Ada Colau, cara y cruz

Ada Colau

Estas semanas, el debate político en la ciudad de Barcelona, lo está centrando la figura de Ada Colau. Tanto los defensores como los opositores. Todos parecen estar o radicalmente a favor o radicalmente en contra. ¿Y si tuviera una cara y una cruz?

Desde que apareciera en el Congreso de los Diputados, Ada Colau ha ganado popularidad. Cuando se la vio como una amenaza, ya hubo quien quiso destruirla a través de un discurso que había sido muy efectivo en el pasado. Y hoy nos encontramos con tácticas menos agresivas pero con objetivos similares.

El nacionalismo ve en la candidata de Guanyem Barcelona una ambigüedad peligrosa para el proceso. Ella dice que votó Sí-Sí pero añade que no votará a favor de entrar en la AMI en caso que haya mayoría en el consistorio. Convocaría un referéndum, lo que añade complejidad a un proceso, ya de por si, complejísimo.

Centremos las cosas. Ada Colau tiene todo el derecho del mundo a presentarse. Con quien quiera. Tanto ella puede cambiar su opinión de ICV, como ICV puede cambiar sus puntos de vista, e incluso llegar a un punto de confluencia. El nacionalismo no está entendiendo un aspecto clave; los resultados del 9N. Si quieren ganar, necesitan 300.000 votos más. Estos votos ya no saldrán de los convencidos, sino de gente que puede ver en el proceso de independencia la abertura de un proceso constituyente para hacer un país diferente.

El caladero donde pescar esos votos están alrededor de la Colau. No priorizan la independencia pero no les sale urticaria cuando la candidata dice que está a favor. Y muchos de ellos se lo plantearían si se les ofrece garantías de que esto irá más allá de cambiar unas fronteras.

Los ataques furibundos, desde la prensa y desde las redes sociales, e incluso la guerra sucia (que se producen por primera vez en el lado secesionista) distancia emocionalmente a sus votantes de la opción por un nuevo estado. Es un grave error que las campañas del PP contra Catalunya deberían habernos enseñado que son contraproducentes.

¿Quiere eso decir que no se pueda criticarla? En absoluto. Las fuerzas netamente independentistas han de señalar el enorme riesgo que supone para el proceso un ayuntamiento de Barcelona contrario a la secesión y el riesgo que la Colau representa en este sentido. Y tiene otros flancos que pueden utilizarse, en especial su inexperiencia en todo lo que no sea la vivienda.

Que la Colau tenga derecho a presentarse sin que se practique con ella guerra sucia no significa que ella tenga derecho a gastar el tono de sus mitings. Ella misma se desautoriza cuando, básicamente, insulta a sus rivales políticos. Dudo que sume muchos votos. Las elecciones se ganan en el centro, algo que Rivera ha entendido perfectamente y que Iglesias está intentando con menos éxito.

Según las encuestas, la cosa está bastante empatada aunque me cuesta creer que CiU pierda las elecciones. El nacionalismo no está teniendo en cuenta que la Colau puede hacer de dique de contención de Ciudadanos. Ni me gusta que se busque destruirla ni me gusta su discurso. La cara y la cruz.

 

Confluencias el 27S

Rajoy

CDC y ERC pactaron que el 27 de septiembre se celebrarían las elecciones catalanas. El acuerdo se produjo después de desencuentros evidentes a la vista de todo el mundo. Y aunque no conozco a nadie que hace unos meses estuviera por la independencia, ahora haya cambiado de opinión, es evidente que no hay el ánimo ni la seguridad anteriores al 9N.

Según ha dicho RAC1, Rajoy podría estar planteándose adelantar las elecciones generales para la misma fecha. De esta manera, buscarían hacer pivotar las elecciones sobre el eje identitario, donde está seguro que obtendrá mejores resultados que si estan monopolizadas por el caso Rato.

Parece que, llegado el caso, CDC teme que el debate con Podemos pueda hacer daño al proceso y que preferiría posponer las elecciones catalanas. ERC no lo ve igual, por lo que los dos principales partidos catalanes podrían tener un nuevo encontronazo. Algunas reflexiones:

Algunas voces ya habían dicho que, si las elecciones catalanas no se producían antes de las municipales, el catalanismo perdía la iniciativa política. Perder esa ventaja ha sido un error estratégico en toda regla. A la vista de que la unión es más estética que real, el precio probablemente será alto. Si la decisión de convocar en Catalunya queda condicionada a lo que haga Rajoy, Artur Mas deberá esperar al último día, porque los dos tienen la obligación de convocar con la misma antelación.

Según como le vayan al PP las elecciones municipales, Rajoy va a tener serios problemas para aguantar en el poder. Aunque hoy lo haya negado, puede que convocar rápido, más que una opción, sea una obligación.

Buscar la coincidencia con las catalanas demostraría dos cosas: que sabe que en el terreno del conflicto territorial el PP se mueve como pez en el agua. Lo segundo es que, como siempre, los partidos piensan más en ellos que en el país y en el proyecto que dicen defender. Lo que es evidente es que alimentar la confrontación no ayuda al fin último del unionismo.

¿Y a la contra parte catalana? Unas elecciones donde el PP entre en la brega supone que, al menos, dos partidos demostrarán una enorme hostilidad. Eso movilizará las bases de todos. Y aunque sin el ánimo de hace unos meses, este fin de semana la ANC, Omnium y la AMI han llenado todo un Sant Jordi. Y hace 5 meses escasos, consiguieron 1,9 millones de votos netamente independentistas y 300 mil por un cambio de statu quo.

Aunque hay una segunda lectura posible. El futuro parlamento español estará más fragmentado. Será más débil. Si gana la suma PP+Ciudadanos, la hostilidad al catalanismo será alta. Si, en cambio, ganan las fuerzas de izquierdas, el PSOE ya no tiene credibilidad entre el catalanismo. Y Podemos, por las cosas que han dicho Errejón (el tránsito de aquí a aquí es espectacular), Monedero (diciendo que la independencia es un disparate) o Iglesias (diluyendo la cuestión nacional), no parece probable un cambio de actitud en lo territorial. Algunos líderes del nacionalismo piensan que lo mejor es esperar a que se demuestre que, ni siquiera Podemos, tiene verdadera voluntad de resolver el complejo encaje territorial.

La respuesta de hoy de Rajoy a los medios de comunicación demuestra que todo lo improvisa. Ni siquiera estaba preparado para la pregunta. ¡Alucinante!

El problema del catalanismo está, como siempre, en su escasa capacidad de unirse por un objetivo común. Con una confluencia real, casi es irrelevante lo que haga Madrid. Será esta legislatura, la siguiente o la otra. Si, en cambio, se sigue en este camino, Madrid lo tendrá muy fácil. Sin ánimo de resolver nada, sólo confluirá con el catalanismo en la fecha y para ganar unas elecciones.

El momento del para qué

Los para qué

Dos años discutiendo sobre el 9N. Dos años durante los cuales unos han exigido ser escuchados y los otros les han negado el derecho. Dos años donde el estratagema, el regate en corto, las evasivas y las amenazas han copado todo el debate. Tanto hemos puesto el foco en qué pasó el fin de semana pasado que ahora nos preguntamos: «¿y ahora qué?».

Todo el mundo coincide en que en Mas ha salido reforzado de esta partida. Donde no hay tanta unanimidad es en qué dicen los datos del 9N. Sinceramente, creo que los resultados son buenos por el soberanismo, pero no tanto como para pensar que ya han ganado la partida.

También está claro que ahora vienen las elecciones. Ya dije que, desde mi punto de vista, tanto CDC cómo ERC tienen unos incentivos enormes a llegar a un acuerdo. Desde mi punto de vista, la mejor opción es una candidatura única. Las bajas expectativas electorales de CDC (quizás ahora mejoradas por el éxito del 9N) por un lado, y el riesgo que CDC abandone el discurso secesionista después de las elecciones por el otro, hacen que si no hay candidatura única, el riesgo sea más alto.

Es cierto que la relación entre Mas y Junqueras está muy tocada y las relaciones personales son muy importantes. También lo es que Junqueras puede tener miedo al hecho que se publique alguna información respecto a CDC en plena campaña. Pero esta candidatura, con nombres de la sociedad catalana, no creo que sufriera tanto como si CDC fuera suela. Y, además, la prensa de Madrid está abusando tanto de mentir, que están perdiendo fuerza y credibilidad en Cataluña.

Las condiciones que se ponen mutuamente no me parecen insalvables. Mas quiere encabezar la candidatura. Cierto que su partido está en horas bajas, pero él no. Y Junqueras quiere la DUI en el Parlamento inmediatamente después de las elecciones. Ahora que ha matizado que esto «sólo» implica actuar como un estado, encuentro que es asumible por CDC (ir construyendo las estructuras, lo cual implica una rotura más progresiva).

Si llegan a un acuerdo (con o sin candidatura única) y, como parece, los resultados acompañan, en teoría este gobierno haría la DUI y abriría una negociación para repartirse los activos y pasivos con España. Es previsible que Madrid ni siquiera reconozca esta negociación. Y todo seguirá «igual» pero será «diferente». Tal como ahora, que la celebración del 9N ha roto algo. Además, el PP teme el giro del debate político hacia el regeneracionismo. Preferirán que el debate esté centrado en Cataluña. Alta tensión.

Si son inteligentes, durante unos meses descubriremos que la hacienda catalana está lista y nos pedirán que paguemos los impuestos en Cataluña, empezarán a asumirse competencias hoy del Estado sin preguntar y se tendría que convocar un referéndum. Esta vez sin necesidad de pedir permiso en Madrid.

Cómo acabará esto no lo sé. Me parece imprevisible. Tengo la sensación que muchos independentistas creen que con los ataques que recibiremos del PP será suficiente para seguir con el crecimiento que tiene el soberanismo. Sinceramente, me parece que esta vía ya está agotada.

Nos han llamado insolidarios, egoístas, ladrones, nazis, pro etarras, filo terroristas, manipuladores, asesinos… Quien no se haya convencido ya con estos argumentos, no lo convenceremos. En mi opinión, el sobiranismo ahora se tiene que acercar donde más cuesta que llegue su mensaje. Aquí Súmate y otras entidades cercanas al cinturón rojo de Barcelona tienen un importante papel.

Por eso creo que, ahora sí, es el momento de dejar de debatir del el proceso y hacerlo sobre por qué queremos que esto pase. ¿Qué modelo de estado queremos? Suecia, Dinamarca, Massachusetts, Venezuela… Hablo de modelos de país, de cuál queremos que sea nuestra fórmula para conseguir que la gente tenga una vida mejor. Estos argumentos poco románticos son los que nos pueden ayudar a convencer a mucha de esta gente.

El famoso #tenimpressa creo que no ayuda a sus objetivos. Esto se tendrá que cocer a fuego lento. Costará que toda esta gente haga una rotura sentimental con aquello con el que siempre se han sentido identificados.

Dicho esto, si el unionismo se mantiene en la lectura de que sólo votó una parte pequeña de la sociedad catalana, se estarán haciendo trampas al solitario como hace 6 años que se hacen. Esto los continúa poniendo en una posición de extrema debilidad. Y puede facilitar aquello que era casi imposible; la independencia.

Creo que se ha acabado la época del discurso basado en la táctica, en el que las partes tendrán que tomar verdaderos discursos constructivos. Los unos para convencer a aquellos sentimentalmente muy unidos en España. Los otros tendrán que abandonar los discursos apocalípticos y buscar entre su oferta, qué puede interesar a los que, en los últimos años, han desconectado de su proyecto. Es la hora de los para qué.

Lectura post 9N

Consulta cues

Después de una jornada como la de ayer, las lecturas sobre los resultados son inevitables. La jornada fue tan parecida a una jornada electoral que, al final, todo el mundo ha ganado. Pero miremos los datos con algo de tranquilidad.

2.305.290 personas votaron. El 80,72% votaron por el Sí-Sí (algo más de 1’8 millones de votos), un 10% votaron por el Sí-No (algo más de 225 mil votos) y un 1% por el Sí-En blanco (unos 20 mil). Es decir, más de 2 millones de votos por un cambio del statu quo.

Estos datos no son comparables directamente con unos resultados electorales normales porque no votó el censo electoral. Tenía derecho a voto más gente; mayores de 16 años e inmigrantes. Los más jóvenes posiblemente se movilizan más de lo normal. Los inmigrantes, menos de lo normal. Eso hace imposible hacer transposiciones directas entre la consulta y un referendum «normal».

En todo caso, sí que son datos significativos. En las elecciones del 2012 a la Generalitat, votaron fuerzas catalanistas 1,75 millones de personas. Aunque algunos partidos se habían significado por un Sí-Sí, no estaba claro del todo que sus votantes estuvieran al 100% por la independencia. Los resultados de ayer vienen a alimentar la idea de que, poco a poco, se confirman como partidarios claros de la independencia. En mi opinión, eso hace que los datos sean muy buenos para el soberanismo. Entre otras cosas porque, con resultados peores, han ganado las elecciones al Parlament.

El error de lectura que hace el españolismo es caer en la falacia de «todos los que no han votado no están por la independencia» o, más aún, «quieren seguir en España». Catalunya tiene un abstencionismo estructural del 25%. Es decir, que la partida no se juega sobre los 5’4 millones que pueden votar sino sobre 4 millones. Es decir, que en el mejor de los casos, el españolismo no tiene tanto margen como pretende.

Además, dan por hecho que los del Sí-No, llegado el caso, votarán en contra. Ahora están en medio pero, llegará un momento en el que deberán optar. Hagan o no las instituciones españolas una oferta, el Sí-No acabará sin contenido. Que nadie piense que se sumarán a una u otra opción sin más.

Ni siquiera puede deducirse que los que no votaron están por el no. En primer lugar, todavía queda gente por votar. En las mesas en las que yo estaba, echamos a unos cuantos para atrás por tener el DNI caducado. Y tampoco se pueden descontar algunos votos de libertarios independentistas, que optaron por un No-Sí, que convertía su voto en «otros» (el equivalente al voto nulo). También fueron un puñado.

Además, me parece mucho deducir que absolutamente todos los que se quedaron en casa no quieren la independencia. La Iglesia lo tenía claro: «los caminos del Señor son inescrutables».

Obviamente cualquiera de estos grupos que he comentado son los menos. Y esto no sería relevante si la cosa no estuviera tan ajustada. Pero es que lo está.

El independentismo puede caer en la misma trampa. Esto no lo tienen hecho. Los datos no dan un Sí-Sí definitivo y sin dudas. Suponiendo que pudiéramos contar los 1,8 millones de votos como si fuera del censo electoral, serían suficientes si la participación no supera el 67% (más alta que la mayoría de participaciones para las elecciones catalanas). Pero para ganar con seguridad, le hacen falta 2,1 millones de votos (75% del censo electoral).

Fundamental es tener en cuenta que no hubo debate sobre las opciones porque ha sido imposible. Hasta 3 días antes no sabíamos si podríamos votar o no. En caso de que hubiera debate electoral, estos resultados se verían alterados con toda seguridad.

Todavía hay partido. A las partes les va a tocar moverse con celeridad. En mi opinión, el independentismo lleva la ventaja de la iniciativa. Si el españolismo no abandona la actitud defensiva, esto va a ser imparable.

Legitimando el no el 9N

Papeleta

Si eres una de las personas que creen que lo mejor para Cataluña es que cambiamos la relación con España pero siempre dentro de sus fronteras o, incluso, si piensas que la relación entre Cataluña y España tiene que continuar siendo la misma que hasta ahora, te invito a votar el domingo. Sé que, entre todos, no te lo estamos poniendo fácil. Pero, por favor, dame confianza y lee hasta el final.

No te engañaré. Yo quiero la independencia. Estoy tan implicado que me he hecho voluntario del 9N. No soy independentista. Lo estoy. Creo honestamente que no tengo alternativa. Sé lo que estás pensando. Llevan y llevamos días repitiéndolo; Si vas a votar el domingo, estás legitimando mi opción. Pero yo no lo creo.

Este domingo haremos una consulta. Una consulta que no quiere nadie. Tú, porque crees que esto es una fiesta que se han montado sólo una parte de los afectados. Y nosotros porque se nos queda corta. Pero, en realidad, estamos muy unidos. Querríamos una como la que tú querrías. Una de verdad, legal. Negociada y acordada con Madrid. ¿Quién puede creer que un independentista prefiere un sucedáneo a una de verdad?

La estrategia de Madrid nos ha traído a que muchos de los que, como tú, quieren la unidad, piensen que no ha habido debate. Han escondido medios todos los libros y todos los artículos sobre el tema. Toda la documentación. Incluso, han querido esconder las pocas respuestas que se han hecho a sus argumentos. Pocas porque los argumentos del unionismo han sido escasos. No han querido entrar en el debate y, cuando lo han hecho, han ofrecido datos tan exagerados que se desacreditaban ellos solos.

Esta misma estrategia es la que ha provocado que, incluso el día antes de la votación, no estemos debatiendo por el sí y por el no. Los que han impulsado la votación desde las instituciones y los que lo hemos hecho desde la calle, hemos malgastado el tiempo (ya lo admito) justificando que tenemos derecho. No hemos podido o no hemos sabido hacerlo mejor. Por la parte que me toca, te pido perdón.

El hecho que se impugnara la consulta que convocó la Generalitat en septiembre ha causado que todos dejáramos de poner el foco en el resultado. Como esto ya no tiene garantías, ahora ya no cuenta si el «sí/sí» sacará más votos que el «sí/no» y el «no». Ahora todo el mundo da por hecho que ganará el «sí/sí» porque gente como tú, que cree en un referéndum, no nos acompañará poniendo las papeletas.

Pero quiero decirte una cosa. A ti. Yo el domingo haré algo más que votar. Votaré «sí/sí». Porque el que legitimará mi opción política no es que participe mucha gente sino que mucha gente vote por la independencia. Es evidente que, si el voto unionista superara al independentista, por muy de broma que sea la consulta, la independencia no estaría más cerca. Más bien al contrario.

De hecho, pienso honestamente que, el hecho de votar por el «sí/no» o por el «no» no legitima la independencia sino el derecho a la autodeterminación. Sí, este derecho que has reivindicado toda tu vida y en el que crees honestamente. Necesitamos que la sociedad española, la  de los españoles de buena fe, que son muchos, entiendan que, en esto de votar, estamos juntos.

Yo voté a la consulta alternativa que se hizo en las europeas. Te aseguro que mi voto estaba lejos del que los gustaba a los organizadores. Pero lo hice porque me estaban dando voz con la única herramienta que tenían a su alcance; unas cajas de cartón, unos bolis, unos papeles y el valor que pusieron ante la prohibición de la administración.

Tu voto lo necesito no como independentista. No me servirá para lo que quiero hacer. Lo necesito como demócrata. Aunque esto sólo sea un acto simbólico. Como hemos hecho muchos otros, tú y yo. Cómo cuando nos paseamos por las asambleas del 15M. Cuando fuimos a manifestaciones en contra de la guerra, en contra de ETA, en contra de la violencia. Ahora está en juego nuestro derecho a decir la nuestra. Mucho más básico que la independencia o la unión.

Discúlpanos que no te podamos dar las garantías que mereces. Te ofrecemos todo aquello que tenemos en nuestra mano. Los papeles, las urnas y el espacio. No puedo darte nada más porque no está a mi alcance. Ojalá…

Si al final decides acompañarnos, has de saber que te estaré muy agradecido. Como demócrata. No veré qué votas. Pero sepas que, cuando estemos haciendo el recuento, agradeceré cada voto en contra. Espero que el tuyo sea uno de ellos. Quiero que sepas que mi futuro, sea qué sea, lo quiero construir contigo.

Por eso te pido, por favor, acompáñame.

Yo no odio a Podemos

Podemos

Cuando una sociedad tiene el nivel de tensión en el que vive España es casi comprensible que las posiciones se muevan en extremos. La gente exige claridad de posturas. Aquel que no tiene una posición definida al 100% acostumbra a recibir respuestas con un velo de maniqueísmo. Lo vivimos en Cataluña respecto a la independencia y lo vive España respecto a la regeneración y, más en concreto, respecto a Podemos.

Es difícil hacer entender a la gente que entiendes perfectamente por qué está recogiendo tantas esperanzas Podemos y que, en cambio, estés frontalmente en contra de las soluciones que proponen. Es casi como estar a favor de los banqueros, de los desahucios y hasta de los corruptos de PP, PSOE y CiU.

¿Por qué creo que una victoria de Podemos es mala para España? Podemos parte de argumentos que son ciertos: primero, el sistema está montado para favorecer a grandes grupos de poder. Segundo, los partidos de toda la vida están absolutamente corrompidos. Y tercero, no hay una verdadera división de poderes que garantice un sistema democrático.

¿Cuáles son sus recetas? Primero, auditar la deuda e impagar aquella parte que se considere ilegítima. Segundo, subir los impuestos a los ricos. Tercero, nacionalizar sectores estratégicos o, cuanto menos, amenazar a estos sectores con hacerlo si no cumplen con ciertas exigencias. Cuarto, aplicar una Renta Básica Universal (es decir, el estado paga un salario a todo el mundo). Hablan de una opción menos costosa; en vez de una renta fija sería variable en función del salario de cada uno.  ¿Su modelo? Algunos países de Latinoamérica, que han aplicado fórmulas parecidas. ¿Dónde está el problema de todo esto?

El año pasado, el estado generó un 6’62% de déficit. O sea, unos 60.000 millones de euros. ¿De dónde sale este dinero? Básicamente de los bancos (sobre todo los de aquí), y también inversores de todo el mundo. ¿Qué pasará si les decimos que parte de la deuda no la pagaremos? Que o no nos prestarán en una buena temporada o nos lo prestarán a un precio inaceptable. Luego, el gobierno sólo tendrá 2 opciones: o recortar esos 60.000 millones de un día para otro (lo cual dejaría en cosquillas los recortes que hemos hecho) o recaudar más.

La respuesta no puede ser (sólo) su segundo punto: «subir los impuestos a los ricos». En 2013, los ricos españoles mejoraron su patrimonio en bolsa en 7.000 millones de euros. Fue un buen año para ellos porque en 2012, en su conjunto, perdieron dinero. Supongamos que nos quedamos con ABSOLUTAMENTE TODO el dinero que han ganado ese año en bolsa. Es evidente que eso provocaría una huída de inversiones. Así que el dinero que hubiéramos ganado en 2013 ya no lo ganaríamos en 2014. Pero supongamos que no es así. Si el déficit actual es de 60.000 millones y nos apropiamos de todas sus ganancias en bolsa, nos siguen faltando 53.000 millones.

Es verdad que las grandes empresas tienen una capacidad enorme de bajar su impuesto de sociedades (es como el IRPF de las empresas). Podemos dicen que es a causa de la falta de regulación. Yo creo que por un exceso (leyes que les permiten bajarse el impuesto a ellos y al resto no). Los beneficios de las empresas del IBEX35 en 2013 fue de 17.770 millones. De nuevo, si nos quedamos con ABSOLUTAMENTE TODO (olvidando que en 2012 perdieron dinero y que, después de cobrarlo todo, huirían corriendo del país), nos siguen faltando algo más de 35.000 millones. Es el equivalente a todo lo que pagaremos en intereses en 2015. Es decir, que deberíamos quedarnos con TODOS los beneficios de los súper ricos y, además, impagar TODOS los intereses de la deuda.

Pero es que ese no es el verdadero problema. El problema es que son multinacionales y tienen mecanismos para «perder» dinero en el país que quieran. Tal como hacen Google o Apple. ¿Evitar eso? No depende de un sólo país. ¿Convenceremos, al menos, a Europa, para que busque una solución a esto tan a corto plazo como para que podamos financiar los 35.000 millones de euros que nos faltan para ESTE año?

La tercera columna es la nacionalización de sectores estratégicos (energía, comunicaciones…). ¡Cuántas veces he escuchado que es una pena no tener las plusvalías que hoy genera Telefónica! ¡O Endesa! Lo que no dicen es que esas empresas, cuando eran públicas, ¡perdían dinero! Si la conclusión es que es estratégico y que el dinero no es lo primero, lo acepto (aunque no lo comparto). Ahora bien, eso no reducirá el déficit. Al contrario, lo ampliará.

Por último, la Renta Básica Universal en su versión más light dicen que supondría 30.700 millones, por lo que deberíamos sumarlos a los que ya hoy generamos. Hoy por hoy, inviable.

A mi todas las propuestas de Podemos me parecen inviables y muy poco deseables. No para los ricos (que buscarán fórmulas para salvar su capital) sino para el pueblo. Yo no odio a Podemos ni desmerezco a los que creen que es la solución. Sólo discrepo de sus recetas. Espero que alguno lo entienda.

Las expectativas de Podemos

Podemos

Corre el rumor de que la encuesta del CIS que se publicará la semana que viene da una victoria electoral a Podemos. En el peor de los casos para la fuerza de Pablo Iglesias, estará ronzándola.

En todo caso, se dibuja un parlamento español hiperfragmentado, con 3 fuerzas con un peso similar (Podemos, PP y PSOE) y una serie de fuerzas menores (ERC, PNV, CDC, UDC, UPyD, C’s, IU…). Algunas reflexiones al respecto:

1) Dicen que en Génova y en Ferraz están muy preocupados. ¿Y qué esperaban? Durante 30 años, en vez de cambiar el modelo productivo, han alimentado una burbuja que ahora se está cobrando las facturas. Han practicado el cinismo hasta el extremo: han dificultado la financiación de los partidos, alimentando así la financiación ilegal que, de paso, ha llenado los bolsillos de algunos. Y mientras toda la porquería ha ido saliendo a la luz, sólo les ha preocupado taparse las vergüenzas propias enseñando las ajenas tanto como fuera posible.

2) Que Podemos tenga unas expectativas tan altas, aún no es garantía de nada. Este tipo de partidos tan jóvenes acostumbran a tener problemas con los liderazgos. Podemos ha tenido dudas respecto a cómo estructurar su liderazgo. La candidatura opositora a Iglesias pedían un líder que les escuchara.

3) Si yo fuera Rajoy, convocaría elecciones generales en mayo, haciéndolas coincidir con las municipales. Eso le permitirá dos cosas: salvar algunos ayuntamientos porque el debate municipal se verá mediatizado por el nacional, de manera que el debate catalán le echará un cable. Los catalanes podemos irnos preparando. Por otro, mostrar datos económicos positivos. En abril y mayo los datos de paro tienden a mejorar. En cambio, para noviembre, cuando de verdad tocan, los datos suelen ser malos. A eso hay que sumar que la economía europea se ralentiza de nuevo. La vuelta de las vacaciones pueden ser dramáticas.

4) Podemos se ha comprometido a auditar la deuda y pagar sólo la legítima y a aumentar muy rápido los impuestos a las fortunas y grandes empresas. Vistas estas promesas, me temo que las semanas previas a las elecciones van a ser de una enorme inestabilidad. No me sorprendería que la prima de riesgo subiera y la bolsa bajara.

5) Tras las elecciones, el PSOE puede tener un papel fundamental: ¿Pacta con su rival histórico (PP) o con la izquierda radical (Podemos)? Si se produce esta situación, habrá presión europea para un pacto a la alemana entre centro derecha y centro izquierda. A corto plazo generará mucho desapego. Pero para estas fuerzas, es una nueva oportunidad. Puede que la última.

Si gobierna Podemos, veremos qué se atreve a aplicar de todo lo que promete. Gane o no gane, lo que es seguro es que cambiará las reglas del juego. Y por mucho tiempo.

Una semana normal

Negociaciones 9N

Las últimas 3 semanas y, especialmente esta, han generado miedos entre los defensores de la independencia de Cataluña. El gran baluarte de la unidad se ha roto.

Reconozco que las semanas pasadas he estado bastante preocupado por este asunto. Lo alimentaban inputs de que las tensiones no eran pura escenificación ni lectura interesada de los medios. Y no sólo se rompió la unidad sino que cada partido salió con un discurso diferente. Cada uno por libre. El lunes no fue un buen día.

Pero, a partir de martes, mi percepción ha ido cambiando hasta ser moderadamente optimista. Llevamos 2 años en los que 6 fuerzas políticas han caminado juntas. Desde la derechista Unió hasta la izquierda de la CUP. Lo hemos reivindicado porque «no es normal». Así que, creo que lo que ha pasado esta semana después de un punto de desacuerdo (admito que importante) es que hemos tenido una semana normal. Una semana donde ha primado un cierto tacticismo inherente a la política. Seríamos peligrosamente ingenuos si pensáramos que estos movimientos políticos no se dan a los partidos, incluso, en estas circunstancias.

Fijémonos en un hecho. Ninguna de las fuerzas que, hasta lunes, iban unidas se ha pronunciado en contra del nuevo 9N, excepto hoy Herrera de Iniciativa (y ya veremos cuál es la reacción de los independentistas del partido si los ataques que están recibiendo no les generan anticuerpos).

Las 3 fuerzas por el Sí-Sí han defendido la jornada participativa, todo y no estar del todo de acuerdo en aspectos de esta. Por lo tanto, se les ha de reconocer que están practicando un tacticismo de baja intensidad. Pensemos en clave de futuro. Y en clave tacticista, si me lo permitís. 

¿Se puede permitir CDC seguir sola adelante con la legislatura (ahora que la ruptura con UDC está casi hecha)? ¿Cómo? ¿Pactando con el PSC? El coste político sería enorme. CDC aguanta porque Mas, que ha ido cumpliendo sus promesas, es creíble. Pero si ahora transmite que se pasa al peixalcovisme, compartirá futuro con el partido de Iceta.

ERC no ve clara la lista unitaria. Pero, si de verdad quiere la independencia, ¿se puede permitir una victoria en minoría simple? ¿Qué pasará en CDC si Mas, como es lógico, se ve obligado a dimitir después de una derrota electoral? ¿Sabemos qué pasaría adentro del partido? ¿Quién lo liderará? ¿Estará abierto a pactar con ERC? ¿Asumirá ERC tanta incertidumbre?

Esta semana normal (y quizás algunas que vendrán) los partidos las aprovecharán para fijar sus posiciones iniciales de negociación. Obviamente, hay el riesgo que acaben por no entenderse. Eso sí, cualquiera que haya llevado una negociación seria sabe que para obtener un buen acuerdo, ha de haber momentos en los cuales parece que todo se puede romper. Estamos en un momento de estos.

Mirad con optimismo pero realismo los hechos: el nueve 9N movilizará muchísima gente, esta negociación nos debería dar suficiente tiempo para terminar la hacienda propia (sin la cual una DUI es un tiro al pie), la candidatura única está siendo apoyada por la sociedad civil, cerca de las elecciones se escenificarán rupturas en los partidos que no quieren la DUI para pasar junto a la candidatura unitaria (del PSC, de Unió, y de ICV), y la CUP hará de receptáculo por toda aquella gente de izquierdas que, queriendo la independencia, se sienta incómoda votando una candidatura que tenga detrás a Convergència.

Que los hechos del día a día no nos hagan perder la perspectiva. Esta situación casi se tenía que dar en algún momento previo a unas elecciones. Tomémonos con calma todo esto. Y no pidamos a los partidos que actúen contra natura.

¿El curso de la verdad?

President Mas

Ahora sí. Ya empieza el curso político tras el cual todo habrá cambiado. Cuando digo todo, quiero decir todo. Algunos, después de las elecciones catalanas de 2012 creímos que no habría consulta porque no veíamos operatividad política en el Parlamento. Nos equivocamos y hoy podemos afirmar que difícilmente los catalanes no habremos expresado en los 12 próximos meses lo que queremos para nuestro futuro.

La incertidumbre en los detalles es tan grande que se hace difícil visualizar exactamente lo que pasará. En cambio, estoy convencido de que en lo esencial es difícil equivocarse. E incluso, me atrevo a decir que acabaremos con calendario definido a lo largo del trimestre que viene.

Los primeros meses serán de una tensión brutal. 11 de septiembre, que será un éxito a pesar del punto de angustia que ahora hay por el ritmo de inscripciones. Esta semana se disparará. Pregunta fácil a los amigos: ¿Tú volverás? Ninguno me ha dicho que se quedará en casa.

Hacia el 20 aprobaremos la ley de consultas y, si un recurso aún más rápido no lo impide, la convocatoria de cara al 9N. El gobierno español podría no recurrir o facilitar que el TC no bloquee la consulta. La nariz me dice que ahora en Madrid se sienten fuertes por culpa de su enésimo error de cálculo.

De acuerdo. Han tumbado uno de los símbolos del catalanismo. Algunos estamos muy decepcionados. Dan por hecho que los catalanistas ahora hemos perdido el gran argumento «España nos roba» y la percepción de que los catalanes somos moralmente superiores a los españoles.

Este es un discurso que funciona en el resto de España. No en Cataluña. Los catalanes distinguimos entre lo que roban los políticos y lo que supone un trato económico injusto. Respecto a las cuestiones éticas, el discurso catalanista no es supremacista. ¡Pero si quien no se dice Pérez se llama López! Hace muchos años que en Cataluña tenemos el caso Palau, y el caso Treball (ahora le llaman Pallerols para tapar las vergüenzas de Unió), y el caso Mercurio y una larga lista. Queremos que el nuevo estado sea más limpio, sí. Pero no porque somos mejores sino porque queremos cambiar unas leyes que, eso sí, dentro de España no tenemos poder para cambiar.

Si niegan, como pienso, la posibilidad de hacer la consulta, estoy seguro que las movilizaciones serán brutales. Ante gobernación civil y frente al Palau de la Generalitat. Como habrá nervios, deberemos ser especialmente cuidadosos. Estoy convencido de que será así.

Ante este escenario no creo que el gobierno de España mueva ficha. El catalán tendrá tres opciones: convocar igualmente el referéndum, convocar elecciones a corto plazo o intentar alargar la legislatura al máximo.

Convocar el referéndum tiene un problema grave. Supone saltarse la ley española. Este es un recurso que la Generalitat no podrá utilizar demasiadas veces. De hecho, algunos expertos dicen que sólo podremos hacer una insumisión. Artur Mas es inteligente y no creo que lo haga esta vez.

La segunda opción que tiene CiU es ir hasta el 2016 para intentar recuperar sus expectativas electorales. Pero la calle se sentirá traicionada y la situación se volverá inestable. No creo ni siquiera que puedan alargar hasta las elecciones municipales en mayo de 2015.

Estas nuevas elecciones tendrán un carácter plebiscitario. En Madrid, y los partidos unionistas catalanes, están obsesionados con la única herramienta que tienen; la ley. Creen que, repitiendo que unas elecciones nunca son plebiscitarias evitarán que la gente vote en función del futuro político de Cataluña.

Nos dejen hacer o no la consulta, el pueblo catalán expresará lo que desea. Esto, con independencia de la decisión que tomemos, lo cambia todo. Para que se materializará en un acto la percepción de que tenemos legitimidad para decidir nuestro futuro. Ya nada volverá a ser igual…

Si este deseo es encontrar un camino separado del resto de España, llegará el momento de desobedecer al ordenamiento jurídico español. Con él, el famoso choque de trenes de consecuencias, este sí, imprevisibles.

El curso político de la verdad.

Això no tocava (en la política)

Jordi Pujol

Pujol nos ha escondido durante 34 años una herencia en negro de su padre. Nadie duda de la relevancia política del personaje y de la convulsión política que puede comportar. ¿Qué consecuencias tendrá en pleno crecimiento del soberanismo en Catalunya?

Yo creo que el catalanismo se haría un flaco favor si pensara que esto es neutro. No señores, esto puede cambiar una parte de la ecuación. Y de una parte importante; aquella parte de indecisos que inclinarán la balanza a un lado o a otro. Para saberlo con seguridad, deberíamos contestar dos preguntas; ¿Qué harán los partidos catalanes a partir de ahora? Y, ¿Qué han hecho nuestros representantes hasta ahora?

Que nadie dude que el ataque a Pujol  es, a la vez, un ataque a una concepción de Catalunya y al «proceso». Sería naif pensar que esto ha salido a la palestra justo ahora por casualidad. En derecho penal existe lo que se conoce como el principio de oportunidad; ¿en qué momento se hace público que se está investigando un hecho?

Por eso Jaume Barberà ha repetido muchas veces que a la independencia se va «net i polit» (limpio y pulido). Porque es evidente que el Estado utilizará todas sus herramientas para destruir nuestros símbolos y ganar la batalla. Si nuestros líderes no van «nets i polits», nos saldrá toda la suciedad.

Por eso, que se trate de un ataque, no puede ser excusa para no hacer lo que se ha de hacer. Si Pujol tenia cosas escondidas, con independencia de si es o no un ataque a las pretensiones de una parte de la sociedad catalana, hemos de actuar con contundencia. Esto responderá a la primera pregunta que me hacía: ¿Qué harán nuestros políticos?

Por lo que parece, CDC ya está poniendo el cortafuegos. Creo que no tenemos alternativa: CDC ha de distanciarse de su figura y debería desaparecer el cargo de presidente honorífico del partido. Y respecto al govern, retirarle los beneficios de los expresidentes, también la consideración de MHP.

Los medios de Madrid aprovecharán todo este escándalo para hacer descarrilar el proceso. Las portadas de estos días demuestran que continúan sin entender (o sin querer explicar) lo que pasa. Insisto: este proceso no lo controlan los políticos. Es la calle. Si los medios de la capital del Estado quieren respuestas, que salgan a la calle…

Dice Eduard Voltas en su libro «Carta a un indeciso» que la independencia no es la solución a todos los problemas. Esta parte del discurso indepedentista, que yo considero mayoritario entre los que quieren la secesión y que está alineado con lo que dicen nuestros líderes políticos, en Madrid no se explica.

Pero de la misma forma que reconocer que la independencia no nos hará vivir en un paraíso nos refuerza, si nuestros políticos son débiles en este caso, el argumentario unionista se reforzará.

Aún queda por contestar la segunda pregunta. Si los negocios de Pujol quedan en esto; una herencia no regularizada, yo creo que la historia será indulgente con él. Al final, es una figura muy poliédrica. Si resulta que los negocios iban más allá, entonces dependerá del volumen. Pero la mácula costará que se vaya, si es que alguna vez lo hace.

Ahora, si los negocios de Pujol salpican toda la estructura de CDC y esto afecta de manera directa o indirecta a la actual cúpula, preparémonos. Porque esto desestabilizará al partido de gobierno. Si no hubiera consulta (escenario más que posible) y todo esto acaba en plebiscitarias, ERC no podrá pactar para presentarse junto con un partido con la imagen de sus líderes manchada por la corrupción. ¿A quién votará la derecha catalanista? ¿Quién ocupará este espacio político y qué posicionamiento tendrá frente a una posible DUI? No lo sabemos.

Francesc Marc Àlvaro escribió un libro en 2003 donde hablaba del clan Pujol y ya apuntaba que algunos hijos tenían negocios opacos. En especial Junior, Jordi Pujol Ferrusola. El famoso hijo de la Camarga. Dentro de la ansiedad que tengo, me tranquiliza que alguien escribiera en aquella época (y no ahora) que Mas puso distancia entre Junior y él.

Si al final del camino, el independentismo no tiene operatividad política, aunque sea mayoritario, la independencia no será viable. Por descontado, un fracaso de este tipo de razones no haría que todo el mundo se borrara del proyecto. Pero oportunidades como la que estamos viviendo no aparecen cada día. Quizás deberemos esperar algunos lustros.

La persecución de los Pujol se ha producido cuando más interesaba a las estructuras del Estado. Nuestra actitud pasada y futura marcará la influencia en el «proceso». Puede reforzarnos si hacemos bien las cosas. O destruirnos y hacer que perdamos muchos años. Decía una campaña de la época del Pujol presidente: «el trabajo mal hecho no tiene futuro, el trabajo bien hecho no tiene fronteras». Ahora más que nunca.