Las buenas noticias

paro

Hoy han salido los nuevos datos del paro y la noticia, a priori, parece buena. Resulta que es el mejor mes de mayo desde que tenemos datos en cuanto a reducción de paro. 134.660 personas han encontrado empleo y casi 100 mil parados menos.

En cambio, uno mira las redes sociales y… la gente más bien está quejosa. Seguro que hay trampa. No sólo eso. Algunos diarios ya apuntan a que el gran hito es, en realidad, mínimo. El paro desestacionalizado sólo se ha reducido en 265 personas. Y las contrataciones sólo han aumentado en 6.000.

Para añadir más agua al vino, también parece que ha aumentado la precariedad laboral, por lo que el crecimiento ha sido a costa de empeorar las condiciones de los trabajadores. Así que nada cambia. Todo sigue siendo un desastre.

Pues sí, los datos no son magníficos. No son estupendos. La economía está en un estado lamentable. Tenemos muchos más parados de los que somos capaces de mantener, lo que comporta auténticas injusticias y lo que es casi peor, dramas terribles. Llevamos años oyendo hablar de gente a la que le iban bien las cosas y que ahora están en la calle, cuando no se han sucididado porque perdían su casa.

Y si queréis seguimos con la letanía. Pero yo prefiero ver el lado positivo sin hacer sonar las castañuelas. Mirad este documento del INE. Desde el 2º trimestre de 2007 no hay ni uno solo en el que el paro desestacionalizado se reduzca. Ni uno. Ni aumenta la ocupación desde el 1r trimestre de 2008.

El patio está muy complicado. Hace 1 año y medio ya dije que los salarios se reducirían si no había un aumento de la productividad enorme (cosa que, en este país, con unos preocupados por sus pérdidas y los otros preocupados por sus derechos, es impensable). Pero debemos contextualizar las cosas. Y un dato desestacionalizado que, precisamente, habla de parar la caída, no me parece un mal dato.

Entiendo que la gente esté abrumada por las malas noticias. Pero a veces tengo la sensación que estamos como la gente negativa. Es gente no le vale que le cuentes buenas noticias. Seguro que encuentra algún motivo para no creerla o para desacreditarla. Es una actitud vital. Y desgasta mucho a la gente que tiene alrededor y a la propia persona.

Yo no apostaría nunca por el autoengaño. La situación está mal y estos datos no necesariamente tienen por qué sostenerse a lo largo del tiempo. Pero si tenemos un motivo para estar contentos, tampoco hace falta que nos martiricemos más de la cuenta. No descorchemos las botellas de cava, hagamos caso al señor Lobo. Pero tampoco borremos de nuestra vida las cosas que apuntan en la buena dirección.

En crisis (3): La dación en pago

stop desahucios

La lucha en contra de los recortes sociales que, efectivamente, se están produciendo ha tomado diferentes banderas a lo largo de la crisis. La última responde a un resume el drama y la injusticia de forma muy representativa.

Es cínico que nos pidan que nos apretemos el cinturón a la vez que los bancos nos roban dinero público. Pero lo que ya es insoportable es que, encima, esos bancos echen a la calle a gente a ritmo de más de 500 desahucios diarios. Ninguna sociedad sana puede quedarse mirando eso y aceptarlo con naturalidad.

Aunque yo creo que con una cierta intencionalidad, se han ido filtrando muchos suicidios relacionados con esta causa. Para mi, eso son suicidios inducidos y, por tanto, crímenes. Digo muy alto que, en mi opinión, más de un ejecutivo debería estar en cárcel. Salvo alguna excepción, los bancos están realizando un papel absolutamente lamentable.

Ayer decía que no podemos esperar apropiarnos del dinero de los ricos. Pero que, encima, ellos se apropien del dinero de la clase media es insoportable. Y toda la protesta se ha sintetizado en uno de los movimientos que ha generado más unanimidad social: la dación en pago como obligación moral, acompañada de la reivindicación del alquier social.

Asumo como propios los porqués de esta lucha. Comprendo por qué se vehicula a través de la dación. Incluso he movido mi posición en un aspecto: he discrepado de la necesidad de la aplicación de la dación y ahora lo miro con mejores ojos. Probablemente influído por la unanimidad social que se respira.  Y podemos sentirnos orgullosos porque, a pesar del escarnio al que nos están sometiendo, no ha habido ni una pizca de violencia.

Lo que no ha cambiado en mi es que me lo miro con una gran incomodidad. Ayer decía que la izquierda tiende a aplicar un pensamiento muy lineal: si hay dación en pago, sale ganando el pueblo y los bancos son los que asumirán las pérdidas. Yo no creo que sea así.

En primer lugar, los bancos han demostrado que las pérdidas jamás las asumirán ellos. Las asumiremos nosotros por diferentes vías. Bajarán los intereses que nos pagan por nuestros depósitos, aumentarán las comisiones. Y, si con eso no llega, volveremos a rescatarlos y aquí todo arreglado.

En segundo lugar, eso genera inseguridad a los bancos y el crédito, que ahora no fluye, retrasará su entrada en el sistema alargando la crisis y, de forma indirecta y paradógica, aumentando los casos de desahucios.

En tercer lugar, si a partir de ahora las hipotecas vendrán con la dación en pago obligatoria, subirán los intereses. Seguro. Porque eso está aumentando el riesgo de los bancos. E igual que cuando aumenta el riesgo de impago de España, aumenta la prima de riesgo, si tu puedes dar las llaves a cambio de cancelar la hipoteca, los intereses subirán.

En cuarto lugar, esto sólo tiene sentido aplicarlo de forma retroactiva. O esos 500 desahucios diarios no los pararemos. Pero eso genera imagen de país poco fiable. Poco serio. Las empresas huyen de países que, cuando los contratos que han firmado no les gustan, los cambian con leyes. Eso genera paro.

En quinto lugar, aunque lo que se está produciendo con los bancos es de una injusticia enorme, no me gusta la idea de decir que la gente firmó absolutamente manipulada. Asume una concepción del ser humano que me molesta profundamente. Tenemos mucho más poder de decisión del que creemos (o queremos) tener.

Pero lo peor de esto es que esto no evita los desahucios. Estos se producirán igual. Es decir, esta política no evita el drama social de gente que deja de tener un sitio donde vivir. El verdadero drama se mantendrá, aunque las condiciones futuras, es verdad, que en cierta medida les cambian.

Si opino todo esto, ¿por qué miro ahora con más simpatías este cambio? Pues porque no tengo alternativa. El hecho de que no haya dación en pago no sólo condiciona el presente de forma terrible sino que, además, condiciona enormemente el futuro de estas personas. Aunque debo decir que esta solución no es tan buena como la gente está valorando.

Las normas tienen que hacerse pensando en la gente. Pero hay que medir las consecuencias más allá del presente inmediato. Que las buenas intenciones no nos lleven a un empobrecimiento generalizado de las clases medias o los pobres estarán perdidos de verdad.

La privatización de la sanidad

hospital sant pau

Hace unos días leí un artículo en El País acerca de las privatizaciones del sistema sanitario. El artículo, extensísimo, analiza los procesos de privatización de la sanidad a raiz de los recortes de las administraciones. Además, analiza qué empresas se benefician y quién hay detrás de esas sociedades.

La sensación que me deja es la que esperaba. Ni es tan terrible ni todo está tan claro. Además, todo ello me ha llevado a leer un poco sobre el tema. Y he visto algunas cosas interesantes que reconozco aún tengo que acabar de procesar.

Intentando sintetizar diría que, en primer lugar, lo que propone el artículo no es que el sistema público baje su calidad y, así, induzca a la gente a irse al sistema privado. El modelo que se está aplicando en Madrid y Valencia (que es donde centra el artículo su análisis, pero imagino que es extrapolable) consiste en condecer al sector privado la gestión de los hospitales e, incluso, de la gestión integral de una región.

Hay dos modelos posibles (con diversas variantes): uno es pagar a las empresas por la cantidad de veces que las personas utilizan sus servicios (ese sería el modelo que me explicaron en el Hospital Sant Joan de Déu cuando les hicimos un vídeo hace unos meses). La ventaja es que, en teoría, se está pagando sólo por servicio. La desventaja es que eso puede potenciar que al Hospital le interese retener al paciente para, así, aumentar sus ingresos.

En otros casos, se le paga a la empresa una cantidad fija por persona que utiliza sus servicios. La empresa se interesa por cazar talento que atraiga a pacientes para, así, cobrar más. Si he de opinar, y sin conocer el sector, me parece la mejor opción si hay que privatizar.

¿Y hay que privatizar? Pues… No lo sé. Sí sé que las teorías liberales lo que dicen es que allí donde el mercado es más eficiente mejor que la administración se meta poco. Pero el mercado sanitario no es un mercado eficiente. Tiene «fallos».

Primero que la información es asimétrica. El paciente sabe mejor que la compañía aseguradora su estado de salud, lo que le impide a esta poner un precio ajustado a los enfermos y a los sanos. Una vez enfermo, el médico puede inducir al paciente a consumir (o no consumir) servicios en función del interés del médico para los que el paciente sólo puede confiar.

Pero mantenerlo como un servicio público también tiene sus contrapartidas. En esencia, lo que se conoce en economía como riesgo moral. Si la sanidad es gratis para el paciente, este puede tender a sobreutilizarla. Si el médico no tiene incentivos para controlar su gasto, puede tender a sobreproveer.

La sanidad pública con provisión privada (es decir, servicios públicos gestionados por empresas privadas) da una serie de ventajas a la administración. Un exdirectivo de Capio, una empresa del sector, dice que «la ventaja para la Administración es que paga una cantidad fija». Además, «el sector privado tiene una ventaja enorme, el sistema público no tiene herramientas de prima, incentivo y castigo al empleado. Eso es fundamental en una empresa donde la gente se gana la vida. La productividad es más alta, de un 20% o 30%. El absentismo es más bajo, sin comparación. Puedes contratar a los mejores médicos, pagarles 300.000 o 400.000 euros. Y echar a un empleado si no trabaja. Existe un recorrido profesional. Instrumentos que no tiene el sector público”.

Esto, visto así, no sólo es una ventaja para la administración. También para el contribuyente, que recibe lo mismo por menos dinero. ¿Lo mismo? Sí, a pesar de que las empresas saquen beneficios. Si el coste total sumados beneficios es menor al coste de los servicios del sistema totalmente público más sus ineficiencias, me da igual lo que ganen. Estamos ganando los dos.

Pero, ¿sacarán los beneficios sólo de hacer más eficiente el sistema? Aquí me entran las dudas. El artículo propone que las empresas podrían ofrecer servicios low cost al estado a cambio de cobrar la parte «hotelera» al paciente. Si la comida y similares tienen precios equivalentes a lo que costaría quedarse en casa, nada a decir. Pero mucho me temo que, una vez te tienen allí cautivo, las facturas pueden ser espectaculares.

La parte que más me preocupa es que buena parte de la capitalización de estas empresas está en manos de empresas de capital riesgo. Estas empresas se ganan la vida comprando barato, equivocándose mucho (lo que se traduce en cierre de empresas, en este caso serían hospitales, ¿no?) y acertando unas pocas veces vendiendo muy caro. Un negocio puramente especulativo.

Eso tiene una ventaja: estas empresas prefieren reinvertir los beneficios de la empresa mientras son propietarios porque le quieren dar valor. Pero, ¿qué hace atractivo un hospital a un capital riesgo? ¿Con qué esperan forrarse? A mi me genera inquietud porque no le veo la escalabilidad (que los beneficios crezcan más rápido que los gastos) a no ser que generen ahorros constantes de forma sostenida, lo que cual no me suena demasiado bien.

Por supuesto no puedo olvidar que se tratan de concesiones públicas. Y también sabemos que en este país las concesiones tienen poco que ver con la calidad. Sólo con el amiguismo, con rescate posterior si las cosas no salen como se esperaba (ya ha pasado) y con tanto dinero bajo mano como sea posible. El 3% empieza a ser un clásico…

En resumidas cuentas, ahora sé mucho más de lo que sabía. Y sí, sigo sin tener una opinión del todo formada. Me gusta la idea de optimizar mis impuestos a través de la gestión privada de los recursos públicos. Pero si el precio es que a medio término la calidad decrecerá, prefiero sus ineficiencias.

Pd: No soy economista, así que estoy abierto a que los que de verdad saben desde la izquierda y desde la derecha hagan todas las correcciones que consideren a lo que he dicho.

Los colegios profesionales, juez y parte

colegios profesionales

Cuando España fue (no) rescatada por Europa, ya supimos que la Unión quería que liberalizáramos algunos mercados en los que teníamos unas enormes rigidezas. Se referían al mercado laboral, sí. Pero también al de los profesionales, donde los colegios controlan la oferta y mantienen sus márgenes.

No hace falta saber mucho de economía para conocer que los mercados se regulan a través de la oferta y la demanda. Básicamente, si la oferta es mucho más pequeña que la demanda, los márgenes son enormes. En cambio, si la oferta crece mucho, los márgenes se hacen mucho más pequeños.

Pero esto es lo que sucede en mercados donde la oferta y la demanda fluctúan en función de los precios. Pero hay mercados donde eso no pasa. Cuando compras o alquilas un piso, cuando te separas o cuando necesitas un antihistamínico, no tienes más remedio que ir a un arquitecto, un abogado o un farmaceutico. Te cueste lo que te cueste.

En estos casos, la demanda es inflexible. Es decir, como necesariamente tienes que vivir en algún sitio, has de pasar por el mercado de arquitectos. Cuando te encuentras mal, necesariamente has de pasar por la farmacia. Y, a no ser que estés dispuesto a destrozar tu vida, si quieres separarte, necesitas un abogado.

Si estos sectores (y muchos otros, como ingenieros, médicos, periodistas…) tuvieran la capacidad de gestionar el volumen de oferta, podrían controlar los precios. Y, por tanto, los márgenes que ganan. Y, por desgracia, la tienen. ¿En perjuicio de quién? Del cliente, que es el ciudadano, por supuesto.

¿Cuál es el argumento a favor? Ellos dicen que son profesiones «delicadas». Los edificios se pueden caer o las pastillas, mal administradas, matarte. Tienen razón. Ellos garantizan esos mínimos. ¿Cómo? En algunos casos con formación extra. En otros… Eso quisiera saber yo.

Es decir, que damos por hecho que un licenciado en arquitectura, después de media vida en la universidad no está preparado para hacer edificios que se aguanten. También que esa formación extra que «garantiza» el colegio no puede cursarse en la universidad en la forma que se quiera (postgrados, masters…).

No, resulta que la respuesta es que la tienen que gestionar unos tipos que… ¡oh sorpresa! Si entra mucha gente en la profesión ven sus márgenes perjudicados. La pregunta es, ¿qué harías tú si la admisión de mucha gente en tu círculo te perjudicara y tú tuvieras la llave? O lo que es lo mismo,¿qué harías si fueras juez y parte?

Me hace cierta gracia cómo algunos sectores que critican los excesos de proteccionismo del mercado laboral español, reclaman para sí una protección porque es bueno para «todos». Siempre digo que en este país no hay liberales, aunque algunos conservadores se disfracen. Todos piden su parte del pastel. No entienden que el papel del estado es otro.

Dicen que la competencia sería mala. ¿Mala? ¿Para quién? Que la calidad bajaría. Sería la primera vez que el aumento de la competencia sobre un producto o servicio baja su calidad. No han entendido las bondades del sistema capitalista.

El papel de los colegios debería ser ofrecer servicios a sus asociados. Poner de relieve su valor. Si de verdad son una garantía, deberían trabajar para que el cliente lo perciba. Y que no se preocupen. Si lo hacen, todos los profesionales irán locos por estar colegiados.

Eso sí, a ellos les obligaría a bajar a la arena. Según estimaciones del gobierno (estas deben ser verdad, porque están cabreando a sus compinches de siempre), una reducción del 1% en los márgenes profesionales aumentaría el PIB en una décima. Es decir, 100 millones de euros. Y no hay que olvidar que ese 1% iría a parar a los bolsillos de los ciudadanos, claro.

Los ciudadanos no tenemos por qué pagar los derechos de unos pocos que llaman al apocalisis si hacemos cosas que perjudican sus intereses. Yo no veo tan diferente a un ingeniero de caminos de un panadero. Si tiene que luchar por los clientes que lo haga. Como hacemos todos.

Y los hombres cobran más que las mujeres…

competencia entre hombres y mujeres

Una de esas cosas que te preocupan como sociedad son las diferencias de género. Parece incomprensible que durante tantísimos años haya habido diferencias por razones de sexo. De hecho, me lo parece por cualquier tipo de razón, ya sea por color de piel, origen, religión, orientación sexual…

Puedo llegar a admitir que eso en el pasado fuera una realidad. Incluso que aún tengamos ciertos tics que, sin darnos cuenta, forman parte de nuestra cotidianidad: expresiones como «coñazo» frente a «cojonudo». Hay que eliminarlos pero, por sutiles, son más costosos de erradicar.

Lo que parece de un cinismo apabullante es alguien que para una misma responsabilidad le pague más a un hombre que a una mujer. Ahí hay plena conciencia, hay una decisión. Pero, ¿aún hay gente con esa predisposición en nuestros puestos de gerencia? Y cuando hablo de gente me refiero a una cantidad significativa de gente. La suficiente como para justificar las enormes diferencias de salario que hay entre hombres y mujeres.

Según datos publicados estos días en la prensa, las diferencias son de un 16%. Una barbaridad. Intentemos ir un poco más allá del titular. ¿Hay algo que justifique que los hombres cobren ese tanto más?

Podría haber un argumento: las mujeres tienen un sobrecoste porque se quedan embarazadas y, por lo tanto, durante unos meses no pueden trabajar. Como, además, todavía tenemos algunos de esos «tics», las empresas descuentan que, cuando el hijo se ponga malo, será ella y no el padre quien deje de ir a trabajar. Pero, ¿justifica ello la diferencia de salario?

Las mujeres en España tienen menos de 2 hijos a lo largo de su vida. Así, para ir sobre seguro, contemos 2. La baja maternal es de 4 meses y algunas mujeres tienen que dejar el trabajo 1 o 2 meses antes (excepto en algunos casos que es desde el primer día). Como, además, muchas veces son ellas las que se quedan en casa cuando el niño se pone enfermo, añadamos 4 meses más (eso representan casi 100 días de dejar de ir a trabajar). Por embarazo, eso implican 10 meses de baja. Así que 2 embarazos son 20 meses.

Asumiendo que una vida laboral son unos 35 años de trabajo, por 11 meses de trabajo al año, significa que trabajamos 385 meses en una vida. 20 meses representan entonces el 5,2%, muy lejos del 16% del que hemos hablado antes. Es cierto que, cuando alguien coge la baja maternal hay un sobrecoste de contratar a alguien temporalmente que tiene que aprender y, por tanto, no es tan productivo. Pero también que el estado asume el salario de la baja materal (no la seguridad social). Sin entrar en los cálculos, eso significa que el estado asume el 2,8% de ese sobrecoste. Lo que significa que el sobrecoste ya sólo es del 2,4%. ¡Y eso que lo contamos al alza!

Asumiendo que este 2,4% (bien calculado porque lo mío sólo es aproximativo) debería soportarlo el estado y no las empresas ni las mujeres (a través de salarios o de paro), me parece injustificable la diferencia entre una cifra y la otra. ¿Puede ser que aún hoy haya gente que esté predispuesto a pagar diferente por razones de sexo? Desde luego, aunque en mi entorno personal hay algún caso, no es ni de lejos mayoritario. Y la mayoría de las chicas me dicen que todavía es así pero, en cambio, a ellas no les pasa. ¿Dónde está el desajuste entonces?

Entramos en la letra pequeña. Resulta que las diferencias por razones de sexo son más pequeñas cuanto más jóven es el contratado. Esto arroja algo más de luz. ¿Cómo de pequeñas son entre los menores de 35 años? Sólo de un 2%. ¡Sólo de un 2! Aunque me disguste que hayan diferencias, un 2% me parece mucho más asumible que un 16%. Porque un 2% no significa que las mujeres estén discriminadas. Quiere decir que aún quedan 4 imbéciles anclados en el s. XIX pero que no son representativos.

Por tanto, quien está pagando ese sobrecoste son las mujeres de más 45 años (hasta los 45, las diferencias son poco acusadas) y las que tienen más responsabilidad (donde más que salarios fijados lo que hay es una negociación y ahí sí volvemos al terreno de las sutilidades más difíciles de corregir).

La conclusión es que vamos por el buen camino. Lentamente, siempre lentamente. Pero tan injusto es decir que la situación es aceptable como negar que se están produciendo progresos en la dirección correcta.

La pésima gestión económica del PP

Llegan las elecciones y los resultados parecen cantados antes de empezar. No sólo el PP va a ganar las elecciones sino que lo hará de forma abrumadora. Y es curioso porque nuestro país es un país de pocos consensos. Nos peleamos por casi todo: el terrorismo, la articulación nacional del estado, las políticas sociales… En cambio, hay un cierto consenso en que el gobierno del PP, liderado por el inefable Don Jose María Aznar, hizo un buen trabajo en lo económico.

En 8 años, redujo el paro del 25% a casi un 10%, a pesar de que el número de afiliados creció a un ritmo enorme: de unos 13 millones de afiliados a casi 18 millones. Además, entramos en el euro reduciendo el déficid público por debajo del 50% del PIB y el crecimiento medio anual fue siempre alrededor de 1 punto superior al del resto de Europa. La renta per capita creció hasta los 23.300 €. Nada mal, ¿no?

Pero, ¿de verdad esos datos eran tan buenos? Yo tengo serias dudas, que es una forma de decir que tengo enormes certezas.

Dejadme que antes cuente una pequeña historia: Un joven guapo y simpático consigue superar un casting para presentar el nuevo programa franquicia de TVE. De malvivir de casting en casting, cobra un sueldazo anual que la mayoría de los mortales ni siquieran pueden imaginar.

Nuestro guaperas se mete en el ritmo de vida que su nuevo salario le permite. Se compra un coche caro y una casa con un jardín enorme. Pero un día, las audiencias espectaculares caen. Es algo normal y hasta previsible. El guaperas lo asume sin problemas seguro que a un crack como él lo ficharán para potenciar un nuevo proyecto.

Los nuevos proyectos que inicia no cuajan y se granjea una fama de cenizo. Se convierte en un cadáver televisivo. No cuento algo que no haya pasado. Hay montones de ejemplos. Y el guaperas ahora tiene un problema: con lo que gana no puede pagar las reparaciones y la gasolina de su coche, por no hablar de que su jardín se convierte en un museo botánico de malas hierbas.

La pregunta es: ¿Cuándo tomó las decisiones equivocadas? Sin duda, cuando no comprendió que lo que cobraba eran ingresos extras y que sus gastos no podían fijarse en función de lo que estaba ganando en ese periodo de tiempo. Después ya era tarde…

Si volvemos a España, ¿Cuál es la raiz del problema económico de España? Yo señalaría tres: una productividad muy baja combinada con una burbuja enorme en la construcción e inversiones públicas desmesuradas e inútiles.

Pensar que la culpa de la burbuja es cosa de Zapatero sólo puede pensarlo un sectario. Los datos hablan muy claro. Durante el gobierno de Aznar el precio de la vivienda subió más de un 200%. Los datos dan a entender que las desgravaciones fiscales fueron a parar directamente a los bolsillos de los promotores y constructores.

Incluso, en 2002, el presidente del Banco de España, Caruana, ya dio avisos de los peligros de las políticas que estaba llevando a cabo el gobierno. No sólo eso, sino que Montoro, ministro de economía en aquel momento, le contestó que el endeudamiento de los españoles era bueno para la economía.

No estoy seguro pero, quizás, si las plusvalías se hubieran reinvertido bien, el problema se hubiera minimizado. Pero lo que se hizo fue crear aeropuertos donde no hacían falta (tenemos más aeropuertos de pasajeros que Alemania o Francia), fiestas varias que han acabado en campos de asfalto desiertos (expos de Sevilla y Zaragoza, el Forum de Barcelona, la caja mágica de Madrid). Y en la red de alta velocidad radial  más larga del mundo después de China. Y sin una base económica.

Estas dos primeras causas alimentan la tercera. Durante los años previos a la crisis, la productividad neta de España quitada la construcción ha sido cero. Has leído bien. Cero.

Como sé cómo se leen estas cosas en este país diré algo que en un sitio serio no haría falta: Esto NO es una defensa a la política del PSOE ni de Zapatero. El precio de la vivienda con Zapatero siguió tan disparado como con Aznar. Las desgravaciones no se eliminaron y las inversiones no sólo se han mantenido sino que se han aumentado los kilómetros de AVE. Es decir, la misma política lamentable.

Lo que intento señalar es que es falso que los años de Aznar fueran buenos desde lo económico (algo en lo yo creí). Que Rato y Solves no fueron tan diferentes como ministros de economía. Y que ahora, como ese presentador que no puede mantener ni su jardín ni su coche, estamos pagando las consecuencias de sus políticas. Y me temo que así seguirá por mucho tiempo…

Esfuerzo, sudor, sangre y lágrimas

Leopoldo Abadía (que tiene twitter) se hizo famoso en su día por definir esta crisis como NINJA. Ahora ha escrito un nuevo libro y, en la promoción, ha ido a RAC1, y el principio me ha impactado tanto, que no he podido evitar descargarme el podcast y apropiarme de sus palabras que me parecen de lo más certeras.

Me ha parecido que debía dejar las frases lo más parecidas a como las dijo. Veréis que a veces se entrecorta, pero le da vida a las palabras y me gusta como queda (quizás por mi faceta como guionista). La entrevista la empieza diciendo que los políticos, después de servirse al pueblo hasta el máximo (y de hacer mucho incapié en ello) dice;

«Churchill habló de esfuerzo, sudor, sangre y lágrimas. A mi lo de exigir a la gente [por parte de los políticos] me parece que es muy bueno (…) Hemos quitado el esfuerzo. Exijo al país mucho esfuerzo. Segundo, como consecuencia, sudor. Como consecuencia… hombre… alguna sangre pequeñita. Y, como consecuencia, alguna lágrima que otra. Y el gobernante que no exija eso a un país, miente como un bellaco

Y acto seguido dice una de las cosas más atrevidas que nadie puede decir delante de un micro y con lo que estoy muy de acuerdo.

«Tenemos el peligro de pensar que el gobierno nos lo tiene que dar todo hecho. Esta idea tan bonita de «desde la cuna hasta la tumba». ¡Qué bonito! Entonces qué pasa, pues que el día que no me dan algo digo; «Ay, no me lo han dado». A mi esas manifestaciones que hay por la calle que dicen; «queremos trabajo ya». Eso quiere decir «queremos que YA, alguien se juegue su dinero para darme trabajo A MI, que no estoy dispuesto a hacer nada». Oye majo, así cualquiera.»

«Que el empresario no explote al trabajador y el trabajador no explote al empresario.»

«Tenemos que darnos cuenta de lo que es la empresa. Hoy he estado comiendo en un bar. (…) Atendido por un matrimonio que atienden de maravilla. Lleno el bar. Cuando me iba de allí les he dicho; «Ustedes son los dueños, ¿verdad?» «Sí.» «Ustedes son los capitalistas. Han puesto todo su capital.» «Todo.» Es un capitalista. A mi me interesa que esa empresa vaya muy bien. Porque con 1 millón de empresas como esta… Esta gente tenían un camarero o dos… Con un millón de empresas como esta, tenemos dos millones de camareros, o de lo que haga falta.»

«Es decir, que lo que no podemos pensar es que esto lo va a arreglar el gobierno. No, no… Esto lo va a arreglar la iniciativa privada. Como siempre. Y, por eso, todo lo que se haga para ayudar a las empresas… Pero, olvidándonos de… La gente cuando le hablas de empresas piensa en la Philips. Que sí, que son empresas, de acuerdo. El bar este, que lo tienen perfectamente bien y que tú no sabes cómo atienden… Pues qué pasa, que esta gente son capitalistas. Sí, sí. Dignos de que se les ayude todo lo que se pueda porque si no, no se crean puestos de trabajo.»

Esta última opinión la comparto si con ayudar se refiere a no poner trabas (tener que estarte un mes para abrir una empresa, impuestos muy elevados, montones de ventanillas a las que acudir para las mil tonterías diferentes, facilidades fiscales en los inicios o en empresas con elevado I+D+i…). Si eso es igual a subvenciones y similares, no. Aunque estoy seguro que se refería a lo primero.

Ha seguido repartiendo a los bancos y políticos con opiniones que comparto pero que prefiero no incluir porque me gusta más la idea constructiva y la parte en la que nosotros, como personas, podemos incidir. Ojalá fuéramos muchos los que opinaramos así.

Me parece justo (ya que me he apropiado de sus comentarios) pasar un enlace de compra de su nuevo libro; La hora de los sensatos. Pero no lo he encontrado. Si alguien lo tiene, por favor, que me lo pase. El link para comprar el libro es este. También os dejo el podcast de RAC1, por si queréis oirlo de primera mano.

I+D+i=0

CienciaSinTijeras

Como sabéis, este país es un país del que no es fácil sentirse orgulloso todas las mañanas. No sé cómo se sentirán en otros lugares, pero levantarse cada mañana con noticias del tipo caso Gurtel, Palau de la Música, paro, problemas presupuestarios, pelotazos no ayuda demasiado a tener motivos para un discurso constructivo.

Ahora resulta que todo aquel milagro económico de Aznar, que se dedicaba a dar lecciones de economía a los países que pagaban el diferencial entre nuestro PIB y el suyo, ha acabado en aguas de borrajas. Por lo visto, los primeros 4 años de Zapatero, que también uso para demostrar al resto de Europa su astucia, sólo estaban montados a hombros de la obra de su predecesor. Una enorme mentira con pies de barro.

Todo esto acaba en un paro disparado y en que las cuentas no salen. Y Zapatero, en una muestra más de su incompetencia, está dispuesto a meter la tijera allí donde menos duele a la gente; el I+D. Claro que, a medio plazo, la matará de hambre.

A Zapatero aún no le han explicado que este país tiene un serio problema no en la demanda (que ha bajado porque hay paro, pero no porque la gente no esté dispuesta a gastar), sino en la oferta. Que lo que tenemos es un problema de productividad, que cobramos mucho para el valor que le aportamos a las cosas. Y que eso genera deslocalizaciones, incomprensibles para el que cada mañana se desloma en su trabajo, y empresas deficitarias, que cierran por insolvencia. No es responsabilidad de la gente y que la única forma de arreglarlo es mediante la inversión en el I+D.

Los que me conocéis sabéis que yo no confío ni un ápice en la inversión gubernamental. Estoy seguro que el dinero con el que teóricamente apoyaban este área acababa en el menos productivo posible. Pero tiene un elemento educador con la sociedad. Le estamos diciendo a al gente cuan importante es o no esto de formarse, de evolucionar, de mejorar. Lo que pasa es que reclamar eso a un gobierno que no sabe que subir los impuestos, gravar la actividad económica en época de recesión, no es ni de derechas ni de izquierdas sino estúpido, es una pérdida de tiempo.

Lo más probable es que la culpa esté repartida. Al fin y al cabo, si recortan ahí es porque saben que a nosotros nos da igual o que preferimos eso a que recorten de otras áreas que, quizás, significaran una pérdida a corto plazo.

En definitiva, que yo también me uno a la campaña (con un día de retraso), gracias a que la he visto en el blog de Roque Madrid. Si estáis a favor de defender que la investigación, el desarrollo y la innovación son lo único que puede sacarnos de este pozo, uníos a la iniciativa de javi poniendo este banner en vuestro blog o agregándoos al grupo de facebook.

Reformas estructurales, la expresión comodín

Ya nadie niega la crisis. En todo caso, el debate está en cuánto durará. De hecho, tuve la oportunidad de asistir a un debate organizado por first tuesday entre Jesús Monleón y Marc Vidal de lo más interesante sobre este aspecto de la crisis.

La cuestión es que ahora hay que buscar soluciones. De lo que estoy seguro de que todos estaríamos de acuerdo es que ya no valen las soluciones a corto. Y ahí viene el problema; cuando veo debates, escucho a políticos o economistas en general que tienden a tirar todos de una frase comodín con la que lo dicen todo y no dicen nada a la vez; «hacen falta reformas estructurales«.

Creo que es algo que podemos decir todos y que no aporta información de verdad. Ya se intuye lo que significa la expresión, pero entrar en los detalles es lo de verdad difícil y lo que deberían de hacer los entendidos de la materia.

Y así, de paso, todos aprenderíamos.

P.D.: Por cierto, Marc Vidal acaba de mandarme un twitt donde sí que da una lista de «reformas estructurales».