Este mes de febrero ha estado marcado por los Oscars, al menos en mi caso. Quería hacer un post donde diera mi opinión sobre a cuáles premiaría y que, por cierto, se pareció poco al resultado final.
He de reconocer que a mi esto de los premios es algo que me interesa más bien poco, pero esta vez he recibido una grata sorpresa. El nivel de las películas que se presentaban era muy elevado y me ha dado la oportunidad de disfrutar de algunas pequeñas grandes obras. Así que, visto lo visto, ha sido un placer tener que ver tantas películas.
Me es muy difícil quedarme con una solo film para recomendar, pero en este caso creo que me quedo con la gran derrotada de los premios; El curioso caso de Benjamin Button. Como ya he comentado en la crítica que hice, la propuesta de vehicular el tratamiento del tiempo no a través de saltos como en 21 gramos sino a través del personaje, abre una serie de preguntas más que atractivas para el espectador.
Para tapada también pongo una película nominada a los Oscars. Aunque en realidad de ha hablado de ella, me sorprende lo poco que se ha destacado. El siempre musical Johnattan Demme, capaz de engendros como el candidato del miedo o la sobrevalorada Philadelphia (sería injusto, eso sí, no recordar el silencio de los corderos o el brutal concierto de talking heads, Stop making sense), ha dirigido con mano maestra a una inolvidable Anne Hathaway en La boda de Rachel. Tengo la esperanza, infundada, lo sé, de que siga por esta senda. Me encantó su «interpretación» de Nixon en los Oscars y creo que ha demostrado que puede hacer algo más allá de una princesita pija e insorpotable.
El peñazo del mes ha estado a punto de llevárselo Slumdog millonaire, pero no hubiera sido justo porque en realidad no me lo parece. Lo que pasa es que se está hablando mucho de ella como si fuera una gran película.Y, sintiendolo mucho, no lo es. Al final se lo lleva El fin de la inocencia. La película explica la historia de un grupo de preadolescentes a los que las circunstancias les hace crecer de golpe. En ningún momento me sentí parte de la historia, y no pude creerme a ninguno de esos chicos. Ya decía mi profesor de guión Pau Navarro que, en cine, no había que trabajar ni con perros ni con niños. Y, bromas a parte, la realidad es que es muy complejo obtener buenos resultados.
Este mes no he tenido tiempo de recuperar ningún título antiguo que me quedara en el tintero años atrás, así que hablar de clásico va a ser difícil. Así que esta vez queda desierto.
Quiero añadir una categoría. Ya os he explicado varias veces que formo parte de una entidad con la que pasamos una película por semana, el XISC. Y me gustaría añadir aquí el título que más me ha gustado. Tuve que presentar y me sorprendió muy gratamente una película que he estado a punto de poner como tapada; Cuando naces… ya no puedes esconderte.Tiene una escena final de antología que me recordó un poco al de la chaqueta metálica. Conste que hablo en lo estético y en la tensión porque la historia no tiene nada que ver.
Y vosotros, ¿qué habéis visto este mes? Y de estas, ¿estáis de acuerdo conmigo? Ya me diréis…