Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

Política

El tacómetro sube de revoluciones

Celebració Sant Jaume

Contra pronóstico, tenemos acuerdo en Catalunya. Artur Mas cede su sitio a cambio de dos cosas: que el presidente sea de su confianza y que la CUP garantice estabilidad al gobierno en todo lo relacionado con el proceso. Y ahora sí. Las barreras en el camino del soberanismo casi desaparecen. ¿Garantiza eso la independencia? No, pero obligará a mover ficha a las instituciones españolas.

Repasemos un poco los hechos. Antes de las vacaciones ERC y CDC llegan a un acuerdo para formar Junts Pel Sí. ERC cede diluir su identidad a cambio de que Mas, aunque candidato, no lidere la lista, y de un programa de marcado carácter social. Tanto JxS como la CUP se comprometen a que, si tienen mayoría absoluta en el Parlament, iniciarán el proceso de desconexión. Si no superan el 50% de los votos, habrá que pasar por las urnas tarde o temprano.

Estos tres meses han generado un enorme desgaste emocional entre los soberanistas. La inoperancia de los políticos a los que se les ha delegado un proyecto duele entre los que les han votado. La semana pasada, la CUP rechazó a Mas. En el post anterior dije que la felicidad del unionismo demostraba que la CUP se había equivocado. En especial, se felicitaban los sectores de izquierda que esperaban comerse a la propia CUP con la leche del desayuno…

A Artur Mas se le ha humillado. Pero vista la situación, sólo tenía una opción racional: abandonar a cambio de forzar a la CUP hasta el límite. Presidente de la confianza de Mas y, sobre todo, justificar su derecho a volver después de todo esto. Jugada muy inteligente. Sólo sobraba el devolver la humillación tratando de humillar a la CUP a través del discurso. Muy desagradable.

Las reacciones de los líderes y defensores del unionismo en sus diversas formas demuestran un hecho: aún con los ojos chisposos por el cava que se han tragado esta semana, el acuerdo los deja en una situación muy complicada. Las acusaciones de fraude es de las cosas más psicodélicas que he leído en tiempo.

Lo que firman JxS y la CUP no es un acuerdo de investidura sino de legislatura. Los acuerdos de legislatura requieren un acuerdo de gobierno y estabilidad parlamentaria. Durante estos tres meses se ha discutido muchísimo de política, aunque alguno parece no haberse enterado. Lo último que se ha negociado es un plan de choque social con partida presupuestaria. Con partida presupuestaria. Insisto porque en nuestro país los fuegos artificiales legislativos son habituales.

También utilizan otro argumento; a Puigdemont no lo ha votado nadie. No. Ni a Mas. Ni a Rajoy, ni Zapatero, ni Aznar… En España estamos en un sistema parlamentarista. Esto significa que no votamos a un presidente sino un parlamento que escoge a un presidente.

Dicen también que el acuerdo es porque el soberanismo sabía que estas elecciones irían peor. Probablemente. Con ello interpretan que el soberanismo ha perdido apoyo social. Discrepo. Lo que ha perdido apoyo son sus representantes, que durante 3 meses han dado la sensación que fallaban a su electorado.

Algunos hablan de fraude de ley. No soy jurista. Si no me equivoco, esto implica utilizar una ley para infringir otra. Es decir, nos avisan de lo obvio; el soberanismo está dispuesto a saltarse la ley. En eso tienen razón. Llevamos avisándolo años porque creemos que la ley es absolutamente injusta. Legitimidad vs. legalidad. De lo que ha ido esto desde el principio…

Lo que es de traca es que algunos de los que nos acusan llevan años defendiendo a los okupas, a los insumisos de la mili, a los que han practicado la eutanasia activa, la retroactividad de la dación en pago, y a los que se saltan la ley en pos de lo que consideran un bien superior. En esto, se cogen de la mano con los que defienden a los médicos que se saltan la ley porque alguna intervención va en contra de su moral. Está claro que la moralidad de saltarse la ley también va por barrios.

Ahora el soberanismo puede apretar el pedal del gas. Ya analizaré en otros posts el escenario que veo. Sí avanzo que veo pocos obstáculos en el camino del soberanismo. Se ha pactado un camino para llegar y políticas sociales a aplicar de mientras. Habrá estabilidad parlamentaria.

Se abrirá un proceso constitucional en forma de debate público. Santiago Vidal lo ha explicado para quien ha querido escucharle. Estoy seguro que sumará apoyo social, sobre todo del espacio de Podemos. ¿Qué hará Podemos? ¿Votar en contra del plan de choque? ¿Esa es su alternativa?

Las instituciones españolas sólo tendrán dos opciones: hacer una propuesta que contrapese la catalana o actuar con beligerancia. La primera necesariamente ha de pasar por las urnas. La beligerancia puede salirles bien, pero lo dudo. Lo más probable que se les gire en contra.

La realidad es que este acuerdo garantiza la victoria del soberanismo. O independencia u oferta española con cara y ojos. Esto se acelera. Abrochense los cinturones.

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