Estos días he estado leyendo un libro titulado Cómo escribir diálogos para cine y televisión de Francisco Rodríguez de Fonseca, profesor del master de escritura de cine y televisión de la Universidad de Barcelona.
El libro se compone de 4 partes; el diálogo, la imagen, la imagen+el diálogo, y escribir diálogos. El texto parte de la premisa de que hay muy pocas referencias (por no decir ninguna) bibliográficas de donde sacar información para tomar las bases necesarias para escribir un buen diálogo.
Con el diálogo se produce un fenómeno curioso. A pesar de que la gente cree que escribir un guión es justamente dialogar, si habláis con cualquier guionista os dirá que estos no deberían ser necesarios para entender la historia. Pero el hecho cierto es que, son pocos los que saben como afrontarlos.
Es verdad que el diálogo debe evitarse siempre que se pueda o convertirse en una comparsa que entre en conflicto con lo de verdad importante; la imagen. Lo llamativo es que una vez asumes esta premisa, pensar en imágenes es relativamente sencillo y el diálogo se torna algo muy complicado. Dicho con otras palabras, lo que en teoría es menos importante, es lo más difícil.
Y en ello redunda lo difícil que es encontrar información sobre el tema. Este libro intenta dar algunas pistas de por dónde debería encararse tamaña empresa. Y, desde mi punto de vista, es un libro muy interesante pero no ayuda demasiado a resolver la duda. Probablemente no es culpa del libro, sino que hay poco a decir.
La primera parte del libro se dedica a analizar la evolución del diálogo a lo largo de la historia. Desde Grecia hasta nuestros días y los elementos que han sido claves en cada una de esas largas etapas. También hace un análisis concienzudo de la importancia del sonido en el cine y cómo este liberó a las imágenes de ciertas tareas menos importantes.
Pero cuando llegas a la parte en la que el autor da las claves sobre cómo escribir, uno no tiene la sensación de que vaya a serle muy útil. Al final da toda una serie de consideraciones a tener en cuenta (en esencia; características del personaje, entorno y circunstancias condicionantes) que son de perogrullo.
¿Significa eso que su lectura no sirva para nada? Ni mucho menos. Yo a este respecto he llegado a 2 conclusiones a lo largo de los años;
1º (y muy obvio)/ A dialogar se aprende dialogando. Ningún libro te va a dar recetas porque no existen (excepto alguna regla muy vaga que aparecen en este libro). A base de escribir diálogos infumables que, una vez grabados no van ni con ruedas, vas cogiendo práctica. Con el tiempo, verás que cada vez cometes men0s errores.
2º/ Leer estos libros, o eres especialmente brillante, o vienen de perlas. Con uno no haces nada, pero la acumulación de algunos conceptos teóricos acaba por destilarse en tus textos. He leído ya bastantes cosas (sobre todo Syd Field y Linda Seger) y, cuando los leo, tengo una desalentadora sensación de pérdida de tiempo. Pero a veces me descubro pensando en algunos de los conceptos que manejan cuando estoy escribiendo. No sabes muy bien por qué, algunas de sus ideas acaban por servite. Y, desde este punto de vista, este es uno de los más interesantes que he leído. He aprendido muchísimas cosas que, estoy seguro, sin darme cuenta les daré sentido con el paso del tiempo.
En resumen, si lo que buscáis son soluciones mágicas olvidaos de este y de cualquier otro libro. En ese sentido, no responde al título ni a las expectativas que genera. Pero es una de las lecturas más edificantes y «prácticas» que, sobre cine, han caído en mis manos.
¡Por cierto! Recuerda que puedes leer mi guía sobre cómo escribir guiones en esta misma página web.