La privatización de la sanidad

hospital sant pau

Hace unos días leí un artículo en El País acerca de las privatizaciones del sistema sanitario. El artículo, extensísimo, analiza los procesos de privatización de la sanidad a raiz de los recortes de las administraciones. Además, analiza qué empresas se benefician y quién hay detrás de esas sociedades.

La sensación que me deja es la que esperaba. Ni es tan terrible ni todo está tan claro. Además, todo ello me ha llevado a leer un poco sobre el tema. Y he visto algunas cosas interesantes que reconozco aún tengo que acabar de procesar.

Intentando sintetizar diría que, en primer lugar, lo que propone el artículo no es que el sistema público baje su calidad y, así, induzca a la gente a irse al sistema privado. El modelo que se está aplicando en Madrid y Valencia (que es donde centra el artículo su análisis, pero imagino que es extrapolable) consiste en condecer al sector privado la gestión de los hospitales e, incluso, de la gestión integral de una región.

Hay dos modelos posibles (con diversas variantes): uno es pagar a las empresas por la cantidad de veces que las personas utilizan sus servicios (ese sería el modelo que me explicaron en el Hospital Sant Joan de Déu cuando les hicimos un vídeo hace unos meses). La ventaja es que, en teoría, se está pagando sólo por servicio. La desventaja es que eso puede potenciar que al Hospital le interese retener al paciente para, así, aumentar sus ingresos.

En otros casos, se le paga a la empresa una cantidad fija por persona que utiliza sus servicios. La empresa se interesa por cazar talento que atraiga a pacientes para, así, cobrar más. Si he de opinar, y sin conocer el sector, me parece la mejor opción si hay que privatizar.

¿Y hay que privatizar? Pues… No lo sé. Sí sé que las teorías liberales lo que dicen es que allí donde el mercado es más eficiente mejor que la administración se meta poco. Pero el mercado sanitario no es un mercado eficiente. Tiene «fallos».

Primero que la información es asimétrica. El paciente sabe mejor que la compañía aseguradora su estado de salud, lo que le impide a esta poner un precio ajustado a los enfermos y a los sanos. Una vez enfermo, el médico puede inducir al paciente a consumir (o no consumir) servicios en función del interés del médico para los que el paciente sólo puede confiar.

Pero mantenerlo como un servicio público también tiene sus contrapartidas. En esencia, lo que se conoce en economía como riesgo moral. Si la sanidad es gratis para el paciente, este puede tender a sobreutilizarla. Si el médico no tiene incentivos para controlar su gasto, puede tender a sobreproveer.

La sanidad pública con provisión privada (es decir, servicios públicos gestionados por empresas privadas) da una serie de ventajas a la administración. Un exdirectivo de Capio, una empresa del sector, dice que «la ventaja para la Administración es que paga una cantidad fija». Además, «el sector privado tiene una ventaja enorme, el sistema público no tiene herramientas de prima, incentivo y castigo al empleado. Eso es fundamental en una empresa donde la gente se gana la vida. La productividad es más alta, de un 20% o 30%. El absentismo es más bajo, sin comparación. Puedes contratar a los mejores médicos, pagarles 300.000 o 400.000 euros. Y echar a un empleado si no trabaja. Existe un recorrido profesional. Instrumentos que no tiene el sector público”.

Esto, visto así, no sólo es una ventaja para la administración. También para el contribuyente, que recibe lo mismo por menos dinero. ¿Lo mismo? Sí, a pesar de que las empresas saquen beneficios. Si el coste total sumados beneficios es menor al coste de los servicios del sistema totalmente público más sus ineficiencias, me da igual lo que ganen. Estamos ganando los dos.

Pero, ¿sacarán los beneficios sólo de hacer más eficiente el sistema? Aquí me entran las dudas. El artículo propone que las empresas podrían ofrecer servicios low cost al estado a cambio de cobrar la parte «hotelera» al paciente. Si la comida y similares tienen precios equivalentes a lo que costaría quedarse en casa, nada a decir. Pero mucho me temo que, una vez te tienen allí cautivo, las facturas pueden ser espectaculares.

La parte que más me preocupa es que buena parte de la capitalización de estas empresas está en manos de empresas de capital riesgo. Estas empresas se ganan la vida comprando barato, equivocándose mucho (lo que se traduce en cierre de empresas, en este caso serían hospitales, ¿no?) y acertando unas pocas veces vendiendo muy caro. Un negocio puramente especulativo.

Eso tiene una ventaja: estas empresas prefieren reinvertir los beneficios de la empresa mientras son propietarios porque le quieren dar valor. Pero, ¿qué hace atractivo un hospital a un capital riesgo? ¿Con qué esperan forrarse? A mi me genera inquietud porque no le veo la escalabilidad (que los beneficios crezcan más rápido que los gastos) a no ser que generen ahorros constantes de forma sostenida, lo que cual no me suena demasiado bien.

Por supuesto no puedo olvidar que se tratan de concesiones públicas. Y también sabemos que en este país las concesiones tienen poco que ver con la calidad. Sólo con el amiguismo, con rescate posterior si las cosas no salen como se esperaba (ya ha pasado) y con tanto dinero bajo mano como sea posible. El 3% empieza a ser un clásico…

En resumidas cuentas, ahora sé mucho más de lo que sabía. Y sí, sigo sin tener una opinión del todo formada. Me gusta la idea de optimizar mis impuestos a través de la gestión privada de los recursos públicos. Pero si el precio es que a medio término la calidad decrecerá, prefiero sus ineficiencias.

Pd: No soy economista, así que estoy abierto a que los que de verdad saben desde la izquierda y desde la derecha hagan todas las correcciones que consideren a lo que he dicho.

Negociar el derecho a decidir

jaume collboni

Hace unos días Jaume Collboni, portavoz del PSC, decía en twitter lo siguiente (en catalán):

«Es erróneo confundir el #derechoadecidir con la opción independentista. Es un princpio democrático compatible/complementario con la reforma federal»

A lo que Eduard Voltes, periodista y editor le contesta:

«pero el Psoe no lo reconocerá «nunca» (Rubalcaba ayer). Y el PP tampoco. Ergo?»

A lo que Jaume contestó:

«Ergo diálog0, acuerdo y democracia. Lo que hace falta para abordar grandes cambios.»

A esto uno puede decir, Jaume tiene toda la razón. Al fin y al cabo, la democracia se basa en eso, ¿no? Democracia y, por tanto, debate. Y, tras él acuerdos. En definitiva: negociación. Mucha negociación.

Pero analicemos de verdad los términos. Tiene razón Eduard en que el PSOE ha escenificado hasta el infinito (por no hablar del PP) que nunca apoyará el derecho a decidir. Esto implica reconocer a Catalunya como sujeto político. Y eso es algo que choca con las emociones de los españoles.

Aún así, sentémonos a negociar. Y hagamoslo sabiendo cómo funciona una negociación. La definición que hace la wikipedia es la siguiente: «La negociación es el proceso por el cual las partes interesadas resuelven conflictos, acuerdan líneas de conducta, buscan ventajas individuales y/o colectivas, procuran obtener resultados que sirvan a sus intereses mutuos. Se contempla generalmente como una forma de resolución alternativa de conflictos o situaciones que impliquen acción multilateral.»

Así, requiere partes, lo que implica que hace falta más de un negociador para que sirva de algo. Y las partes las define como partes interesadas. ¿Están los españoles y sus instituciones «interesadas»? Cuando dicen «nunca», la negociación se vuelve imposible.

Y si la negociación es imposible, pueden pasar 4 cosas. Si las dos partes pueden seguir su propio camino cada una de las partes sigue su camino y tan amigos. Si se trata de algo que una de las dos partes considera interesante y a la otra parte le da igual, el primero simplemente busca otras vías con otros compañeros de viaje u otras alternativas. Y si se trata de una guerra por el motivo que sea, luchan hasta que uno de los dos no resiste más. Pero, ¿qué pasa cuando una de las dos tiene todo el poder sobre la otra parte?

Supongamos que, aún así, tratamos de negociar con Madrid. Como parte débil, ¿a qué podríamos renunciar? ¿Y a cambio de qué? ¿Qué podemos ofrecer nosotros para que los oligopolios madrileños nos digan que lo aceptan?

¿Es Catalunya la parte débil? ¡Por supuesto! ¿Quién pone las leyes? ¿Quién controla los medios de comunicación más poderosos (que, por cierto, hablan de pensamiento único en Catalunya a pesar de que todos ellos publican y dicen lo mismo)? ¿Quién tiene capacidad de construir un frame más potente?

La teoría de juegos, que se dedica a analizar este tipo de situaciones, nos da una respuesta muy clara. Uno negocia intercambiando cosas: tú necesitas esto que yo tengo y yo eso que tú tienes. ¿Qué necesitan las instituciones españolas? Nada que nosotros les podamos ofrecer. Así que no hay nada a negociar.

Personalmente, a mi me seduce la idea de negociar. Pero no me basta con que Pere Navarro o Jaume Collboni me digan que hay que negociar y que eso es democracia. Necesito que me expliquen con qué van a negociar. ¿Qué pretenden ofrecer a cambio?

Y, en todo caso, dos preguntas requieren respuesta ¿Qué pasa si en Madrid no quieren negociar? ¿Qué les haría llegar a la conclusión que están negociando solos? Y, llegados al punt0 que eso sucediera, ¿qué harían?

Lo contrario a no contestar esas preguntas sólo puede significar tres cosas. O que son unos ilusos que hacen brindis al sol. O pretenden engañarnos y el statu quo ya les está bien. O que le están pegando la patada a la lata a sabiendas que se le encontrarán unos metros más allá. Y que, como se dice en catalán, qui dia passa, any empeny. Que nos resuelvan la duda y los ciudadanos podremos elegir.

Los colegios profesionales, juez y parte

colegios profesionales

Cuando España fue (no) rescatada por Europa, ya supimos que la Unión quería que liberalizáramos algunos mercados en los que teníamos unas enormes rigidezas. Se referían al mercado laboral, sí. Pero también al de los profesionales, donde los colegios controlan la oferta y mantienen sus márgenes.

No hace falta saber mucho de economía para conocer que los mercados se regulan a través de la oferta y la demanda. Básicamente, si la oferta es mucho más pequeña que la demanda, los márgenes son enormes. En cambio, si la oferta crece mucho, los márgenes se hacen mucho más pequeños.

Pero esto es lo que sucede en mercados donde la oferta y la demanda fluctúan en función de los precios. Pero hay mercados donde eso no pasa. Cuando compras o alquilas un piso, cuando te separas o cuando necesitas un antihistamínico, no tienes más remedio que ir a un arquitecto, un abogado o un farmaceutico. Te cueste lo que te cueste.

En estos casos, la demanda es inflexible. Es decir, como necesariamente tienes que vivir en algún sitio, has de pasar por el mercado de arquitectos. Cuando te encuentras mal, necesariamente has de pasar por la farmacia. Y, a no ser que estés dispuesto a destrozar tu vida, si quieres separarte, necesitas un abogado.

Si estos sectores (y muchos otros, como ingenieros, médicos, periodistas…) tuvieran la capacidad de gestionar el volumen de oferta, podrían controlar los precios. Y, por tanto, los márgenes que ganan. Y, por desgracia, la tienen. ¿En perjuicio de quién? Del cliente, que es el ciudadano, por supuesto.

¿Cuál es el argumento a favor? Ellos dicen que son profesiones «delicadas». Los edificios se pueden caer o las pastillas, mal administradas, matarte. Tienen razón. Ellos garantizan esos mínimos. ¿Cómo? En algunos casos con formación extra. En otros… Eso quisiera saber yo.

Es decir, que damos por hecho que un licenciado en arquitectura, después de media vida en la universidad no está preparado para hacer edificios que se aguanten. También que esa formación extra que «garantiza» el colegio no puede cursarse en la universidad en la forma que se quiera (postgrados, masters…).

No, resulta que la respuesta es que la tienen que gestionar unos tipos que… ¡oh sorpresa! Si entra mucha gente en la profesión ven sus márgenes perjudicados. La pregunta es, ¿qué harías tú si la admisión de mucha gente en tu círculo te perjudicara y tú tuvieras la llave? O lo que es lo mismo,¿qué harías si fueras juez y parte?

Me hace cierta gracia cómo algunos sectores que critican los excesos de proteccionismo del mercado laboral español, reclaman para sí una protección porque es bueno para «todos». Siempre digo que en este país no hay liberales, aunque algunos conservadores se disfracen. Todos piden su parte del pastel. No entienden que el papel del estado es otro.

Dicen que la competencia sería mala. ¿Mala? ¿Para quién? Que la calidad bajaría. Sería la primera vez que el aumento de la competencia sobre un producto o servicio baja su calidad. No han entendido las bondades del sistema capitalista.

El papel de los colegios debería ser ofrecer servicios a sus asociados. Poner de relieve su valor. Si de verdad son una garantía, deberían trabajar para que el cliente lo perciba. Y que no se preocupen. Si lo hacen, todos los profesionales irán locos por estar colegiados.

Eso sí, a ellos les obligaría a bajar a la arena. Según estimaciones del gobierno (estas deben ser verdad, porque están cabreando a sus compinches de siempre), una reducción del 1% en los márgenes profesionales aumentaría el PIB en una décima. Es decir, 100 millones de euros. Y no hay que olvidar que ese 1% iría a parar a los bolsillos de los ciudadanos, claro.

Los ciudadanos no tenemos por qué pagar los derechos de unos pocos que llaman al apocalisis si hacemos cosas que perjudican sus intereses. Yo no veo tan diferente a un ingeniero de caminos de un panadero. Si tiene que luchar por los clientes que lo haga. Como hacemos todos.

Los herederos del espíritu de Cambó

Alfons Quintà

Ha pasado algo más de 1 mes desde las elecciones catalanas. Los resultados dan una mayoría de partidos favorables a la independencia y una mayoría aplastante a favor del derecho a decidir.

En un primer momento, se hizo una lectura errónea desde las oligarquías de Madrid creyendo que los resultados indicaban que la gente no quería independencia. Desde mi punto de vista, también se hizo (y se mantiene) una lectura equivocada desde el catalanismo: la victoria pírrica de Mas deja el proceso en una situación tremendamente compleja.

Por un lado algunas personas han hecho movimientos que se están interpretando que tienen el objetivo de ocupar la silla de Mas desde el propio CDC. Incluso hay movimientos que algunos han acertado a llamar «hacer un Aguirre». Es algo que pasa en todos los partidos.

Pero a esos movimientos «normales» hay que sumar que Duran i Lleida parece dispuesto a utilizar UDC para descarrilar el proyecto de Mas. Sería interesante un día hablar de lo que pasa dentro de Unió, mucho más independentista que su líder. Pero es un tema que yo personalmente no conozco lo suficiente.

En ERC los movimientos, al menos, no han trascendido. Pero estoy seguro de que las bases apretarán en cuanto la tijera que ponga a funcionar. Está demasiado instalado en el imaginario colectivo que esto de recortar es pura ideología. Con independencia de si es cierto o no, les va a ser muy duro que alguien que era independiente hace sólo año, tome las riendas de ERC  y mantenga un pacto con CiU.

Por si fuera poco, hay una base de empresarios y periodistas, eso que llamamos sociedad civil por no llamar élites, que no lo ven claro y harán todo lo que esté en su mano por frenarlo. No quieren democracia. No sea que el pueblo discrepe de su punto de vista.

Y ahí los tenemos. Todos sabemos quienes son. Y también de dónde vienen. ¿Los Lara? ¿A esos tenemos que escuchar? O la familia Godó. ¿Analizamos el currículum de las dos sagas mediáticas más importantes del país? Digno de estudio el cambio radical de línea editorial de La Vanguardia. Y algunos mitos de nuestra historia personal como Alfons Quintà, hoy editor de El debat, un medio digital absolutamente enfrentado al govern.

El caso de Quintà también es de análisis. Uno de los fundadores de El Pais, tilda a TV3 de «soviética». Insinúa, si no dice abiertamente, que TVC es sectaria. Pero, ¿saben quién fue el primer director de la cadena? Él mismo. Así que debió sembrar la semilla. ¡Ah! Esos a los que llama sectarios, esos a los que acusa sutilmente de ladrones son los que le pusieron en el cargo.

Y conste que esas acusaciones no empezaron después de dejar TV3. Tampoco después de dirigir El observador, un medio auspiciado por uno de los hombres fuertes de Pujol, Lluis Prenafeta. No, antes de su etapa en TV3 ya había realizado una serie de artículos en los que acusaba a Pujol de ladrón por el caso Banca Catalana. Curioso sectario Pujol que, tras llamarle ladrón, te da la dirección del medio de propaganda justo en su creación, cuando se sientan las bases. Y eso que el caso Banca Catalana da para unos cuantos libros.

Por cierto, sentado sobre la base que TV3 es la herramienta de propaganda del nacionalismo (la crosta que diría aquel) le preocupa mucho el tamaño de la tele catalana. Dice que tiene unos pocos empleados más que un portaviones. Pero, en cambio, no le he leído nunca que con la plantilla de TVE se puedan llenar varios de esos barcos.

Ya sabemos quiénes son. Heredan el espíritu de Cambó, que vendió el país financiando la guerra de Franco. Siempre han sido poderosos y ponen una dificultad más en el camino. Puede que la más grande de todas.

Lanzarse a la epopeya de una independencia con el medio escrito más importante en contra, con una TV3 que siendo líder sólo representa un 14% de la audiencia, con el Cercle de Economía trabajando básicamente en contra (aunque no todos, sí muchos de ellos) se hace difícil. Tanto que me resulta hasta demasiado épico.

Tienen todo el derecho del mundo a luchar por lo que creen. Por supuesto. Pero no a base de insinuaciones e insidias falsas. No a base de desligitimar nuestras instituciones. Hace unos días dije en twitter a unos amigos que veríamos brillar rayos C cerca de la puerta de Tannhäuser, en referencia al final de Blade runner. Y si no, al tiempo.

Cuando dije hace unas semanas que veía difícil que se celebrara el referendum ya pensaba en este tipo de cosas. Poco a poco se van concretando. Los riesgos son enormes pero, aún así, la lucha merece la pena. Y, además, no tenemos otra opción.

Wert y la ley de educación

wert y la ley de educacion

Desde hace un par de semanas el debate español vuelve a estar centrado en la relación entre Catalunya y España. Ha trascencido que Rajoy quiere bajar la tensión con Convergència sin, eso sí, calentar una relación en horas muy bajas. Pero Wert parece que no se enteró y, en su afán por «españolizar a los niños catalanes» ha presentado una ley de educación que cambia sustancialmente el estatus del catalán en la escuela.

No pienso perder un minuto justificando de nuevo el por qué de la necesidad de la inmersión lingüísitica en Catalunya. Ya lo hice. Y expliqué que tratar de forma igualitaria a dos lenguas suele implicar no tratarlas de forma idéntica.

También cuesta creer que haga falta demostrar la obviedad de que el PP tiene, entre sus sueños húmedos, hacer desaparecer, ya no el catalán, sino la cultura catalana. Todo ello siguiendo aquella máxima del «divide y vencerás» con la lengua después de que todas las formas de catalán excepto la balear toman nombres diferentes al propio, en algunos casos de lo más sui generis. Y el balear ya se están insinuando. Y si no, al tiempo.

Lo que ya es de un cinismo descomunal es una España tan preocupada porque los niños catalanes no aprenden castellano (aunque los estudios internacionales digan lo contrario) cuando hay una decena de casos de demanda de estudiar en castellano y a ninguno le preocupe los miles que piden escolarizarse en valenciano y, en cambio, no les ofertan la plaza.

Y algunos bien intencionados dicen, y no con falta de razones, que quizás lo que busquen es precisamente que discutamos esto para no debatir lo «realmente importante»: la calidad de la educación. A mi me parece fantástico. Eso relega a que la lengua «no es importante», lo que casi roza lo insultante. Pero si hay que debatir sobre «lo importante», lo hacemos. Si hace falta discutimos por qué los jóvenes no encuentran trabajo. Porque somos tan malos en matemáticas y en comprensión lectora.

Tienen razón. No hay debate. Al menos no educativo. Si incluso PISA dice que el nivel de castellano de los niños catalanes es tan bueno o tan malo como el del resto de españoles. La inmersión funciona para enseñar las dos lenguas. ¿Este debate que abren las instituciones españolas es educativo? No, es identitario. Nacionalista.

Discutamos, pues, de lo importante. Pero si ello implica que deje pasar como si nada que el catalán pase a ser una «especialidad» me niego. No es mi responsabilidad que el debate esté desnaturalizado. Es de ellos, de la oligarquía de poder instalada en los aledaños del congreso de los diputados.

Así que, si hay envite del toro Wert, responderé. Responderemos como pueblo. Ya lo estamos haciendo. El mismo día que nos decían que somos unos esencialistas, los parlamentarios españoles recurrían en Europa una ley de patentes porque no podía patentarse sólo en la lengua de Cervantes.

Wert es un toro bravo. Y nosotros no tenemos demasiado poder. Muchas veces, cuando queremos echar mano no tenemos ni banderillas ni estoque. Incluso a veces nos cuesta encontrar el capote. Quizás nos dé caza con sus temibles astas. Pero lucharemos. No nos lo miraremos desde la barrera.

Lo digo con todo el respeto, pero nosotros no somos la Comunidad Valenciana. Y sí. Desde aquí le pido a mi futuro gobierno que, en caso de que nos impongan esta ley, se declare insumisa. Y, sin perder un minuto, entonces sí. Hablemos de hay que hablar: educación.

Tormentas solares y el fin del mundo

tormenta solar

En los 33 años y pico que llevo vividos, ya he pasado por varios finales del mundo. Recuerdo cuando había vaticinios de que caerían todos los satélites a principios del milenio. También este Papa debía ser el Anticristo según San Malaquías pero, por lo visto, se lo está tomando con calma. Ahora le toca a los mayas. Y a los crédulos de medio mundo sólo les faltaba que la NASA constatara sus temores. Para 2013 nos espera la tormenta solar perfecta. Muerte y destrucción a tutti pleni.

Ya es una costumbre que los movimientos esotéricos de todo tipo critiquen a los científicos  de verdad, que tienen la mala costumbre de comprobar las cosas, y que, a la vez, aprovechen sus conceptos (energía, cuantos y similares) para articular discursos de difícil defensa.

Esta semana se acaba el mundo según interpretan algunos de lo que dejaron escrito los mayas. Pero esto no tiene nada que ver con el anuncio de la NASA de que el 2013 probablemente será un año de alta actividad solar. Según parece, ello entraña un riesgo de tormentas solares especialmente virulentas. Pero, ¿hemos de preocuparnos?

Primero, ¿qué es una tormenta solar? El sol está continuamente emitiendo radiación y materia. Esto es normal. Pero, de tanto en tanto, el sol emite algo parecido a una «llamarada». A esto es lo que los científicos llaman tormenta solar. Y… También es normal. El sol tiene un ciclo de 11 años. Cada ese tiempo, el sol llega a un nivel de actividad de tormentas solares más alta. Y eso «toca» el próximo año.

¿Cómo son esas tormentas solares? Los científicos hablan de 3 fases:

Primero se produce una erupción solar, es decir, esta «llamarada» de la que hablaba. Esta erupción tarda apenas 8 minutos en llegar a la Tierra. Puede provocar que algunos satélites dejen de funcionar.

En segundo lugar se produce una tormenta de radiación. Tarda unos 15 minutos en tocar la superficie de la Tierra ¿Qué es eso? Bueno, con la erupción salen un montón de particulas que tienen muchísima energía. Rayos X, Gamma, ultravioleta… Sí, son radiaciones que provocan cancer. Incluso podrían rustirnos. ¿Hay riesgo? Pues afortunadamente, la Tierra tiene la atmósfera y la magnetosfera que paran, en gran medida. Algunos aparatos eléctricos podrían dejar de funcionar pero, si no sois astronautas, no tenéis que preocuparos.

Por último, y aquí viene lo peligroso, la «llamarada» envía un montón de materia al espacio. Se le conoce como eyección de masa coronal y tarda entre 1 y 2 días en llegar a la Tierra. Esta materia tiene carga magnética. Como sabes, las cosas magnéticas  tienen polaridad. Si juntas dos cosas con polaridad en la misma dirección, su magnetismo se suma. En cambio, si los pones al revés, se cancelan. Es decir, el campo magnético desaparece.
Antes comentaba que la tormenta de radiación no es peligrosa porque la Tierra tiene la magnetosfera, que es una «capa» magnética que, con su magnetismo, desvía las particulas peligrosas y evita que nos dañen. Pero si la materia reduce esta «capa», quedamos desprotegidos.Así, si esta materia, llega a la Tierra con la misma polaridad que tiene el planeta (que va de norte, el polo positivo, a sur, el polo negativo), no pasa nada. Pero… Si llega con la polaridad cambiada (es decir, con el positivo en el sur y el negativo en el norte), entonces el magnetismo de la Tierra se ve muy alterado reduciéndose muchísimo.

¿Y en ese caso debemos preocuparnos por nuestra salud? Pues a priori, tampoco. De hecho, lo que de verdad le preocupa a la NASA es que a lo que sí podría afectar y mucho es a los aparatos eléctricos. Con la dependencia que tenemos de la electricidad es cierto que podría ser tremendamente caótico.

¿Y esto es muy probable? Pues, en realidad, no. Para que esto se produzca, no sólo tiene que haber una llamarada sino que esta tiene que ir dirigida a la Tierra. La NASA lo estima en un 5%. Y si pasa, no sería la primera vez. Algunas muy fuertes.

Es bueno que los países se preparen para eventos así. Y también que la gente sepa que estas cosas pueden pasar. Incluso que, sin asustarnos más de la cuenta nos preparemos. Pero en ningún caso hay que hacer caso a los voceros de los armagedones de cada 2 años. La vida seguirá. Crisis incluída.

El fenómeno Ciutadans

Albert Rivera

Uno de los fenómenos interesantes que se están produciendo en Catalunya es el increíble crecimiento del partido de Albert Rivera. En apenas 6 años ha conseguido tener una presencia muy relevante en el parlamento catalán. ¿Qué explica su enorme crecimiento y qué necesidad está cubriendo entre los electores?

Ciutadans nace a causa de las dificultades que tiene el PSC en cubrir todo el espectro socialista catalán. Una parte importante de los votantes históricos del PSC (que ya veremos si vuelven), tenían un perfil identitario españolista moderado. En cambio, durante muchos años, el partido estuvo controlado por personas de perfil próximo al catalanismo. Aunque eso cambió con Montilla, que implicó un mayor control del aparato por parte del sector españolista, inevitablemente mantuvo el carácter catalanista.

Un sector de intelectuales creyeron que el PSC no representaba correctamente a aquellos votantes que, en las generales, sentían una gran comodidad votando al PSOE. Organizaron una plataforma que acabó derivando en un partido político, auténtico objetivo fundacional.

La plataforma triunfó por tres motivos. En primer lugar, y el más importante, es porque tenían razón. Una parte del electorado estaba huérfana. Y Ciutadans cubría esa necesidad. En sengudo lugar, porque aunque no tuvieron lógicamente la presencia en los medios que tiene un partido normal, consiguieron apoyos de ciertos medios sin los que hubiera sido imposible la gesta. Y en tercer lugar porque trataron de aprovechar la poca presencia en los medios haciendo un discurso monocorde: los castellanoparlantes estaban maltratados en Catalunya.

Aunque fueron más, las caras visibles de este proyecto fueron 3. Curiosamente, y a pesar de demandar un discurso españolista socialdemócrata, los tres se han significado mucho por hablar sólo de identidad. Y por comunicar a través de medios ¡de derechas!

El más interesante y con un discurso más inteligente de los tres es Francesc de Carreras, prestigioso constitucionalista. Los otros dos me merecen menos respeto ideológico e intelectual. Arcadi Espada escribe (o lo hacía a menudo) en El Mundo con un discurso para nada equiparable al nivel que tienen los de de Carreras. El tercero es Albert Boadella, que desde la fundación de Ciutadans se ha significado por aparecer en medios de ultraderecha, lo que me demuestra que algún tornillo ha perdido por el camino.

Cartel ciutadans

En las elecciones de hace 2 años yo di por hecho que Ciutadans desaparecería del parlamento. Mi intuición era que el apoyo que había recibido de los medios derechistas (básicamente El Mundo e Intereconomía)
no se repetiría porque tenían otro candidato calcado: UPyD. Pero la opción del gran Toni Cantó, artista intelectual donde los haya, no consiguió ningún eco en las urnas. El discurso de Ciutadans continuó siendo el del agravio y triunfó. Supo mantener su espacio y consolidó su posición.

Pero el gran momento de Ciutadans ha llegado con estas elecciones. Su discurso ha añadido una nueva variable, también con una componente demagógica importante: el regeneracionismo democrático. Eso le ha hecho arañar votos de casi todos los partidos: votantes del PSC menos de lo que pudiera parecer. Muchos de CiU descontentos por el giro soberanista y del PP, intuyo que sobre todo por el giro regeneracionista.

En el futuro, es evidente que el papel de Ciutadans será clave. Si nos miramos los números podemos llevarnos algunas sorpresas. Para empezar no están tan lejos del PSC y, sobre todo, el PP (unos 5 puntos y medio). Todo ello sin el desgaste que supondrá governar (en España, en este caso).

Al tener grupo propio podrán densificar su discurso, completándolo con aspectos económicos y sociales que, hasta ahora, no ha podido hacer. Será interesante ver cómo dan el salto al parlamento español en competencia con el mismo espacio electoral de UPyD.

Los posibles pactos en Catalunya

Mas Junqueras

 

Hace ya algo más de 1 semana de los resultados de las elecciones catalanas. Ahora ya sabemos que CiU tiene menos apoyo del que tenía y que el gran triunfador de la noche fue ERC. Que por primera vez en toda la historia, la primera y la segunda fuerza política han presentado un programa por la independencia. Y que, a pesar de ello, el españolismo se siente triunfador.

Después de las alegrías que se llevó el unionismo, en mi opinión equivocadas, por el tortazo que se pegó CiU, las caras ya no tienen la sonrisa inicial. ¿Por qué? Pues porque aunque la aritmética diga otra cosa cosa, la realidad es que sólo hay un pacto posible y que, además es poco probable.

CiU no puede pactar con el PSC. El PSC necesita rehacerse. Lleva 10 años en caída libre y, en realidad, corre un severo riesgo de pasar a un ostracismo eterno. La crisis alimentará que sus votantes migren a ERC entre aquellos que quieren más nación, a IC aquellos que quieran más izquierda, y a Ciutadans aquellos que quieran más España.

Tampoco puede hacerlo con el PP. El grado de beligerancia ha sido muy alto. Si ha habido un partido que ha insistido de malas maneras en toda la porquería que vertió El Mundo sobre CiU ha sido el PP, tanto desde Barcelona como desde Madrid.

Así que la única opción es ERC. En cierto modo, la sonrisa inicial del unionismo se ha quedado algo congelada. Por eso el ministro Margallo ha pasado de hablar de cáncer a pneumonía (nota al margen quede lo lamentable que es llamar a una opción democrática como cáncer, lo que demuestra que son calificativos no exclusivos de la caverna mediática extremista). Menos grave, pero grave al fin y al cabo.

Es cierto, a mi me cuesta creer que haya referendum. Quizás lo haya porque intuyo en Junqueras unas formas poco propias de los políticos, pero en malas condiciones (demasiado deprisa, demasiado poco pensado). Eso sería peor para los independentistas que el hecho de que no se haga.


Explica Toni Soler
en su artículo semanal en el diario Ara que lo inteligente sería generar unas condiciones que hagan inevitable votar sí. Pone el ejemplo de la transición, donde votar en contra de la constitución, donde no tuvimos más remedio que votar a favor de cosas desagradables, era casi tanto como apoyar la dictadura.Eso no evita que haya elementos esperanzadores para el independentismo. Que el mundo visualice el partido de gobierno y el primer partido de la oposición son fuerzas independentistas tiene una fuerza enorme. Si en vez de emperrarse en querer correr mucho, se dedican a construir estado, las cosas podrían ser diferentes.

El problema es que, como expliqué la semana pasada, el pacto es altamente inestable. A pesar del tono constructivo de Junqueras. Dudo que Junqueras tenga fácil convencer a sus bases de lo que pretende. Y también parece que Duran y Unió están volviendo a modificar el discurso.

Y ese es el segundo temor del PP. Si la Generalitat no tiene estabilidad suficiente o sucumbe a las intenciones de la izquierda de disminuir la reducción del déficid, España entera sufrirá las consecuencias en los mercados. La victoria moral del unionismo le puede salir cara. Su sonrisa se ha congelado.

¿El proceso por la independencia se parará?

arc de triomf

Ayer publiqué un post en el que señalaba que el independentismo ganó claramente las elecciones de este fin de semana. Los datos cantan. Algunos se nieguen a aceptar la realidad, como se ve en la conversación que mantuve por twitter con el secretario general de las NNGG del PP en Catalunya. Claro que la conversación acabó cuando me instó a que mirara la prensa internacional. Curioso que, después que le demostrara que, efectivamente, la leo, se acabara la conversación.

 

twitter con Marcos

Dicho esto, ¿creo que el proceso independentista tiene posibilidades en esta legislatura? Mi impresión es que muy dificilmente. Y si en esta legislatura no se tira adelante, pasarán muchos años antes de que volvamos a tener una oportunidad. Parece contradictorio con el hecho de que yo diga que el apoyo aumenta ¿no?

La poética está clara. Hay un pueblo bastante unido en torno a la idea de abrir un proceso constituyente. Bastante más de la mitad del parlamento ha votado por partidos pro independencia. Falta un escaño para los 2/3 apoyando el derecho a decidir. 1 millón y medio de personas en la calle. La épica de un pueblo enfrentado a unas instituciones poderosas…

Pero, ¿y la realidad? La crisis ha tenido un efecto catártico. Lo ha acelerado. Las dificultades económicas han puesto de relieve el trato injusto que recibe Catalunya en lo económico. Y el movimiento independentista ha crecido como la espuma. Pero esta moneda tiene un reverso. Gobernar es tremendamente impopular.

La lógica secesionista invita a un pacto CiU + ERC. Que CiU tiene todos los incentivos del mundo para pactar con ERC es evidente. Pero, ¿y ERC?

Para empezar, las bases de ERC son muy de izquierdas. Mi impresión es que son muy contrarios a pactar con CiU nada que vaya más allá de un referendum. Pero CiU va a necesitar alguien con quien pactar presupuestos y, por tanto, recortes. Si no los pacta con ERC, ¿con quién? ¿Es compatible un pacto con el PP en lo económico y otro con ERC en el proceso independentista? ¿O con el PSC? Parece obvio que no.

¿Y cómo actuará el gobierno central frente al envite? Cortando el grifo, lo que se traduce en más recortes. Y en más desgaste. ¿Asumirá ERC ese esfuerzo a cambio de qué? ¿La práctica desaparición a cambio de la independencia? Me cuesta creer, la verdad.

A todo eso, hay que añadir motivos históricos. Las relaciones entre los dos partidos no han sido nunca buenas. Cuando ERC apostó por el tripartit, se abrió una herida de difícil sotura. Por si fuera poco, ERC ha apoyado a CiU una vez. Fue Heribert Barrera en los años 80. Eso comportó una hegemonía de casi 25 años de CiU y la práctica aniquilación de Esquerra. ¿Se atreverá a repetir la jugada?

La única vía que veo abierta es que el actual líder de ERC Oriol Junqueras no tiene la vocación de perpetuarse en la política. Ya era conocido antes de ser candidato por colaboraciones en los medios. Quizás esté dispuesto a sacrificarse a cambio de un objetivo mayor. Eso cambiaría la realidad que estoy pintando e, incluso, podría llegar a reforzarlo por la simbología de que los dos primeros partidos (izquierda y derecha) vayan juntos por un objetivo superior.

Si el proceso se para ahora, los independentistas probablemente tardarán en tener una nueva oportunidad para llevar a cabo sus objetivos. Si, en cambio, las fuerzas catalanistas se unen, tendrán una fuerza moral enorme. Comeremos los turrones con las respuestas. Mientras tanto, conformémonos con las uñas.

La independencia gana y no lo sabe

Palau de la Generalitat

Ya tenemos el nuevo Parlament. Los resultados han sido una sorpresa. CiU ha obtenido unos resultados mucho peores de los que cualquiera podría esperar y, en paralelo, el secesionismo se ha mantenido como hegemónico a pesar de la alta participación.

Hace unos días publiqué un post donde intentaba dar algunas de las claves. Decía que sería un error pensar que una derrota (moral) de CiU significa una derrota del independentismo, como dan a entender los medios de Madrid. Yo sacaría las siguientes conclusiones:

Por un lado, a CiU le ha salido el tiro por la culata. Ha fracasado en su objetivo. Pretendía consolidar su posición en una época difícil para la gobernabilidad, y el nuevo parlamento exige acuerdos que la complican aún más.

Pero no puede tampoco olvidarse una serie de cosas: Ha más que duplicado la segunda fuerza política en votos absolutos. Y ha conseguido mantener el control sobre el gobierno en una época en la que absolutamente todos los gobiernos se ven barridos cuando llegan las elecciones.

Por último, Mas tiene una gran virtud. Dice las cosas como son. O, al menos, como le parecen. Con una franqueza cristalina. La lectura que está haciendo CiU de la caída me parece muy inteligente y alejada del típico cinismo al que estamos acostumbrados. Sin eso, las elecciones le hubieran ido peor.

Respecto a la cuestión del soberanismo, que no os engañen. El triunfo del independentismo es espectacular. En Catalunya, para las elecciones autonómicas había menos participación que en las generales siempre. El mito era que los que no votaban era porque eran españolistas y no se sentían representados. Esta vez no se han quedado en casa. ¿Y cuáles son los resultados?

1.768.810 personas han votado partidos que reclaman la independencia frente a 1.278.689 que se oponen. Rozando los 500 mil votos de diferencia. Digerid eso. Da igual si los escaños son 2 menos.  Hacen mayoría absoluta de sobras. Y si se contrastan estos datos con los de las anteriores elecciones y teniendo en cuenta que CiU ha pasado de una posición ambigua a una posición netamente independentista, esto es lo que sucede: el independentismo ha incrementado su apoyo en 243.886 votos frente a 210.236 votos unionistas. Vuelve a ganar el independentismo.

Es verdad que presuponer que esos serían los votos favorables a la independencia y los contrarios es muy atrevido. Ni todos los votantes de CiU votarían a favor ni todos los del PSC votarían en contra. No he incluído los de IC ni en un lado ni en otro. Ni, por supuesto, los de las fuerzas extraparlamentarias excepto los de UPyD que sí sabemos qué quieren a este respecto. Lo que sí podemos inferir es que los catalanes no le temen a una independencia.

De todas formas, entiendo que hay un juego de minar la «moral» del rival. Entiendo que ahora la prensa y los políticos que controlan la capital del Estado vendan que el soberanismo no funciona. Doy por hecho que ese será el mensaje por mucho tiempo. Si se quedan sólo en eso se estarán equivocando. Volverán a ningunear al independentismo y ello no hará más que aumentar su apoyo social.

La tercera lectura es que la gobernabilidad será muy complicada. Apoyar a CiU puede ser un harakiri para ERC. CiU puede hacer algunos gestos por la vía de aumentar los impuestos a los ricos, pero los recortes seguirán siendo inevitables. Quizás la disyuntiva de ERC sea un futuro prometedor para ellos o un futuro que prometen para el país.

Creo que el proceso sufrirá un parón a no ser que ERC de verdad decida ir a muerte. Mas ha quedado debilitado. Pasearse por Europa explicando el proceso no es una opción. A no ser que le apoye Junqueras. Por primera vez en la historia, la primera y la segunda fuerza son independentistas. Este es un cambio espectacular. La imagen de un pacto CiU y ERC podría verse como un proyecto de país muy potente. La primera y la segunda fuerza política apostando por el proceso.

Pero para los que no queréis la independencia aún tenéis esperanza. Las fuerzas catalanistas han acostumbrado a no ser demasiado capaces de colaborar. Así que me cuesta ver el pacto CiU+ERC. Sin ese pacto, no veo posible el proceso. Y tampoco la gobernabilidad. Vienen años difíciles. Y, al menos, hasta navidades la incertidumbre será máxima.

¿Cuál es el verdadero riesgo del independentismo desde mi punto de vista? Las ideas necesitan líderes creíbles. Entre otras cosas, el secesionismo ha crecido porque lo lidera gente potente. Si ahora, ya sea porque el país se vuelve ingobernable o porque gobiernan y lo hacen mal, podría sufrir un retroceso. Ahora, más que nunca, lo tienen que hacer bien.

Si los políticos catalanes actúan como se presupone que harán, el proceso se podría paralizar por unos cuantos años. El proceso entra en una vía incierta. El españolismo, habiendo perdido, se ha apuntado un tanto. Pero la corriente de fondo sigue. Quizás lleve más tiempo. Pero si las cosas no cambian, seguirá creciendo.