El primer punto de giro

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

Sí. Ya sé. Este nombre no suena ni a inicio, ni a trama, ni a desenlace. Entonces, ¿qué es esto del punto de giro?

Un punto de giro es una escena o secuencia que provoca un cambio de acto. Ni más ni menos. Así, el primer punto de giro es aquella escena que nos hace pasar del inicio (o primer acto) a la trama (o segundo acto).

¿Ha de tener algunas características esta escena? En realidad, sí. Es una escena de transición. De hecho, es uno de los momentos más importantes de la historia. ¿Por qué? Pues porque es justo el momento en el que la injusticia se hace insufrible para el protagonista y decide tomar cartas en el asunto.

En una película de 90 minutos, este punto suele darse alrededor del minuto 30. Cuando llegamos a este punto deberíamos conocer lo suficiente a los personajes. Y también estaremos ya solidarizados del todo con los “buenos” de la historia porque llevaremos media hora viendo como reciben palos sin que tomen una actitud activa frente a ello.

Pero eso ya no va a seguir así. En este momento, en el primer punto de giro, nuestro protagonista tomará una actitud activa frente al problema que tiene. Por lo tanto, es muy importante que cuando pienses en esta escena sea en clave activa.

¿Escenas típicas del primer punto de giro?

El momento en el que el espía decide aceptar el caso.

Cuando el aventurero acepta el reto de encontrar la reliquia que medio mundo aspira a tener entre manos por su poder oculto.

Es aquella secuencia en la que el enfermo de cáncer terminal asume que va a morirse y hace una lista de las últimas cosas que quiere hacer con su vida.

O el momento cuando el alcohólico entra, por primera vez, en una reunión de alcohólicos anónimos.

También puede ser que, tras tomar una pócima que ha provocado que madre e hija intercambien cuerpos, se pongan de acuerdo para ver cómo la una afronta el reto del instituto y la otra el de ir a trabajar.

¿Te suenan de películas concretas? Seguro que sí. Como ves, no son situaciones en las que el protagonista deja que el de- venir de las cosas le lleve por un camino que no ha decidido, sino que es él o ella el que asume que no hay redención posible sin su participación activa.

¿Te atreves a seguir? Descubre cómo desarrollar la trama.