La crisis desde otro punto de vista

Ver el vaso medio vacío o medio lleno. Yo diría que este vídeo lo ve medio muy lleno. En todo caso, la idea está bien. Responde a un modelo de vídeos que se han puesto ahora de moda. Una mano dibuja con agilidad (y acelerada) reforzando lo que una voz en off está explicando.

El vídeo, además, tiene una componente motivacional. Trata de inspirar alegría. El víde lo encontré en la web de Carlos Blanco.

El año del martes y 13

2013

Pues ya está. El 2012 tenía que ser el fin del mundo. No sólo de la Tierra, también de la economía. Y, de una manera u otra, ya lo estamos dejando atrás. Nos prometieron que las cosas nos irían muy mal. Y tenían razón.

Ha sido un año en el que hemos añadido a 1 millón de personas más a la inactividad. Algunos puede que sea definitiva. Los hemos empobrecido de golpe a ellos y al resto de nosotros un poco más de lo que ya lo estábamos. Y también nos hemos enterado que hay gente que se ha suicidado viendo que era incapaz de pagar sus facturas.

Aunque no se ha ejecutado aún, es el año que hemos aceptado sin remedio que pagaremos las facturas de unos bancos que pagaban unos salarios a sus directivos que no se ganaron. También es el año en el que hemos pasado de no querer ser rescatados a casi suplicarlo. ¡Ah! Y en el que, por desgracia, se ha demostrado que tampoco la derecha sabe gestionar tanto como pregona, para mal de todos.

Y empieza un 2013 de malas perspectivas. El año del 13 y en la peor recesión de nuestra historia, empieza en martes. Como un chiste de humor negro que no quiere dejarnos levantar cabeza. Estamos frente al que dicen, de nuevo, que será un año terrible. Y si a eso le sumamos la desesperanza que llevamos acumulada, no nos va a ser fácil.

Si el desasosiego es casi inevitable, me niego a poner el primer pie en el 2013 con malos mantras. Me niego a aceptar el destino que me prometen. Y a repetirmelo cada mañana. A negarme el derecho a pensar que esto se acabará algún día, más pronto que tarde, y que saldremos reforzados.

Miro a mi alrededor. Y, os soy sincero. No veo a gente con problemas. Veo a gente a la que ayudar. No veo empresas cerrándose. Veo empresas que sobreviven y que con la muerte de su competencia salen reforzadas. No veo a gente consumiendo Gandia Shore. Veo gente con ganas de arrancar proyectos nuevos. No veo que el paro se dispara. Veo que nuestras exportaciones crecen muchísimo bailando al ritmo de mejoras en la productividad enormes.

No soy un optimista patológico. No me engaño. Sé que la gente lo está pasando mal y que los que intentamos vender cosas tenemos muchas más dificultades que hace 5 o 6 años. Montar una empresa es trabajo para funambulistas. No es que no haya red. Es que no sabes si, dos pasos más allá, habrá cuerda.

Pero nos toca cambiar el foco. Pensar que nuestra cotidianidad no puede mejorar es la peor de nuestras condenas. Es casi como pensar que el año será malo porque nace en martes y es 13. Y cambiar nuestra propia realidad es el primer paso para mejorar nuestras condiciones y, también, las de los demás. Si los que tenemos opción de mejorar no lo hacemos, los que lo tienen más difícil estarán condenados del todo.

Hagamos que el 2013 no sea el final de nada sino el principio de muchas cosas. Aceptemos de una vez qué hemos hecho mal, como individuos y como sociedad. Aceptemos que probablemente tendremos que pagar la factura de unos ladrones. Pero, a partir de ahí, miremos adelante. Metamos en la cárcel a esos ladrones. Y, sobre todo, luchemos con optimismo. El 2013 tiene que ser el año en el que los motores giren de sentido. De nosotros depende (en gran medida).

La huelga y la dura realidad

Ya está, la huelga general ha pasado. Y el dato es que el consumo eléctrico cayó un 20%. No sé si eso representa un éxito o un fracaso, aunque nos sirve para comparar. He leído que con Aznar fue de un 25% y con González fueron alrededor del 30%. En toda la tarde me crucé con un piquete cohercitivo, de lo que responsabilizo directamente a los sindicatos. Y he visto el follón en Barcelona en la tele, del que es como para avengonzarse como barcelonés y de la que los sindicatos no tienen ninguna culpa.

Pero, más allá de eso, creo que merece la pena pararse a pensar qué nos está pasando y, sobre todo, por qué nos está pasando. Como todos, he hablado con bastante gente sobre esto y he detectado dos tipos de respuesta. La más común va en la línea de que los bancos han generado una crisis y la gente trabajadora es la que está teniendo que pagar el pato. Lo que alguien acertó acertó en resumir como: «privatizar los beneficios y socializar las pérdidas».

Hay otra, en cambio, a la que me adhiero que señala que los bancos han cometido errores enormes pero que no son los únicos culpables. ¿Cuánta gente que firmó una hipoteca lo hizo con una cuota superior al 30% de sus ingresos? ¿Cuánta gente añadió el coche y estará pagándolo 40 años cuando lo tendrá, con suerte, 10? «¡Ah! Es que el banco me invitó a hacerlo…» Pues es gravísimo que lo hiciera, pero también que tú lo firmaras.

No sé qué pasa en otros países, pero mi opinión es que en España tenemos un serio problema con las responsabilidades. La responsabilidad, sistemáticamente, es de otro. Y culpamos. La culpa siempre es del banco, o del jefe, o de mis subordinados, de mi amigo o del vecino.

Nosotros, los no banqueros y no ricos, también tenemos un grado de responsabilidad en esto. También nosotros, como ellos, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y sí, no sólo también nosotros vamos a pagar las consecuencias de la crisis sino que, en cierta medida, «nos lo merecemos». Como sé que lo que digo no es demasiado popular, intentaré justificar por qué opino eso.

Hay un montón de cosas muy dolorosas, como el paro o la cantidad enorme de mileuristas, que nos hacen perder de vista la raiz de todo: nuestra escasísima productividad y su pésima consecuencia: unas balanzas comerciales de risa. Me explico.

Una persona que quiere comprarse una cámara y tiene claro el modelo, suele ir a comprobar los precios en diferentes sitios. ¿Qué busca? ¡El más barato! ¿Por qué comprar una cámara por 200 € en el Media Market si puedo comprarla en el FNAC por 170€?

Cuando los países compran materias primas o productos que necesitan, hacen lo mismo que nosotros al comprar una cámara. Entre otras cosas porque quien compra suelen ser empresas que miran de maximizar sus beneficios y personas que quieren minimizar el gasto. Y bien que hacen los unos y los otros.

El problema es que nosotros vendemos la cámara a 200€ mientras otros la hacen a 170€. ¿Por qué iban a comprarnos a nosotros? Y no les cuentes que, a pesar de vender caro, somos todos mileuristas y que tenemos un paro enorme. Mi problema cuando voy al Media Market no es lo que ganan la empresa y los trabajadores sino el precio final.

Si quieren cobrarme más, mejor que fabriquen cámaras reflex. Si me convencen de que usar una reflex es mejor, entonces igual estoy dispuesto a gastarme no sólo 200€ sino 500€ en vez de 170€. Y qué decir que, si fueran capaces de vender la reflex a 170€, los del FNAC tendrían que buscarse la vida.

La pregunta es: ¿dónde acaban estos 200€ que nos pagan por cámara? Pues una parte de este dinero va destinada a inversión de la empresa, otra parte va a salarios, otra a impuestos y otra al margen que se queda el empresario (muy inferior a lo que algunos creen, un margen comercial normal está sobre el 10%).

Es decir, que para bajar de 200€ por cámara a 170€, sólo podremos conseguirlo bajando estas partidas: o bajan los impuestos, o baja el margen, o bajan los salarios, o de todo un poco. ¡Ojo! ¡Estoy hablando por unidad! Es decir, que si con el mismo salario eres capaz de hacer más cámaras (o lo que es lo mismo, aumentas la productividad), ya estás bajando el precio.

Si bajamos el salario será muy doloroso y mucha gente sufrirá. Si bajamos los márgenes, muchas empresas cerrarán o estarán al límite. Y si bajamos los impuestos, tendremos que decidir qué dejamos de hacer (carreteras, ayudas, subvenciones, salud, educación, funcionarios…).

Así, sólo hay tres maneras de afrontar esta enorme crisis que estamos viviendo:

La primera es consiguiendo reducir los 200€ a 170€ a base de bajar las tres partidas. Implica trabajar lo mismo, pero cobrar y ganar menos. Y es lo que pasará si no hacemos nada.

La segunda es produciendo más con los mismos recursos, de manera que ya podremos vender las unidades un poco más barato que los demás. Implica ganar lo mismo pero currar como locos.

La tercera es ponernos las pilas y empezar a diseñar reflex. Entonces podremos vender a 500€ y podrá subir todo (salarios y márgenes). Implica trabajar lo mismo pero innovando y, por tanto, ganarnos mucho mejor la vida.

¿Cuál te gusta más? El problema es que para que sea factible esta tercera vía, hay que hacer un montón de cambios que piden tiempo y actitud. Y no tengo nada claro que en España estemos por la labor.

Por de pronto, ya hay una propuesta de huelga a la japonesa para el 29 de Octubre que, de llevarse a cabo, seguro que dará más frutos que la de ayer. Os invito a que le echéis un vistazo y que os adheráis.

Esfuerzo, sudor, sangre y lágrimas

Leopoldo Abadía (que tiene twitter) se hizo famoso en su día por definir esta crisis como NINJA. Ahora ha escrito un nuevo libro y, en la promoción, ha ido a RAC1, y el principio me ha impactado tanto, que no he podido evitar descargarme el podcast y apropiarme de sus palabras que me parecen de lo más certeras.

Me ha parecido que debía dejar las frases lo más parecidas a como las dijo. Veréis que a veces se entrecorta, pero le da vida a las palabras y me gusta como queda (quizás por mi faceta como guionista). La entrevista la empieza diciendo que los políticos, después de servirse al pueblo hasta el máximo (y de hacer mucho incapié en ello) dice;

«Churchill habló de esfuerzo, sudor, sangre y lágrimas. A mi lo de exigir a la gente [por parte de los políticos] me parece que es muy bueno (…) Hemos quitado el esfuerzo. Exijo al país mucho esfuerzo. Segundo, como consecuencia, sudor. Como consecuencia… hombre… alguna sangre pequeñita. Y, como consecuencia, alguna lágrima que otra. Y el gobernante que no exija eso a un país, miente como un bellaco

Y acto seguido dice una de las cosas más atrevidas que nadie puede decir delante de un micro y con lo que estoy muy de acuerdo.

«Tenemos el peligro de pensar que el gobierno nos lo tiene que dar todo hecho. Esta idea tan bonita de «desde la cuna hasta la tumba». ¡Qué bonito! Entonces qué pasa, pues que el día que no me dan algo digo; «Ay, no me lo han dado». A mi esas manifestaciones que hay por la calle que dicen; «queremos trabajo ya». Eso quiere decir «queremos que YA, alguien se juegue su dinero para darme trabajo A MI, que no estoy dispuesto a hacer nada». Oye majo, así cualquiera.»

«Que el empresario no explote al trabajador y el trabajador no explote al empresario.»

«Tenemos que darnos cuenta de lo que es la empresa. Hoy he estado comiendo en un bar. (…) Atendido por un matrimonio que atienden de maravilla. Lleno el bar. Cuando me iba de allí les he dicho; «Ustedes son los dueños, ¿verdad?» «Sí.» «Ustedes son los capitalistas. Han puesto todo su capital.» «Todo.» Es un capitalista. A mi me interesa que esa empresa vaya muy bien. Porque con 1 millón de empresas como esta… Esta gente tenían un camarero o dos… Con un millón de empresas como esta, tenemos dos millones de camareros, o de lo que haga falta.»

«Es decir, que lo que no podemos pensar es que esto lo va a arreglar el gobierno. No, no… Esto lo va a arreglar la iniciativa privada. Como siempre. Y, por eso, todo lo que se haga para ayudar a las empresas… Pero, olvidándonos de… La gente cuando le hablas de empresas piensa en la Philips. Que sí, que son empresas, de acuerdo. El bar este, que lo tienen perfectamente bien y que tú no sabes cómo atienden… Pues qué pasa, que esta gente son capitalistas. Sí, sí. Dignos de que se les ayude todo lo que se pueda porque si no, no se crean puestos de trabajo.»

Esta última opinión la comparto si con ayudar se refiere a no poner trabas (tener que estarte un mes para abrir una empresa, impuestos muy elevados, montones de ventanillas a las que acudir para las mil tonterías diferentes, facilidades fiscales en los inicios o en empresas con elevado I+D+i…). Si eso es igual a subvenciones y similares, no. Aunque estoy seguro que se refería a lo primero.

Ha seguido repartiendo a los bancos y políticos con opiniones que comparto pero que prefiero no incluir porque me gusta más la idea constructiva y la parte en la que nosotros, como personas, podemos incidir. Ojalá fuéramos muchos los que opinaramos así.

Me parece justo (ya que me he apropiado de sus comentarios) pasar un enlace de compra de su nuevo libro; La hora de los sensatos. Pero no lo he encontrado. Si alguien lo tiene, por favor, que me lo pase. El link para comprar el libro es este. También os dejo el podcast de RAC1, por si queréis oirlo de primera mano.

El 3D y la crisis del cine

Las crisis suelen ser fases dolorosas. Tanto da si son crisis personales, de relación con otras personas o profesionales. Cualquiera de ellas nos hace sufrir. Y muchas veces solemos quedarnos con lo malo. Pero no tiene por qué ser así.

Uno de los sectores que parece estar en permanente crisis es el del cine. Desde que en los años 80 se dispararan los presupuestos de las películas de forma desenfrenada, el riesgo y la supervivencia de las productoras ha estado en cuestión.

En esa época de incertidumbre llega internet y el sector recibe el remate final. La gente se descarga continuamente las películas dejando de pagar por ellas tanto directamente (comprando entradas) como indirectamente (mediante la publicidad).

Alguna vez ya he comentado que yo opino que la gente no siente como un valor añadido las sensaciones que ofrece una sala. No lo valoran como tal. Es curioso porque se ha dado un fenómeno curioso. Mientras, por un lado, la gente empezó a gastar mucho dinero en equipar sus comedores con televisiones costosísimas y enormes, y equipos de sonidos de una tridimensionalidad increible, también empezó a ver películas cada vez de una calidad menor descargadas de internet.

El caso es que todo ello dejó a una industria noqueada. De hecho, ya no quedan majors «independientes», en el sentido que todas han sido compradas por grandes corporaciones de comunicación global.

Frente a la crisis, la industria se ha visto obligada a tomar decisiones. ¿Qué podían ofrecer a los espectadores para que volvieran a atraer a gente a las salas? Y así nace la aspiración de convertir el 3D en una herramienta más narrativa que hasta ahora, que se usado sólo como atracción de feria.

¿Se hubiera producido este avance sin crisis en el sector? Es díficil contestarlo categóricamente pero, probablemente no. Ya se sabe aquello que; «cuando algo funciona, mejor no tocarlo». Pero cuando no funciona, se remueve todo hasta que se encuentra un nuevo camino.

Así, la crisis está teniendo consecuencias que van más allá de los problemas de caja de la industria; el sufrimiento de la industria está beneficiando al espectador con una mayor espectacularidad. Y la industria, que además de desarrollar el 3D tendrá que hacer otras mejoras (al menos en mi opinión), también acabará por recibir los réditos que busca; los preciados beneficios.

Yo creo que eso sucede en todas las crisis, incluída la económica que estamos atravesando ahora mismo. Es verdad que esta crisis nos está haciendo padecer (y lo que aún ha de llegar). Pero, a cambio, en un futuro nos hará mejores, más competitivos… Nos hará 3D.

Quién me pone la pierna encima…

Mítica frase de la historia de la tele, ¿no?

Más allá de la anécdota, yo creo que es muy descriptiva de la actitud de mucha gente delante de los problemas. Y eso se agrava en momentos de crisis como este. Cuando el tema sale en alguna conversación, no es raro que la gente, en seguida, hablen de las ganancias obscenas de los constructores, de la avaricia de los bancos y las cajas, de los ayuntamientos exprimiendo el precio de los suelos más allá de lo razonable. Y tienen razón.

Pero apenas escucho a nadie que diga que la gente «normal» también hemos vendido el piso tan caro como hemos podido. Y cuando el banco nos ofrecía más dinero que el de la tasación del piso, más que quejarnos, lo aprovechamos para comprar un coche por encima de nuestras posibilidades. Y cuando el miedo nos atenazó cuando se nos comían las deudas y las renegociamos, aprovechamos para volver a incrementar nuestros gastos.

No sé (y tampoco me importa mucho) si el grado de responsabilidad es igual o diferente para los unos y los otros. Pero lo que me parece grave es que, en el fondo, es muy fácil culpabilizar a otros de nuestras penalidades. Tendemos a pensar que alguien nos pone la pierna encima para que no levantemos cabeza.

Descargar la responsabilidad en otros es muy cómodo. El problema es que esa reducción de responsabilidad también nos hace menos libres. Y hablo sobre todo de la actitud mental. Si es verdad que hay alguien capaz de ponernos la pierna encima, ¿qué podemos hacer nosotros para salir de nuestros problemas? Y, a la vez, yo creo que también nos hace más tristes. ¿Por qué? Porque la sensación de impotencia de ver que no puedes hacer nada es terrible.

Así pues, yo creo que, después de lo que ha pasado, lo ideal es asumir nuestra parte de culpa para así, poder tomar medidas en la dirección correcta. Si nos endeudamos demasiado, dejemos de pensar en los errores que han cometido los bancos (que los han cometido) y actuemos por cambiar nuestra situación. Seguro que estaremos un paso más cerca de la felicidad.

Las elecciones y la teoría de la gran inflación

Hace algo más de medio siglo que los cosmólogos aceptan como cierta la teoría del Big Bang según la cual, el origen del Universo se debe a una especie de estallido que escupió la materia en todas direcciones. Como buena teoría, adolece de dificultades y predice un universo distinto al nuestro. Una de ellas se superó gracias a lo que se conoce como Gran Inflación. Según esta, instantes después del Big Bang, la materia se dispersó a una velocidad muy superior a la de la luz. Sólo eso explicaría las grandes distancias que separan a las galaxias.

No puedo evitar pensar que algo parecido pasa en nuestra política. Por un lado, los políticos sólo saben tirarse los trastos a la cabeza para, una vez pasadas las elecciones, ganar todos. Los periodistas no se sienten responsables y critican a los políticos por su distancia con el pueblo a la vez que dedican todo su tiempo al último exabrupto. Y los ciudadanos, más que abstencionistas parecemos ausentes. Y la distancia entre los tres no para de crecer.

La cosa se agrava si el fondo está pintado de azul moteado de estrellas amarillas de 5 puntas. En las críticas de las tertulias más lúcidas se insinua que un buen candidato hubiera atraído más a los suyos. Pero, en realidad, ¿alguien cree que si Mayor Oreja hubiera hecho un buen trabajo, le hubieran votado los 9 millones de españoles que tiene el PP fijos en las generales? No creo. Va más allá de los candidatos. Es estructural.

europa02

Los políticos montan campañas pensadas en clave interior y, pasadas las elecciones, mandan a sus mamuts a Bruselas para olvidarse de ellos. Europa sale lo justo y, casi siempre, como un elemento peligroso, que nos sanciona o nos prohibe intervenir en nuestros sectores «estratégicos» (¿qué querrá eso decir?). Casi nunca nos hablan de las inversiones que Europa ha hecho en nuestro país. Pero eso no interesa, porque el que gobierna aprovecha esos fondos en favor de su propaganda.
Los periodistas sí que repiten que las decisiones que se toman allí afectan mucho a nuestro día a día. Pero la verdadera cuestión es, en qué cambiará mi vida votar a la derecha o a la izquierda. ¿Cuál es su programa? ¿Qué más me da votar a unos o a otros?
Y nosotros también somos responsables. No nos interesa hasta que alguien dice que igual nos prohiben usar la pirotécnia como hemos hecho toda la vida o cuando nos recortan las cuota de producción bobina.

Los científicos predicen 2 posibles finales para el universo; Conocido como Big Crunch, algunos creen que irá perdiendo la energía de esa explosión inicial y por pura gravedad, acabará por contraerse hasta volver a caer en un sólo punto. Otros, en cambio, opinan que, en realidad, la gravedad está dificultando la expansión pero que, superado cierto umbral, una fuerza descubierta hace poco llamada antigravitatoria, acelerará la distancia entre galaxias hasta que ni siquiera puedan verse entre ellas y mueran en una total soledad al final de los tiempos.

No sé qué camino tomará nuestra política. Pero parece claro que debemos cambiar paradigmas. Si me preguntan, la clave es la figura de un candidato a presidente por partido que se comprometa con un programa. Eso aumentaría nuestra empatía a pesar de la dificultad idiomática. Eso sí, siempre con la confianza puesta en que no hayamos superado el umbral.

hulu o youtube, esa es la cuestión

Como ya se advertía hace unos días, el debate del webTV, después del artículo del Financial Times, iba a centrarse en la supuesta ventaja que hulu ha conseguido sacar a youtube. Y, durante estos días, se han publicado artículos que enfocaban el problema desde diversos puntos de vista.

Enrique Dans, uno de los grandes gurús de internet y que, por cierto, hizo de perito como él mismo explica en el caso entre youtube y tele 5, cree que youtube ofrece un modelo que comprende mucho mejor lo que es internet, destacando el famoso UGC (User Generated Content, o contenido generado por el usuario). En cambio, Hulu sólo ofrece aquello que ya ofrecían los medias tradicionales. Con la última frase del post, da a entender que él considera que con el tiempo, esa «igualdad» (que no es tal sino que se trata de una victoria de hulu por goleada) acabará por romperse a favor del tubo. Aunque, como dije, espero que a la larga youtube acabará por obtener unas cifras absolutas mejores que las de cualquier otra televisión online, las relativas van a ser ya para siempre para los medios «tradicionales», que ofrecerán contenido de alta calidad como «lost» o «los simpsons».

Mientras, Gonzalo Martín, en un artículo muy exahustivo y genial, hace una disección perfecta, y califica la comparación de sonrojante. Simplificando mucho, señala unos aspectos que son claves para entender lo que está pasando;

1/ Youtube y Hulu no son competencia directa, sino complementarios. Uno ofrece las series (y programas…) que todo el mundo quiere ver, y la otra, los videos de nuestros amigos y gente que, «sin ser nadie» demuestran su talento.

2/ Youtube puede ser (y será) una plataforma donde el talento se descubrirá de una forma más democrática que nunca, para que luego la industria, como ha hecho siempre, ponga los presupuestos multimillonarios que servirán a los talentosos para dar el salto.

3/ La credibilidad la tiene la industria convencional. Siempre la ha tenido y seguro que no va a perderla aunque otros soportes acaben por conseguirla. Y eso afecta a la publicidad.

El repaso lo acabo con un artículo de Antonio Ortiz en Error500 que tampoco tiene desperdicio. En síntesis, señala que el CPM (o sea, la facturación por cada 1000 páginas vistas) es incomparable; siempre será más alto en los contenidos de alta calidad que en el volumen enorme de youtube. Y prueba de ello es que la famosa plataforma está buscando desarrollar su modelo de negocio también en esa dirección (y, por qué no, con producciones propias como señala Gonzalo en su blog). Antonio además, señala que 2009 «gracias» a la crisis, podría acelerarse el proceso de paso de un medio a otro por parte de la industria tradicional.

Como ya comenté, mi punto de vista está mucho más cerca de estas dos últimas visiones. Youtube es algo fantástico y estoy seguro que su forma de ofrecer los contenidos acabará (si no lo ha hecho ya) modificando la forma de tratar los propios la industria tradicional. ¿Por qué no pensar en una industria que haga partícipe al espectador en el proceso creativo? ¿Por qué no pensar en la posible viralidad que podría tener que los espectadores recrearan posibles finales a una serie? ¿Alguien cree que si en hulu se creara una serie de «herramientas sociales» no se generaría comunidad en series como lost? ¿Y quién cree que la industria no dará esos pasos? ¿Por qué no iba a hacerlo?

Salvar a Mobuzz

Sí amigos. La gente del videobloggin en España acabamos de sufrir nuestro propio crack. Resulta que mobuzz, cual banco financiero, necesita un rescate. Y, para ello, tiran de su audiencia para salvar la situación. Necesitan 120 mil euros en una semana.

Me he enterado de la noticia mediante el blog de Marc Cortés y, con sinceridad, me da mucha pena. No hace mucho dije en un post que soy un fan. Y es cierto. En su blog, Marc se debate entre poner o no el dinero para el rescate. Por un lado está la calidad del producto y la innovación que han aportado. Pase lo que pase, nunca dejarán de ser los pioneros en nuestro país. Por otro, se pregunta hasta qué punto debemos rescatar un negocio que no tiene una viabilidad clara.

Como ellos mismos explican, tienen unos gastos operativos de unos 50 mil euros al mes. Son muy altos teniendo en cuenta lo verde que está este mercado aún en nuestro país. Pero, por lo que cuentan, es sólo cuestión de tiempo que entre inversión.

Si me pedís opinión, creo que Mobuzz merece una ayuda por lo mucho que están aportando al sector y, sobretodo, a la audiencia. Sin ellos, las cosas serían distintas. Muy distintas. Y, por otro lado, la idea me parece arriesgada pero muy buena. Imagino que los inversores, si la audiencia responde, entenderán el valor que tiene el canal para los espectadores-creadores (como un día me atreví a llamarlos). Por cierto, en Mobuzz este concepto es más que evidente. Cuando, por motivos técnicos, tuvieron que dejar inoperativo el newsroom, un espacio para proponer contenidos, hubo muchas quejas. Todo ello hace que sea un espacio más que interesante para posibles anunciantes.

Suerte con la iniciativa.

NOTA: Por cierto, se comprometen a que, si no consiguen todo el dinero, le devolverán a cada uno lo que ha puesto. Iria dixit!

publicidad online en el iniciador de Barcelona

Ayer por la tarde fui por primera vez al iniciador de Barcelona. Todo el mundo me había hablado muy bien, pero por diversos motivos aún no había podido ir.

En esta ocasión el tema giraba en torno a la publicidad online; cómo generar dinero y perspectivas de futuro. El ponente fue Jaume Ferre del que, por cierto, no os perdáis su post sobre su historia personal.

En resumen, diría que Jaume destacó los siguientes aspectos;

– Si quieres ganar dinero con la publicidad has de dominar absolutamente la tecnología adserver. Da igual si es una aplicación gratuita o de pago, pero ha de ser potente y es esencial en un proyecto online.

– Nada de creer que los del sector online somos lo que no somos. Estamos muy lejos de ser la TV o la prensa. Hay que asumirlo. No recuerdo las cifras, pero las diferencias eran brutales.

– Si quieres emprender, espera. Si acabas de emprender, «aprieta los dientes, por no decir otra cosa» (ferre dixit) y tira adelante.

El debate estuvo enriquecido por un auditorio de mucho nivel, con Carlos Blanco, Javier Casares (el post de su historia también es para no perdérselo), Marc Cortes, la gente de impresionesweb, Emilio Márquez, entre muchos otros…

La cosa acabó, como siempre; Bien. Tomando una cerveza ya no con emprendedores de proyección sino colegas. Entre ellos, habían un montón de seedrocket que, por cierto, vinieron con sus camisetas. ¡Ah! Para los que aún no lo sepáis, una de las empresas seedrockeras, linkua estrena web y merece la pena echarle un vistazo.