron su proyecto. El gobierno de España no hizo nada. Después de que los chinos hubieran acabado todo, la ministra Pastor se comprometió a tenerlo listo en 2016. Mientras tanto, 450 millones de inversión en Catalunya estuvieron en peligro porque al gobierno que debería protegernos no hizo su trabajo…

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Motivos para el sí el 27S: Porque 2100€ son muchos

En Catalunya hace 15 años que se publican datos de déficit fiscal. Es un debate engorroso, porque se habla de cifras enormes. De miles de millones de euros y de porcentajes del PIB. A algunas personas puede parecerles que todo esto no afecta a su día a día. Por eso, intentaré bajar estos datos a cifras cotidianas.

Los estudios dan resultados muy parecidos para cada año. Unos 15.000 millones de euros de nuestros impuestos se iban de Catalunya para no volver jamás. O lo que es lo mismo, 8 de cada 100€ generados en Catalunya.

El gobierno de Madrid siempre ha dicho que estos datos son falsos. Pero durante 30 años se han negado a publicarlos. Después de mucho insistir, Zapatero los publicó una vez. Hace años escribí un post muy largo sobre la cuestión. Y, ¡sorpresa! Los datos decían que Catalunya pagaba 15.000 millones de euros más de lo que recibía.

Luego llegó Montoro, que le encargó al economista Ángel de la Fuente que las calculara. Después de retrasar tanto como pudo presentarlas, cambió la metodología para obtener el resultado que quería.

Lo más divertido es lo que pasó unos meses después. Ángel de la Fuente habló sobre el coste que tendría para España la independencia de Catalunya. La respuesta fue 16.000 millones de euros. Es decir, más o menos la misma cifra que siempre ha dicho la Generalitat. ¿Casualidad? Y Borrell, que ha publicado un libro contra la independencia, ha reconocido hace unos días que la independencia seria rentable para los catalanes.

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Déjame convertir esa cifra de miles de millones de euros en cantidades cotidianas. Por cada 1000€ que un catalán paga en forma de impuestos sólo recibe 714€ en forma de servicios e inversiones. O lo que es lo mismo, casi el 30% de nuestros impuestos se van y no vuelven. No me refiero al presupuesto de la Generalitat. Esta cifra es el total de todo lo que gastan las administraciones.

Algunos piensan que esto es culpa de Rajoy. Que los del PP son muy malos. Se equivocan. Esta cifra se ha mantenido con Felipe González, Aznar, Zapatero y ahora con Rajoy. Todos los gobiernos de España han hecho lo mismo.

Estos 286€, ¿cuánto dinero te representa a ti cada año? Agárrate. Más de 2100€ por persona al año. Tú sobrino recién nacido también paga sus 2100€. Es decir, en una casa donde vive una pareja y su único hijo recién nacido, paga casi 6.500€ al año de más.

Algunos se preguntan si a Catalunya le puede ir mejor sin España. Cuando me la hacen, contesto con otra pregunta; ¿tú crees que a esa familia le irá mejor si la administración gasta 6.500€ más cada año en ellos? Te dejo a ti que decidas la respuesta.

Algunos dicen que nos engañamos. Que un estado requiere unas estructuras que hoy no tenemos en Cataluña y que, por tanto, una parte de estos 6.500 € tendremos que gastarlos en estas estructuras. Tienen razón.

Deberemos contratar muchos funcionarios. Esto genera trabajo aquí y, además, el gasto de esta gente (en el bar, en el súper, en la tienda de ropa), también lo harían aquí. Y eso también es economía.

2100€ son muchos euros. Una cosa es la solidaridad. Otra distinta que otro gestione mi dinero perjudicándome mientras me exige ser solidario. Y todo para que, al final, me llamen ladrón a diario.

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10 motivos para la independencia

El día 27 de septiembre, los catalanes vamos a tomar una decisión trascendental. Quizás, la decisión colectiva más trascendental de nuestra historia. ¿Queremos seguir dentro de España u optamos por la creación de un nuevo estado?

Si tienes dudas o conoces a alguien que duda, me gustaría regalarte este libro cortito que he escrito pensando en ti. Descárgalo gratis.

El paso en falso del PP

Xavier Garcia Albiol

Las elecciones catalanas de este septiembre puede que sean las más importantes que se han producido nunca en España. Todavía sin encuestas fiables, la incerteza sobre el resultado es total. Depende del resultado que se dé, España cambiará de forma radical.

A este hecho incontrovertible se suma la crisis en la que han entrado los partidos «clásicos». A su relativa irrelevancia habitual en Catalunya, se suma la falta de credibilidad general en España. La lucha con Ciudadanos ha llevado al PP a sus peores expectativas en Catalunya.

Con el objetivo evitar una debacle, el PP aceptó poner de líder en Catalunya a un racista, que se ha aupado a base de criminalizar a los inmigrantes de su ciudad. Sabían que una confrontación entre el duro Albiol y una casi desconocida Arrimadas podría mejorar algo los resultados de las catalanas.

Pero Albiol necesitaba algo más de munición y Rajoy le ha entregado una modificación express del Tribunal Constitucional para que este pueda inhabilitar a cualquiera que no cumpla sus dictámenes. Ganando un puñado de votos, han dado un paso en falso que el unionismo puede pagar caro.

La estrategia del PP, como he denunciado muchas veces, sólo piensa en los votos. No deben dar por seria la amenaza de separación porque, si no, no se entiende. Sí, quizás Arrimadas está preocupada por los resultados que pueda obtener. Pero el catalanismo está descorchando botellas de cava…

Hace unos días, el gobierno lanzó una redada política contra sedes de Convergència. No valoro si hay o no hay corrupción detrás de la operación porque no lo sé. Pero que se hiciera coincidir con la presentación de Junts Pel Sí demuestra que había, sobre todo, intencionalidad política.

Con todos los medios delante, la operación policial consiguió desplazar de las portadas de los diarios la presentación de la coalición, que aglutinó varias decenas de miles de personas. Incluso en los diarios catalanes contrarios a la independencia, que son los de más difusión.

Desde entonces, el debate en Catalunya había sido si los socios de candidatura debían o no exigir explicaciones a Artur Mas. Habían conseguido desplazar el foco, por lo menos, hasta el 11 de septiembre.

Con la aventura de la modificación del TC, el debate se ha desplazado de nuevo a un terreno donde el soberanismo se siente cómodo. El gobierno de España quiere hacer una reforma legal ‘ad hoc’. Es decir, con el objetivo de enjuiciar a una persona en concreto. Se me ocurren pocas cosas menos democráticas.

Lo peor para el unionismo es que la aprobación se producirá el día después de las elecciones catalanas. Expresado en otros términos; el debate durará tanto como la campaña electoral.

Muchos hemos creído que el PP cometería algún error pre electoral enorme. Quizás los resultados de Albiol serán algo mejores de lo que dicen las encuestas. A cambio, se ha garantizado la mobilización masiva del soberanismo.

Corrientes de fondo

Pedro Sánchez

En las tertulias de bar, a las que soy un adicto, es bastante común la pregunta: «¿Tú crees que el 27S habrá independencia?». Hay respuestas de todo tipo. Desde el que sólo recurre al que la ley lo impide, al que cree que la voluntad lo es todo, pasando por los que defienden que la cuestión es bastante más compleja.

Honestamente, no tengo ni idea de qué pasará después del 27S. Aunque Podemos modifica bastante las condiciones de la contienda, considero plausible una victoria en diputados soberanistas y un empate técnico en votos. Probablemente, con algunos votos más a favor de las fuerzas unionistas. Eso nos lleva a un escenario difícil. Pero se dé el que se dé, suelo terminar la frase añadiendo que la independencia es inevitable a largo plazo.

Muchos españoles estarían de acuerdo conmigo en que estamos viviendo una segunda transición. Con voluntad de ser preciso, creo que estamos cerrándola. Aunque no considero que estemos en sus últimos compases, sí interpreto que empieza a sonar la coda final.

No cabe duda que la crisis está catalizando este proceso. Quizás, sin ella, todo esto hubiera llegado mucho más tarde. Pero su corriente transformadora es anterior a la crisis. Abro un pequeño paréntesis. No deja de ser sorprendente cómo se ha utilizado la crisis para legitimar las opciones de cambio político en España y, a la vez, para deslegitimar el proceso soberanista catalán. Cierro paréntesis.

Los vectores de cambio son, básicamente, tres. Se está exigiendo un cambio político. No creo que sea exactamente hacia la izquierda, como percibo es el sentir popular. No cabe duda que Colau y Carmena han logrado un gran éxito. Pero no hay que perder de vista que representan un 25 y un 32% de los votantes respectivamente en dos grandes ciudades. En mi opinión, lo esencial es que las marcas de siempre, o se transforman o serán sustituidas. Seguirá habiendo una España que exige políticas sociales y otra que apuesta por el conservadurismo. No rompemos, por tanto, con las políticas de derechas sino con la estirpe o la «casta», como les gusta decir a algunos, que ha heredado el gobierno tras la caída del régimen. Es decir, vector número 1: queremos romper con el caciquismo franquista.

El segundo vector, quizás menos obvio en España. Franco hizo que los españoles se avergonzaran de sus símbolos. Tras la dictadura, se han escondido. Aunque los usaban y ha molestado cualquier gesto de no adhesión más o menos duro o explícito, el hecho cierto es que han preferido cohesionar a través de otros símbolos.

Pero esa vergüenza ha ido menguando. Poco a poco, la izquierda le ha perdido el miedo. Lo alimentan tres cuestiones; las políticas de Aznar, creo que es su gran victoria y herencia. Los éxitos deportivos de la última década con cánticos desacomplejados como «yo soy español». Por último, el proceso independentista catalán. Esta suma de cuestiones es lo que explica, por ejemplo, el slogan que usará el PSOE de cara a las generales; «Más España» o también que Pablo Iglesias sea el político que más utiliza el concepto patria.

Quiero hacer notar es que estos valores ya estaban ahí. Subyacían. No es cierto que los únicos nacionalistas en España fueran los franquistas. También hubo exposiciones duras en contra del catalanismo por parte de Azaña.

Yo nunca he sido españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas me indigno. Y si esas gentes van a descuartizar a España prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos o quien fuere. Pero esos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco.

Dejo de lado que este comentario certifica que, en parte, la guerra española era una guerra contra Catalunya. Si no era suficiente,  a posteriori, Negrín hizo comentarios en la misma línea cuando era presidente de la república en plena guerra civil.

No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. De ninguna manera. Estoy haciendo la guerra por España y para España. Por su grandeza y para su grandeza.

Es decir, sólo reflota lo que ya existía. Nada nuevo ni exclusivo de la derecha. Muy anterior a la propia guerra civil. Por tanto, segundo vector: recuperación del orgullo nacional español.

El tercero, obviamente, es el proceso catalán. El catalanismo se siente, en general, maltratado. Como decía Germà Bel en una cena a la que asistí, el Estatut del 2003 nació con voluntad de articular una España federal y acabó convertido en un muro de contención para no perder competencias. Las tensiones con el ya exministro Wert demuestran que no fue útil ni siquiera para eso. La sentencia del TC fue, para muchos, una ruptura emocional con España muy difícil de reconstruir.

Lo que provoca a ojos catalanistas esta tensión, es la percepción de que los españoles viven como una agresión una fórmula que no sea la del estado centralizado. Bajo esta premisa, el desacomplejamiento identitario de la izquierda española, la emergencia de Ciudadanos, que nace para luchar contra el nacionalismo catalán, y el persistente uso de los símbolos patrios por parte del PP, no hacen más que alimentar dicha percepción.

A eso cabe sumar que, a pesar de lo que publican los medios, el peso de las fuerzas soberanistas elección tras elección, se mantiene. En las elecciones municipales, las fuerzas soberanistas vuelven a sumar un 45%. Sumando todo el voto Colau al unionismo, están sobre un 44%. Es decir, el ánimo ha decaído, pero en 5 años, el soberanismo mantiene el pulso. Esto difícilmente es un soufflé.

España tiene derecho a recuperar la normalidad de sus símbolos y a hacer un cambio político profundo. Más cuando responden a corrientes de fondo. Ahora bien, se me hace difícil imaginar una Catalunya acomodada en esa realidad. Ni veo a España dispuesta a cambiar su ruta ni a Catalunya renunciando a su identidad. Si no hay cambios, el desencuentro se producirá. Tarde o temprano.

El relato de la derrota

cataluña

Me he resistido mucho a escribir un post en la línea del que ahora leeréis. Lo hago a regañadientes, pero encuentro que es imprescindible una mirada serena sobre la situación en que se encuentra el secesionismo a menos de 100 días de las elecciones. Las redes sociales y la calle vive en un permanente estado de histerismo que no augura nada de bueno para el catalanismo de cara al 27S. Creo que los datos se tienen que mirar con serenidad, o nos haremos daño.

Muchos decían que si no queríamos perder la iniciativa política, las elecciones tenían que ser antes de las municipales. Ahora sabemos que tenían razón. Es posible que hayamos dejado pasar una oportunidad histórica de ganar. Quizás sí. Ahora, quien surfea la ola, es Podemos. Ya no tenemos el control que teníamos sobre el tempo político, y ésta era una de las pocas herramientas que teníamos a nuestro alcance ante las armas que tiene un Estado poderoso. En todo caso, ya está hecho. Hay que mirar hacia adelante.

El catalanismo no ha sabido encontrar una fórmula ilusionante de cara a las elecciones que vienen. Defendí la lista unitaria, y a pesar de que no digo que ésta tuviera que ser la fórmula definitiva, sí que es cierto que hemos perdido atractivo. Lo cierto es que hasta el 9N nuestra gran fortaleza era la percepción de unidad del catalanismo, y hoy esta unidad no existe. Bajo ninguna fórmula. La gente se acusa sistemáticamente de ser los culpables de la división. No hablo sólo de los políticos, sino de la gente de base. Difícil sumar adhesiones cuando, entre nosotros, tenemos esta guerra fratricida.

No es serio acusar a otros de hacer bien las cosas. Los críticos con que ICV pacte con Podemos no están más que demostrando su impotencia. La izquierda españolista, por acto u omisión, se está organizando bien. No tienen ninguna obligación de apoyar nuestras propuestas. Si las fuerzas de izquierdas españolistas son más atractivas que las catalanistas para los catalanes, algo pasa. Lo que hace falta no es cambiar ni ICV ni Podemos, sino abrir una reflexión en ERC y en la CUP.

No todo es dramático. Quizás haya que mirar los datos otra vez. El 9N decíamos que hacían falta unos 300 mil votos más a favor de la independencia. Ahora, cuando escucho a los tertulianos que han matado el proceso infinitas veces decir que el independentismo se deshincha, no puedo más que reír. El voto claramente catalanista se mantiene sobre el 45%, al cual se tendría que sumar voto de otras fuerzas, como ICV, que aglutinan voto a las dos bandas del eje nacional. Así ha sido en las elecciones municipales, aunque no se puedan extrapolar directamente sobre las catalanas. Y así es en la encuesta de El Periódico publicada esta semana pasada.

A pesar de que toda la encuesta busca deslegitimar el tono plebiscitario de las elecciones con preguntas tramposas, el hecho cierto es que la encuesta es creíble. Pero insisto, el voto catalanista se mantiene sobre el 45%. Con un añadido. Este voto es, cada vez, más claramente independentista. Los partidos han ido clarificando sus posiciones. No perder voto es una buena señal.

Por lo tanto, no hay que ponerse tan nervioso. Lo que hace falta es trabajar estos 3 meses para convencer a los que el 9N votaron SíNo. El gran drama no es que la gente haya perdido las ganas de tirar adelante el proceso, sino que después de medio año, estamos donde estábamos.

Tampoco tenemos que olvidar el contexto en que se celebrarán las elecciones. Llegaremos con toda la inercia post 11S. Será una inercia de victoria. Si conseguimos que los partidos catalanistas no se saquen los ojos en plena campaña electoral, si hacemos el que hacíamos, si defendemos el derecho de la gente a dudar, si defendemos el derecho de la gente a opinar diferente y seguimos insistiendo, tenemos mucho ganado. Si no, podemos abandonar ahora mismo.

Si el catalanismo quiere tener opciones de victoria, tiene que abandonar este histerismo propio de quien teme que las cosas pueden no irle bien. Sin quererlo, estamos alimentando el relato de la derrota cuando, objetivamente, no estamos mal. La propuesta tiene que mantener la ilusión que tenía. O dejaremos pasar una oportunidad que nadie nos garantiza que se vuelva a producir en el tiempo, digamos, de una legislatura.

La serie «Antes de amanecer»

Antes de amanecer

Es difícil que yo descubra a alguien el valor de la filmografía de Richard Linklater. Más difícil todavía si no hablo de su último estreno, «Boyhood», que me entusiasmó. Ni siquiera este estreno es tan nuevo…

Me apetece hablar de su serie de películas «Before…» («Antes de amanecer», «Antes del atardecer» y «Antes del anochecer»). Es una de esas series que todo cinéfilo debería haber visto hace años. Yo, en cambio, lo tenía como tarea pendiente. Y este fin de semana he decidido verlas todas a ritmo de una diaria.

La serie arranca con dos jóvenes de veintipocos años, emocionados por la magia de un encuentro casual. Romanticismo idílico propio de la época en la que creemos que todo es posible. Nada parece que pueda negarse; una relación puede construirse sobre una noche maravillosa y mágica en el entorno de una de las ciudades más bellas de Europa: Viena. Y una promesa final: volveremos a vernos en seis meses.

La película tiene toda esa magia que inevitablemente todos encontramos a faltar cuando pasan los años. La mirada sobre el amor es pura, incondicional. El amor todo lo puede. Es el amor que las películas de Hollywood utiliza como ingrediente fundamental en sus films románticos. La diferencia es que aquí Linklater lo enmarca en su espacio natural; la juventud. Donde las promesas todavía están por cumplir, cuando cualquier sueño se puede materializar.

Antes de amanecer

Sus conversaciones son frescas, sin el lastre que supone el haber sufrido tropiezos. Es una de las cosas que mejor capta la serie. Entre Ethan Hawke y Julie Delpy saltan chispas. Es fácil reconocerse en una noche donde conoces a alguien con quien, sin entender muy bien por qué, conectas. Cualquier comentario les arranca una sonrisa, aunque a todas luces haga incompatible la relación. No hay conciencia de lo difícil que es superar ciertas diferencias. Es la magia que sólo pervive si no hay un reencuentro…

En «Antes del atardecer», los personajes ya han entrado en la treintena. Se reencuentran pero no como se habían prometido, sino 9 años después. Los dos han vivido obsesionados con recuperar las sensaciones de aquella noche con otra persona. Pero no ha sido posible. La realidad no puede competir con una noche idealizada…

Él escribe un libro explicando aquella experiencia a pesar de que se ha casado y tiene un hijo. Guarda la confianza íntima de que el libro le dé la oportunidad de reencontrarse con ella. Ella ha construido una no-relación con alguien que el trabajo lo mantiene alejado.

El amor ya no es aquella cosa idílica. Los dos se han enfrentado con incredulidad al hecho de que no han podido enamorarse más. No con aquella potencia. No con aquella incondicionalidad. No con aquella sensación transformadora de la vida propia. Cada nueva relación no ha sido más que una desilusión con la que no han querido o sabido convivir.

El reencuentro les da una oportunidad y abre un interrogante; ¿y si vivir profundamente enamorado de alguien toda la vida es posible? ¿ Y si realmente están hechos el uno para el otro? ¿Y si la vida la debían vivir juntos?

Pero en la película ya planea la fuente de conflicto como algo tangible. Él no quiere separarse de su hijo, al que adora. Ella no soporta la idea de vivir en un país como EEUU, donde vive el hijo de Jesse, el personaje de Hawke. Pero como en todo inicio de relación se evita el conflicto. La pasión por estar juntos supera cualquier dificultad.

Antes del atardecer

La serie se cierra con «Antes del anochecer», donde los personajes entran en la madurez. Su relación está asentada. Tienen dos hijas y viven en París. Los dos se han visto obligados a hacer renuncias. Algunas tácitas. Otras abiertamente pactadas. Jesse renuncia a ver crecer a su hijo por ella, pero no puede evitar recordarle a Céline (Delpy) el enorme sacrificio que hace. Ella acepta las consecuencias de vivir con un escritor que basa su carrera en explicar las intimidades de la relación.

Por el camino, también se han dejado algunas cosas importantes. El sexo ya no es apasionado, se ha cotidianizado. Céline siente pasión por cantar y componer. Este hobbie actúa de metáfora perfecta para explicar la historia. La voz de Céline es una de las cosas que más seducen a Jesse cuando se conocen. En cambio, ella se ve obligada a abandonar su hobbie para ocuparse de aquello que él, como escritor, no puede hacer: ocuparse de la casa y de las hijas. Paradójicamente, él pierde una de las cosas que más le gustan de ella y la causa es… ¡Él! Como la vida misma…

Las renuncias se hacen cada vez menos tolerables para los dos. Cada vez resulta menos comprensible para Jesse que Céline no acepte vivir en EEUU, ni para Céline es aceptable seguir renunciando a tener vida. Todo ello les lleva a una catarsis final donde sólo podrán escoger entre dos opciones: continuar la relación asumiendo que algo entre ellos se ha roto para siempre o dejar la relación.

En cualquier caso, las dos opciones tienen algo de descreído. Ahora ya no es aceptable mantener el sueño de juventud. Ya será innegociable que acepten que su sueño era una quimera. Puede mascarse el fracaso.

04

La trilogía funciona como una metáfora de cómo evolucionan las relaciones: como nacen, crecen y acaban ahogadas en sus propias expectativas. El proceso que viven los personajes es equiparable al de cualquiera de nuestras relaciones. Con un punto de vista pesimista, ya lo admito. Es en este sentido que la serie persigue mimetizar la vida real. Evoca films como  «Secretos de un matrimonio» de Ingmar Bergman, que en realidad también fue una serie, o la visión de la pareja de Woody Allen.

Una de las virtudes de la trilogía, que Linklater recupera en «Boyhood», es la transformación física, real, que sufren los personajes. La evolución de sus caras, con las arrugas. La transformación de sus voces. Es imprescindible verlas en VO o perderás este detalle tan relevante de la historia.

Quizás la mayor virtud de la serie es la increíble verdad que transmite a cada segundo. La naturalidad con la que parecen estar hablando. En ningún caso se nota que dialogan, en el sentido de diálogo guionizado. Más bien, se trata de conversaciones. Naturales, reales. Sin las prisas típicas de un film.

Inevitable relacionar su cine con cierta tradición europea, en especial la francesa. Tiene algunos aires que recuerdan las películas de la Nouvelle Vague. También del Cinéma Vérité que, a su vez, inspiró algunos de los directores más relevantes del cine independiente norteamericano de la modernidad, como Cassavetes. Linklater le debe mucho al director de «Una mujer bajo la influencia».

Es evidente que el guión se sienta sobre trabajo de improvisación con los actores. Ese grado de verismo es imposible sin la complicidad con y entre los actores. Supongo que por eso en las dos últimas entregas, Hawke y Delpy aparecen como guionistas. Es en este aspecto donde la conexión con Cassavetes es más evidente.

Rodaje "antes del anochecer"

Linklater parece interesado en la evolución de las personas a lo largo del tiempo. La relación que establece con los personajes podría morir aquí, una vez el fuego que ha mantenido encendida la llama de la relación se ha apagado. Ojalá encuentre motivos para reabrirla 9 años después.