Star trek, la nueva obra de J.J. Abrams, nos situa en el inicio de toda la historia dando detalles de cómo se conocieron los personajes que todos tenemos en la cabeza (el capitan Kirk, Spock, y toda la tropa) y cómo, siendo jóvenes, acaban comandando la nave Enterprise.
Es interesante ver cómo J.J. Abrams, creador de Lost, escoge los proyectos en los que se involucra. Parecen interesarle sólo proyectos desde los que tenga la oportunidad de presentar una nueva forma de narrar o cambiar la visión sobre la historia planteada. No en vano produjo Monstruoso que no es una gran película pero aprovecha el concepto cámara en mano y teóricamente grabado en continuidad de una forma que nunca había sido usada.
Con Star Trek creo que pretende que, tanto la serie como las películas (hasta ahora van 11 incluída esta), tomen un nuevo significado, un nuevo entramado en las relaciones entre los personajes. Por cierto, no deja de sorprender cómo una serie, que se estrenó en 1966 y no tuvo una gran acogida, con el paso de los años ha ido convirtiéndose en una de las series más míticas de la historia de la televisión y es probablemente la que luego ha generado un mayor número de películas inspirada en ella.
Donde tampoco mantiene el espíritu J.J. Abrams es la estética visual. En la serie parecía que no pasaba nada. Todo eran planos muy estáticos y unas conversaciones que yo, no voy a mentir, me parecían terriblemente aburridas. En este caso, ya el primer plano de la película es toda una declaración de intenciones. Vemos la nave, tal y como pasaba en la serie. Pero esta vez lo hace en un plano de lo más barroco.
Y como ya decía, el tratamiento del tiempo vuelve a ser excelente. Está claro que es lo que más le gusta al director. Los juegos temporales son constantes y fundamentales para entender la historia. De hecho, los malos de la historia vienen del futuro mediante una singularidad (una fractura del espacio-tiempo) que han conseguido crear. Incluso con la famosa presentación de la serie hacen un juego bastante divertido. En vez de colocarla al principio, la colocan al final. Queda muy coherente porque, en realidad, será a partir de ese momento que se da el inicio de la serie y, por tanto, de la misión de la Enterprise.
Con la ayuda de un gran guión, los personajes son redefinidos hasta puntos difíciles de imaginar sin ver la película. Contextualiza la historia en unos parámetros que la serie obviaba y que da profundidad a las relaciones entre los personajes, en especial la de Kirk y Spock. Y es que el texto está muy cuidado. Hay un aspecto que me parece muy interesante. Para la mayoría de escenas han optado por añadir tramas paralelas intraescena que enriquecen las secuencias y permiten introducir gags que, de otra forma, no serían posibles.
El único punto débil es que, cuando llega el momento de la resolución, hay demasiados elementos Deus ex Machina, es decir, que los protagonistas se ven ayudados por otros personajes de una forma que no resulta demasiado verosímil. El hecho de que aparezca una nave, un meteorito o cualquier elemento «demasiado» imprevisto acaba por diluir la tensión dramática de una película muy bien construída.
Sabemos por experiencia que no es fácil que una historia mejore la obra en la que se basa. La visión de J.J. Abrams sobre Star Trek hace ganar enteros a una aventura que, entre nosotros ahora que no nos escucha ningún trecky, no es ninguna maravilla.