Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

televisión

La isla de Lost

La isla es una de las claves de Lost. Desde el primer episodio se mostró misteriosa, cuidadosa de no mostrar todas sus cartas desde el minuto uno. En la mayoría de historias, si cambias el “decorado”, la narración permanece intacta. En Perdidos, sin la isla no hay nada.

¿Cuál es el factor clave de la isla? Su magnetismo. Y cuando hablo de magnetismo no me refiero a eso a lo que Desmond tiene tanta tolerancia. No. Me refiero a que los personajes parecen vivir dentro de una especie de burbuja incapaz de ser atravesada. Y que todo aquel que la atraviesa se ve abocado a volver a entrar.

Para conseguir este efecto, los guionistas han desplegado un buen puñado de recursos. En su mayoría son elementos que bien podría haber colocado un ser humano. Pero la coincidencia de tantos elementos atractores hace creer que “hay algo más”.

Hay muchos; desde un oso polar en medio de una selva tropical o el magnetismo pasando por una secuencia que hay que escribir para no acabar con el mundo. Pero el más importante son los números. Son un factor clave porque tienen algo de misterioso y parece ser un elemento clave en la atracción de los personajes a la isla hasta el punto que Hugo cree muchas veces que todo es por culpa suya.

Los números son un claro mcguffin (yo diría que la propia isla es el mayor mcguffin de la historia). Aquello que Hitchcock definió como un elemento no relevante de la historia que ayuda a pegarle un empujón adelante. En este post hablo más en concreto de los números de Lost.

No sé si todo esto sería suficiente. Por eso, los guionistas optan por montar una guerra luchando por la isla en función de unos supuestos poderes que te otorga pero (ahora lo sabemos) sin que nadie sepa muy bien cuáles son estos poderes. Nosotros pensábamos que algunos nos lo ocultaban. En realidad sabían lo mismo que nosotros; nada.

A eso juntemos que los enfermos se curan y que John Locke no deja de repetirnos que la isla es especial. Es inevitable que nosotros también nos lo planteemos.

Parte de las frustraciones de los espectadores respecto a Lost es que no han acabado de contar los secretos de la isla. Parece ser que muchos fans hubieran preferido conocer los mecanismos y los por qués de su singularidad. Creo que se equivocan…

La isla es un misterio. Total. Sus mecanismos no los conoce ni el que suponíamos que los conocía; Jacob. Su encanto radica justo ahí, en su sorprendente relación con el entorno.

De haber contestado a esas preguntas, hubieran quitado a la isla de su valor más importante. Cualquier respuesta, cualquier esfuerzo por mostrar sus entrañas hubiera llevado a la isla a convertirse en una más.

Desde mi punto de vista, el punto más débil de la historia es lo más cercano a explicar cómo funciona la isla; la gruta de la luz. La verdad es que me pareció un poco “cutre” y me preocupó lo que podíamos acabar viendo ahí dentro.

Por fortuna no vimos nada más allá de una piedra que hacía de cerrojo. Volviendo a la explicación de las mistery boxes, por fortuna, los guionistas de Lost no nos abrieron la última caja misteriosa; la que lleva a la frustración.

Estoy seguro que Lost acabará contestando muchas de las cosas que han quedado sueltas en libros y similares que acabarán de rentabilizar el producto. Pero yo no necesito esas respuestas. Me basta mi relación con esa conocida/desconocida isla.

2 Comments La isla de Lost

  1. Pingback: Lost, the end

  2. Pingback: Qué es un McGuffin

Leave A Comment