Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

¿Qué quiere conseguir el héroe o heroína?

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

Si te fijas, esta primera pregunta nos exige fijar 2 cosas fundamentales en una historia; el o la protagonista y su objetivo. Como ya van unas cuantas veces, volvemos al terreno de lo previsible. ¿Quién se olvidaría de poner a un protagonista? ¿Quién no tendría en cuenta que necesita un objetivo? Te sorprenderías…

En este caso, no se trata tanto del riesgo de olvidarlas como del esfuerzo de síntesis. Esta pregunta nos garantiza que, en una sola frase, tendremos dos elementos. ¿Qué mejor manera de concentrar información? No abandonaremos esta forma de ver las cosas en todo el proceso de escritura del guion.

Aunque la importancia de esta pregunta es lo que decíamos, no es imposible olvidar al protagonista. ¿Cómo? No serías el primero… Puede que quieras contarnos la historia de unos trabajadores que, viendo cómo los dueños quieren llevarse la empresa, se enfrentan a ellos, montan una cooperativa, y consiguen quedarse con la fábrica sin los jefes.

Podríamos tener tentaciones de no buscar a un protagonista. Hay ejemplos de películas que consiguen hacer esto. Lo hacían muy bien los rusos. Claro, quién si no…

Pero es muy arriesgado y casi seguro estarás cometiendo un error. Si quieres contar la historia de un movimiento busca a un líder o, por lo menos, a alguien representativo de la masa.

En el fondo, es una cuestión de clichés o convenciones, que son los que nos permiten “entender” las historias. Hablaremos de las convenciones más adelante, pero déjame apuntar que los rusos comunistas experimentaban con esto y hacían un cine maravilloso, pero hoy no tendría cabida entre el público. El público no lo “entendería”.

Si olvidar el protagonista es poco probable, es más fácil olvidar el objetivo. Algunas veces quedamos prendados por el interés que tiene un personaje por sí mismo, por el propio conflicto que mueve su alma. Pero, como siempre, si no va en alguna dirección, esa psicología tan interesante no la veremos reflejada en nada. De esa manera, lo que sucederá es que no tendremos historia y, por brillante que sea el personaje, la película será muy aburrida.

También puede ser que estemos poniendo al personaje en un entorno muy bien recreado. Pero no es suficiente. ¿Qué hay en juego para él? En esta línea, recuerda del capítulo anterior que debemos crear un primer punto de giro. Este se caracteriza porque el protagonista toma una actitud activa frente al conflicto. Si este no tiene un objetivo, ¿cómo iba a tomar una actitud activa en nada?

Las posibles respuestas pueden seguir pareciéndote tópicas; “Lucas quiere enamorar a Marta”.

“Felipe quiere completar su primera maratón”. “Sandra quiere darle la mejor educación a su hijo”.

En mi opinión, sigue sin ser un problema. Lo fundamental es que tanto Lucas, como Felipe, como Sandra ya tienen donde llegar. Las especias, no lo olvides, vendrán después.

Es importante no descuidar la parte emocional del asunto. ¿Qué lleva a Lucas, Felipe y Sandra a perseguir lo que quieren? Esto es todavía más fácil de olvidar que el propio objetivo. Y, si nos lo olvidamos, nos quedará un protagonista bien plano, aburrido.

El por qué nos dará el verdadero motor y, lo más importante, permitirá que nos identifiquemos.

Nosotros nunca hemos estado enamorados de Marta. Ni siquiera la conocíamos. Pero si resulta que el protagonista tuvo que renunciar a ella cuando eran niños, eso sí que es una vivencia casi “universal”. Quien más quien menos recuerda algún amor platónico de niño al que ni siquiera se atrevió a acercarse porque le daba vergüenza.

Tampoco tiene por qué interesarnos las maratones. Ni siquiera hacer de- porte. Pero si Felipe “quiere correr porque siempre todo el mundo le ha dicho que era incapaz de conseguir lo que se propone”, ya estamos frente a un sentimiento que hemos vivido todos.

Lo mismo sucede con Sandra que “quiere evitar que su hijo pase por lo mismo que ella”. Quién no ha querido evitar para otros algo que a él le hizo sufrir…

¿Te atreves a seguir? Sigue descubriendo cómo definir al antagonista.