Las pantallas acaparan la publicidad

Análisis inversión publidad

Hace unos meses que leí este post de Juan Varela que habla sobre un estudio de IAB sobre la inversión publicitaria en el primer semestre de 2012. La conclusión general es que la inversión baja mucho. Concretamente un 16,1%. Incluso el sector digital nota la caída, aunque es muy pequeña en comparación (del orden del 1,1%).

Es comprensible que la inversión baje. El contexto es malo y los datos son de España, la cual cosa contrasta con algunos datos «idílicos» que llegan de USA y que publicamos y replicamos como si fueran una realidad en nuestro país. Pero más allá de lo coyuntural, se dan algunas tendencias interesantes que merece la pena resaltar.

La caída en general es muy grande, pero si hacemos una mirada más concreta nos damos cuenta que el peso de la caída se lo llevan, por un lado la televisión (que representa casi la mitad de la inversión), junto con los diarios y los exteriores (vallas de anuncios y similares). También el cine, pero su peso es irrelevante.

Lo que a mi me parece relevante es que la caída de la televisión es del mismo orden que la caída global (16,5% frente al 16,1% que indicamos como media). En cambio, los exteriores (18,1%) y, sobre todo, los diarios (20,5%) caen en una cantidad muy superior. Ello hace pensar que, mientras que en la televisión, la caída depende de la coyuntura, los exteriores y los diarios están sufriendo un correctivo más sistémico, de mayor calado.

Además, la caída descomunal de los diarios de 465 a 369,7 millones de facturación le llevan a tener hoy menos peso que los soportes digitales, que han facturado 434,4 millones. Este cambio parece haber venido para quedarse. Y provoca un nuevo escenario: como señala Juan Varela, las pantallas acaparan más del 60% de la inversión (digital y televisión sumadas).

Ello conlleva una conclusión: los discursos publicitarios están sobre soportes cada vez más visuales. Y eso tiene consecuencias evidentes. De hecho, ese tránsito se visualiza en el hecho que los spots de vídeo en la red han crecido un 136%, pasando de representar un 3,8% en el primer semestre de 2011 a representar un 9% en el primer semestre de 2012.

Así, las televisiones reciben una de cal y una de arena. A la buena noticia de que lo audiovisual está ganando volumen de negocio deben contraponer que su modelo se basa en la agregación de audiencias (y de ahí las fusiones de los canales de televisión en torno a dos empresas) e internet funciona con el modelo de la larga cola, que implica justamente desagregación de audiencias. Ello hace muy difícil amortizar los contenidos tal y como hasta ahora se han diseñado para la televisión convencional.

El modelo publicitario está llevando a cabo una revolución navegando sobre la marea que produce la crisis económica, que genera escasez de recursos. Las pantallas ganan peso. Y ello condiciona la forma en la que las empresas llegan a sus clientes.

La polémica campaña #EnvasOnVas

envasonvas

Tengo que decir que, como apenas no veo la tele, yo conocí la campaña #envasonvas a través de la radio. Después vi los anuncios de televisión. Y, personalmente, es una de las mejores campañas que recuerdo haber visto en los últimos años. La prueba es que todo el mundo estaba hablando de ella… para bien.

Para los que no seais catalanes, aquí podéis ver una de las versiones del anuncio.

A priori, la campaña incita a poner cada cosa en su contenedor. Muchos plásticos que no son envases no deberían ir al contenedor de envases. Uno, que desconoce cómo funciona esto, intuitivamente piensa que es bueno que nos «eduquen» y nos señalen cuál es el sitio apropiado.

El problema es que muchas veces la respuesta es el vertedero o rechazo, lo cual implica que no se recicla. Y es en este punto que aparecen las críticas. Si todos los productos de plástico y metal son reciclables, ¿por qué perder la oportunidad de reciclarlos?

Por lo visto, por cada envase que compramos, pagamos una pequeña tasa para cubrir parte de los costes de reciclaje. Estamos hablando de una cantidad inferior a 1 céntimo. Y, claro, todo aquello que no es envase no lo paga. Y las empresas recicladoras (en Catalunya son 2) no quieren reciclar cosas por las que no se les está pagando.

Antes he dicho que es un sector que no conozco, así que si aparece alguien que entiende, que comente sin manías desautorizándome si quiere. Pero abro varias reflexiones después de haberme leído esta crítica, entre otras:

1º/ Es profundamente inmoral que ya sea financiado en parte o totalmente por la Generalitat o sólo apoyado por esta, se haga una campaña publicitaria que invite a la gente a no reciclar. Es sencillamente lamentable. Y muy grave.

2º/ Comprendo perfectamente que las empresas que se dedican al reciclaje quieran cobrar por aquello que hacen. Me parece patético que intente señalarse como «una campaña que sólo busca aumentar los beneficios de empresas privadas». Seamos serios. Si les pedimos que hagan algo por nosotros, se lo tenemos que pagar. Punto.

3º/ Supongo que estas empresas no sólo cobran de la administración antes de reciclar sino también después de haberlo hecho vendiendo el producto que acaban generando. También intuyo que, si lo que no está marcado como envase no quieren reciclarlo, este precio no cubre los costes (si no, lo reciclarían igualmente y santas pascuas).

4º/ La Generalitat, en vez de apoyar una campaña de objetivos más que dudosos, lo que debería hacer es cargar también con un céntimo todo aquello que sea reciclable pero, en cambio, no es un envase. Así, las empresas cobrarían lo que es justo. Y los ciudadanos reciclaríamos mucho más. Y aquí todos contentos, ¿no?

5º/ Supongo que gravar plásticos que no sean envases debe ser más complicado (hay más cambios en el tamaño, el peso…). Si es así, que busquen alguna fórmula. Son auténticos expertos en hacer leyes complejas. ¿Por qué en este caso no lo hacen?

6º/ En vez de financiar una campaña que apuesta por reducir lo que reciclamos, ¿por qué no hacen una que apueste por el modelo de retorno de envases? ¿Qué mejor manera de reciclar que reutilizar?

7º/ La campaña hace un reclamo a compartir el asunto por la red. Incluso se nota que se han dejado los duros en la web. No ser honesto en la red puede salir muy caro. Sólo hay que ver lo que se está diciendo estos últimos días en twitter.

Me duele ver que una de las campañas más brillantes en lo comunicativo tenga unos fines tan discutibles. Me duele que mi administración gaste esfuerzos en cosas que no sólo no me ayudan sino que me perjudican. Así no se utilizan los recursos escasos de las administraciones. Y menos ahora.

El teu petit món

el teu petit món

Pocos días antes del fin de año, recibo un mensaje privado a través de facebook. Es de una amiga a la que conocí hace muchos años en mi época de monitor de esplai. Aunque no éramos del mismo centro, compartimos años en los que coincidimos en encuentros de monitores y hasta montamos algunas actividades para niños juntos. Incluso compartimos más de una y de dos cervezas.

El mensaje era para avisarme que arrancaba un nuevo proyecto con otras dos personas, en el que intuyo han juntado varias de sus sensibilidades personales: gusto por los niños, ecología, sostenibilidad y una cierta cultura de cómo debe ser un jueguete (y, por tanto, cómo no debe ser).

Entre los 3 han lanzado un ecommerce de juguetes infantiles. Le han llamado El teu petit món (Tu pequeño mundo) y, por lo que respira la web, intuyo los valores que hace muchos años compartimos en montones de reuniones. Todo ello alimentado por un optimismo patológico de la emprendedora, que conozco bien.

Vender significa aportar algún valor a los clientes con tu trabajo. Ellos cubren un espacio del que pocos se ocupan y que tiene a un mercado cautivo; como ellos mismos son y explican en la web. Así que estoy seguro de que tendrán mucha suerte. Os invito a que le echéis un vistazo.

El año del martes y 13

2013

Pues ya está. El 2012 tenía que ser el fin del mundo. No sólo de la Tierra, también de la economía. Y, de una manera u otra, ya lo estamos dejando atrás. Nos prometieron que las cosas nos irían muy mal. Y tenían razón.

Ha sido un año en el que hemos añadido a 1 millón de personas más a la inactividad. Algunos puede que sea definitiva. Los hemos empobrecido de golpe a ellos y al resto de nosotros un poco más de lo que ya lo estábamos. Y también nos hemos enterado que hay gente que se ha suicidado viendo que era incapaz de pagar sus facturas.

Aunque no se ha ejecutado aún, es el año que hemos aceptado sin remedio que pagaremos las facturas de unos bancos que pagaban unos salarios a sus directivos que no se ganaron. También es el año en el que hemos pasado de no querer ser rescatados a casi suplicarlo. ¡Ah! Y en el que, por desgracia, se ha demostrado que tampoco la derecha sabe gestionar tanto como pregona, para mal de todos.

Y empieza un 2013 de malas perspectivas. El año del 13 y en la peor recesión de nuestra historia, empieza en martes. Como un chiste de humor negro que no quiere dejarnos levantar cabeza. Estamos frente al que dicen, de nuevo, que será un año terrible. Y si a eso le sumamos la desesperanza que llevamos acumulada, no nos va a ser fácil.

Si el desasosiego es casi inevitable, me niego a poner el primer pie en el 2013 con malos mantras. Me niego a aceptar el destino que me prometen. Y a repetirmelo cada mañana. A negarme el derecho a pensar que esto se acabará algún día, más pronto que tarde, y que saldremos reforzados.

Miro a mi alrededor. Y, os soy sincero. No veo a gente con problemas. Veo a gente a la que ayudar. No veo empresas cerrándose. Veo empresas que sobreviven y que con la muerte de su competencia salen reforzadas. No veo a gente consumiendo Gandia Shore. Veo gente con ganas de arrancar proyectos nuevos. No veo que el paro se dispara. Veo que nuestras exportaciones crecen muchísimo bailando al ritmo de mejoras en la productividad enormes.

No soy un optimista patológico. No me engaño. Sé que la gente lo está pasando mal y que los que intentamos vender cosas tenemos muchas más dificultades que hace 5 o 6 años. Montar una empresa es trabajo para funambulistas. No es que no haya red. Es que no sabes si, dos pasos más allá, habrá cuerda.

Pero nos toca cambiar el foco. Pensar que nuestra cotidianidad no puede mejorar es la peor de nuestras condenas. Es casi como pensar que el año será malo porque nace en martes y es 13. Y cambiar nuestra propia realidad es el primer paso para mejorar nuestras condiciones y, también, las de los demás. Si los que tenemos opción de mejorar no lo hacemos, los que lo tienen más difícil estarán condenados del todo.

Hagamos que el 2013 no sea el final de nada sino el principio de muchas cosas. Aceptemos de una vez qué hemos hecho mal, como individuos y como sociedad. Aceptemos que probablemente tendremos que pagar la factura de unos ladrones. Pero, a partir de ahí, miremos adelante. Metamos en la cárcel a esos ladrones. Y, sobre todo, luchemos con optimismo. El 2013 tiene que ser el año en el que los motores giren de sentido. De nosotros depende (en gran medida).

Y los hombres cobran más que las mujeres…

competencia entre hombres y mujeres

Una de esas cosas que te preocupan como sociedad son las diferencias de género. Parece incomprensible que durante tantísimos años haya habido diferencias por razones de sexo. De hecho, me lo parece por cualquier tipo de razón, ya sea por color de piel, origen, religión, orientación sexual…

Puedo llegar a admitir que eso en el pasado fuera una realidad. Incluso que aún tengamos ciertos tics que, sin darnos cuenta, forman parte de nuestra cotidianidad: expresiones como «coñazo» frente a «cojonudo». Hay que eliminarlos pero, por sutiles, son más costosos de erradicar.

Lo que parece de un cinismo apabullante es alguien que para una misma responsabilidad le pague más a un hombre que a una mujer. Ahí hay plena conciencia, hay una decisión. Pero, ¿aún hay gente con esa predisposición en nuestros puestos de gerencia? Y cuando hablo de gente me refiero a una cantidad significativa de gente. La suficiente como para justificar las enormes diferencias de salario que hay entre hombres y mujeres.

Según datos publicados estos días en la prensa, las diferencias son de un 16%. Una barbaridad. Intentemos ir un poco más allá del titular. ¿Hay algo que justifique que los hombres cobren ese tanto más?

Podría haber un argumento: las mujeres tienen un sobrecoste porque se quedan embarazadas y, por lo tanto, durante unos meses no pueden trabajar. Como, además, todavía tenemos algunos de esos «tics», las empresas descuentan que, cuando el hijo se ponga malo, será ella y no el padre quien deje de ir a trabajar. Pero, ¿justifica ello la diferencia de salario?

Las mujeres en España tienen menos de 2 hijos a lo largo de su vida. Así, para ir sobre seguro, contemos 2. La baja maternal es de 4 meses y algunas mujeres tienen que dejar el trabajo 1 o 2 meses antes (excepto en algunos casos que es desde el primer día). Como, además, muchas veces son ellas las que se quedan en casa cuando el niño se pone enfermo, añadamos 4 meses más (eso representan casi 100 días de dejar de ir a trabajar). Por embarazo, eso implican 10 meses de baja. Así que 2 embarazos son 20 meses.

Asumiendo que una vida laboral son unos 35 años de trabajo, por 11 meses de trabajo al año, significa que trabajamos 385 meses en una vida. 20 meses representan entonces el 5,2%, muy lejos del 16% del que hemos hablado antes. Es cierto que, cuando alguien coge la baja maternal hay un sobrecoste de contratar a alguien temporalmente que tiene que aprender y, por tanto, no es tan productivo. Pero también que el estado asume el salario de la baja materal (no la seguridad social). Sin entrar en los cálculos, eso significa que el estado asume el 2,8% de ese sobrecoste. Lo que significa que el sobrecoste ya sólo es del 2,4%. ¡Y eso que lo contamos al alza!

Asumiendo que este 2,4% (bien calculado porque lo mío sólo es aproximativo) debería soportarlo el estado y no las empresas ni las mujeres (a través de salarios o de paro), me parece injustificable la diferencia entre una cifra y la otra. ¿Puede ser que aún hoy haya gente que esté predispuesto a pagar diferente por razones de sexo? Desde luego, aunque en mi entorno personal hay algún caso, no es ni de lejos mayoritario. Y la mayoría de las chicas me dicen que todavía es así pero, en cambio, a ellas no les pasa. ¿Dónde está el desajuste entonces?

Entramos en la letra pequeña. Resulta que las diferencias por razones de sexo son más pequeñas cuanto más jóven es el contratado. Esto arroja algo más de luz. ¿Cómo de pequeñas son entre los menores de 35 años? Sólo de un 2%. ¡Sólo de un 2! Aunque me disguste que hayan diferencias, un 2% me parece mucho más asumible que un 16%. Porque un 2% no significa que las mujeres estén discriminadas. Quiere decir que aún quedan 4 imbéciles anclados en el s. XIX pero que no son representativos.

Por tanto, quien está pagando ese sobrecoste son las mujeres de más 45 años (hasta los 45, las diferencias son poco acusadas) y las que tienen más responsabilidad (donde más que salarios fijados lo que hay es una negociación y ahí sí volvemos al terreno de las sutilidades más difíciles de corregir).

La conclusión es que vamos por el buen camino. Lentamente, siempre lentamente. Pero tan injusto es decir que la situación es aceptable como negar que se están produciendo progresos en la dirección correcta.

Tu consola como Set Top Box


Cuando por fin nos libramos de acumular diferentes tipos de aparatos de vídeo, DVD y similares, nos amenazaron con llenar las proximidades de nuestras televisiones con decodificadores de satélite, TDT’s, consolas…

Estos aparatos son conocidos como Set Top Box, que la traducción más directa que se me ocurre es caja que se pone encima. De la televisión, se entiende. Hemos tenido y aún tenemos algunos de estos aparatos. Pero el hecho cierto es que generan incomodidades y hacen difícil la gestión del espacio.

Igual que en otras áreas de la tecnología, se hace evidente que la convergencia de aparatos señala el futuro. Aún así, empresas tan relevantes como Apple o Google lanzaron sus Set Top Box con el objeto de ocupar ese mercado.

Sin embargo, leo en Web TV Wire que, según un estudio de Strategy Analytics, el pastel se lo están llevando las consolas. Tanto la Xbox 360, como la PS3, o la Wii permiten ver contenido bajo demanda. En USA, el 15% del consumo que se hace de VOD (Video On Demand, vídeo bajo demanda) se hace desde consolas, que es una cifra superior a cualquier otro aparato.

Web Wire TV señala como significativo que el 65% de los usuarios de consolas que ven vídeos con su aparato tienen menos de 25 años. Sinceramente, a mi me soprende poco.

Siempre me ha dado la sensación que tener una cajita para poder ver unos cuantos canales te lleva necesariamente a la indeseable situación de tener miles de aparatos y mandos acumulados en la sala de estar. En cambio, tiene mucho sentido que aparatos que ya ofrecen un valor añadido real incluyan la posibilidad de consumir VOD.

La fuerza del vídeo preroll

Veo en reportarte una entrevista a Eduardo Madinaveitia y a Mapi Merchante, Director General Técnicoy Directora de Investigación  de Zenith Media, donde exponen algunos datos interesantes sobre la fuerza del vídeo online y de la publicidad preroll.

Como sabéis, los anuncios preroll son aquellos vídeos publicitarios que aparecen antes de que veamos el vídeo que, de verdad, deseamos ver. Zenith ha hecho un estudio para ver el impacto real que tiene sobre nosotros este y otros formatos.

El estudio tiene dos patas: una cuantitativa y otra cualitativa. Respecto a  la cuantitativa, han hecho un eye-tracking. Esta tecnología permite saber qué lugar de la pantalla estamos mirando. Así, saben qué vemos y qué no. La cualitativa ha consistido en una encuesta para ver qué recordamos de lo que hemos visto.


Las conclusiones más importantes son dos: los vídeos preroll tienen un impacto visual del 100% (es decir, los vemos siempre) y un recuerdo del 47%, que es altísimo. A este respecto, algunas reflexiones:

– Las cifras son espectaculares. Tan altas que, incluso, cuestan de creer. Creo que todos hemos cambiado de página o pestaña del navegador mientras esperábamos que el anuncio se acabara para ver el vídeo que, de verdad, nos interesaba. Es posible que, en el marco del estudio, el patrón de navegación de los usuarios sea algo diferente. En todo caso, si las comparamos con las que da su hermana la televisión son mucho mejores aunque pueda haber un cierto sesgo.

– Si comparamos la fuerza del vídeo con otros soportes publicitarios del propio internet, este sigue teniendo unos datos infinitamente mejores. Por tanto, es lógico pensar que el futuro pasa por aquí (más visto su crecimiento). Las marcas han de estar y querrán estar aquí.

– La publicidad en vídeo está ya muy consolidada en televisión. Tiene un lenguaje definido que entra en contradicción con la publicidad tal y como se entiende en internet. Los publishers suelen utilizar en su argumentario cosas muy «medibles» como el CTR. Pero la televisión vende sensaciones, emociones. En una palabra: marca. El sector creo que tendrá que entender que es importante dejar de vender clicks.

– Estos datos tan buenos que sólo se pueden entender desde la perspectiva de que la saturación hoy es poca. Es evidente que estos datos empeorarán con el tiempo. Esto marca una ventaja competitiva para el que empiece a hacerlo primero. Ganar cuota de mercado es muy caro. Cuando la publicidad en vídeo online sea más común el efecto será menor, por lo que, como en televisión, será más un juego de suma cero. Pero hoy sí que es una ventaja competitiva.

– Aunque hablo de que la saturación se incrementará con el tiempo, sostengo que su efectividad será mayor de lo que es hoy la televisiva. La explicación reside en el hecho de que la publicidad en internet es y será más «vertical», más «sectorial». Más cercana a los intereses del espectador. Los hombres, dejaremos de ver anuncios de compresas. Las agencias de publicidad tienen por delante el atractivo reto de transformar el clásico anuncio de televisión en algo más adaptado al medio.

Estrenos simultáneos en cines y VOD

Puede que no te suenen las siglas VOD. Es un acrónimo en inglés que significa Video On Demand, es decir, vídeo bajo demanda. Aunque no necesariamente ha de ser de pago, suele serlo. Es lo que aquí asociamos al Pay-per-View.

El VOD es un concepto asociado a la red y a los servicios de streaming. Es algo que la industria del cine ha temido siempre, en esencia por dos motivos:

– El VOD implica contenidos digitalizados que son fáciles de replicar y, por tanto, difíciles de controlar. En consecuencia, difíciles de monetizar.

– La sensación es que el pastel económico se les hará más pequeña. Los costes de hacer una producción y distribuírla (las conocidas barreras de entrada) son hoy tan pequeños que cualquiera puede producir, por lo que les tocará repartirse el dinero entre más.

Pero si hay un player que teme esta situación es el de la exhibición, o sea, las salas. Y tienen motivos porque su lugar en la cadena de valor no está muy claro cuando a la gente ya no sólo no ve un valor en la sala oscura siempre en modo forward sino que prefiere el sofá de casa y el botón de pause.

La realidad es demasiado tozuda para no imponerse casi siempre. Y Comcast ha anunciado que va a estrenar en internet sólo 21 días después de las salas Un golpe de altura (Tower Heist), su nueva película protagonizada por Ben Stiller, Matthew Broderick, Eddie Murphy y Casey Affleck.

No sólo es evidente que esto marca el camino hacia el estreno simultáneo en salas y en internet en VOD sino que ya hay experiencias en este sentido como en filmin. Lo que me parece relevante es que esta película ya no se trata de un producto minoritario. Se trata de una gran producción con estrellas y con un director que ha producido y dirigido películas y series de éxito (como Prison Break).

Hace unos días, la prensa publicaba que el índice de ocupación de las salas está sobre el 10%. Más allá de que en España hay un exceso de salas, cosa que se sabe desde hace muchos años, su posición en el tablero es muy próxima al jaque. Para evitar que se convierta en mate, las salas se están diversificando. No es raro ir al cine y encontrar publicidad de óperas o de partidos de fútbol del siglo.

En todo caso, el VOD pasa por ser el futuro de la distribución de los contenidos audiovisuales. Su mayor virtud es que és el único capacitado para competir con la piratería, gracias a su inmediatez y por la facilidad consumo si se compara con tener que buscar el fichero en un torrent.

NOTA: Siento no poner los links. Cada vez que lo intento, wordpress me genera un error.

El crecimiento del vídeo en el móvil

El vídeo está sufriendo en el móvil lo mismo que ya le pasó cuando los ordenadores empezaron a conectarse en la red. El ancho de banda de los dispositivos es demasiado pequeño o demasiado caro (que casi son sinónimos) como para que el consumo de vídeo sea masivo.

Pero en los ordenadores llegó un momento que esa barrera se rompió con la irrupción de los ADSL. Con el móvil se está dando una situación muy parecida. Al vídeo le ha costado arrancar pero su futuro estará, sin duda, unido a la movilidad.

Leo (y veo) en TechCrunch una nueva revisión de los datos de crecimiento del mercado móvil realizado por emarketer. Si miras los datos de vídeo, los datos pasan de menos de 3o millones de dólares en 2011 a casi 400 millones en 2015. Es decir, una tasa de crecimiento anual media de casi el 70%.

Es cierto que el vídeo seguirá sin representar la parte del pastel más grande. Pero el crecimiento es increíble. Y demuestra la importancia que está tomando.

El vídeo y el ecommerce

10 años después de la crisis de las punto com se habla con naturalidad de una nueva burbuja en el sector. En este caso el problema lo están generando las altas valoraciones de las redes sociales.

No tengo ni idea de si estallará ni de si, de producirse, afectaría a todo el sector o al resto de la economía. Pero hay una diferencia sustancial: la mayoría de las empresas hoy sí que venden cosas.

Los ecommerce toman hoy diversas caras. Empezamos comprando nuestros billetes de avión y las entradas del teatro pero hoy ya compramos de todo: ropa, ocio con importantes descuentos e, incluso, nuestra compra diaria.

Consolidado el ecommerce como canal de venta, llega la competencia y la necesidad de diferenciarse. En mi opinión, igual que la publicidad televisiva ha servido para marcar los diferentes valores de las distintas marcas, el vídeo en la red y la forma en que se relacionen con los productos del propio portal, servirá para definir cuáles son los nuevos mensajes que quieren hacer llegar a los consumidores.

Salen contínuamente estudios que demuestran la fuerza que tiene el vídeo de cara a las ventas. Resumiendo, podríamos decir que las claves son 3:

– El comprador quiere información lo más cómoda y rápida de recibir. Quiere poder inteactuar cómodamente con ella. Y el sooporte más adecuado para esto es, sin duda, el vídeo. Tanto más si la compra tiene componentes compulsivas.

– Los vídeos no pueden ser componentes estancos. Tienen que relacionarse entre ellos con una cierta naturalidad y con los valores de la marca. Estar orientado a ventas es importante, pero el retorno a largo plazo pasa por la consolidación de la imagen de marca.

– Los costes de «anunciarse» mediante vídeo se han reducido a cantidades irrisorias. Antes, la tecnología necesaria para grabar era muy elevada. Pero, sobre todo, hoy no hace falta aparecer en televisión para que tu «anuncio» se haga público.  Y eso sí que era caro.

La posibilidad de acercarse más a la gente gracias al vídeo se convierte en una amenaza si una empresa decide dilatar su entrada a esta forma de comunicarse dando tiempo a su competencia. Es hora de tomar cartas en el asunto.