Operación Catalunya 2.0

Rajoy en Barcelona

En 1959 el director de La Vanguardia, Luis Galinsoga, salió de una iglesia gritando que «todos los catalanes son mierda». Aquello provocó una reacción que acabó con la destitución de Galinsoga. Llegó Manuel Anzar Gubigaray, abuelo del expresidente. Fabián Estapé siempre decía que el nieto era la prueba viviente de que la inteligencia no se hereda.

Después de la irritación catalana, Franco trató de hacer un acercamiento, que se conoció como la Operación Catalunya. Lo hizo apareciendo en los lugares comunes del catalanismo, pero prohibiendo sus símbolos. También eso acabó en drama para el franquismo. En su visita al Palau de la Música eliminó del repertorio El cant de la senyera. El público acabó cantándola a capela. Aquella operación, que pretendía suavizar la imagen de Franco en Catalunya, acabó perjudicándola.

No quisiera hacer un paralelismo directo entre Franco y el PP. Como catalanista, me veo a menudo sometido a comparaciones odiosas; totalitarista, sedicioso y hasta filoterrorista. Yo no culparé en absoluto al PP de los crímenes del franquismo. Pero lo que ha pasado este fin de semana demuestra la misma sensibilidad respecto a Catalunya: ninguna.

Digo esto después del desembarco del PP en Barcelona. Antes de que llegaran me preguntaba si harían algún movimiento inteligente. Hoy el independentismo gana por goleada y, en parte, es porque las estrategias del españolismo son fáciles de predecir. El PP podría haber aprovechado para aflojar en algunos aspectos, lo que nos hubiera descolocado a muchos.

Es la muestra de lo que sucede cuando uno diseña una estrategia desde fuera del lugar al que quiere acercarse. Franco pensó que sólo con una visita visualizaría un acercamiento, cuando sus prohibiciones no hicieron más que visualizar la represión. Estos dos días, el PP nos ha equiparado con ETA y nos ha dicho que hacemos las cosas a «hachazos», entre muchas otras cosas.

Sólo un estratega a muchos más 600 kilómetros emocionales de Catalunya puede pensar que eso nos seducirá. También sorprende que alguien pensara que Montoro debía decir que cambiarían la metodología de cálculo de las balanzas. ¿Creyeron que los catalanes lo interpretaríamos como una prueba de que el déficit fiscal es falso? No, lo que hace es alimentar la idea de que es verdad.

Seguramente, como dice Enric Juliana, el cálculo del PP tiene más que ver con las futuras elecciones europeas. Y mucho más con lo que sucede fuera de Catalunya que con lo que sucede en Catalunya. Y el cálculo puede ser correcto en el regate corto, en lo táctico. Pero es un grave error si el objetivo es mantener la unidad del estado.

Quizás la comparación del PP con Franco pueda parecerle a alguno desmesurada. Puede que sí. Pero quien me ha servido la comparación ha sido el propio PP. Viernes y sábado discurso profundamente anticatalanista en Barcelona. Domingo, 75 aniversario de la entrada de las tropas de Franco en Barcelona.

La gente que se dedica a la comunicación entienden perfectamente lo que es la semiótica. Comprenden que las portadas de hoy domingo en Catalunya compartirán la noticia de su visita con la efeméride. Así, sólo quedan dos posibles explicaciones: o bien nadie le dio importancia (lo que muestra un grave desconocimiento de la realidad catalana) o bien les es indiferente (del tipo: «si nos viene bien esta fecha, no la vamos a cambiar», que transmite una visión del mundo, cuanto menos, distante).

Lo que la prensa española llama deriva nacionalista o actos de sedición no va a solucionarse con un mitin insultante. No en la dirección que ellos querrían. Y es que, el gobierno español, la oposición, los medios y las instituciones del estado se empeñan, a través de operaciones mal pensadas, en dar la razón a los soberanistas.

La constitución y los catalanes

Constitución

Desde hace tiempo, tengo la convicción de que la independencia llegará a Catalunya más pronto o más tarde porque todos los diagnósticos que leo en la prensa de Madrid o entre los tertulianos unionistas son completamente equivocados.

En muchas ocasiones se señala que la comunidad autónoma donde mejores resultados obtuvo el apoyo a la constitución fue, precisamente, en Catalunya. En realidad, Canarias, Andalucía y Murcia por este orden, obtuvieron más síes y Canarias, de nuevo, es la que menos negativas dio. Pero aunque en rigor no sea cierto, es verdad que Catalunya es de las que más dijo sí (la 4ª y un 90,46%) y menos dijo no (2ª con 4,62%).

Lo que se preguntan los columnistas es; ¿cómo puede ser que los catalanes, que apoyaron de forma masiva la constitución, ahora no se sientan representados? Hay que tener en cuenta que en aquella época se veía a Catalunya como la más activa contra el franquismo, con más industria y más moderna. En resumen, éramos gente guay.

El último día de este 2013 ya superado, Enrique Gil Calvo se preguntaba esta cuestión que planteo en estos términos en El País: «¿Cómo es posible que el pueblo más culto, moderno e ilustrado de la península Ibérica haya caído en semejante regresión irracional?».

El artículo no se quedaba ahí. El propio título del artículo escondía la lectura que él hace de la situación: El misterioso caso catalán. Él mismo explica el por qué de este título: «surge como precedente lo que una historiadora catalana (Rosa Sala Rose) llamó ‘el misterioso caso alemán’: ¿cómo se entiende que el pueblo más avanzado de Europa inventase el nacionalismo völkisch?». Que nadie se asuste, que no nos está llamando nazis a los catalanistas, que eso El País no lo hace. Él mismo aclara a continuación que «al decir esto, no pretendo recurrir a la llamada ‘banalización del nazismo’, pues de ninguna forma cabe pensar que el catalanismo pudiera caer nunca en la criminalidad nazi». Pero unas líneas más abajo insiste: «deseo subrayar la flagrante contradicción que existe entre una sociedad vanguardista que en lo material y lo cultural siempre ha estado a la cabeza de España, como es la catalana, y una ideología política tan regresiva e involucionista como es el nacionalismo völkisch».

En definitiva; no nos acusa de nazis pero nos aplica terminología asociada al nazismo. Muy fino… Por supuesto, a continuación nos llama egoístas volviendo a vincularnos a los alemanes, por supuesto dejando para los españoles el igualitarismo solidario («Y esto explica tanto la insolidaridad de la Alemania de Merkel […] como la negativa de los catalanes a compartir la caja común española del igualitario café para todos.»). Y que, en todo caso, no podíamos esperar que «Rajoy y Rubalcaba se comportasen como mansos cristianos, caritativamente dispuestos a poner la otra mejilla para que se la sigan abofeteando».

Yo entiendo el desconcierto; ¿qué demonios ha pasado en 40 años para que los catalanes quisieran tanto una cosa y hoy la desprecien de forma generalizada? Todos los análisis de la prensa de Madrid apuntan a que nos hemos convertido en borregos que se dejan llevar por el liderazgo de Mas y Junqueras.

Si tuviera Gil Calvo delante le diría que, quizás debería buscar las respuestas en otro sitio. En honor a la verdad, él mismo apunta una de las causas: la sentencia del TC contra el Estatut. Pero le dedica la última línea después de descalificarnos a lo largo de todo el artículo.

Quizás debería plantearse qué lectura se hizo en Catalunya del texto constitucional: aperturista y de recuperación de instituciones. Y, a continuación, el uso que se le da hoy: negación a cualquier demanda. Y no hablo de la independencia. De hecho, ésta no hubiera llegado jamás si antes no se hubieran cerrado muchas puertas. Y en todos los casos, usando el texto que aprobamos con ilusión. ¿Espera que aún lo sintamos como propio?

También le explicaría que llamarnos insolidarios cuando el 40% de nuestros impuestos nunca vuelve es algo que en Catalunya no sienta bien. Él llega a la conclusión de que el problema el sistema de herencias catalán (según dice idéntico al alemán). Pues no sé hasta qué punto eso afecta. La pregunta es: ¿no afectaba hace 40 años? ¿De verdad la distribución fiscal no tiene ningún peso en todo esto?

Y, sin duda, lo que más separa, lo que más nos aparta emocionalmente son las constantes apelaciones al nazismo, a nuestra insolidaridad, a tratarnos como unos borregos manipulables, a considerarnos filoterroristas (como han hecho ministros), a la impunidad con la que, sobre todo, la derecha nos insulta y a la pasividad, en el mejor de los casos, de la izquierda. Quizás la respuesta está en el tono de su propio artículo. Léalo detenidamente y entenderá por qué.

Lo que sucede es que probablemente me consideraría uno más de la masa. Un adoctrinado al que Mas y Junqueras le han lavado el cerebro y ha caído en lo étnico. Aunque eso no explica cómo yo, que la mitad de mis genes tienen la misma «etnia» que la suya, hayan concedido a la otra mitad todo el poder. Adoctrinadas también. Seguro.

Las encuestas tras la pregunta

Después de que los partidos favorables al referéndum pactaran la doble pregunta, era inevitable que los medios hicieran encuestas para conocer la reacción de los catalanes. Así, la semana pasada El Periódico y esta La Vanguardia han publicado sus resultados.

Portada encuesta de El Periódico

La portada de El Periódico demuestra aquello de que «hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas». Para entenderlo hay que tener en cuenta 2 aspectos: el primero es que en Catalunya todo el mundo tiene claro que la victoria del sí ha de ser clara. Por supuesto, el 50% no es negociable. Atención al titular: «El sí a la independencia gana sin llegar al 50%». ¿Perdón? ¿Cómo es posible ganar sin llegar al 50%? Yo os lo explico…

Aquí entra el segundo aspecto: En todo referéndum hay abstención. Gente que no lo tiene claro o que, sencillamente pasa. Tengo entendido que en casos tan importantes, las participaciones están sobre el 80%. Fijaos que en la encuesta, el 19,7% no se define. Cuando votamos, la gente que no lo hace, no cuenta de cara a hacer mayorías. Y ahí reside la clave. En esa encuesta sólo el 80,3% votaría. Eso convierte el insuficiente 44,1% en casi un 55%.

En el interior del diario, separa los indecisos de los que quieren abstenerse. Incluso considerando que todos los indecisos votaran que no, el independentismo seguiría ganando con un 52% de los votos.

Encuesta de La Vanguardia

También en la portada de La Vanguardia tratan de colar su mensaje. El titular: «Empate» y, ocupando el espacio principal, los dos gráficos de la izquierda de la imagen. Según su encuesta, los que votan Sí+Sí y la suma de los que votan Sí+No y No suman lo mismo. No sólo eso; un pacto fiscal (lo que La Vanguardia defiende de siempre) arrasaría.

No hay que perder de vista un aspecto. La doble pregunta resuelve un asunto importante: une a los favorables al referéndum en una pregunta. Pero desde el punto de vista independentista creo que añade una dificultad, si el referéndum llega a producirse. Algunos descontentos próximos al independentismo renunciarían a la independencia si se les diera una opción de pacto diferente con España. La opción Sí+No responde a esa llamada, aunque sea puro humo porque las instituciones españolas no han ofrecido nada ni parece que lo vayan a hacer. Si la pregunta sólo fuera binaria y sin oferta española que contrapese las ofertas de la independencia, algunos se sumarían al Sí.

Lo que ninguno de nosotros sabe es qué hará la gente del Sí+No cuando se haga evidente que es una propuesta vacía de contenido. ¿Migrarán a opciones más diáfanas o se quedarán donde están? Nadie lo sabe. En mi opinión, si el gobierno de España no lo llena de contenido, se irá despoblando. ¿Hacia dónde? Mayoritariamente al Sí + Sí. ¿Por qué?

Parlamento catalán encuesta noviembre 2013

En más páginas interiores, La Vanguardia publica más datos. Uno de los interesantes es el que se ve en esta imagen a la izquierda; cómo evoluciona la identidad catalana. Según esta encuesta, la identidad catalanista (más catalán que español y sólo catalán) suman un 56,5%. Aunque no creo que haya que interpretarlo de una forma rígida, el porcentaje coincide con los que votarán Sí a Catalunya como estado (independiente o no). Esta cifra ha crecido en dos meses más de un 1% (las cifras de octubre las tenéis entre paréntesis). Y el sentimiento de «más catalán que español» pierde apoyos en favor de «sólo catalán». Creo que quedan claras las tendencias.

Enric Juliana, el enviado a Madrid de La Vanguardia y una de las mejores plumas del diario, vaticina un decrecimiento del independentismo porque la «cuestión catalana», a la vez que se materializa, va en contra del realismo moderado catalán. Toda su argumentación se basa en que el apoyo a la consulta se reduce. Mucho. Alrededor de un 10% en dos meses. ¿Tiene razón Juliana? Yo creo que no.

Hace aproximadamente un mes (por tanto, entre esta encuesta y la anterior), el PSC salió del pacto por el referéndum. Estaba cantado. Para el PSC es un problema gestionar tensiones enormes con el PSOE. Y eso hace que muchos que, como el PSC, defendían la consulta por higiene democrática, hayan abandonado masivamente esta opción. Para mi, no cambia nada; en realidad, ya estaban en contra.

Líderes unionismo

De hecho, tanto el PSC como el PP tienen un grave problema con Ciudadanos, que empieza a configurarse como 3ª fuerza política. Fijaos en la valoración de los líderes en función del partido al que votan. Los votantes del PSC valoran casi tan bien a Albert Rivera (3.76) como al propio Pere (3,86). En el caso del PP es aún más sangrante. Los votantes del PP valoran mejor a Albert (5.69) que a la propia Alicia (4.76). Ni los propios votantes de Rivera lo valoran tan bien (5,29).

Y como parece difícil que la consulta pueda realizarse, parece que vamos hacia elecciones y, en caso de mayoría independentista, declaración unilateral de independencia. La encuesta (en la penúltima imagen) habla de una mayoría sobre los 2/3 de los partidos favorables a la consulta entre 87 y 92. Hoy suman 87.

Yo casi diría que los resultados son incluso más favorables a la independencia de lo que hubiera esperado. La opción del Sí+No es muy atractiva desde el punto de vista de los catalanes. Pero no descuidemos que la verdadera migración de los catalanes se ha dado, precisamente, de ese Sí+No al Sí. En mi opinión, la apuesta de la sociedad sigue su curso.

Crisis o independencia

10j

Después de que yo publicara mi post sobre la pregunta de la consulta sobre la independencia de Catalunya, un amigo me preguntaba en facebook si un proceso liderado por un partido de derechas como CiU nos llevaría, de verdad, a una sociedad mejor. La pregunta se la hacen muchas personas: ¿hoy no deberíamos poner el foco en superar la crisis?

No conozco a nadie que ponga en cuestión un gran principio: Los derechos individuales son siempre más importantes y prioritarios que los derechos colectivos. Sin derechos individuales, los colectivos pierden todo el sentido. ¿Significa eso que hay que centrarse en la crisis y olvidar el proceso por la independencia? En mi opinión, no.

Entiendo la preocupación de mucha gente: si este proceso lo lidera CiU algunos creen que esto nos llevará a una sociedad más desigual, a una sociedad donde la corrupción es algo habitual, donde los derechos básicos no son respetados.

¿Cómo será Catalunya? La respuesta a esta pregunta es fácil: Catalunya será como quieran los catalanes que sea. Así de fácil. Se redactará una constitución, habrá un referendum, después elecciones, escogerán un partido, que aplicará unas políticas y a los 4 años decidirán si merecen renovar su confianza o no. Es decir, igual que en España. ¿Catalunya sin España votará algo en contra de la gente?

¿Es España una garantía de vivir en una sociedad más igualitaria? ¿Hay en España alguna garantía de que no gobernará la derecha? ¿Por qué es válido el argumento de «no quiero una independencia liderada por CiU» y, en cambio, no lo es «no quiero seguir en una España gobernada por el PP»? ¿La corrupción de CiU es inasumible y hace inviable la independencia pero, en cambio la del PP y el PSOE no hace inaceptable España? ¿Alguien me lo explica?

La idea de que este proceso lo lidera CiU es falsa. Este movimiento lo lidera la sociedad civil; la AMC, Omnium, Súmate, la plataforma Wilson… Este proceso se está dando a pesar de los partidos. Lo único que ha hecho Mas, creo que con acierto, es escuchar lo que la gente reclamaba: expresar su opinión con un voto. Favorable o contrario.

Entiendo que esto no es fácil entenderlo fuera de Catalunya. La sociedad civil catalana es mucho más activa que en resto de España. La propia maratón televisiva que se emite hoy y que es la que más recauda por habitante en el mundo es una muestra. Basa su fuerza en centenares de actos organizados por entidades por todo el territorio.

Los medios españoles tienden a simplificar la historia: se inventan subvenciones que supuestamente compran entidades (por ejemplo, nada más empezar el proceso, Omnium renunció al dinero público), creen que TV3, con un 15% de audiencia de media, es la que lo mediatiza todo, que sin la crisis esto no hubiera pasado (dejando de lado el proceso del Estatut) y un largo etcétera. Incluso se inventan informes que publican unos días antes de las elecciones. Cada uno confía en las fuentes que quiere…

¿Alguno de ellos ha pensado alguna vez el problema que genera en el seno de CiU todo esto? ¿De verdad alguien cree que CDC tenía muchos incentivos para meterse en este embolado? ¿CiU creía que saldría la gente que salió en septiembre de 2012? ¿En serio? ¿Qué debían hacer? ¿Obviar el clamor de la calle? ¿A la gente cuando pide la dación en pago hay que escucharla pero cuando piden la independencia no? ¿Cómo va esto? ¿Quién decide qué puede escucharse y qué no?

Uno de esos argumentos que utiliza la prensa de Madrid es que los independentistas prometen una arcadia feliz. Me gustaría que alguno de ellos me diera una sola declaración en este sentido de alguien con responsabilidad. ¿Sabéis lo que dicen? Que Catalunya, si pudiera gestionar 15 mil millones de euros más cada año (como el propio gobierno de España dice aunque lo esconda), el futuro sería mejor. Y que algunas cosas serían mejores. Implicaría un aumento del 30% de lo que la administración gasta e invierte en Catalunya. ¿Vosotros qué pensáis? ¿Sería más fácil ofrecer mejores prestaciones o no? ¿Afectaría positiva o negativamente a la financiación de esos derechos individuales de los que hablábamos?

Me cuesta mucho aceptar que el liderazgo de CiU sea un impedimento para la independencia en una España gobernada por el PP. Por el partido de Gurtel, del chapapote, el de los sobres. Y donde la alternativa es el partido de Filesa y de los EREs. Y del GAL. ¡Ay, el GAL… Si la corrupción es un elemento a tener en cuenta, irse de España debería ser una exigencia.

El consenso sobre la pregunta

la pregunta

Esta tarde, los partidos que representan de forma mayoritaria a Catalunya han acordado que, si Madrid deja hacer la consulta, se harán dos preguntas: «¿Quiere que Catalunya sea un Estado?». Y en caso de contestar sí, «¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente?». Y ya hay una fecha: 9 de noviembre de 2014. Mariano Rajoy ya ha dicho que no la autorizaría. Algunas reflexiones:

En primer lugar, debo reconocer que estoy sorprendido. Cuando empezaba la legislatura catalana dije que me parecía imposible. Dije que el parlamento no tenía operatividad política. Además, los catalanes tenemos cierta experiencia en ver cómo nuestros políticos acaban peleándose cuando menos toca.

Hace unas semanas estaba convencido que la pregunta sería lo que probablemente pararía el proceso. Algo me dice que las élites madrileñas estaban convencidas de lo mismo. Por ahora, y probablemente porque Catalunya tiene una generación política de mayor altura que en otras épocas, el proceso sigue los pasos establecidos.

En segundo lugar, la única opción posible para los catalanes hoy por hoy es independencia. Y con esto no quiero decir que los independentistas irreductibles sean mayoritarios. Más bien pienso lo contrario. Pero en Catalunya hay mucha gente huérfana políticamente hablando. Las instituciones españolas no les dan espacio. ¿Qué hacer cuando el maltrato es obvio y, desde Madrid, dicen que no piensan cambiarlo?

Yo soy poco amigo a creer en los complots. Pero hablo con mucha gente que tiene empresas de sectores diferentes. Los hay independentistas y no independentistas. En 3 ocasiones y en 3 sectores diferentes me han confesado que hacienda empieza algunas inspecciones en Catalunya. ¿Qué puede sentir un no independentista frente a esa situación?

En tercer lugar, uno de los mejores argumentos en contra de este pacto es que CiU, ERC, Iniciativa y las CUP no suman dos tercios de la cámara, la mayoría necesaria para reformar el estatuto. Ahora bien, esa mayoría no se ha dado porque el PSC se ha quedado fuera. Quienes dicen eso, que no pierdan de vista que absolutamente todas las encuestas dan la mayoría cualificada (2/3) a la suma de los partidos que han dado apoyo a la pregunta.

En cuarto lugar, Artur Mas y CiU siguen cayendo en las encuestas. Mi opinión es que eso sucede porque toda una vida viviendo de el peix al cove dan poca credibilidad a Mas como timonel hacia la independencia. Pero atentos, su fuga de votos acaba en el saco de ERC. Si consigue ser creíble (y creo que poco a poco, los hechos lo reforzarán) creo que recuperarán en parte lo perdido.

En quinto lugar, el PSC sigue desnortado. Hasta ahora, era él el que garantizaba los 2/3. Hoy es su fuga de votos la que hace que la cámara siga sumando los 2/3 en las encuestas. Como españolistas, Ciutadans son mucho más creíbles. Y como catalanistas, no apoyar la consulta porque está abocada al fracaso no se sostiene. ¿No volverá a presentar ninguna ley que no vayan a ganar con seguridad?

En sexto lugar, ¿el PSOE y el PP seguirá tirándonos en cara la Constitución? Aunque sigo viéndolo muy difícil, cada vez tengo más la impresión de que, si siguen así, ganará. No será vía referendum, por supuesto. Eso pueden impedirlo. Pero siempre nos quedará convocar elecciones, donde es mucho más fácil que salga el sí.

En séptimo lugar, el 9 de noviembre, se convertirá en una trampa para Madrid. Desde el punto de vista catalán, será la inversa del 11/9 (diada nacional catalana), además de ser la forma de expresar el 11 de septiembre a la americana. Pero hay algo más significado: el 9 de noviembre de 2014 hará 25 años de la caída del muro de Berlín. En Catalunya se leerá como una fecha de liberación, del poder de la ciudadanía frente a las administraciones. Y en Madrid hablarán de que aquello unió, no separó. Pero eso les encorsetará en un discurso que en Catalunya no cuajará.

Los políticos catalanes están a la altura de las circunstancias. El interrogante sigue estando en qué harán las instituciones del estado para cambiar el rumbo de todo esto. O quizás tampoco sea un interrogante.

Un día cualquiera

Los liberales a favor de Catalunya

Hoy es un día cualquiera en lo que al proceso catalán se refiere. Al menos a juzgar por las portadas de los diarios. Parece que no ha pasado nada. Sólo un día más. Aunque muchas de las informaciones de portada versen sobre este asunto, no es más que lo que sucede cada día.

En realidad, nada noticiable. Sólo que el gobierno central ha remitido a las comunidades un breve documento de 720 páginas donde plantea soluciones a las duplicidades administrativas. Casi todas se resuelven a favor del gobierno central, por supuesto. Apelando a las economías de escala (si compro mucho de golpe, puedo mejorar el precio de compra) y olvidando los costes marginales (la gestión se hace, necesariamente, más burocrática, con más pasos, que engordan la estructura).

Algunos de esos recortes tienen sello propio. Por ejemplo, es innecesaria la presencia del síndic de greuges porque el defensor del pueblo ya hace ese rol para todos los españoles. Es decir, que una figura que Múgica utilizó para pronunciarse en contra del Estatut es la que ahora me ha de defender a mi.

Claro, tampoco parece relevante que los medios anglosajones digan cosas como que se está reactivando el franquismo en España, entre muchos otros artículos en los que se habla de posturas intransigentes del gobierno respecto a Catalunya.

Y por qué hablar, después de meses y meses utilizando los no posicionamientos de los políticos europeos sobre este asunto para decir que están en contra, de que el presidente europeo del partido liberal (3ª fuerza política del parlamento europeo) ha  pedido que se permita la consulta en Catalunya. Para nada, eso no es noticiable.

Mientras tanto, los titulares (principales o secundarios) de portada de los diarios españoles dedicados a Catalunya son los siguientes:

El Mundo; Titular de los que yo califico de goteo fino y constante. Eso sí, más fino que constante. ¡Ah! E incluye la palabra deriva, que no puede faltar en ni un solo titular sobre el tema que se precie.

Interior detecta malestar en los “mossos” por la deriva separatista

El Pais; Hoy entrevista al ex vicepresidente del Tribunal Constitucional. Más lluvia fina.

Rubio Llorente: “El derecho a decidir no cabe en esta constitución ni en ninguna”

ABC; Dedica toda la portada al supuesto escándalo de la UGT.

La razón; Le dedican la portada a un tema que saben en Catalunya podría desestabilizar el proceso.

Mas anunciará la pregunta del referendum el día 16 en TV3

La Gaceta; Ni palabra. Habla del desarme de ETA, también un tema de raiz nacional española.

 

¿Y el diario «independentista» La Vanguardia? A pesar del pensamiento único reinante en Catalunya (es evidente que en España hay una pluralidad increíble) ni palabra en la portada. Sí que es verdad que habla del proceso de recentralización.

El gobierno plantea suprimir organismos de la Generalitat

Por si a alguien no le pareciera suficiente, en la versión digital me ha costado mucho encontrar la noticia del presidente de la internacional liberal.  De hecho, en la home no está. Sólo en la sección de política muy abajo. ¿Y a que no saben qué noticia había justo encima? Os paso un pantallazo. Ah! La semiótica…

independencia-la-vanguardia

Tampoco debería sorprendernos viniendo de una gente que señalaba hace unos días que la independencia ha perdido apoyos (un 3% en un año) y baja hasta el 54% olvidando que el unionismo está estancado en un 20%.

Mientras tanto, en Catalunya sigue habiendo gente que pregona que la solución es la tercera vía (una suerte de soberanía económica y cultural con reconocimiento nacional dentro de España) o el federalismo (que se define en términos parecidos). Con la suma del trato que nos dispensa el poder ejecutivo (visto el documento) y el 4º poder, me pregunto en qué sustentan sus argumentaciones. ¿En unos aplausos al PSC que llegaron 3 días antes de que se descolgaran del derecho a decidir? ¿De verdad?

A la vista de los hechos, ¿es hoy un día cualquiera? Lo terrible es que creo que sí.

Europa recarga las pilas al independentismo

Junqueras y Maragall

Desde que se fijó fecha y pregunta para el referendum de autodeterminación en Catalunya, todo el debate sobre la soberanía ha girado en torno a lo que debía pasar en las elecciones europeas. Hoy, con los resultados en la mano, ya podemos hacer algunas valoraciones rápidas.

En primer lugar, se visualiza la enorme implantación de las tesis de Junqueras. ERC está consolidando el rol que tuvo en tiempos de la república; un partido casa de mucha gente. ERC ha multiplicado sus votantes más que por 3; de 181.213 a 594.149. Pero hay un dato aún más relevante. En las elecciones europeas la participación es siempre menor. En cambio ERC ha recibido más votos que en las catalanas, donde hubo más de 1 millón de votos más. En las catalanas obtuvo 498.124, lo que refleja un enorme crecimiento y fidelización.

Demuestra también que Maragall y la NeCat tomaron una opción estratégica acertadísima. Las siglas del partido han aparecido en todas partes asociadas a la victoria. Conduce a una lectura interesante: los votantes del PSC que entendían el país de una cierta forma, tienen una nueva casa.

CiU ha aguantado el chaparrón. A pesar del desgaste de gobernar, a pesar de Duran i Lleida y a pesar de no haber ganado las elecciones, ha ganado en voto absoluto (de 441.810 a 548.718). El gran riesgo del partido es que a Mas se le conteste desde dentro. No haber ganado lo aumenta, pero parece haber aguantado el tipo.

Los grandes derrotados; PSC y PPC. Que en este contexto de más de medio millón de votos más, el PSC pierda casi la mitad de los sufragios (de 708.888 a 358.539) y el PPC el 30% (de 354.876 a 246.220) los desacredita absolutamente como referentes para entender la realidad catalana. La paradoja es que son los partidos que tienen opción de gobernar en España. Esto acentúa la distancia entre las dos realidades.

Dudo que Navarro y Camacho aguanten mucho más al frente. Pero el problema no son sólo ellos sino la lectura que hace el partido. Intuyo que los sustituirán por perfiles aún más duros. Y será un error.

De los datos no podemos extraer ninguna conclusión definitiva respecto a lo que los catalanes quieren porque la participación es baja. Sí que se evidencia el estado de movilización de unos y de otros. ERC+CiU+IC suman el 65% de los votos (1.401.421 frente a 762.632 del resto). De hecho, la suma de PSC+PP+C’s (762.632) apenas suma algo más que solo el PSC en las elecciones de 2009 (708.888).

El objetivo de los soberanistas era que en Europa se hiciera la lectura que los catalanes están interesados en Europa y en ser escuchados. Es cierto que Catalunya ha aumentado su participación una barbaridad, más de 10 puntos (de 36,9 a 47,6). Pero con dos «manchas». Ni se ha superado el 50%, que era el reto, ni se ha sobrepasado a España de mucho (no llega a 2 puntos). ¿Creo que llamarán la atención? Creo que sí.

Eso sí, la lectura que se hará entre los poderes madrileños es que Mas ha perdido y, por tanto, el proceso. Desde hace unos meses tengo la impresión que estos poderes ya entienden de qué va esto. Ya entienden que es el pueblo quien empuja. Por eso atacan más a entidades que representan a la sociedad y no tanto a los partidos.

Pero de cara al pueblo español, de cara a las publicaciones, seguirán «vendiendo» que Mas nos ha abducido. Y que, por eso, el proceso ha entrado en un impasse. De nuevo será mentira. Que en ciudades como Terrassa, Sabadell, Tarragona, Lleida, Girona y… Barcelona haya ganado ERC-NeCat tiene un calado enorme, por muy elecciones europeas que sean. Incluso en Cerdanyola, mi ciudad, que es eminentemente castellano parlante y de familias emigradas del resto de España. Por muy baja participación que sea. Sergi Castañé ha colgado este mapa del área metropolitana (históricamente socialista y menos permeable al nacionalismo). Lo dice todo.

Area metropolitana

La sociedad catalana ha dado un nuevo paso hacia ser consultada. Cuando los pueblos claman, los poderes pueden retrasar los sucesos pero nunca pararlos definitivamente. El precio de la dilatación para el poder es ir perdiendo el control. Cada día que pasa sin oferta española y sin una solución que evite la consulta, es una pequeña victoria del soberanismo. Veremos si la breve calma hasta las próximas elecciones (en 1 año hay elecciones locales) permite a Rajoy alguna oferta.

De vueltas al relato

Vía Catalana

He hablado varias veces en el blog sobre la importancia del relato en la política. Las sociedades tienen una mítica colectiva que otorga legitimades y poderes que se dan «de facto». Y los políticos tratan de llevar ese relato a su terreno tanto como pueden porque eso los convierte en centralidad política.

Un buen ejemplo de ello es Gibraltar. Los españoles, en general, sienten que aquel territorio es legítimo de España, aunque no forme parte de su mapa oficial. En cambio, los ingleses también lo sienten como propio. Ello lleva a un choque de legitimidades, que suele basarse en discursos más emotivos que, de verdad, racionales. Paradógicamente, la gente siente que sus opiniones son de lo más «razonadas». Esa es la gran fuerza del relato.

A raiz de un debate en twitter, he vuelto a sacar el concepto respecto al proceso independentista catalán. En alguna ocasión he justificado que la gran manifestación del 11 de septiembre de 2012 cambia por completo el relato. El derecho a decidir se convierte en centralidad. Y eso «centra» al independentismo. Por primera vez, los independentistas se miran y se plantean si son mayoría.

Recuerdo que en 2009 se presentó un libro «Jo no sóc espanyol» (Yo no soy español) donde gente conocida afirmaba que era independentista.Creo que el título dice mucho del independentismo pre sentencia del TC de 2010. La afirmación nacional era en negativo. Se hacía difícil sumarse a un proyecto en el que el objetivo principal no era ser catalán sino dejar de ser español.

Pero eso cambia radicamente en 2010. De los por qués no estoy muy seguro. Si sé que la reacción coherente con el pasado en aquel momento hubiera sido un cabreo monumental. Lo que pasó es que mucha gente dijo: «Basta». Pero fue un «basta» con voluntad de cambiar las cosas. De construir. Y eso traía como consecuencia abandonar el «yo no soy» para pasar al «soy y quiero afirmarme como». Diferencia sustancial.

Conforme el relato independentista ha ido calando, élites academicistas han dotado al independentismo de un cuerpo teórico muy potente. A cada argumento por la unidad, se ha enviado una respuesta razonada y razonable. Hasta el punto en el que mucha gente que se siente española se siente incapaz de contestar esas argumentaciones. Frente a eso, han tomado tres actitudes diferentes: los que aceptan los postulados de la independencia, los que lo entienden pero no pueden sumarse por el corazón, y los que se molestan porque son minoría, sin darse cuenta que antes les tocó a otros.

Una de las claves reside, precisamente, en que es factible sentirse español y, en cambio, querer la independencia. Porque el relato, a pesar de lo que publican en Madrid, no es anti español sino pro catalán. Sin ese click, hubiera sido imposible un cambio tan sustancial en una Catalunya donde, incluso los que se apellidan Puig o Domenech, de segundo apellido tienen Rodríguez, Martínez o Fernández.

En cambio, el relato español, paradógicamente, es profundamente excluyente. Ni los Martínez se pueden sumar a un «si os vais, os haremos la vida imposible». ¡Entre otras cosas porque viven aquí! No hay ni un solo argumento por parte de los «generadores» de relato (políticos, medios…), que vaya en la línea «España merece la pena». Algo sobre lo que los españoles deberían abrir una reflexión (con independencia del caso catalán).

Eso es lo que lleva a que gente muy cercana a mi hace muy pocos años lloraban (literalmente) al escuchar el himno de España (por ejemplo, en las olimpiadas de Barcelona, o después de ganar un Mundial de Fútbol) y hoy dudan. Cuando no, tienen claro que votarían un rotundo sí. Puedo equivocarme, pero mucha de esa gente está deseando un mensaje conciliador de España. Están deseando una buena oferta para tener una excusa para dar el no. Pero que llegue, se hace aún más imposible que la propia independencia (que ya es harto difícil).

A medio plazo y de seguir así las cosas, el relato catalanista ganará. Eso sí, su gran reto es que, ahora que se siente mayoría, no se pase al discurso excluyente. Sería un grave error estratégico hacer sentir a los que defienden el «no» que esta no es o no podrá ser su tierra si gana el «sí». Porque entonces muchos votarán «no». Y, sobre todo, porque aunque ganara el «sí», sus emociones van a seguir ahí. Donde estaban. Y han de tener el derecho que hoy no tengo dentro de España. O esto no merecerá la pena.

El federalismo del PSC

Consejo territorial PSOE Granada

Por lo que conozco de gente del PSC, su apuesta por el federalismo es real y sincera. Estoy convencido de que creen honestamente en que la única vía es el diálogo y la negociación. Incluso he expresado algunas veces que lo que proponen lo comparto e, incluso, lo secundaría.

El problema, como señalaba hace unos meses en el blog, es que, si no hay nadie al otro lado con quien negociar, es absurdo hacerse trampas al solitario. Mi tesis era que el federalismo en el sentido que se le está dando en Catalunya no tiene espacio en España. Lo que les decíamos algunos es que, una vez lancen sus propuestas a los partidos estatales, no les harán ni una sola concesión. Y, ante la negación rotunda de mis amigos del PSC, llega la declaración en Granada de este fin de semana.

El PSC se presentó con lo que en su programa electoral de noviembre llamaron las 4 R’s: Reconocimiento nacional (la constitución ha de decir claramente que Catalunya es una nación), Reglas (separación clara de competencias sin interferencias mutuas entre administraciones), Representación (reorganizando el Senado para que sea una cámara de representación autonómica de verdad) y Recursos (agencia tributaria propia consorciada con el gobierno español y cumplimiento del principio de ordinalidad añadiéndolo a la constitución).

Esto lo compraríamos muchos. Muchísimos. Nos sentiríamos cómodos en una España así. ¿Y con qué ha vuelto el PSC de negociar con un PSOE que, hoy por hoy, ni siquiera gobierna? Con la reforma del Senado, aunque no en la forma en que el PSC proponía (de hecho, hasta donde yo sé, no se ha concretado ninguna fórmula).

Respecto al reconocimiento nacional, de ponerlo en la constitución, nada de nada. En todo caso, cada estatuto podrá formular si es o no una nación. El PSC dice que si el estatut en el preámbulo dice que somos una nación es que se ha conseguido la misión. Lo que no dice es que esto es un café tan descafeinado como sea posible para todos. Y si no, al tiempo. No hay ningún reconocimiento explícito al hecho diferencial en la constitución que es, no lo que estamos dispuestos a negociar, sino lo que exigimos. Y también olvidan decir que el TC dejó muy clara la validez que tenía que nos declaráramos nación en el estatut; ninguna. Por lo tanto, ningún cambio en este sentido.

Además, también llevaban el derecho a la autodeterminación. Me imagino que aún hay gente en el PSOE con ataques de la risa. Por supuesto, y por mucho que ellos insistan en la negociación, esto no se negocia. Los poderes de Madrid controlan la ley y jamás lo aceptarán.

Por lo que se refiere a los recursos, la cosa ha sido más jocosa, si cabe. En un primer momento, el PSOE dijo que ni hablar de añadir el criterio de la ordinalidad porque «algunas comunidades se pueden molestar» pero que «recogerían el espíritu». El criterio de ordinalidad es algo tan sencillo y obvio como que la posición en el ranking que cada comunidad ocupa en pago de impuestos per cápita debe ser la misma que la posición en el ranking de lo que la administración gasta per cápita. Es decir, si soy el tercero pagando impuestos, tengo que pagar más que el cuarto pero nunca tanto como para perder esa tercera posición (lo contrario quiere decir que el tercero es muchísimo más solidario que el cuarto, lo cual, no tiene sentido si el cuarto también forma parte de los ricos).

Que recoja el «espíritu» significa lo mismo que cuando el PSOE se comprometió a empezar a pagar la deuda histórica con Catalunya dos años antes de lo que decía el papel (se movió 2 años por el compromiso español), papel mojado. Esto provocó que la prensa catalana y la gente se echara al cuello de Navarro y supongo que eso le hizo endurecer los criterios. No, el documento debía recoger explícitamente el término si, en realidad, no aceptaban nada más.

Vistas las circunstancias, el PSOE aceptó añadir la ordinalidad. A cambio, explicitaron también que «nunca sería ley». O sea, que nunca tendrán la obligación real de cumplirlo, vaya. Es decir, que a los catalanes nos tratan de imbéciles. No se me ocurre otra explicación. Deben pensar que, a estas alturas, aún nos las pueden dar con queso.

Llevo tiempo diciendo que los poderes españoles (afincados esencialmente en Madrid y de un nacionalismo de matriz castellana) no están haciendo el diagnóstico correcto. Los catalanes no nos fiamos. Nos han engañado demasiadas veces. Incluso un no catalán que no esté de acuerdo con la independencia debería poder ver que estos tejemanejes de «te hago ver que lo acepto sin aceptarlo» es insultar a nuestra inteligencia.

Mientras tanto, y a la vez que el PP abre el melón del trasvase del Ebro (poniéndose en contra a la provincia menos independentista de Catalunya, haciendo más fácil el camino hacia el estado propio), ERC se iba al Baix Llobregat (uno de los feudos del unionismo) a proclamar las claves de la independencia y ha lanzar un mensaje sutil pero de gran calado: un partido que siempre ha hablado de «els països catalans» dice ahora que cada país (Catalunya, Baleares, Valencia y… el Rosselló en Francia) han de hacer su propio camino. ¿Sabéis qué significa esto? Que ERC se compromete a no molestar a los franceses, uno de los grandes poderes en contra de la independencia. Mientras unos juegan bien sus cartas, los otros…

Navarro decía ayer que había sido una «jornada histórica» y que esto provocará que el resto de partidos se posicionen alrededor de su propuesta. Yo no le doy más de 1 semana de vida (efectiva). Veremos quién tiene razón…

PD: Me ha llegado este vídeo a través de Jaume Clotet 10 minutos después de acabar el post. Esto es lo que sucede cuando te dedicas a molestar a los demás.

 

El Barça y la independencia

Tras la manifestación del 11 de septiembre de 2012, en el minuto 17:14, el camp nou grita «independència».  El Barça siempre ha sido un vehículo de expresión catalanista, como otros clubs han representado la identidad española. Lo que es nuevo son los gritos. El minuto se escogió porque en 1714 Catalunya perdió sus derechos históricos.

Ahora, un vídeo de la BBC está nominado a los premios Webby. Estos nacen hace 17 años y tratan de premiar contenidos que han tenido mucho éxito en la red. Podéis votar aquí.