Tras el escándalo que provocó con sus twitts acusando a gente que opinaba diferente a ella de catalufos derechones, Pibernat ha publicado un artículo en El Periódico donde se reafirma y justifica los calificativos que usó.
En primer lugar, quiero dejar claro que no me impresionan nada sus referencias a Claude Lévi-Strauss, ni sus referencias entre la genética y el estructuralismo del antropólogo franco-belga. Me encanta la gente inteligente capaz de mezclar áreas de conocimiento, que unen puntos donde otros no los ven. Los que, discutiendo sobre banalidades son capaces de elevarse hasta el terreno de las ideas para, a continuación, volver a bajar con toda la naturalidad.
Pero eso no es lo que hace Pibernat. Ella simplemente se eleva insinuando que sus detractores no saben ni la mitad que ella como simple estratagema para no entrar en la cuestión. Y la cuestión no eran las definiciones de racismo, ni su sentido intrínseco. No. La cuestión esencial es que ella usó una terminología despectiva para referirse a un colectivo.
Sinceramente, me es indiferente si lo quiere llamar racismo, xenofobia, catalanofobia o como mejor le parezca. El término es despectivo con un colectivo, que es lo que une a todos esos términos. Como el amigo Marhuenda, su excusa es que es catalana. ¡Cómo una catalana va a ser xenófoba con los catalanes! ¿Es que no entienden ustedes el concepto xenofobia? ¡Es un oxímoron!
Me pregunto qué piensa una mujer progresista y comunista como ella cuando escucha a mujeres que defienden que hay cosas reservadas para hombres, como decir palabrotas. O las que aceptan que la vida sexual masculina permite unas licencias que en una mujer son inaceptables. Por no hablar de la forma de vestir o la actitud sexual. El hecho de que las exprese una mujer, ¿hace que no sea machista?
Tanto la mujer que defiende argumentos machistas como el catalán que insulta a los catalanes por su condición como catalanes no cuestiona que sus afirmaciones sean, efectivamente, degradantes. Lo que cuestionan, quizás es su inteligencia. Su inteligencia y ciertas relaciones de poder invisibles. Como buena antropóloga que es, seguro que sabe de qué estoy hablando.
De hecho, ella se refiere a unas declaraciones de un candidato de la CUP en las que parece afirmar que el nacionalismo castellano (la base de lo que comúnmente llamamos españolismo) ha practicado cierto asimilacionismo. No defenderé las declaraciones de alguien a quien no he escuchado. No sé si el tono era correcto o si decía exactamente esto que estoy diciendo yo. Desde mi punto de vista es incontrovertible que los países con vocación conquistadora, como lo fueron Castilla, Inglaterra o Francia, han practicado el asimilacionismo, y que eso ha tenido consecuencias hasta nuestros días. Puedo entender que alguien piense diferente. Me gustaría saber qué opina ella de esto como antropóloga.
De traca que la excusa de todo sea que se refiere a una derechona y que, si alguno de izquierdas se siente ofendido es porque el pobrecito está manipulado (ella no, obviamente, es una persona con criterio). El hecho de que ella misma concrete que se refiere a catalanufos derechones demuestra que el concepto catalanufo no incluye en ningún momento la orientación ideológica en lo social y económico de la persona. Y este argumento sólo sería válido si derechona fuera un concepto respetuoso. Que tampoco lo es.
Lo que no me sorprende nada es que acabe diciendo que es comunista, como queriendo decir que ella sí que es internacionalista. No como los nacionalistas, que son de pueblo. Ella debe ser muy cosmopolita, pero aún no se ha dado cuenta que las sociedades modernas se organizan en torno a estados. Renunciar a un estado catalán no implica internacionalismo, sino la aceptación implícita del estado español tal como hoy se configura. Respetable. Pero bastante alejado del internacionalismo que dice defender.