películas en youtube

De unas semanas para acá, se está rumoreando, en base a las declaraciones de un alto cargo de Hollywood, y cada vez con más fuerza (estos son sólo 2 ejemplos), que youtube podría ofrecer películas a partir del 22 de noviembre en su portal. Y, de ser así, para mi sería la noticia más importante relacionada con el webTV desde… el caso mobuzz 😛

Es evidente que youtube se ha convertido en la referencia del sector gracias a que los usuarios podían compartir sus videos. Y es probable que su imagen de marca, por así decirlo, continuará siendo la misma. Eso sería como quitarle su seña de identidad.

Pero monetizar lo que hacen los usuarios es tremendamente complicado. Sólo el hecho de contextualizar los anuncios requiere una tecnología que parece que ahora está empezando a tomar cuerpo (youtube es capaz de reconocer lo que dice la gente del video). Pero si ya no es fácil a veces atinar con la publicidad contextual de texto (a veces, entras en un blog que habla sobre un tipo que ayer perdió el BUS y la publicidad tiene que ver con buses de datos), en el video esa dificultad aumenta de forma exponencial.

Con lo cual, este giro de youtube es de lo más interesante, porque le abre una vía de ingresos fácil de ejecutar. Ya he comentado alguna vez que la industria audiovisual esta aceptando cada vez más a internet. Además, este giro podría ayudar y mucho a una industria en clara decadencia como la de hollywood. De hecho, está viviendo una crisis parecida a la que sufrió en los 70’s. Algún día contaré cómo salió, pero tiene mucho que ver con Spielberg, Lucas y compañía.

De todas maneras, es llamativo el hecho cómo, a pesar de grandes cambios, al final, el gato al agua se lo llevan los mismos. Probablemente es lo lógico, pero llevo tiempo escuchando las bondades (en las que creo) del 2.0, pero pensar que los grandes no van a ser capaces de aprovecharlo me parece ingenuo. Otra cosa es que yo creo que nos benficiará a todos.

Me surge la pregunta si nosotros podremos ver las películas o pasará como en hulu, que sólo puede verse en USA. Habrá que tener en cuenta que aquí hay unas distribuidoras que han pagado por unos derechos y querrán su parte del pastel.

En mi opinión, a la gente no le molestará nada ver anuncios preroll y luego disfrutar de las películas que más me interesan en el pc. Eso sí, la calidad del tubo tiene que mejorar y mucho. Interpreto que usarán el servicio de alta calidad.

Por lo que a mi respecta, estaré atento a ver qué pasa el 22 de Noviembre.

Obama no es el primer presidente negro

Una de las noticias de la década, y ya veremos si más allá, es la presidencia de un negro en los Estados Unidos. A parte de lo que me gusta la noticia en sí, y lo muy por delante que sitúa a los americanos en libertades (¿alguien se imagina a un gitano presidente en España?), hay que reconocer que Obama no es el primer presidente negro de USA.

Hace 10 años, Morgan Freeman interpretó en el cine el que sería el presidente negro más conocido de la gran pantalla. Y, por cierto, tenía algunos puntos en común con el que pronto tomará posesión. Los dos se enfrentan a unas crisis de dimensiones descomunales. Mientras Obama deberá sacarnos (a todos) de la enorme crisis financiera, Tom Beck, el personaje interpretado por Freeman, salva al mundo de un meteorito en «deep impact«. A ver si esta vez corremos la misma suerte 🙂 Claro que Freeman ya está curtido en estos menesteres. Ha llegado a ser, nada más y nada menos, que DIos. ¡Y por dos veces! En «como dios«.

Pero no es el único presidente de la historia de la ficción afroamericano. James Earl Jones, un actor impresionante, en 1972 también hizo las veces de máxima autoridad en «the man«. Chris Rock, en 2003 se pondría en su piel cuando dirigió e interpretó «de incompetente a presidente«, que ni he visto ni pienso ver. ¡Ah! Y en la serie «24» ha habido no uno sino 2 presidentes negros (en este caso, hermanos en la ficción); Dennis Haysbert y D.B. Woodside.

Eso sí, para mi el mejor presidente negro de toda la historia no es ni podrá ser jamás el de los EEUU. El mejor de todos, sin lugar a dudas es el lehendakari de «Airbag«. Me encanta la gente capaz de reirse de si misma como Juanma Bajo Ulloa y Karra Elejalde.

NOTA: Hace días que quería escribir este artículo y he tenido la suerte de encontrar uno que me ha ayudado mucho a sacar toda la información.

«tiro en la cabeza» se estrena por internet

Es la primera vez que esto pasa en nuestro país. La nueva película de Jaime Rosales puede verse en www.tiroenlacabeza.com (he eliminado el link porque el dominio ya no está operativo) por 3,4€ en una de las 4 sesiones diarias que se realizan para 100 espectadores.

Jaime Rosales está rompiendo muchos moldes en nuestro país. Hasta ahora se ha centrado en la forma. «La soledad» la montó haciendo uso de lo que se conoce como polivisión, que consiste en dividir la pantalla en 2 o más partes.

Si sus anteriores películas asumieron riesgos, «tiro en la cabeza» va más allá. Para empezar, se atreve con el contenido. ETA no es precisamente un tema fácil en nuestro país, en especial si no se asumen posiciones excesivamente planas.

Pero además se atreve con algo nuevo, con dar la vuelta al sistema de distribución del cine, acercándose a lo que los espectadores hacen en realidad. A nadie se le escapa que las películas se distribuyen, cada vez más, por la red de forma ilegal. Mucho antes de su estreno en DVD. Con este cambio, que puede asustar a las distribuidoras y salas de exibición, nuestro cine da un paso adelante.

Aunque algunos estamos enamorados de meternos en una sala oscura, con una pantalla que refleja la luz (y no la proyecta, como la tele), en silencio, sin pausas… Pero eso da igual, porque la gente cada vez pasa más de esto. Lo que quieren es verlo en el sofá de su casa, con su tele plana enorme y parando si quiere coger algo de la nevera. Nos guste o no, es el futuro. Y toda la gente del cine tendrá que adaptarse. Me da la impresión de que la gente estaría dispuesta a pagar 3,4€ por ver el estreno online. Incluso creo que la productora podría ofrecerlas más baratas cuando el volumen sea mayor.

Es un movimiento inteligente, pero en nuestro país estos cambios suelen ir piano, piano… Vamos a ver qué sucede esta vez…

Por cierto, para los interesados, esta semana se estrena otra peli sobre el mismo tema; «el abogado del terror», un documental sobre la vida de Jacques Vergés, un abogado que ha defendido personajes como el terrorista Carlos el Chacal o nazis de las SS como Klaus Barbie, responsable de más de 4000 muertes y 15000 torturas.

vía: fotogramas

LA ESCAFANDRA Y LA MARIPOSA

Es habitual que la gente, cuando quiere ver una película, prefiera saber, por lo menos, de qué va la película. No es ese mi caso. Me gusta que el primer minuto ya me sorprenda. Y, para eso, no puedes ni siquiera haberte acercado a una sinopsis.

Eso es lo que me ha pasado con «la escafandra y la mariposa», un título que es como la película. Poético sin caer en la cursilada. La película cuenta la historia real de un alto ejecutivo de una revista de moda que sufre una extraña enfermedad, el síndrome del cautivo. Son personas que padecen una parálisis a la práctica total pero que razonan con absoluta normalidad. En este caso, el protagonista sólo puede guiñar un ojo. Con tenacidad, se propondrá escribir un libro con la ayuda de sus terapeutas.

Desde el punto de vista formal, la película hace una propuesta que va más allá de lo que estamos acostumbrados a ver. Aprovechando el camino que marcó en su día la premiada «johnny cogió su fusil» a principios de los 70’s, cuenta la historia desde un punto de vista muy subjetivo. No podía ser de otra manera, si tenemos en cuenta las características del personaje. Pero el cine ha evolucionado mucho a nivel estético desde entonces. Y en este camino que hemos emprendido para superar el postmodernismo, el film está contado en gran parte en planos subjetivos. Superan la mitad del metraje. Y, a pesar de la supuesta limitación que ello supone, las composiciones del plano rozan lo pictórico. De una belleza innegable.

Todo y que como propuesta estética es muy interesante, aún lo es más desde el punto de vista conceptual. Parece que, poco a poco, estamos rompiendo una barrera que el cine clásico nos había impuesto. Durante años creímos que la única forma de contar una historia era mediante campos-contracampos apoyados con planos generales. El plano-secuencia subjetivo está ganando terreno. Propuestas como «REC», «Monstruoso», «Blair Wicht project» están haciendo uso, de diversas formas, de la tensión que produce un plano en continuidad.

De todas formas, «la escafandra y la mariposa» da un nuevo paso en esa dirección. Introducirse, por tanto tiempo, en la manera de ver las cosas (literalmente) del protagonista nos conmociona. Nos imprime algo del cinismo que no esconde respecto a su delicada situación. Y nos transmite toda su fuerza, todas sus ganas de vivir, de «moverse».

En coherencia con la historia de quien está paralizado y no puede apenas comunicarse, la película cuenta con muchas imágenes puramente oníricas, como las propias escafandra, símbolo del cuerpo como cárcel, y la mariposa, como la libertad que da la imaginación.

Esta coherencia también se palpa en la relación que se establece entre la psicología del personaje y la composición de los planos. El ejemplo más claro lo encontramos en su forma de ver a las mujeres. Él es un mujeriego y eso convierte a todas en objeto de deseo para nosotros, los espectadores. Sus escotes, sus faldas cortas o sus sonrisas mueven nuestras entrañas y deseamos tocarlas. Pero, como él, no podemos.

Os recomiendo mucho que la veais aquellos que no la hayáis hecho aún. Y a los que sí, pues este es el mejor espacio para llevarme la contraria 😉

RESERVOIR DOGS


«Reservoir Dogs» es una de las obras más brillantes de la historia del cine que, desde mi punto de vista, marca un antes y un después. Lo digo por la sencillez de medios, por la capacidad de contar algo y mantener la atención del espectador desde el primer minuto, por la estética más que interesante que ofrece, que luego muchos han imitado, por la grandísima banda sonora y por cómo la música se integra en la acción… Pero, sobre todo, por hacer mayores a los espectadores.

Pocos eran los que estaban acostumbrados a que una historia no estuviera contada de forma lineal, cronológica. «Reservoir Dogs» llevó a muchos espectadores a comprender que una trama no tenía por qué ser ininteligible si no se explicaba empezando por lo primero y acabando por lo último. Godard, preguntado sobre esta cuestión, dijo que toda película debía tener un principio, una trama y un desenlace, aunque no necesariamente por este orden. No es casualidad que la productora de Tarantino se llame como una de las películas más interesantes de Jean Luc, «A band Apart». Algún día hablaré de ella…

El nuevo punto de vista nace de la experiencia de haber bebido de todas esas fuentes que un cinéfago, como él se define, tiene; vease series B, manga, comics, series de televisión, terror… Toda esa experiencia convierte su lenguaje en un texto desestructurado, lo que transforma una trama casi tópica de un atraco frustrado, en una nueva forma de entender el lenguaje cinematográfico.

Me parecen muy interesantes dos aspectos, además del ya destacado de la nueva estructura reflejada tanto en la globalidad de la obra, como en escenas concretas, entre otras la de la anécdota del lavabo;

1º/ Esta nueva estructura permite que la trama gire en torno al topo que hemos de descubrir. Para evitar que sepamos quién es, lo convierte en un herido de muerte al que nosotros damos por descontado que ha disparado la policía, lo cual le descarta. Esta carta sólo nos la descubrirán en el midpoint, en uno de los puntos culminantes de la película, justo después de la tortura al policía. A partir de ese momento, la pregunta que se hace el espectador varía y se centra en algo casi más interesante. ¿Cómo se lo tomará el personaje de Keitel, que lo ha estado defendiendo, cuando lo descubra? Y en este caso, desencadenará el clímax.

2º/ Mi amigo Lluis me hacía notar que, justo el «midpoint cronológico» es el atraco, que se convierte en la gran elipsis de la película. Luego sucedería algo parecido en «Pulp Fiction», donde este punto lo partió en dos y lo puso para abrir y cerrar la película. Finalmente, en «Kill Bill» también jugaría con este elemento rompiendo el ritmo del clímax y convirtiéndolo en una escena de casi 40 minutos.

Es obvio que visto desde ahora el concepto estructural de la película está superado, incluso por el propio Tarantino en las dos películas que he comentado. Ahora bien, supuso la mayoría de edad para muchos de nosotros en lo que a narrativa se refiere.

EXPIACIÓN, MÁS ALLÁ DE LA PASIÓN

Como ya comenté en el post sobre «olvídate de mí», no es fácil encontrar un título clasificable como «comedia o melodrama romántico» interesante. Aún así, este título me parece que también podemos tomarlo como tal.
«Expiación» es la historia de un amor imposible, donde una niña rica y el jardinero de su familia, luchan por un amor difícil. La hermana pequeña de la chica malinterpreta dos escenas de la pareja, llevándola a pensar que, en realidad, su hermana está siendo asediada por él. Una amiga de la pequeña es violada y aprovecha para acusarle sin pruebas, lo que lleva a unas fatales consecuencias.

La película está estructura sobre tres actos, que se corresponden con los del paradigma aristotélico. Cada uno de ellos está planteado de una forma algo distinta, llevando para mi gusto a una cierta falta de continuidad en el punto de vista.
El primer acto lo protagoniza la hermana pequeña. En primer lugar vemos cada una de las escenas que ella malinterpreta, para luego verlas desde el punto de vista de la pareja. El uso que se hace del tiempo cinematográfico me parece muy interesante, aunque un poco antidramático.
La violación marcará un punto de inflexión, que nos lleva a la acusación de él. Además conlleva también una variación en el ritmo de la historia. El primer acto, que dura aproximadamente 45 minutos, transcurre todo el mismo día.
Cuando entramos en el segundo acto, el tiempo corre mucho más rápido, ya que serán semanas, e incluso años, las que podremos ver en aproximadamente 1 hora. A partir de este punto, la narración pasa a ser relativamente objetiva y con un montaje paralelo de la historia de cada uno de ellos dos. La estructura, en este caso, es mucho más clásica, parecida a lo que pudieramos ver en «cold montain».

Es entonces cuando podemos disfrutar del momento más brillante de todo el film. Un plano secuencia, que se alarga alrededor de 5 minutos. Los desplazamientos de la cámara, que fluye con suavidad, acompañan el bailoteo de los personajes. Y lo digo en el sentido más amplio, es decir, no sólo de los seres humanos, sino de los objetos que dan densidad dramática a la historia. El sonido no diegético remueve nuestras sensaciones y parece bailar con el sonido real de la escena sin caer nunca en contradicciones.
El segundo acto acaba de manera algo trágica. Y me encanta la forma sutil en la que saltamos al tercer acto. Aunque no lo sepamos desde un primer momento, la narración vuelve, no sólo a la subjetividad de la hermana pequeña años después, sino que a su imaginación. Como propuesta me parece muy interesante, aunque creo que los cambios de criterio no son positivos para el desarrollo dramático de la historia.
A pesar de este invonveniente, recomiendo este film por todas las cosas nuevas que aporta, porque no se hace nada pesada, lo cual ya es mucho, y por la belleza de ese plano secuencia, que no podéis perderos.

OLVÍDATE DE MI

Cuando trato de convecer a amigos de que «otro mundo es posible» en el género de la comedia romántica, me aseguran el problema es que el modelo inevitable es chico conoce a chica. A mi me cuesta mucho argumentar lo contrario. Pero para ello aparecen genios como Charlie Kauffman, que son capaces de darle la vuelta a esa premisa.

Con una lista de títulos brillantísima («Human Nature» o «el ladrón de horquídeas» entre otras), el guionista es capaz de ofrecer un nuevo punto de partida; «¿Y si chico quiere desconocer a chica?». Decía Hitchcock que era mejor partir de un tópico que acabar en él. Charlie es capaz de hacer lo que pocos; abandonar el cliché y no acercarse ni un ápice.

Sólo la estructura de «Olvídate de mi» tiene una belleza intrínseca brutal. Adoro esas películas que no te cansas de verlas porque cada vez descubres elementos nuevos. Además, plantea retos muy atractivos. La pregunta principal, una vez uno descubre que vamos a deconstruir una relación es, cómo va a convertir en clímax lo que, para la mayoría es la primera escena del film. Y responde a ella con una diligencia envidiable.

Quisiera dejarme perder entre los entresijos de cada una de las escenas que desarrollan el metraje. Podría atravesar la secuencia en la que el protagonista se convierte en un niño y en la soberbia, repito SOBERBIA, interpretación de Jim Carrey. Podría dejarme enamorar por los primeros compases, en los que cada movimiento de Kate Winslet me seduce. También podría dejarme llevar por el retrato que hace de los dos personajes principales, sin olvidarme de los secundarios; Mark Ruffalo, Elijah Wood, Kirsten Dunst, Tom Wilkinson… Pero no acabaría nunca…

La clave de la película está en cómo el relato va deslizándose, poco a poco, por nuestro paladar.

Los primeros planos del film nos dan la idea de una película romántica algo diferente. La conversación que tienen en el tren me parece deliciosa. Se toma su tiempo, y retrata con profundidad a los dos personajes.

En él dibuja a un introvertido, triste y aburrido que simpre trata de resultar «nice». En cambio, ella se considera a si misma mágica, divertida e intuitiva, cuando no es más que una superficial que reposa toda su «profundidad» en el color de su pelo.

Pronto descubrimos que, en realidad, se trata de una narración invertida. Es fácil identificarse con el proceso de borrado de él. ¿Quién, en un arrebato, no hubiera borrado todo lo que recuerda de alguien que le ha hecho mucho daño? ¿Y quién no se arrepentiría cuando, iniciado el proceso, empezara a borrar los buenos momentos?

Desde el punto del vista del guión, la utilización de los hechos es genial. Las primeras secuencias son aquellas escenas que, poco a poco, han degradado a la pareja. A Kauffman le son muy útiles para vehicular la «desgracia inmerecida» que debe sufrir el protagonista. La pregunta es; ¿cómo vehicular la acción cuando llegamos a los buenos momentos que, cinematográficamente hablando, no tienen ningún interés por carecer del conflicto? El guión plantea un reto interesante. El protagonista intenta escapar literalmente del recuerdo para que este no sea borrado. De nuevo, así, tenemos un motivo en el que agarrarnos a la trama. Es un claro midpoint que nos reengancha a la trama cuando esta podría perder fuerza.

Todo ello nos lleva a un climax brutal, donde el primer encuentro es intensísimo. ¡Y es justo como lo vivimos en la realidad! Para entonces, hemos olvidado todos los problemas que Clementine nos creó al principio. Es el personaje maravilloso que nos tiene cautivados con sus reflejos en el pelo incluídos. Para darle aún más fuerza, Charlie se permite el lujo de que este sea el único recuerdo que realmente consigue modificar.

El desenlace de la película, con las reglas del juego claras, es sencillo y brillante. De nuevo, vuelve a lanzarnos una pregunta y plantea una cuestión que está (o debería estar) presente en el arranque de cada nueva relación. Cada vez que nos lanzamos al vacío con alguien no es más que un deja vu, una situación que ya hemos vivido otras veces y que siempre ha acabado en fracaso. Hay algo que nos dice, «¿por qué esta vez no iba a ser un fracaso?». Son sus cintas de casette, la crónica de una muerte anunciada. Pero, en cambio, nosotros queremos aventurarnos y explorar lo que, en realidad, ya conocemos.

Quizás la realidad, esta vez, no nos ponga en su sitio. O sí.

REC

Youtube está revolucionando nuestra forma de ver las imágenes. No creo que nadie pueda discutir eso. Años atrás, hubiera sido imposible que diarios de tirada nacional hubieran puesto en sus portadas fotografías tan pixeladas. Y de eso tiene una gran «culpa» internet. Entrecomillo la palabra porque no sé hasta qué punto se trata de una banalización de la imagen, o un aumento de nuestra capacidad de abstracción visual.
«REC», junto con la ya citada «Redacted», es hija de esa trivialidad de la imagen, más fragmetada y menos académica. La historia no escapa a la típica trama de zoombies. Un cámara y una periodista, haciendo un seguimiento de un equipo de bomberos, se ven encerrados en un edificio donde unos humanos ensangrentados y rabiosos les atacan sin saber muy bien por qué.
La estructura es la clásica de un film de estas características, con los tempos que acostumbran a tener, con las dosis de humor y con las clásicas persecuciones entre humanos y zoombies con el añadido vampírico de la contaminación sutil en sus presas.
¿Qué es entonces lo que hace diferente este film? Precisamente es su rechazo a mostrarse como tal. Desde una supuesta telerrealidad, parodia a la televisión, la cual también se jacta de realista. Creo que Plaza y Balagueró se aprovechan de la credibilidad de este género televisivo para transmitir un mensaje que va más allá del reality.
Uno de los retos de un film como este es el ritmo. Las escenas, necesariamente, se han de mostrar en tiempo real, así que el tiempo cinematográfico no es alterable. Por tanto, el único recurso temporal del que disponen es la elipsis. Es, para mí, uno de los grandes aciertos. A lo largo del metraje, hay una clara evolución hacia el tiempo real. Empieza con una narración muy fragmentada y acaba en planos secuencia extensísimos.
Otro reto es el de producir todo el desarrollo en casi una sola localización. No es fácil y, en cambio, hay una gran solvencia a la hora de repartir la información del guión y en el ritmo interno del propio discurso.
Cuando Filmax apostó por crear la ya quebrada Fastastic Factory, fichó a directores muy reconocidos del mercado del terror internacional como Brian Yuzna (con films gore como «El dentista»), o Jack Sholder («reanimator»). Fue, en cambio, el casi desconocido Jaume Balagueró con «Darkness» el único que fue capaz de dotar de estilo a las series B que esta producía. Sus posteriores películas han mantenido el nivel de manera notable. Así, se está convirtiendo en una de las pocas garantías de solvencia de nuestro cine.

REDACTED

Brian de Palma es un director, desde mi punto de vista, un tanto irregular, con títulos muy interesantes y otros… no tanto. Hay films que uno no puede perderse, como «Los intocables de Ellion Ness» o «Carrie». Otros son directamente prescindibles.
En algunos casos, De Palma, ha presentado un proyecto interesante al que no le ha sacado todo el jugo. Para mí, el ejemplo más claro es «Misión a Marte», que pretende ser profunda, pero se queda en la superficie.
«Redacted» me parece uno de los proyectos, no sólo más interesantes del director, sino de las propuestas que Hollywood nos ha ofrecido en mucho tiempo con un resultado de lo más pobre. De hecho, es mucho mejor la forma que el contenido.
«Redacted» parte de material videográfico de youtube y el resto de la película se muestra como falso documental que «rellena» los huecos vacíos.
Me parece una evidencia que internet y youtube están modificando nuestra forma de ver las imágenes. Y el cine no se libra de ese cambio de perspectiva. Cada vez más, la gente está dispuesta a ver las películas de estreno con un sonido y una calidad ínfima. Cada vez exigimos una mayor agilidad a los films como, de hecho, nos exige el tubo, donde no se pueden subir vídeos de más de 10 minutos. E, incluso, afecta a la calidad de la grabación y no sólo de la imagen. Los vídeos grabados por aficionados son el motor interactivo de la red, y no muestran ningún tipo de calidad estética, con un resultado improvisado, directo, veraz.
A mi parecer, el cine actual ha de ser capaz de transmitir esas cualidades pero sabiendo que, en realidad, no es así. Los cámaras y los directores, como diseñadores gráficos a la hora de crear el guión técnico, deben ser capaces de que los cámaras parezcan novatos, aunque paradojicamente elaborando un mensaje visualmente complejo.
El último film del director, efectivamente, consigue generar ese efecto. Y, a pesar de las casi dos horas de duración, uno «no se marea». No es el único que trabaja en esa dirección. Películas como «Blair Wicht Project» o «REC» han tomado el mismo camino. Incluso el cine Dogma95 pudo ser un precursor de esta estética.
Por otro lado, surge una pregunta muy interesante. ¿Qué hacemos con el sonido no diegético? ¿Debemos eliminar las bandas sonoras no propias de la escena para transmitir ese verismo? Definitivamente, De Palma ha decidido incluir dos tipos de escenas en el film.
Casi todo el metraje son imágenes grabadas por los propios protagonistas a lo youtube y, en esos casos, el único sonido es el propio de la realidad, el de la propia vida que, en muchos momentos, es el más intrigante y doloroso.
Hay otro tipo de escenas, las menos, que son claramente cinematográficas, montadas sobre trípode y con claras funciones esteticistas. En esos casos, la música clásica acompaña las imágenes.
Por último, en el clímax del film, un exsoldado que nos ha acompañado a lo largo de todo el film, nos explica todo lo que sintió en tono «visual» youtube, pero con una banda sonora no diegética, con la clara intención de acentuar el dolor.
A pesar de todo, me parece que el resultado es muy poco interesante, con un ritmo que no acaba de atrapar. La supuesta profundidad de temática del film no pasa de epidérmica y facilona.
De Palma ha dejado pasar una oportunidad. Tenía un gran tema entre manos y una gran idea, pero el resultado es flojo. Su carrera es ya dilatada y los resultados son pobres. Eso sí, la esperanza es lo último que se pierde.

PERSONA


Si Bergman ya era un personaje admirado gracias a títulos tan reconocibles en su filmografía como «un verano con Mónica», «el septimo sello» o «fresas salvajes», «Persona» lo convirtió definitivamente en un referente cultural en todo el mundo.
«Persona» es la consecuencia de una crisis de estrés del director. Había asumido el timón de la academia de cine sueca y acabó en un hospital. Fue allí donde las primeras líneas de este maravilloso guión empezaron a fluir tratando de contestar a preguntas muy dolorosas para él, y sin realmente responder a ninguna de ellas. De hecho, casi retóricas, son muy típicas en el cine nórdico, ya cuando Dreyer marcara las líneas directrices.
Bergman se cuestiona sobre las relaciones humanas, sobre la fragilidad de la confianza, sobre cómo el miedo y el dolor y el resentimiento transmutan el amor en odio y lo hacen insoportable. Sobre la incomunicación, verbal y no verbal, que termina por quebrar la amistad más solida.
Ligado a todo ello, Bergman se pregunta cómo de diferentes somos los unos de los otros, o si las diferencias no son más que creaciones mentales, representaciones, que nos hacemos para justificar nuestros actos. Los dos personajes interpretados por las increíbles Bibi Andersson y Liv Ullman – que, por cierto, por azares de la vida nació en Tokyo – no son más que dos caras de una misma moneda, con los mismos miedos y las mismas expectativas. Lo que las separa es la frontera del conocimiento. Liv Ullman sabe que no merece la pena ni siquiera actuar de uno mismo mientras que Bibi cree en un futuro ilusionante. Pero no tardará en darse cuenta de que nada merece la pena. El conocimiento es poder, y eso tejera alrededor del personaje de Ullman un halo de magnetismo intrigante, esencialmente atractivo y, sin soltar una sola frase – de hecho, su debilidad se hace patente en el momento que abre la boca – controlará sin dificultades a su enfermera.

Y eso nos lleva a la gran pregunta del film, ¿merece la pena «representar» nuestra propia vida? Y más allá, ¿merece la pena la representación en sí? El cine confiere de verismo a los discursos. Es Liv, mientras que nosotros no somos más que pobres Bibis, contando todos nuestros secretos más inconfesables a la pantalla cuando se nos encharcan los ojos. Pero ahí está Bergman para recordarnos a media película con el plano que muestra la cámara grua, que la vampírica Ullman no es más real que el de dientes de ajo del inicio del film. Si no, los sueños se confundirían con la «realidad» – ¿realidad? – como en muchos momentos del metraje.


Especialmente brillante me parece la escena en la que Bibi Andersson increpa a Liv Ullman, y Bergman se toma la libertad de montarnos, en vez de en paralelo en secuencial, los rostros de las dos actrices. Logra así no perder detalle de las respuestas emocionales ante lo que dicen o escuchan haciendo patente, una vez más, lo falso del discurso. Y, para acabar, ese maravilloso plano de los dos rostros unidos como metáfora de lo muy parecidas que son.
Antes de acabar, me gustaría resaltar la importancia que tiene en los films de Bergman la homosexualidad femenina, casi como un ideal del amor, imposible. También podemos encontrarlo, por ejemplo, de una manera más explícita en «gritos y susurros».
«Persona» es, sin duda, una buena manera de abrir una profunda reflexión sobre nosotros mismos. No deja de ser paradógico que una representación sea, finalmente, tan útil.