Alberto Lacasa

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Las buenas noticias

paro

Hoy han salido los nuevos datos del paro y la noticia, a priori, parece buena. Resulta que es el mejor mes de mayo desde que tenemos datos en cuanto a reducción de paro. 134.660 personas han encontrado empleo y casi 100 mil parados menos.

En cambio, uno mira las redes sociales y… la gente más bien está quejosa. Seguro que hay trampa. No sólo eso. Algunos diarios ya apuntan a que el gran hito es, en realidad, mínimo. El paro desestacionalizado sólo se ha reducido en 265 personas. Y las contrataciones sólo han aumentado en 6.000.

Para añadir más agua al vino, también parece que ha aumentado la precariedad laboral, por lo que el crecimiento ha sido a costa de empeorar las condiciones de los trabajadores. Así que nada cambia. Todo sigue siendo un desastre.

Pues sí, los datos no son magníficos. No son estupendos. La economía está en un estado lamentable. Tenemos muchos más parados de los que somos capaces de mantener, lo que comporta auténticas injusticias y lo que es casi peor, dramas terribles. Llevamos años oyendo hablar de gente a la que le iban bien las cosas y que ahora están en la calle, cuando no se han sucididado porque perdían su casa.

Y si queréis seguimos con la letanía. Pero yo prefiero ver el lado positivo sin hacer sonar las castañuelas. Mirad este documento del INE. Desde el 2º trimestre de 2007 no hay ni uno solo en el que el paro desestacionalizado se reduzca. Ni uno. Ni aumenta la ocupación desde el 1r trimestre de 2008.

El patio está muy complicado. Hace 1 año y medio ya dije que los salarios se reducirían si no había un aumento de la productividad enorme (cosa que, en este país, con unos preocupados por sus pérdidas y los otros preocupados por sus derechos, es impensable). Pero debemos contextualizar las cosas. Y un dato desestacionalizado que, precisamente, habla de parar la caída, no me parece un mal dato.

Entiendo que la gente esté abrumada por las malas noticias. Pero a veces tengo la sensación que estamos como la gente negativa. Es gente no le vale que le cuentes buenas noticias. Seguro que encuentra algún motivo para no creerla o para desacreditarla. Es una actitud vital. Y desgasta mucho a la gente que tiene alrededor y a la propia persona.

Yo no apostaría nunca por el autoengaño. La situación está mal y estos datos no necesariamente tienen por qué sostenerse a lo largo del tiempo. Pero si tenemos un motivo para estar contentos, tampoco hace falta que nos martiricemos más de la cuenta. No descorchemos las botellas de cava, hagamos caso al señor Lobo. Pero tampoco borremos de nuestra vida las cosas que apuntan en la buena dirección.

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