Sexo, mentiras y cintas de video

Argumento. Cuatro personas con severas disfunciones sexuales ven sus vidas entrelazadas. La vida les llevará por un camino que, tarde o temprano, deberá resolverse.

Breve crítica. Un matrimonio donde ella es una frígida y él la engaña con su hermana medio ninfómana y un amigo de él incapaz de tener una erección en presencia de una mujer. Esos son los ingredientes de este drama. Muy bien construído. Los actores, especialmente Andie, están a un nivel muy alto. Realmente te crees las situaciones a pesar de lo extremo.

Género. Drama.

Director. Steven Soderbergh.

Guión. Steven Soderbergh.

Actores/Actrices. James Spader, Andie MacDowell, Peter Gallagher, Laura San Giacomo, Steven Brill, Ron Vawter, Alexandra Root, Earl Taylor, David Foil.

Título original. Sex, lies and videotape.

Año de estreno. 1989.

País. USA.

Mesrine: Parte 2, enemigo publico numero 1

Argumento. Segunda parte del díptico Mesrine. Biopic de un asaltador de bancos.

Breve crítica. Es idéntica a la primera y, quizás por eso, se me hizo un poco más pesada. De todas maneras, la película está bien. Y el cierre del film vale mucho la pena.

Género. Biopic policial.

Director. Jean-François Richet.

Guión. Abdel Raouf Dafri.

Actores/Actrices. Vincent Cassel, Mathieu Amalric, Ludivine Sagnier, Cécile De France, Samuel Le Bihan, Gérard Lanvin, Olivier Gourmet, Michel Duchaussoy, Myriam Boyer, Anne Consigny, Georges Wilson, Alain Fromager.

Título original. Mesrine: L’ennemi public nº1.

Año de estreno. 2008.

País. Francia.

Buffalo Bill

Argumento. Biografía del famoso Buffalo Bill intepretado por Gary Cooper.

Breve crítica. La película está bien aunque tampoco es que me haya vuelto loco. Es interesante porque, en algunas ocasiones, la película parece más bien, una de aventuras. La correspondencia con el personaje real es pura coincidencia (al menos por lo que he podido leer). Y alguien tendría que explicarme la traducción que se hizo del título, porque Buffalo Bill apenas sale.

Género. Western biopic.

Director. Cecil B. DeMille.

Guión. Waldemar Young, Harold Lamb, Lynn Riggs.

Actores/Actrices. Gary Cooper, Jean Arthur, James Ellison, Charles Bickford, Helen Burgess, Porter Hall.

Título original. The Plainsman (El llanero).

Año de estreno. 1936.

País. UK.

Movimientos de cámara (II): Travelling

En el anterior post, hablamos de las panorámicas, quizás el movimiento más conocido. Pero, como dijimos, no es el único. Con el tiempo, han llegado muchos otros Y otro del que casi todo el mundo ha oído hablar es el travelling.

El travelling implica un cambio de posición de la cámara que suele venir acompañado de un movimiento en panorámica, aunque no necesariamente. Son de gran utilidad para reforzar elementos del plano que tienen una importante carga dramática y para mostrar elementos del plano que quedarían ocultos en caso de no utilizarla.

Puede parecer que tiene unas funciones similares a la panorámica, sobre todo por aquello de mostrar elementos del pano que, si no quedarían ocultos. Pero es sólo una ilusión porque, en realidad, sus funciones son muy diferentes.

Godard, uno de los directores de cine más importantes de la historia, dijo que el montaje era una cuestión moral. Luego, esta cita se ha aprovechado para relacionarlo con muchos aspectos de la creación cinematográfica. Se habla del montaje, el plano, el travelling… Y, en todos los casos, es cierto.

¿Por qué saco este tema? ¿Y qué narices significa eso de la «cuestión moral»? Pues porque uno de los tipos de plano más «morales» es el travelling. Y, aunque es un tema bastante complejo, intentaré explicarlo para que se entienda.

Cuando el realizador y el director de fotografía deciden dónde poner la cámara, buscan unos motivos. Ponen la cámara en un sitio por algún motivo. Si la película está bien hecha, la respuesta a ese sitio «adecuado» tiene que ver con el «punto de vista» desde el que se narra la historia. ¡Carai! Me estoy complicando. Tranquilo, que ya casi estoy…

Digamos que hay planos que tienen la capacidad de identificarnos con el que sale en la imagen y planos que generan justo lo contrario. Y el travelling es uno de esos planos que, de verdad, condicionan, y mucho, nuestras filias y fobias en un film.

Pongamos por ejemplo el famoso discurso facilongo de Bill Pullman como presidente de USA en Independence Day. Hay otros planos, pero fijaos en el plano del presidente. Verás que la cámara va acercándose. No me dirás que no genera identificación. Fíjate cómo la planificación, en realidad, es muy sencilla. Planos inserto de gente escuchando y el travelling acercándose al presidente.

Eso es lo que solemos hacer cuando queremos identificar al espectador con un personaje. Justo el mecanismo inverso (o esa, separarse) provocaría el efecto contrario. De distanciamiento.

Algunas películas utilizan el travelling in (el que se acerca) en el primer plano para «meternos» casi literalmente en la trama y el travelling out (el que se separa) para «sacarnos» de la historia en su último plano.

La cosa es que los travellings tienen algunas virtudes y algún defecto que otro.

A parte de las cosas que ya hemos dicho, tienen una enorme capacidad de dar sensación de tridimensionalidad. Conseguir eso es una de las tareas más importantes del director de fotografía. Son expresivos y muy bonitos. Y, además, dan dinamismo a la imagen.

Además, es capaz de enseñar cosas que la panorámica no es capaz de enseñarnos. Digamos que la panorámica nos puede enseñar cualquier cosa que quede a la derecha, izquierda, arriba o abajo del cuadro. Pero nunca cosas que queden detrás de la acción. Por ejemplo, detrás de los personajes. Imagina un personaje que tuviera un cuchillo escondido en la espalda. Con una panorámica jamás podríamos mostrarlo. Pero con un travelling sí.

El gran defecto del travelling es que es muy caro. Requiere tiempo y eso acaba por traducirse en dinero. Por eso, producciones de bajo coste los tienen muy limitados. También es verdad que algunos directores abusan y acaban por perder efectividad.

Para acabar, te dejo con uno de los mejores travellings de toda la historia del cine. Es de la famosa escena de las escaleras del Acorazado Potemkin. Verás que es muy expresivo y que da una fuerza espectacular a la imagen. Si, además, te sitúas en los años 20, que es cuando se rodó, alucinas que alguien fuera capaz de hacer eso.

Once

Argumento. Un músico de la calle y una inmigrante checa se conocen casualmente en la calle en un momento anímicamente bajo de los dos.

Breve crítica. Es un guion pequeño, sin demasiadas pretensiones y sin vocación de contar grandes cosas. El resultado es muy bueno. Tiene una fotografía preciosa con un claro look indie. Los actores están muy bien y la música (no olvidemos que se trata de un musical) es muy bonita. Te acaba sacando una sonrisa que permanece durante un rato.

Género. Comedia romántica musical.

Director. John Carney.

Guión. John Carney.

Actores/Actrices. Glen Hansard, Markéta Irglová, Hugh Walsh, Gerry Hendrick, Alastair Foley, Geoff Minogue, Bill Hodnett, Danuse Ktrestova.

Título original. Once.

Año de estreno. 2007.

País. UK.

Lo que el viento se llevo

Argumento. Una joven manipuladora Scarlett, intenta por todos los medios retener al amor de su vida. Una visión sureña del punto de vista de la guerra civil americana y un tercer hombre absolutamente enamorado de ella, son los ingredientes de este famoso film.

Breve crítica. La película es larga. Sí, ¿y qué? Los minutos pasan volando cuando las cosas están bien contadas. Los diálogos son mágicos, como lo demuestra el hecho de que algunas de sus frases hayan pasado a la historia (sobre todo, los míticos: «pongo a Dios por testigo que nunca más volveré a pasar hambre» y «sinceramente querida, me importa un bledo»). La fotografía es de una belleza espectacular y algunos de los efectos dramáticos sorprenden para la época. Los actores están al nivel que se espera de su importancia histórica.

Género. Drama histórico.

Director. Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood.

Guión. Sidney Howard.

Actores/Actrices. Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland, Leslie Howard, Hattie McDaniel, Thomas Mitchell, Barbara O’Neil, Butterfly McQueen, Ona Munson, Ann Rutherford, Evelyn Keyes.

Título original. Gone with the wind.

Año de estreno. 1939.

País. USA.

Movimientos de cámara (I): Panorámica

La panorámica es un movimiento de cámara que consiste en girarla sobre un eje, ya sea en vertical, horizontal o la suma de ambas. Y sus funciones principales suelen ser 2; enseñar una parte de la escena que, de otra manera, no podría verse, y acompañar a la acción. Por ejemplo, este vídeo que puedes ver a continuación es una panorámica en la cima del Everest.

Cuando nació el cine las cámaras eran unos trastos realmente enormes. Debía de ser muy incómodo moverlas, así que se tardó un tiempo en hacer los primeros. Además, hay que tener en cuenta que hasta mediados de la década de los 10 no había la voluntad tal y como hoy la entendemos, de contar «historias». Más bien se mostraban situaciones o cuadros. Digamos que, por extensión, se buscaba hacer una especie de imagen teatral. Así que tampoco era necesario moverla.

Pero cuando la cámara empezó a «mandar», aparecieron los primeros esfuerzos; Porter, el director de la conocida Asalto y robo a un tren, y Griffith fueron los primeros en conseguirlo.

La gran función de la panorámica es que nos permite seguir la acción. Imagina que los dos protagonistas caminan a lo largo de una calle. Para poder enseñar todo el paseo de los personajes, tendríamos dos opciones; o enseñamos mucha calle para que, sin mover la cámara captáramos todo el paseo, y entonces los protagonistas se verán pequeñitos. O movemos la cámara. Y una de esas opciones es la panorámica.

Digamos que ese tipo de panorámica nace, en esencia, de una necesidad. Si enfoco todo el camino sin mover la cámara, pierdo legibilidad. La legibilidad en una imagen es lo fácil que es ver las cosas importantes. Si los personajes son muy pequeños dentro de la imagen, me costará encontrarlos, por lo que la legibilidad sería muy mala. Así que encuentro una solución técnica que me permite mover la escena y, a la vez, mostrar lo que haga falta con claridad.

Pero con el tiempo se le dio una función también dramática. En el cine hay siempre hay una tensión entre lo que se ve y lo que no se ve porque queda fuera de plano. La panorámica nos permite mostrar elementos dramáticos que, de otra forma, quedarían velados al espectador.

Imagina que un hombre camina por un bosque. Va tranquilo, sin miedo a lo que pueda pasarle. Le vemos pasar entre dos árboles despreocupado. Pero la cámara hace una panorámica vertical (de la cara a los pies) y vemos que ha estado a punto de tropezarse con un cable que parece el desencadenante de que se active una trampa.

Incluso el propio movimiento puede tener carga dramática sin necesidad de enseñar nada especial. Si la cámara hace la panorámica muy rápida hacemos lo que se llama barrido. El barrido, en una escena de mucha tensión, refuerza la sensación de movimiento, de prisa. Parece que están sucendiendo muchas cosas y muy rápido.
En algunas situaciones, llega a utilizarse para el montaje. Mira, por ejemplo, esta escena comentada de una de las escenas más brillantes de toda la historia del cine. Orson Welles, en Ciudadano Kane, utiliza el barrido para dar la sensación que pasan muchos años. Nos muestra a una pareja y como, mediante la actitud, la relación va variando con el tiempo.

Puede transmitir algunas cosas más, aunque quizás no son tan evidentes. Por ejemplo, puede ser útil para transmitir mareo cuando una persona se desmaya. Otras veces se ha utilizado para enseñarnos un sueño o para mostrar que alguien se ha desplazado en el espacio más rápido de lo razonable, como en el caso de un vampiro o un espíritu. Eso sí,no hay que olvidar que el barrido (y la panorámica en general) puede tener una función puramente estética. Sencillamente porque queda bien.

La panorámica es el primer gran movimiento de cámara del cine. Con el tiempo han llegado otras soluciones que pueden parecer idénticas pero que tienen algunas diferencias que las hacen completamente distintas. Lo que nadie quitará a la panorámica es que fue la primera capaz de romper el propio marco de la imagen de cine. Toda una innovación…

Paris, Texas

Argumento. Un hombre amnésico aparece en un pueblo en medio de ninguna parte de un desierto sin documentación, sin hablar y con la targeta profesional de un hombre.

Breve crítica. Toda una experiencia. El guion es increíble. Se trata de un crescendo suave, sin extravagancias y sin prisas que te arrastra a un final lleno de emoción. De hecho, el clímax es uno de los más brillantes que recuerdo. Interpretaciones muy cuidadas y una buena planificación.

Género. Drama.

Director. Wim Wenders.

Guión. Wim Wenders, Sam Shepard.

Actores/Actrices. Harry Dean Stanton, Nastassja Kinski, Dean Stockwell, Aurore Clément, Hunter Carson, Bernhard Wicki.

Título original. Paris, Texas.

Año de estreno. 1984.

País. Francia, Alemania.

Catarsis vs. efecto V

catarsis

Seguro que alguna vez habéis oído hablar de la catarsis porque tenéis un amigo freak al que le gusta el cine (o cualquier arte narrativo en general) o porque lo estáis estudiando. Es posible que no os haya acabado de quedar claro qué significa y por qué se utiliza. Menos probable es que hayáis oído hablar del efecto V. En todo caso, miraré de ayudaros.

Hagamos un viaje a la antigua Grecia para comprender qué es la catarsis. Eres un simpático o simpática ateniense que decide ir al teatro. Mientras vas por el camino piensas en que tu hija preadolescente ya empieza a salir con chicos y no te hace ninguna gracia. Estás pensando en prohibirle salir una temporadita hasta que se le pase el celo. Cueste lo que cueste.

Te sientas a ver la obra. Orgulloso/a con tus entradas en la mano para ver El increíble y espectacular mito de Perseo escrito por el mayor dramaturgo moderno: Homero, esperas que apaguen las luces. Y sube el telón…

Cuando empieza la historia, al rey de Argos, Acrisio, los oráculos le dicen que su nieto le matará. Asustado por la predicción, decide encerrar a su hija Danae. Y piensas: anda como yo. Y comprendes que tú harías lo mismo. De hecho, estás a punto de hacerlo con la tuya propia. No ibas a permitir que la muy insensata tuviera un hijo que luego te matara. Y te identificas.

Pero claro, Zeus, que todo lo puede, descubre su belleza. Y, como quien no quiere la cosa, se mete en el cuarto cerrado y la deja embarazada de Perseo. Así que, por culpa que tu hija es ligera de cascos (literalmente se lleva a la cama el primero que ve) y que Zeus es un mujeriego, tú tienes en riesgo tu vida. Así que, ni corto ni perezoso, Argos los tira al mar. Pero consiguen salir y, con el tiempo, la predicción de los oráculos se hizo cierta.

Mientras vuelves a casa, la cabeza te da vueltas. La que lía Argos por encerrar a su hija y luego, intentar matarla. ¿Y tú quieres hacer lo mismo? Sería un error hacer lo mismo porque ya se sabe que los dioses encontrarán la manera de burlarte. Así, tu hija no verá su libertad cohartada…

Todo este rollo es para explicar que Aristóteles se dio cuenta que los espectadores tendemos a identificarnos con lo que pasa en el escenario. Las obras de teatro trataban de parecerse a la realidad. A eso lo llamó mímesis. Y la mímesis provocaba que el espectador se sintiera tal y como se sentía el héroe. Y eso provoca que, cuando llega el momento clave de la historia, los espectadores sacan conclusiones válidas para su propia vida. Lo que vendría a ser una buena lección… Y ese aprendizaje solía suceder en el momento más dramático de la obra, cuando el héroe es castigado por sus pecados. De esta manera, la gente podía experimentar las graves consecuencias de tomar una mala decisión pero… ¡sin necesidad de sufrirlas! Todo un chollo…

Así, en el mito de Perseo, el momento en el que el nieto mata al abuelo se produce lo que conocemos por catarsis. De alguna manera, Aristóteles nos dice que, como hemos vivido las consecuencias de la mala decisión, de alguna manera, ya hemos sufrido sus consecuencias. Ya hemos pagado por ello. Algo parecido a redimirnos. Así, la catarsis se convierte en una especie de proceso depurador de errores. Un proceso purificador.

¿Se ha entendido? Porque para entender el efecto V hace falta entender lo que es la catarsis. ¡Pues sigo!

A principios del s. XX, un dramaturgo alemán llamado Bertolt Brecht, se preguntó qué pasaría si, en vez de buscar la identificación total del espectador (o sea, la mímesis y su consecuente catarsis), el autor buscara todo lo contrario. Es decir, que el espectador tomara conciencia de que está viendo una ficción. Qué sucedería si el espectador fuera despertado de la ensoñación que provoca una ficción y se le avisara de que lo que ve es mentira.

A eso se le llama efecto V, aunque también recibe el nombre de distanciamiento brechtiano o, simplemente, distanciamiento narrativo. Bueno, como teoría puede parecer muy interesante. Pero, ¿cómo se traduce eso luego a elementos narrativos? Pues con cualquier cosa que, por regla general, no forme parte del desarrollo normal de una historia.

En una película, los más evidentes son los casos en los que el personaje se dirige a cámara directamente. Ya sea sólo con una mirada o interpelando al público.  No hace demasiado hice un post sobre Michael Haneke y hablaba sobre este tipo de elementos, ya que es muy recurrente en su cinematografía.

Hay otras fórmulas intermedias que, de alguna manera, también avisan al espectador que lo que está viendo no es real. En el caso del cine gore, es evidente el uso de sangre artificial. No busca ni pretende que parezca cierto.

Todavía más sutil podría ser el uso del zoom. Nosotros podemos «recrear» casi todos los movimientos de cámara con el cuerpo. Un travelling es algo parecido a caminar. Nos acercamos a las cosas de forma progresiva y, sobre todo, cambiando nuestra perspectiva del espacio. En cambio, un zoom hace una especie de recorte. Tiene algunas consecuencias ópticas en las que no entraré porque tampoco soy un experto en el tema. Pero el caso es que un zoom rápido es algo que escapa a nuestra percepción «normal». Por lo que, de alguna manera, el director nos recuerda cuál es nuestro sitio en este juego.

Y la pregunta del millón: ¿por qué hacer esto? Bueno pues… porque sí. Unas veces por el puro divertimento que supone ver que algo es mentira (como en el caso de gore). Otras muchas veces se utiliza para dar a entender al público que la realidad es mucho peor que lo que vemos (como hace Haneke). En otros casos puede ser sencillamente un recurso estilístico.

Creo que son dos de los conceptos más interesantes en narrativa. Se les puede sacar mucha punta. Asumiendo que los finales catárticos son lo habitual, te reto a que, en la próxima película que veas, busques efectos V. O que, por lo menos, trates de identificar algunos de ellos.

Mesrine: Parte 1. Instinto de muerte

Argumento. Un joven exmilitar acaba convertido en un delincuente sin escrúpulos dispuesto a todo con tal de asaltar bancos. Primera parte de un díptico.

Breve crítica. Interesante película sobre la historia de un delincuente real de los años 60 y 70. La historia está bien contada y los personajes bien caracterizados y definidos. No siempre es fácil resolver un biopic y en este caso está bien hecho.

Género. Biopic policial.

Director. Jean-François Richet.

Guión. Abdel Raouf Dafri.

Actores/Actrices. Vincent Cassel, Cécile De France, Gérard Depardieu, Gilles Lellouche, Roy Dupuis, Elena Anaya, Michel Duchaussoy, Myriam Boyer, Florence Thomassin .

Título original. Mesrine: L’Instinc de mort.

Año de estreno. 2008.

País. Francia.