Intérpretes. Ashton Kutcher, Amy Smart, Kevin Schmidt, Melora Walters, Elden Henson, Eric Stoltz, John Patrick Amedori, Cameron Bright, William Lee Scott, Brandy Heidrick, Ethan Suplee, Grant Thompson, Logan Lerman, Daniel Spink.
Tag line. Una madre cree que su hijo está volviéndose loco cuando comienza a sufrir las mismas lagunas en la memoria que llevaron a su marido al psiquiatrico.
Lo mejor. La idea está bien.
Lo peor. La solución a las dificultades del protagonista son siempre tan obvias, que no llegas a preocuparte por él.
Título original. The butterfly effect.
Año de estreno. 2004
País. USA.
Breve crítica. Tiene un punto de partida atractivo aunque es verdad que le cuesta un poco llegar. Pero una vez superados unos minutos de incertidumbre llegan las respuestas demasiado rápido matando toda la tensión dramática. Los personajes no aportan nada a la historia.
Algunas noches de domingo disfruto escuchando La finestra indiscreta, un programa sobre cine que dirige Àlex Gorina. La primera hora está salpicada de cine, teatro y entrevistas. Para la segunda hora, con la ayuda de audios, hacen monográficos.
Suele gustarme, pero ayer lo encontré delicioso. Todo un repaso a la historia de Disney a través de sus canciones. Es curioso cómo los dibujos de esta productora nos han ido acompañando a través de nuestro crecimiento hasta el punto de que es difícil entender nuestra relación con el cine sin entender antes a la auténtica creadora de sueños.
En los años 20, Walt Disney estaba muy interesado en las posibilidades que tenía la animación y, tras un par de fracasos empresariales, se trasladó Hollywood con una mano delante y otra detrás y montó la famosa productora. Pero no lo hizo sólo, ya que su hermano Roy y un animador fuera de serie llamado Ub Iwerks formarán parte de este proyecto.
Utilizando como carta de presentación un antiguo proyecto llamado Alice’s Wonderland, empezaron con muy buen pie cuando crearon una serie llamada Oswald, el conejo afortunadocreado y dibujado… ¿por Walt? ¡No! Por Ub. Y fue un éxito, pero diferencias con la Universal Pictures, que les encargó el proyecto, hizo que no continuaran y fue eso lo que les llevó a diseñar al famoso Mickey Mouse creado por… ¿Disney? ¡Pues no está claro! Hay controversia, porque podría haber sido Ub Iwerks. Lo que es seguro es que él se encargaba de dibujarlo.
Ub Iwerks se cansó de ser quien más trabajaba y estar a la sombra y se fue. Parece ser que Ub era mucho mejor dibujante y más rápido que Walt. Dicen que Walt se vió obligado a contratar a varias personas para suplirle. Aún así, empezó la época más gloriosa con la creación de casi todos los personajes que hoy conocemos y películas como Blancanieves y los 7 enanitos (1937), Pinocho(1940), Dumbo (1941), Bambi (1942) y, cómo no, la gran obra maestra de Disney; Fantasía (1940).
Pero no todo fueron luces en aquella época. Fantasía y Pinocho no funcionaron como se esperaba. Además, en aquella época los sindicatos de la industria empezaron a captar a gente y encontraron un terreno abonado en Disney porque, a pesar de pagar los mejores sueldos del sector, cuentan que era un déspota y no siempre reconocía en los créditos el trabajo de su equipo. Walt Disney no quiso a los sindicatos, así que se montó una huelga considerable de 9 semanas en 1941, que acabó con la imagen de remanso que siempre había transmitido la empresa. Disney acabó desconfiando tanto de estas organizaciones que, en la caza de brujas, fue de los que más habló y, de hecho, acabó colaborando con el FBI a la caza de comunistas y trasmitiendo en sus películas mensajes progubernamentales al servicio de la causa.
Poco a poco la productora entró en una crisis creativa a pesar de que se estrenaron alguno de los títulos más conocidos y brillantes de su carrera; la cenicienta (1950) y la Bella durmiente (1959) pero mezclados con otros mucho más flojos como 101 dálmatas (1953) o Peter Pan (1953).
Algunos crecimos en la época final de esa crisis con aquellas películas que mezclaban lo real con lo animado, como la bruja novata (1971). Pero esta época menos interesante se acabará repentínamente con otra obra maestra que dará pie a una década prodigiosa; la sirenita (1989). Cómo no recordar las míticas la Bella y la Bestia (1991), Aladdin (1992), El rey león (1994) o, la arriesgadísima El jorobado de Notre Dame (1996).
Después de las, para mi, fallidas Hércules (1997) y Tarzán (1999), la producción de animaciones se acabó para Disney. Es cierto que emprendieron una nueva aventura con Pixar con la que ha mantenido una relación de amor odio hasta que la ha comprado. Pero, como ha dicho Gorina, esta ya es otra historia.
Walt Disney es un personaje algo turbio y los objetivos de acotrinamiento y la ideología a veces rallante en lo misógeno de sus películas no son siempre de recibo. Pero todos los que hemos crecido con esos animales con expresiones humanas no hemos podido evitar que se nos escaparan las sonrisas.
Hace algo más de medio siglo que los cosmólogos aceptan como cierta la teoría del Big Bang según la cual, el origen del Universo se debe a una especie de estallido que escupió la materia en todas direcciones. Como buena teoría, adolece de dificultades y predice un universo distinto al nuestro. Una de ellas se superó gracias a lo que se conoce como Gran Inflación. Según esta, instantes después del Big Bang, la materia se dispersó a una velocidad muy superior a la de la luz. Sólo eso explicaría las grandes distancias que separan a las galaxias.
No puedo evitar pensar que algo parecido pasa en nuestra política. Por un lado, los políticos sólo saben tirarse los trastos a la cabeza para, una vez pasadas las elecciones, ganar todos. Los periodistas no se sienten responsables y critican a los políticos por su distancia con el pueblo a la vez que dedican todo su tiempo al último exabrupto. Y los ciudadanos, más que abstencionistas parecemos ausentes. Y la distancia entre los tres no para de crecer.
La cosa se agrava si el fondo está pintado de azul moteado de estrellas amarillas de 5 puntas. En las críticas de las tertulias más lúcidas se insinua que un buen candidato hubiera atraído más a los suyos. Pero, en realidad, ¿alguien cree que si Mayor Oreja hubiera hecho un buen trabajo, le hubieran votado los 9 millones de españoles que tiene el PP fijos en las generales? No creo. Va más allá de los candidatos. Es estructural.
Los políticos montan campañas pensadas en clave interior y, pasadas las elecciones, mandan a sus mamuts a Bruselas para olvidarse de ellos. Europa sale lo justo y, casi siempre, como un elemento peligroso, que nos sanciona o nos prohibe intervenir en nuestros sectores «estratégicos» (¿qué querrá eso decir?). Casi nunca nos hablan de las inversiones que Europa ha hecho en nuestro país. Pero eso no interesa, porque el que gobierna aprovecha esos fondos en favor de su propaganda.
Los periodistas sí que repiten que las decisiones que se toman allí afectan mucho a nuestro día a día. Pero la verdadera cuestión es, en qué cambiará mi vida votar a la derecha o a la izquierda. ¿Cuál es su programa? ¿Qué más me da votar a unos o a otros?
Y nosotros también somos responsables. No nos interesa hasta que alguien dice que igual nos prohiben usar la pirotécnia como hemos hecho toda la vida o cuando nos recortan las cuota de producción bobina.
Los científicos predicen 2 posibles finales para el universo; Conocido como Big Crunch, algunos creen que irá perdiendo la energía de esa explosión inicial y por pura gravedad, acabará por contraerse hasta volver a caer en un sólo punto. Otros, en cambio, opinan que, en realidad, la gravedad está dificultando la expansión pero que, superado cierto umbral, una fuerza descubierta hace poco llamada antigravitatoria, acelerará la distancia entre galaxias hasta que ni siquiera puedan verse entre ellas y mueran en una total soledad al final de los tiempos.
No sé qué camino tomará nuestra política. Pero parece claro que debemos cambiar paradigmas. Si me preguntan, la clave es la figura de un candidato a presidente por partido que se comprometa con un programa. Eso aumentaría nuestra empatía a pesar de la dificultad idiomática. Eso sí, siempre con la confianza puesta en que no hayamos superado el umbral.
Los productores de contenidos audiovisuales 2.0 utilizamos las plataformas de vídeo online tipo youtube, vimeo o blip, con dos objetivos;
1º/ Como fuente de difusión y tráfico. Al final, a lo que aspiramos es a que nuestros contenidos sean conocidos. Así, parece una buena estrategia distribuirlos por el máximo de plataformas online posibles con un enlace a tu web. Eso aumenta necesariamente los visitantes de tu portal.
2º/ El alojamiento y, sobre todo, la transferencia de esos vídeos es tremendamente cara. Casi inasumible. Así, muchos de los medios han decidido como estrategia utilizar una de estas plataformas para alojar sus vídeos. Es verdad que comporta problemas porque dificulta la monetización. Pero vistas las dificultades para generar ingresos hoy, puede ser una buena vía hasta que los ingresos sean superiores.
Pero todo esto genera dos preguntas;
1º/ ¿Qué busca la gente en youtube? Yo creo que, sobre todo, vídeos de primera. O sea, vídeos cortos, divertidos, gazapos… Entonces, ¿la audiencia que nosotros como medios buscamos están en youtube?
2º/ Con todo, estamos haciendo grande la bestia. Youtube tiene garantizadas las primeras posiciones de video en google. Solo hay que hacer una búsqueda para darse cuenta. Es lógico si tenemos en cuenta que google es propietaria del famoso portal. Pero cuando uno mira el gráfico publicado hoy en techcrunch, uno se pregunta si, en realidad, no estamos entre todos alimentando aún más a nuestro mayor competidor.
Ver este gráfico asusta, la verdad. En el portal de youtube, como es lógico, quien controla la publicidad es google. Igual que en muchas webs. Es decir, que google lo controla todo. Parece nuestro Gran Hermano. Por tanto, como productores no podemos aspirar a más que un share revenues pero con el control absoluto de ellos. Dicho con otras palabras, nos pagarán lo que les parezca. Algo así como lo que sucede con adwords. Toda esa difusión que conseguimos, ¿en qué ingresos se traducen para google? O lo que es lo mismo, ¿qué parte del pastel nos vamos a llevar de algo que generamos nosotros? No deja de tener gracia que me pregunte esto después de haber criticado mucho a los productores de cine y televisión por preguntar cosas parecidas.
Pero no aparecer en youtube puede llevarte a la opacidad casi total. ¿Dónde encontrarte? ¿Qué estrategia de marketing seguir?
No es fácil tener la oportunidad de conocer cara a cara a buena parte de los proyectos de televisión online que hay en España. El Roadweb creo que ha complido ese objetivo a la perfección.
En base a una iniciativa de Jimmy Pons, Joantxo Llantada y Balzac tv, hemos podido encontrarnos muchos de nosotros en Benidorm en el hotel Villaitana con el apoyo de la Comunidad Valenciana.
Allí cada uno tuvo la oportunidad de explicar su proyecto, además de disfrutar de un par de talleres muy interesantes; uno sobre la creación de un videoblog desde un punto de vista técnico con Edgar de León de la Comuna y ex Mobuzz, y un debate entre todos sobre Creative Commons.
Me vuelvo con los siguientes aspectos;
– Los proyectos se han de plantear a dos plazos. En el corto plazo, los creadores de contenidos estamos obligados a sobrevivir de servicios paralelos a nuestros proyectos propios. Estas necesidades se pueden cubrir por la gran demanda de videos que se está dando en el mercado. El futuro se presenta prometedor y con una variedad de vías de ingresos.
– El futuro podría pasar por el brand tv, es decir, los canales temáticos centrados en una marca en concreto.
– El modelo de negocio sigue sin estar del todo definido, aunque ya empieza a haber sistemas que sirven publicidad para publishers de video online con unos CPM a tener en cuenta. Ya que los costes del video son muy altos, podría sufragar, por lo menos, buena parte de la infraestructura evitando morir de éxito (por un exceso de demanda de banda, por ejemplo).
– Poner cara a otros proyectos con muchos puntos en común con el tuyo es muy interesante. Puede que, en el futuro, el roadweb y el ya muy próximo brands&videos, se complementen en dos enfoques primordiales para que cuaje el sector.
En lo personal, ha sido muy gratificante no sólo conocer a toda esa gente sino que, en algunos casos, incluso profundizar un poco más allá. La lista es enorme y no me gustaría dejarme nombres, así que no los pondré. Si queréis, podéis ver la lista entera de participantes en la web del evento.
En definitiva, es una buena fórmula para generar debate dentro del sector que confío se repita el año que viene. De hecho, offtherecord me comentaron algunos de los cambios que se están planteando de cara al año que viene y prometen. Esperaremos pues. Mientras, os dejo con uno de los vídeos realizado por agora news;
Estas últimas elecciones han batido records de abstención, a pesar de que los políticos se han esforzado en recordarnos lo importante que es ir a votar. Bueno, los políticos y… King África. En el programa Salvados, Jordi Évole, el follonero, lo ha convencido para que versione su canción Bomba e incentive el voto.
A parte de lo divertido que pueda resultar el vídeo, me interesa mucho cómo, poco a poco, vamos burlándonos cada vez más de temas sagrados. Hemos pasado de los discursos en los que los tertulianos de televisión y radio exponían lo mucho que nos había costado poder votar en este país, a que un programa de televisión se burle de el derecho adquirido. Donde la bandera de Europa ha acabado en el culo de las chicas. Donde votar sólo se conjuga con b y muy poca ropa.
Este fenómeno no es nuevo. Conocido es el caso de Miquel Calçada, Mikimoto, cuando en su Persones humanes se burló de la infanta Elena. Las consecuencias directas fue que le cerraron temporalmente el programa. Pero a la larga significó el fin de la intocabilidad de la familia real. Cayó otro sagrado.
Eurovisión ha sido también otro de esos elementos que con los años, le ha tocado recibir. La más conocida es la de Chiquilicuatre. En mi opinión, con el personaje, no sólo cuestionó al festival. El tema era un reaggeton, un tipo de música muy comercial, con una letra que parodia al género y con un actor que es, físicamente, la antítesis de lo que suelen ser los que se dedican a cantarlo.
Pero si hay uno que guardo con grato recuerdo es la campaña Catalunya a Eurovisió de Malalts de tele. Para los que no tuvisteis la oportunidad de vivirlo, os lo explico. En un programa que se dedicaba a hacer humor con imágenes de gazapos de televisión, convencieron al mítico Josmar, un cantante con una voz muy suave, chaqueta de cuero y en tanga, que cantara un tema que se llamaba Superfort (superfuerte). Además, iba a utilizarse para lanzar una campaña para que Catalunya pudiera participar en Eurovisión.
Recuerdo a la gente con banderas catalanas y con banderines que rezaban; Catalunya a Eurovisió. Lo que me gustaba más era que se burlaba a la vez de Eurovisión (de forma similar a como lo ha hecho Chiquilicuatre), y de una de las cosas más sagradas y que, vistas las elecciones europeas, más mueven la política de este país; la identidad. En el fondo, tanto el nacionalismo catalán como el español quedaban retratados por lo absurdo de la campaña. Ver a Josmar con una barretina bailando en algunos de los sitios más catalanes en las maquetas de Catalunya en miniatura no tiene precio.
Por cierto, la letra era un poema. En castellano;
«Yo era un alma en pena, / siempre llorando por los rincones. / Triste, pesimista de carácter, / malgastando ilusiones. /Pero ya he dejado de ser tímido, / he descubierto la verdad / soy un hombre sin límites, / ahora me he desmelenado.
ESTRIBILLO: Es superfuerte / cuando la gente me sonríe, / Es superfuerte, / cuando me baño en un río. / Es superfuerte / cuando como un melón, / es superfuerte, / cuando me das un beso / es superfuerte / superfuerte / es cuando me siento mejor.
La vida es una gran sorpresa, / te chupa como una compresa, / la vida es amor y alegría, / una party de noche y de día.
ESTRIBILLO»
Si por los anteriores posts (1, 2 y 3) llegas a la conclusión de que todo está contado, te equivocas. ¿Considerarías que la considerar que la música es siempre igual porque se compone sólo de 12 notas? Todo el mundo es capaz de distinguir entre el rock y la música clásica. Aunque las notas sean las mismas, la distinta utilización de instrumentos, hace que suene diferente. Pero eso no es lo más importante…
La clave es la reinterpretación de conceptos. Conforme pasan los años, las artes varían de tal forma que las nuevas estructuras pueden incluso resultar de difícil comprensión para las generaciones pasadas. Por eso los padres sólo oyen ruído allí donde sus hijos escuchan baladas. Es simple, no lo entienden.
En cine se trabaja sólo con dos elementos clave; espacio y tiempo. Pero no un espacio y un tiempo reales sino cinematográficos. Más moldeables y plásticos. El espacio y el tiempo, en el cine, pueden contraerse (como en las elipsis) o dilatarse (como en la típica escena de terror donde esperamos un susto).
Pero, ¿de verdad ha cambiado tanto en 100 años? Aunque el aparato apareciera a finales del s. XIX, el cine tal y como hoy lo entendemos, se forma a mediados de la década de los 10. Como todo arte narrativo recién nacido, en USA empiezan contando historias en el sentido más clásico de la palabra con un principio, una trama, y un desenlace. Es lo que se conoce como el paradigma clásico. En cambio, en Europa el peso de la historia es menor.
Esa es la primera muestra de que distintas interpretaciones del espacio y del tiempo llevan a dos resultados completamente distintos. Os paso dos obras maestras que se inspiran en la misma novela; Drácula. En 1931, en EEUU, Tod Browning hace una versión protagonizada por el mítico Bela Lugosi. En ella nos preocupamos por los personajes. En el fondo, es una aventura.
Por otro, Nosferatu de Morneau, rodada en 1922. Aunque la historia es parecida, nos atrae tanto la imagen, los encuadres, las luces y sombras, las formas extremas que, la historia apenas tiene relevancia. Es, básicamente, una experiencia.
Gracias a influencias mutuas y a la propia evolución del artificio, las películas evolucionan a un discurso menos lineal en los años 60 con el nacimiento de lo que se conoce como modernismo. Creo que la mejor definición la dio el director francés Godard; «toda historia debe tener un principio, una trama, y un desenlace, pero no necesariamente en ese orden». El inicio y el final se difuminan, están más abiertos a la interpretación del espectador. Un buen ejemplo es los 400 golpes de Truffaut de 1959. El final es un famoso fotograma que sugestiona a cada espectador de una manera distinta, cambiando el sentido de la historia.
El estreno de Blade runner está considerado como el inicio de un nuevo cambio; el postmodernismo. Lo que 20 años antes se consideraba que la historia debía guardar una cierta estructura clásica, aquí se rompe. Y, sobre todo, banaliza cosas antes sagradas hasta entonces como la muerte. Ahora incluso hacemos burla con ella. Definitivamente, mis abuelos nunca lo entenderán.
Por qué caminos nos llevará la narrativa en el futuro es una sorpresa. ¿Que no aparecerá nada nuevo? Lo mismo podían pensar hace 15 años cuando llegó Tarantino o ahora con Kauffman, que se atreve con historias al revés.
Nuestras motivaciones es posible que nunca cambien. El amor seguirá siendo un motor. Pero la forma en la que hablaremos de él cambiará. Seguro.
Una forma de entender la estructura de una narración es la que ofrece Vogler, pero es cierto que puede llegar a resultar muy abierta. Otra perspectiva que uniera la simplicidad de entenderlo todo desde un punto de vista ulisíaco, con un cierto punto de concreción sin caer en la complejidad, sería seleccionar una pequeña lista de mitos que englobaran el grueso de las historias que conocemos.
Uno de los mitos que, por una cuestión cultural, tenemos más asumidos, es el mesiánico. Más allá de las creencias de cada uno, todos conocemos bien la historia de Jesús. Y, de analizarla, encontraríamos muchas similitudes con mesías de otras religiones e, incluso, de otros personajes bíblicos como San Juan Bautista o Moisés.
Cada una de estas historias parte de una serie de clichés, que son los que disparan nuestros resortes de comprensión. Como ya dijimos, en función del tipo de historia, esperamos encontrar ciertos elementos referenciales o convenciones de género. Y la del mesías no es una excepción.
Parten de una persona, en general humilde, al que se le encarga una misión por el bien de la comunidad (el perdón de los pecados). En ese caso, esperamos encontrar a un mentor que le comunique la misión a nuestro héroe (Juan Bautista). Al principio se niega, pero acaba por aceptar el reto (las bodas de Canah). El héroe hace un viaje iniciático para asumir su papel (40 días en el desierto). No es tanto un «desplazamiento» geográfico sino una reflexión en torno a la importancia de su misión. Y a partir de ese momento, acepta el reto y se lanza. Todo tiene que acabar en una especie de calvario que acaba en un sacrifico redentor útil para la comunidad. Y con él, la resurrección (literal en este caso).
Pero, ¿hay ejemplos de eso? Sí. Voy a poner ejemplos de lo que digo y, para que nadie lea nada que no quiera leer, empezaré siempre con el título de la película.
Un buen ejemplo es Terminator 2, donde un joven John Connor, tiene un mentor (el robot que interpreta Arnold) que le empuja a asumir una misión para salvar a la humanidad. Hay un trasfondo incluso de un cierto «pecado» por parte del ser humano por jugar a ser Dios «creando» robots humanos y hay una muerte redentora con el «suicidio» de la máquina (enviada, como lo fue Jesús). En este caso la entrega no es del héroe, aunque sí es este el que pierde una amistad clave en su vida.
En Gran Torino, de Clint Easwood, el final es cláramente mesiánico, donde él ofrece su vida para que el resto de la comunidad pueda vivir mejor. ¿Y la resurrección? En el fondo, está en su misma evolución que pasa desde su antiorientalismo hasta el hecho de dar la vida por ellos.
Pero si hay un ejemplo moderno claro es el de Matrix, uno de los más claros de toda la historia. Neo, al personaje de Keanu Reeves, personaje humilde, se le señala como el elegido para enfrentarse a un orden establecido malo para la comunidad. Oráculo es ese mentor y Neo hace un viaje iniciático cuando le insertan todo el software para poder hacer esos saltos, pilotar aviones… Al final de la película, se produce una especie de muerte redentora y, sobre todo, resurrección, que libera a Neo y lo convierte en imbatible para los programas que tratan de eliminarlo.