Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

¿A la primera?

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

Una de las grandes tentaciones que acompaña al redactar el argumento es muy parecido al que sucede con la premisa. Corremos el riesgo de quedar satisfechos muy rápido. Demasiado rápido. Pero te recuerdo que su importancia es vital. Si no funcionan, todo lo que hagas a partir de este momento, será un desastre y te arrastrarán hacia la frustración. Te lo digo por experiencia… Te diría que es lo que me ha pasado más a menudo.

Creo que la solución pasa por recuperar aquello de la escritura automática y por repetir varias veces el proceso. Me explico…

Coge la libreta de la que hablamos para desarrollar la premisa. Escribe todo lo que te pase por la cabeza, por estúpido que te pueda parecer. No te cortes. No te censures. Al fin y al cabo, lo que escribas sólo vas a verlo tú. Así que no hay problema de quedar mal, ¿no?

Cuando te canses de escribir, la vuelves a dejar en un cajón. ¿Cuánto deberías haber escrito? Eso depende del día. Pero si te has cansado antes de escribir medio folio, es que tienes pocas ganas de esforzarte. Cuanto más escribas, mucho mejor.

Deja pasar uno o dos días. Lo más importante es que no leas lo que escribiste para que no condicione lo que vas a hacer ahora. Vuelves a hacer lo mismo. Escribe de nuevo sin pensar.

¿Cuántas veces hay que repetir este proceso? Tantas veces como quieras. Mi experiencia personal me dice que cuando lo hago menos de 3 veces es que me estoy precipitando, pero no me atrevo a decir si es lo que necesitas tú. Tú mandas sobre cómo haces las cosas.

Una vez lo hayas hecho algunas veces, lo vuelves a coger y te lo lees. En el texto descubrirás cosas que te serán útiles para más adelante cuando debas entrar en más detalle. Consérvalas. Yo suelo subrayarlas porque, si no, luego me da palo volver a leerlo todo.

Respecto a los elementos clave de la historia, lo más probable es que aca- bes por hacer un híbrido entre los textos automáticos que te hayan salido. Si no, suele ser mala señal. Y también sería interesante que escribieras unas cuantas propuestas de argumento.

¡Ah! Y no olvides un detalle. El argumento con el que te quedes no debe- ría contradecir a lo que has propuesto en la premisa. ¿Qué sucede si eso te pasa? ¡Dios mío! ¿Lo quemamos todo? ¿Dejamos de escribir para los restos? Vaya… Quizás no haga falta ser tan drástico…

En realidad, es fácil y, a la vez, duro y difícil. Fácil porque consiste en decidir qué te gusta más, la premisa o el argumento y cambia el que no funcione. Difícil porque, a la práctica, no suele ser blanco o negro. Hibrídalas, si puedes.

Si no puedes juntarlas, deberás escoger cuál es más interesante. Y llega el momento duro porque vas a desechar ideas que, en realidad, te gustan pero que juntas parecen no funcionar. Y cuando llega el momento, resulta doloroso.

Pero, ¿hace falta desecharlas? Por supuesto que no. Consérvalas. Quién sabe si en futuros guiones te van a venir bien. Aquí no hace falta tirar nada. Eso sí, cuando lleves tiempo escribiendo, si tienes que ir buscando todas esas ideas desperdigadas en un montón de libretas, acabarás por abandonarlas. Yo te recomiendo que busques otra libreta donde acumules en “limpio” todas estas ideas que, por selección casi natural, han quedado fuera de tu proyecto.

Podría haberte pasado que, por algún motivo, la premisa no hubiera que- dado del todo clara antes de lanzarte a hacer el argumento. Tenías una idea vaga. Te pones a escribir buscando premisas y acaban por salirte argumentos. Y uno de ellos te encanta.

Para que nos vamos a engañar, yo lo he hecho muchas veces. Yo no soy demasiado integrista respecto a que las dos cosas que hagan en orden. En lo que sí soy un integrista es en que, antes de pasar de este punto, las dos cosas han de estar muy claras.

Ya hemos señalado varias veces que la premisa y el argumento son la base de todo lo que viene. El siguiente paso ya es uno de los esfuerzos que necesita de bases sólidas. Si no llegas seguro, puedes trastabillarte. Yo te recomiendo no arriesgar. Hazlo bien. No te la juegues.

¿Te atreves a seguir? Descubre cómo construir tus personajes.