Freaklances

freaklances

Serie de animación inspirada en la historia de un publicista autónomo especializado en internet. Cada capítulo es una de sus desventuras. Planteada sobre todo para aquellos que viven en un sector donde los anglicismos y la cancamusa están al orden del día.

Estuvo bajo el paraguas de Nikodemo, la productora que triunfó con Cálico electrónico que, por cierto, ha vuelto. Y es que la serie tiene las dosis de freakismo y tecnología con las que trabajaba la productora barcelonesa.

Podéis seguir la serie desde su propia web.

 

Venga monjas

venga monjas

Una de las webseries más populares de España es Venga monjas. Con aires improvisados, explica la historia de dos amigos. Puedes seguirles en su blog.

Es una de las experiencias de ficción de más éxito de la red. Tiene aires Qué vida más triste, que en su día incluso dio el salto a la televisión aunque en este caso parece que la improvisación tiene más importancia. Grabada en Barcelona, busca un humor irreverente a ratos y siempre surrealista.

Este es uno de los últimos vídeos que han colgado.

En crisis (4): El populismo

parlamento

Lo más grave de la crisis no es que yo entre en crisis con mis ideas. Ni que me sienta huérfano porque no encuentro ideas que me hagan creer en ellas. Ni siquiera que defendamos cosas (yo incluído) sin tener muy en cuenta las consecuencias reales que pueden tener. Lo más grave de todo es que la crisis está aplanando los discursos, lo que nos aboca al populismo.

El populismo no entiende de derechas y de izquierdas. De unas identidades y de otras. Se mueve perfectamente sean cuales sean las ideas que represente. Su característica es una coherencia extrema que tiene en cuenta la realidad pero sólo en parte y que, además, supone que cualquier discurso que no vaya en la línea de lo que defiende es una cortina de humo.

¿Qué dicen el populismo de derechas, eminentemente identitario? Que los «nacionalistas», asumiendo que ellos no lo son, utilizan la independencia para tapar sus vergüenzas. ¿Qué dice la izquierda? Que lo utilizan para tapar la crisis. ¿Y qué dicen los nacionalistas cuando se destapan un caso detrás de otro, a cual más vergonzoso? Que es un ataque al país.

Cuando emergió de la oscuridad el movimiento independentista en Catalunya, ¿recordáis lo que decían los de izquierdas con muy buena intención (lo digo sin acritud)? Que libertad de elección sí, pero que nos estaban tomando el pelo. Que el tema de verdad es la crisis. La crisis y sólo la crisis. Pero, ¿dónde están ahora esas voces cuando sólo hablamos de corrupción? Porque de crisis hablamos mucho menos ahora.

No critico a la izquierda por esto. ¿Y qué es lo que hemos de hacer? ¿Ignorar toda la basura que está saliendo? ¿Cómo vamos a ignorar que en unos papeles sale que el presidente ha cobrado en negro? ¿O que Catalunya parece un cómic de Anacleto, agente secreto? La TIA de Mortadelo y Filemón tiene mucha más dignidad.

Por supuesto que tenemos que hablar de la corrupción. Pero no veo a demasiada gente preocupada porque sea una cortina de humo. A nadie le importa la utilidad que alguien pueda sacar de todo esto. Nadie habla de intencionalidad. A ninguno nos interesa un pimiento saber qué empresas, igual de corruptas que los políticos, han financiado a los políticos.

En medio de una crisis y con la corrupción infestada entre toda nuestra clase política, sumada a un discurso anti crisis y anti corrupción de lo más superficial, le estamos abonando el terreno a los populismos regeneracionistas. De hecho, ya los tenemos en nuestros parlamentos. Y sus estimaciones no hacen más que crecer.

No seré yo quien defienda a un PP que se ha alimentado con el tocho, ni a una CiU metida hasta el cuello en el Palau, ni a un PSOE enriqueciéndose con los EREs. Pero pensar que otros partidos, me dan igual las siglas, son más honestos porque no se han corrompido me parece de una candidez descomunal.

Si no entendemos que esto de la corrupción no tiene que ver ni con las siglas ni con las ideas, estamos abocados a abrazarnos a partidos populistas. No me refiero al resto de partidos. Los hay con un largo historial de hacer política con mayúsculas, como IU o ERC. Pero esto no pasa por escoger a un partido con las «manos limpias».

Se arregla con una justicia rápida, como la de USA, que en unos meses metió a Madoff en la cárcel. Sin bochornas amnistías. Y con un cambio de discurso de las fuerzas políticas. Si los partidos «grandes» siguen con la política de esconderse cuando les toca la china y arremeter cuando se trata del otro partido, no hacen más que alimentar los discursos simplificadores.

Miro a nuestro alrededor y veo que los países que han caído en el populismo de derechas o de izquierdas, no han salido de él o no lo han hecho fácilmente. También veo que esos «garantes» de la regeneración democrática han sido mucho peores que los malos anteriores. Y nos miro a nosotros y… me preocupo mucho.

Nuestra sociedad está como Adán, tentada por la manzana de Eva. Nos seduce la idea de salir de este pozo por la vía rápida y tomando la revancha a los que nos han tratado como cretinos. Pero detrás del mordisco, a Adán le cayó encima el pecado original. Como él, podemos acabar pagándolo muchos años.

En crisis (3): La dación en pago

stop desahucios

La lucha en contra de los recortes sociales que, efectivamente, se están produciendo ha tomado diferentes banderas a lo largo de la crisis. La última responde a un resume el drama y la injusticia de forma muy representativa.

Es cínico que nos pidan que nos apretemos el cinturón a la vez que los bancos nos roban dinero público. Pero lo que ya es insoportable es que, encima, esos bancos echen a la calle a gente a ritmo de más de 500 desahucios diarios. Ninguna sociedad sana puede quedarse mirando eso y aceptarlo con naturalidad.

Aunque yo creo que con una cierta intencionalidad, se han ido filtrando muchos suicidios relacionados con esta causa. Para mi, eso son suicidios inducidos y, por tanto, crímenes. Digo muy alto que, en mi opinión, más de un ejecutivo debería estar en cárcel. Salvo alguna excepción, los bancos están realizando un papel absolutamente lamentable.

Ayer decía que no podemos esperar apropiarnos del dinero de los ricos. Pero que, encima, ellos se apropien del dinero de la clase media es insoportable. Y toda la protesta se ha sintetizado en uno de los movimientos que ha generado más unanimidad social: la dación en pago como obligación moral, acompañada de la reivindicación del alquier social.

Asumo como propios los porqués de esta lucha. Comprendo por qué se vehicula a través de la dación. Incluso he movido mi posición en un aspecto: he discrepado de la necesidad de la aplicación de la dación y ahora lo miro con mejores ojos. Probablemente influído por la unanimidad social que se respira.  Y podemos sentirnos orgullosos porque, a pesar del escarnio al que nos están sometiendo, no ha habido ni una pizca de violencia.

Lo que no ha cambiado en mi es que me lo miro con una gran incomodidad. Ayer decía que la izquierda tiende a aplicar un pensamiento muy lineal: si hay dación en pago, sale ganando el pueblo y los bancos son los que asumirán las pérdidas. Yo no creo que sea así.

En primer lugar, los bancos han demostrado que las pérdidas jamás las asumirán ellos. Las asumiremos nosotros por diferentes vías. Bajarán los intereses que nos pagan por nuestros depósitos, aumentarán las comisiones. Y, si con eso no llega, volveremos a rescatarlos y aquí todo arreglado.

En segundo lugar, eso genera inseguridad a los bancos y el crédito, que ahora no fluye, retrasará su entrada en el sistema alargando la crisis y, de forma indirecta y paradógica, aumentando los casos de desahucios.

En tercer lugar, si a partir de ahora las hipotecas vendrán con la dación en pago obligatoria, subirán los intereses. Seguro. Porque eso está aumentando el riesgo de los bancos. E igual que cuando aumenta el riesgo de impago de España, aumenta la prima de riesgo, si tu puedes dar las llaves a cambio de cancelar la hipoteca, los intereses subirán.

En cuarto lugar, esto sólo tiene sentido aplicarlo de forma retroactiva. O esos 500 desahucios diarios no los pararemos. Pero eso genera imagen de país poco fiable. Poco serio. Las empresas huyen de países que, cuando los contratos que han firmado no les gustan, los cambian con leyes. Eso genera paro.

En quinto lugar, aunque lo que se está produciendo con los bancos es de una injusticia enorme, no me gusta la idea de decir que la gente firmó absolutamente manipulada. Asume una concepción del ser humano que me molesta profundamente. Tenemos mucho más poder de decisión del que creemos (o queremos) tener.

Pero lo peor de esto es que esto no evita los desahucios. Estos se producirán igual. Es decir, esta política no evita el drama social de gente que deja de tener un sitio donde vivir. El verdadero drama se mantendrá, aunque las condiciones futuras, es verdad, que en cierta medida les cambian.

Si opino todo esto, ¿por qué miro ahora con más simpatías este cambio? Pues porque no tengo alternativa. El hecho de que no haya dación en pago no sólo condiciona el presente de forma terrible sino que, además, condiciona enormemente el futuro de estas personas. Aunque debo decir que esta solución no es tan buena como la gente está valorando.

Las normas tienen que hacerse pensando en la gente. Pero hay que medir las consecuencias más allá del presente inmediato. Que las buenas intenciones no nos lleven a un empobrecimiento generalizado de las clases medias o los pobres estarán perdidos de verdad.

En crisis (2): la falta de alternativa

manifestación

Ayer protestaba porque me siento estafado. Un montón de empresarios corruptos han conseguido, en parte, gracias a los que defendemos sistemas económicos liberalizadores, enriquecerse de forma fraudulenta. No sólo eso, sino que cuando se habla de corrupción sólo se habla de los políticos. Los empresarios ni siquiera los nombramos.

Yo estaría dispuesto a acogerme a otras propuestas. Pero la sensación que tengo es que no hay alternativas. Hablo de alternativas realistas, que no sólo hablen de conceptos indiscutibles. Necesito que, además de hacer propuestas con las que todos podemos estar de acuerdo, propongan fórmulas realistas para llevarlas a cabo.

Sé que muchos interpretaréis este texto como una crítica a la izquierda. Lo es. He expresado muchas veces por escrito y verbalmente que comparto mucho los objetivos de la izquierda. Yo también quiero una sociedad igualitaria, donde las empresas poderosas no puedan estafarnos sistemáticamente. Donde la principal misión del gobierno sea garantizar educación y sanidad de calidad para todo el mundo.

Pero eso hay que decir cómo se hace. Y tiene que ser una fórmula realista, que no sea un brindis al sol. Y que no acabe provocando la paralización del sistema. Hay un aspecto muy importante que no podemos perder de vista: los seres humanos funcionamos por incentivos. En economía también. Y cuando aplicamos medidas de ayudas, muchas de ellas imprescindibles, estamos empujando a gente a preferir esas ayudas a buscar soluciones propias.

No nos engañemos. El sistema lo mantiene y lo seguirá manteniendo la clase media. Los ricos tienen mucha capacidad de mover sus capitales y, por tanto, tienen fácil eludir impuestos de forma legal. Si les subes los impuestos, pierdes algo imprescindible: su capacidad de invertir. Y los pobres, por definición, han de recibir.

De ello se deduce que el sistema lo mantenemos y mantendremos la mayoría. Y eso también lleva otra consecuencia: no podemos esperar recibir servicios por valor de lo que pagamos. No digo que no haya que luchar porque los ricos paguen más. Lo que digo es que eso no pasará a medio plazo. Y si les obligamos, podemos caer en algo peor.

Las soluciones suelo verlas más complejas que como suelen plantearse. Suelo escuchar cosas como, si aumentamos los impuestos a los ricos, tendremos más dinero público. No habrá que recortar. Eso será si no genera fuga de capitales, ¿no? Igual que subir el IVA no ha significado más recaudación.

La sanidad y la educación han de ser ofertados por la administración pública por motivos que son evidentes. Pero cuando escucho que no se pueden cerrar escuelas cuando baja la población infantil, cuando escucho que las listas de espera de enfermedades no urgentes no pueden agrandarse ahora que no hay dinero pienso que estamos reclamando cosas que escapan de lo que es bueno para el conjunto. Y que ignoran la realidad en la que vivimos.

Ayudar a la gente necesitada es bueno. Muy bueno y muy necesario. Absolutamente innegociable. Ahora bien, esa no puede ser la excusa para ayudar a gente que no lo necesita. He utilizado el verbo necesitar, quede claro. Incluso las ayudas imprescindibles, las que quitarlas sería un error, acaban generando incentivos a vivir poniendo la mano. Todos conocemos casos. No estimulemos que la gente no produzca.

Repartir ayudas que, de primeras, nos pueden parecer justas, no puede sustentarse en un «no todo el mundo trata de aprovecharse». La sociedad necesita el enorme papel que juega la izquierda enriqueciéndola con valores democráticos, algo que la derecha no ha hecho jamás. Pero hay que decir qué coste tienen esas alternativas y no explicarlas como si la capacidad de apropiarse del dinero de los ricos  fuera infinita y siempre deseable.

En crisis (1): Los valores liberales

Bárcenas

Lo reconozco. Estoy en crisis. No hablo económicamente. En eso estamos todos y mi bolsillo no es una excepción. Trabajo mucho y cobro mucho menos de lo que estaría cobrando hace 5 años. Afortunadamente, estoy haciendo lo que me gusta, así que a pesar de dolores de cabeza, para mi, trabajar es un placer.

En lo que estoy en crisis es en lo que creo. Algo que no intuyo a mi alrededor. Siento que la gente tiene cada vez las más claras. Quizás más que nunca. Probablemente el entorno y las circunstancias obligan a tomar posturas más duras. Sin ello, probablemente la ILP de la dación en pago ni siquiera hubiera llegado al parlamento.

Pero yo… Yo no veo las cosas claras. Llevo unos cuantos años defiendo postulados propios del liberalismo. Siempre he dicho que el liberalismo entra en conflicto con el conservadurismo, a pesar de que se asocian los dos conceptos. No puedo aceptar que alguien defienda de verdad la libertad económica y, en cambio, no la moral.

El problema está en que cada día aparecen ejemplos de empresas que, gracias a su riqueza, nos han robado a todos o han condicionado las leyes a su favor. Y todo ello hace entrar en crisis mis valores. Se visten de liberales, aprovechan la lógica liberal y, a la hora de la verdad, actúan condicionando el mercado a su favor constantemente.

¿Qué argumentos puedo dar yo diciendo que no hay más remedio que recortar en presupuestos públicos cuando el estado le entrega miles de millones de euros a los bancos? ¿Cómo defiendo que las ayudas a las personas no pueden ser para las clases medias cuando las empresas practican el chantage de pedir ayudas a cambio de quedarse? ¿Cómo puedo explicar que, como liberal no estoy en contra de la regulación sino de la intervención y, mientras los políticos están en plena connivencia con grandes empresas? ¿Con qué cara le pido a un funcionario que asuma recortes cuando veo que el dinero público se va a manos privadas a cambio de nada?

A pesar de la solidaridad y empatía total con reclamaciones como la dación en pago, reconozco que me generan una enorme incomodidad. Ya explicaré por qué en unos días. También entiendo que ha de haber recortes en lo público como los está habiendo en lo privado. Pero la cuestión es que, entre los políticos, los grandes empresarios y sus lamentables connivencias estoy desarmado.

Las grandes riquezas de las empresas sólo están sirviendo para poner a sus pies a los gobiernos. Les da poder de negociación. Y, sin ningún tipo de rubor, nos piden a todos que nos empobrezcamos para que ellos no pierdan riqueza. Y se justifican diciendo que ellos generan empleo… No, amigos, el empleo lo genera la demanda, que somos nosotros.

Sigo sin creer que el liberalismo sea una entelequia, tal y como yo lo entiendo. Y que no consiste en crear un sistema que provoca acumulaciones de dinero en unos pocos que, a posteriori, pone en disposición de esas personas un control férreo sobre los gobiernos. El chivo expiatorio para que cuatro ladrones tomen el dinero de nuestros bolsillos, provisionen sus pérdidas y que luego nos digan que no queda ni un duro y que hay que trabajar más.

Desde luego, no he defendido nunca posturas liberales para que políticos poderosos, banqueros y empresarios corruptos se apropien el dinero de todos. Ni para que manipulen las leyes de forma que modifiquen nuestras decisiones de compra a su favor. Ni mucho menos para que sólo se aplique el mercado liberalizado allí donde les interesa: el laboral. Como decía Lluis Llach, no era això.

The Negotiation

Divertido cortometraje. Buen ejemplo sobre cómo jugar con las convenciones de género. Los espectadores tenemos ciertas expectativas en función de lo que nos ofrece la historia.

 

El ABC de la arquitectura

Interesante animación con las obras de los arquitectos más importantes del mundo. Las animaciones tienden a ser percibidas como algo fácil de hacer. A veces, me he encontrado a clientes que creen que es más rápido y fácil hacer una animación que un vídeo. Comprendo al confusión pero es justo al revés.

Esta animación tiene el encanto que con pocas líneas es capaz de recordar a edificios concretos incluso a los que no conocemos nada este mundo. El vídeo lo vi gracias a un twitt de Irina Gonzalez, que redirigía a un post de la Agencia Taos.

Un asunto real

un asunto real

Argumento

Cristian VII, rey de Dinamarca, con una grave enfermedad mental, se encapricha de su médico, un ilustrado. Los nobles no verán con buenos ojos al médico. El médico asesor fabulará con su amante, la reina, la forma de hacer llegar a Dinamarca los nuevos aires de libertad que llegan desde Francia.

Breve crítica

La película es una obra de arte. Lo primero que me impresionó sus preciosos planos. Cada uno de ellos parece un cuadro bañado en uno de los 2 colores en los que se sumerge el film: el amarillo y el azul. No hay ni un sólo momento en el que la película se permite bajar el nivel.

Por otro lado está un fantástico sentido del ritmo. No hay ninguna duda de que se trata de un film nórdico, con su lento pero imparable avance de la historia.

Me encantan los personajes, la profundidad psicológica que respiran. No es una historia fácil, y pone en crisis los propios valores del espectador.

A royal affair

Valoración. 8,5/10

Género. Drama histórico.

Director. Nikolaj Arcel.

Guión. Nikolaj Arcel, Rasmus Heisterberg, Lars von Trier.

Actores/Actrices. Mads Mikkelsen, Alicia Vikander, Mikkel Boe Følsgaard, Trine Dyrholm, David Dencik.

Título original. Die Königin und der Leibarzt.

Año de estreno. 2012.

País. Dinamarca.