NOTA: Si lo que quieres es leer la crítica de Avatar, la encontrarás en el enlace.
Ya todo el mundo habla sin parar de Avatar. Parece que los pocos minutos presentados son espectaculares y la gente que los ha visto, comenta que es una experiencia radicalmente distinta a la que hemos vivido nunca hasta ahora en una sala cinematográfica. Pero, ¿de verdad es tan relevante este estreno?
La industria del cine parece estar desesperada. Todo el sistema de descargas y los nuevos servicios de streaming amenazan a su sector. Ellos hacen una inversión muy fuerte y, en cambio, no son capaces de controlar la distribución y, por tanto, el negocio.
¿Hay alguna manera de pararlo? Hay dos; la primera es ofrecer de forma inmediata y online un servicio gratuíto igual y de mayor calidad insertando publicidad (modelo Hulu) u ofreciendo aún más calidad y, puede que en el futuro algún servicio extra, por una cantidad no muy grande.
La segunda es devolver a la sala el valor añadido que tuvo en el pasado. Antes, cuando hablabas con la gente, te decían que tal o cual película había que verla en el cine, que no podías esperar a la tele porque perdía. Con los grandes equipos de sonido, el DVD y, sobre todo, la gratuidad de la red, la percepción de valor ha caído en picado.
La apuesta de la industria es el 3D y, como siempre, buscamos abanderados de nuestros objetivos; preguntarse si Avatar, la primera gran película 3D, va a triunfar es lo mismo que preguntarse si el 3D va a ser algo más que un cine IMAX o cine para niños. Preguntarse si Avatar llenará las salas es lo mismo que preguntarse por el futuro de esta industria. O eso creen ellos…
Y a todo esto, su director, James Cameron, se siente como pez en el agua porque ha tratado, y mi opinión es que conseguido, darle un vuelco a la cinematografía un par de veces antes con sendas películas más caras de la historia hasta ese momento; Terminator II y Titanic. Esta es su tercera vez, ya que ha gastado 200 millones de dólares.
¿Puede sacar el 3D el polvo a las butacas de las salas? Analicemos la situación.
Mucha gente compara este momento revolucionario con la aparición del sonido o el color. Y lo es. Es evidente que la experiencia cinematográfica cambia radicalmente. Y aparecerán nuevas formas gracias a este nuevo tratamiento visual. No tengo ninguna duda. ¿Evitará esto el pirateo? A corto plazo seguro. Pero, ¿llevará eso a la gente a meterse en una sala de cine? Sí, pero no por siempre. Y ese es, para mi, uno de los problemas.
No nos equivoquemos; el sonido atrajo a gente al cine, pero el cine mudo crecía en popularidad. De hecho, si se añadió el sonido fue por su éxito, y no a la inversa. El sonido sólo reforzó una tendencia existente y, eso sí, dio nuevos recursos a grandes creadores.
El color es la muestra que un cambio de tecnología no implica éxito. La época dorada de hollywood acaba justo cuando el color se populariza. Es verdad que recibió varios varapalos; les acusaron de monopistas y perdieron la distribución, perdieron el control sobre directores y actores… Pero fue la televisión, sobre todo con los noticiarios y las series matinales, las que casi barrieron la industria cinematográfica.
El cine respondió parecido a como intenta responder ahora; con espectacularidad. Nuevos sistemas panorámicos (el cinemascope, por ejemplo, data de aquella época) y cine épico; Ben-hur o los 10 mandamientos. Pero hay una diferencia y a mi me parece clave. Los espectadores no habían dado la espalda al cine porque las películas les parecieran aburridas sino porque salió algo que les era más cómodo. Cuando el cine les dio, tan bien como lo hacían antes, cosas que la tele no podía ofrecer, la gente volvió. Pero ya eran buenos haciendo productos de entretenimiento. Ahora no es el caso.
A posteriori se han vivido otras crisis, por ejemplo la de finales de los 70’s. El público se cansó de lo que hacían en las salas, es decir, uno de los aspectos claves de la situación actual. ¿Qué devolvió a la gente a las salas? Que un grupo jóvenes medio chiflados que asustaban mucho con sus ideas a las majors, dieron un espectáculo que jamás se había dado; Spielberg, Lucas, Scorsese, Coppola, Zemeckis…
¿Quién está montando esto del 3D? Los de la revolución de los 80’s, ahora con casi 60 años. Así, por lo que están interesados es por la tecnología. Pero el problema es que las historias trilladas por las que la gente ha perdido (o está perdiendo) el interés, siguen siendo los que quieren explotar en estos nuevos sistemas. Es decir, en contraposición a lo que hicieron estos directores cuando llegaron, que fue cambiar las historias que se contaban, ahora esperan que sólo la tecnología levante la situación. Y yo no lo creo.
Además, Avatar es una película tremendamente cara y parece obvio que ese no puede ser el camino. Por lo que la propuesta Avatar es casi, autoconcluyente; no es pregonera de ningún cambio narrativo, que es el que al final cuenta, más allá del 3D.
No olvidemos que, si le preguntas a la gente por qué no va al cine, la respuesta suele ser del tipo; «es que no vale la pena». Yo no descarto, en absoluto, que nuevos realizadores que ahora incluso no conocemos, aprovechen esta tecnología para crear nuevos conceptos. Lo que pongo en duda es que, a medio plazo, cuando el 3D no sea una novedad, él sólo sea capaz de sostener esta situación.
A mi me parece imposible que Avatar no reviente. Pero es que es la primera, por lo que su éxito sólo quiere decir que la gente tiene ganas de probar algo nuevo. Pero sostener todo sólo sobre la tecnología 3D es un error. Yo creo que la industria se está haciendo trampas al solitario y, como no tenga un golpe de suerte, lo va a pasar mal.
ACTUALIZACIÓN; Jorge Mochón me ha pasado el enlace al trailer con su twitter. Os lo pongo.