El final de la campaña

Por fin se acabó la campaña. Hoy disfrutaremos de la tranquilidad que nos da a los votantes el absurdo día de reflexión y mañana los catalanes sabremos qué composición tiene nuestro nuevo parlamento. Frente a la decisión que muchos ya tenemos tomada se me ocurren diversas reflexiones.

En primer lugar, CiU ha conseguido que el debate sea esencialmente identitario. Los partidos de la oposición esperaban poder desviar el debate al drama social que vivimos. Tenían una baza fuerte: la vaga general europea (del sur) del 14N. Pero El Mundo con su portada consiguió visualizar aquello que CiU llevaba tiempo asegurando que pasa: «las instituciones de Madrid nos tienen rabia». Y el debate volvió al punto que CiU deseaba, en contra de lo que pretendía el diario.

En segundo lugar, la campaña de El Mundo en contra de Artur Mas demuestra el bajo perfil democrático de este país. Cualquier persona medianamente objetiva se da cuenta de que esta información, si el líder en vez de llamarse Mas se llamara Jonqueras o Casademunt, la noticia hubiera sido igual cambiando el apellido. Lo demuestra la noticia falsa casi calcada de hace unos años sobre Carod Rovira. Todo ello lo convierte más en un ataque a las instituciones catalanas que al propio president.

Explicaba Juliana unos meses atrás que en el parlamento español los cambios de gobierno siempre han sido después de situaciones dramáticas. Las desinformaciones de El Mundo, que preveo pasará meses tratando de demostrar, y el seguidismo vomitivo (no tiene otro nombre) de algunos partidos, especialmente el PP, y algunas instituciones demuestra que aún tenemos mucho que aprender de lo que significa la palabra democracia.

Quiero decirlo bien claro. Es verdad que en Catalunya los medios de comunicación siguen una lógica de manipulación de la realidad en función de lo que muestran y ocultan. De cómo explican las cosas. De qué titular les dan. Y es lamentable. Pero también es verdad que esta idea de crear informaciones que no se sustentan y no tienen ninguna base argumentativa es impensable aquí. Al menos hoy por hoy. Honestamente, creo que España necesita reflexionar sobre sus medios muy seriamente.

En tercer lugar, mi opinión es que, en contra de lo que preveían, esta campaña anti Mas le ha venido muy bien a CiU. Personalmente tenía la sensación y las encuestas en teoría lo confirmaban que estaba perdiendo el punch inicial. No hay encuestas post pseudonoticia, pero mi percepción es que le vendrá bien a CiU.

En cuarto lugar, ha sido lamentable hacer un seguimiento en las redes sociales a los partidos políticos. Han entendido mal de qué va esto. Me decía mi amigo Gonzalo Martín este lunes que la ética blogger ha desaparecido. Tiene razón. Pero algo ha quedado: la honestidad que pedimos a los personajes públicos en las redes sociales. Llenar el hashtag de un debate diciendo que tu líder lo ha hecho bien cuando lo ha hecho mal, más que sumar a tu candidato le resta.

En quinto lugar, el unionismo, entendido como los partidos que buscan mantener la unidad con España, sólo dan argumentos en negativo. La gente se suma a proyectos positivos, no a la imposición ni al miedo. O cambian de discurso cada vez tendrán menos apoyo social.

En sexto lugar, y ligado a este primer punto, el independentismo ha conseguido internacionalizar el conflicto. Es un hecho. No sólo eso. El mundo anglosajón simpatiza con la causa y, aunque tal y como explica Juliana hoy en La Vanguardia están por ver sus motivos, el hecho cierto es que están consiguiendo su objetivo. Campañas tanto diseñadas desde Catalunya como desde fuera.

Algunos dicen que son las elecciones más importantes de toda la historia de la democracia española por las consecuencias que puede comportar. Confío en que esos mismos, llegado el momento, sean coherentes con esa idea y asuman aquello que el parlamento catalán dicte. Sea lo que sea.

Cómo interpretar los resultados de las elecciones catalanas

En España el parlamento es relativamente fácil de interpretar. El bipartidismo simplifica las cosas. Hay un partido de centro derecha (PP), uno de centro izquierda (PSOE). Y luego represnetantes minoritarios, ya sean ideologías (como IU o el regeneracionismo populista de UPyD) o por nacionalismos regionales (CiU, PNV…).

Visto ese panorama, intuyo que un parlamento como el catalán debe ser difícil de interpretar para alguien poco acostumbrado a que haya tanta igualdad entre tantas fuerzas. ¿Cómo interpretar unos resultados de este tipo? ¿Por qué CiU parece que no va a sufrir desgaste después de hacer unas políticas tan impopulares?

En España hay, esencialmente, 1 eje: el social o económico. En Catalunya hay 2 ejes: el social y el identitario.  Un bipartidismo en cada uno de los ejes nos lleva a 4 partidos. Y luego las minorías, claro.

En el eje social, CiU y PP a la derecha y PSC y ERC a la izquierda. Ciutadans y SI no lo tenemos aún claro. En el eje identitario, la cosa es más compleja: CiU, SI y ERC están en el lado del nacionalismo catalán. El PP y Ciutandans netamente por el nacionalismo español. El PSC tiene una posición más compleja. Reconoce la identidad catalana pero parte de su perfil de votantes no es nacionalista catalán.

Pero es aún más complejo. Hay un perfil de votante de derechas que vota CiU en las catalanas y PP en las generales. Este perfil tanto puede ser nacionalista catalán pragmático (que prefiere votar una fuerza mayoritaria en España y garantizar que gana la derecha) como nacionalista español pragmático (que hace lo mismo que el votante catalanista de derechas pero al revés con el mismo resultado).

Queda la interesante postura de Iniciativa. Van desde un españolismo muy moderado e hiperrespetuoso con la realidad catalana como un independentismo que prioriza lo social a lo nacional. Su postura es: que el pueblo opine y nosotros a los nuestros les damos libertad de elección.

Por último, las CUP parecen estar llamando a la puerta y no me los quisiera dejar. Son un partido de un izquierdismo convencido. Nace desde el municipalismo (algo digno de ser estudiado la influencia de los municipios en todo este proceso) y es netamente independentista.

A partir de estas premisas: ¿cómo deben interpretarse los resultados de la elecciones de este fin de semana? Desde mi punto de vista, estas son las claves:

Clave 1/ No simplificar. Salga lo que salga. Tan equivocado es decir que si CiU saca mayoría absoluta en Catalunya la gente quiere la independencia como decir, si no lo consigue, que no.

Clave 2/Si se busca interpretar el rechazo o aprecio a la independencia (que no la voluntad definitiva de la gente) que tengan los resultados depende de las sumas. Si CiU, ERC, IC, SI y las CUP suman más de la mitad, el nacionalismo catalán se llevará una buena victoria moral. Querría decir que, cuanto menos, a una parte importante de la sociedad le parece bien hacer un referendum. Todo indica que será así.

Clave 3/ Si además CiU, ERC y las CUP son mayoría sin necesidad de IC, querría decir que el independentismo, al menos, no genera rechazo. ¿Querría decir que saldría sí en un referendum? No necesariamente. Mucho votante de CiU dudo que votara si a la hora de la verdad. Pero cuidado, algunos votantes del PSC, otros de IC y otros que podrían quedar ocultos si SI y las CUP no entran, votarían el sí. Dicho con otras palabras, no resolveremos aún qué prefieren los catalanes. De todas formas, todo indica que la suma rozará el 60%.

Clave 4/ La suma de votos (que no de escaños) del nacionalismo catalán debe superar es el millón y medio de papeletas (1.524.924 para ser exactos). No estoy contando ni a IC ni al PSC (donde, como he dicho, hay independentistas).

Si el nacionalismo español supera el millón de votos (sus resultados en las anteriores fueron de 1.068.453) seguirá muy por debajo del catalanismo. Si no crecen mucho debería hacerles pensar que el independentismo tampoco espanta a la gente. En todo caso, un crecimiento relevante podría demostrar que es capaz de movilizar sus bases.

Clave 5/ De cara a una posible independencia, hay 2 millones de abstencionistas de los que, probablemente, muchos votarían. Pero hoy por hoy, es imposible decir a favor de qué.

Intuyo los titulares de la prensa de Madrid si CiU no saca la mayoría absoluta. Si hablan de fracaso del independentismo estarán cometiendo un nuevo error si los sufragios independentistas aumentan o se mantienen. Seguiremos sin la respuesta. Lo que sí nos dirán los resultados es qué cautiva más a los catalanes. Ya sólo tenemos que esperar unos días…

 

¿Nos queremos?

Hace unos días, mientras preparaba el post sobre el manifiesto de los 300 intelectuales, me encontré una foto que me hizo pensar. La foto es la que aparece sobre estas líneas. Me llamó la atención la frase: «Nos queremos». Y todo ello rodeado por la bandera catalana y la española. Formulado como pregunta es interesante: ¿nos queremos?

Lo que denota el mensaje es claro: Catalunya y España nos queremos. Puedo estar equivocado pero esta imagen tiene pinta de estar sacada de alguna expresión, ya sea en forma de miting, manifestación o evento, de algún partido o entidad unionista. Unionismo entendido como un colectivo que defiende la unidad de España.

Lo interesante es, pues, no es lo que denota sino lo que connota. ¿Y qué connota? La práctica totalidad de los españoles y también muchos catalanes unionistas, interpretan que el amor a España y la voluntad de permanecer en ella son una misma cosa. ¿Cómo podría alguien querer a España y, a su vez, querer dejar de pertecer a ella?

Todo ello lleva a una conclusión clara. A pesar de que ya casi nadie niega en Catalunya que el trato que nos dispensan las instituciones españolas, especialmente en lo económico, no es justa, el cariño al estado sólo puede expresarse por la vía del unionismo: queriendo participar de sus instituciones. Si se la quiere, se cambia desde dentro.

Pero todo ello contrasta con una realidad. Los gestos independentistas, cada vez más, basan su discurso en el mensaje positivo. En las manifestaciones no se insulta a España y los españoles. Se habla de la voluntad de la gente. Se habla del gusto que da pasear rodeado de tant gente que piensa como uno. ¡Ah! Y se reparten pegatinas que rezan «España, país amigo».

Debemos modificar el paradigma del debate. Acabe como acabe esto no puede construirse sobre animadversiones. Ni sobre recelos. Ni odios. Si España supera este trance como los unionistas quieren debe acabar porque en España se respeta la singularidad catalana como algo enriquecedor. Si lo hace a través de la independencia, es fundamental que seamos países amigos. Si no hermanos.

Yo quiero la independencia. No sé si alguna vez lo he expresado tan claramente en el blog. Pero yo no odio España. En España tengo mis raíces: mis abuelos paternos nacieron en Aragón. Parte de mi familia vive en Valencia, en Andalucía, en Madrid. He pisado casi todo el país. Tengo buenos amigos. Leo a los escritores españoles y veo sus películas. ¿Cómo iba yo, ya no a odiar, sino a no estimar España? ¡Imposible!

Los odios y las animadversiones no podemos permitirnos que dominen los debates. Odiar no construye. El amor tampoco implica querer compartir cama. Negar las profundas relaciones que nos unen roza lo ridículo. Construir desde el afecto es mucho más inteligente sin que eso deba implicar que no se puedan abrir ciertas puertas.

¿Artur Mas ha robado?

La respuesta es, no lo sé. No tengo ni idea de si el padre de Mas se quedó con dinero para luego dárselo a su hijo en algún paraíso fiscal. Tampoco sé si es verdad que los Pujol tienen una caja en un banco Suizo justo al lado de la que tienen los Millet. Lo que sí sé seguro es por qué sale justo ahora una información de este tipo.

Quede claro y vaya por adelante que, si de verdad hay cualquier indicio por mínimo que sea, hay que tirar de la cuerda todo lo que sea necesario. Sin ningún tipo de paliativo. No quiero ser sospechoso de nada. Ahora bien, antes de hacerme un juicio sobre alguna información juzgo otros aspectos.

En primer lugar, hay que tener en cuenta la fuente. En este caso, la noticia nace en El Mundo en un artículo firmado por Eduardo Inda. ¿Y quiénes son El Mundo y Eduardo Inda?

El Mundo es un medio de centro derecha españolista. De centro por decir alguna cosa. Lo dirige Pedro J. Ramírez. Este tipo, por llamarlo de alguna manera, se ha significado por insultar a los catalanistas e independentistas. Ejemplos los hay en twitter, donde llega a caricaturizarse a si mismo. En algunas de sus cartas del director ha hecho cosas similares. Asimilaciones de nacionalismo catalán y nazismo han sido habituales.

¿Y Eduardo Inda? Eduardo es uno de sus secuaces, aunque parece que su relación ha empeorado desde que le animara a tomar la dirección de un proyecto muerto: VEO TV. En todo caso, fue el director del diario Marca en su época más oscura. La época en la que, siendo el club catalán tan superior, se servían de villaratos, dopajes y similares para intentar desestabilizar.

El grupo de El Mundo siempre ha servido los intereses de la derecha. Hablamos de una derechona rancia.  Muy españolista. Una derecha desde la que se ha articulado un ataque sistemático a los catalanes que no opinan como ellos. Que han servido a un discurso muy poco respetuoso y orientado a la mentira sistemática.

¿Hemos olvidado la increíble y tediosa maniobra de demostrar que el 11M fue ETA? ¿Puede haber algo más rastrero? Aprovechar la muerte de 200 personas. Mentir con tal de demostrar que hay unos malos muy malotes que son los culpables de todas las maldades del mundo. Por cierto, por si no lo sabíais, ha llegado a ser condenado por esto (aunque después de escribir tanta basura, nadie le dio demasiada importancia).

Y resulta que ahora estem tandem tan creíble dice ahora que Artur Mas y Jordi Pujol tiene dinero escondido en Suiza. Pues qué quieren que les diga…

Haciendo gala de su estilo, ignoran que el Ministerio de Interior dice desconocer estas investigaciones. No sólo eso: el propio juez niega que haya ordenado ninguna investigación nueva. Es decir, que el juez no tenía ni idea.

Y todo este chiste de este duo dinámico sale una semana antes de las elecciones catalanas. ¿Saben lo que es el criterio de oportunidad? Es un concepto jurídico que consiste en una negociación entre cuando «destapar la liebre» y detener a los acusados o esperar con el fin de encontrar más información. Este concepto también tiene importancia en los medios de comunicación. ¿Por qué sacar hoy esta noticia y no mañana?

Y ahora lo que se le exige es que responda. O sea, no sólo le quitamos la presunción de inocencia sino que hacemos que recaiga en él el onus probandi. Es decir, le exigimos que demuestre que es inocente. Menuda desfachatez.

Sinceramente, todo esto me suena muy raro. Todo me da a entender que es una jugada. Yo necesito mucho más que un titular del bueno de Pedro J. para tragarme todo esto. Y, si encima firma Inda, me lo ponen fácil. No sé si han robado, pero no me lo creo.

 

El Manifiesto de los 300

Explica Enric Juliana que todo el movimiento secesionista catalán está moviendo cosas en Madrid. Obviamente hablamos de esa Madrid institucional, no de la gente de la calle que las sufre igual que nosotros. Madrid oficial e, incluso, oficiosa en algunos casos. Esa Madrid que no tiene despachos pero sí influencias.

En ese maremagno imagino que entre la preocupación y la incomprensión ante lo que está sucediendo, aparece el manifiesto de los 300. Es un manifiesto en la línea de lo que muchos años se ha reclamado en Catalunya de una forma mayoritaria: un reconocimiento nacional vehiculado a través de un modelo federal.

Creo que, en todo caso, son necesarias algunas valoraciones :

1º/ Personalmente agradezco la voluntad que intuyo en el documento. Se hace un reconocimiento al hecho nacional catalán, cosa que hace mucho aspiramos a (volver a) oir. Creo que muchos de ellos (no todos) intentan buscar una vía de solución a la constante tensión territorial.

2º/ Con independencia de lo primero, este mensaje llega tarde. Muy tarde. ¿Dónde estaban estos intelectuales cuando Aznar semana sí semana también nos insultaba? ¿Dónde estaban cuando aprobamos el nuevo estatut y se recogían firmas en contra de la decisión del pueblo catalán? ¿Dónde cuando al estatut le «pasaron el cepillo» y el TC nos humilló con una sentencia que tiró por tierra lo que el pueblo había votado? Porque los federalistas les reclamamos mucho. Pero ellos callaron. No debía ser importante.

3º/ Cuando el manifiesto dice que «los independentistas convierten su particular idea de España en el chivo expiatorio sobre el que cargar todos los malestares» o que «la afirmación de que España perpetró agresiones contra Cataluña es una desgraciada manipulación del pasado» están negando aquello que ha llevado a un potente crecimiento del sentimiento soberanista. Y asegura que no han entendido el movimiento.

4º/ Por si no fuera poco, insinúa que los catalanes somos unos abducidos. Dicen que el manifiesto es «para responder al creciente secesionismo estimulado por Convergència i Unió». Vamos, que todo esto es coyuntural porque es la mejor manera para que los partidos no «asuman sus graves responsabilidades en la equivocada gestión de la presente crisis económica y en los abusos en que incurrieron y dejen de exculparse bajo el supuesto expolio perpetrado por España». Sin la crisis y sin los abusos, esto no pasaría. En otras palabras: los catalanes somos imbéciles. Ellos no saben que uno de los gritos de la manifestación del 11 de Septiembre fue «Si crides independència, per què votes Convergència?» (Si gritas independencia, ¿Por qué votas Convergència?»).

5º/ Pero lo más grave es que tachan a los independentistas de antidemocráticos. Por cierto, lo mismo que dice esta derecha que nos toca soportar: «los independentistas para llevar adelante su denominada transición nacional se proponen violentar la ley democrática». La «ley democrática»…

6º/ Finalmente, como ellos son profúndamente demócratas, ya nos dicen que «si ese sentimiento de forma mayoritaria se manifestara contrario de modo irreductible y permanente al mantenimiento de las instituciones que entre todos nos dimos, la convicción democrática nos obligaría al resto de los españoles a tomarlo en consideración para encontrar una solución apropiada y respetuosa». Hombre, pues muchas gracias por «sentiros obligados» a «tomar en consideración» la independencia como una opción sí y sólo si hay una mayoritaria manifestación «irreductible» y «permamente» en el tiempo. Aunque sea para acabar con «las instituciones que entre todos nos dimos» (que son fuente de maná democrático, claro). Muchas gracias, de verdad.

El manifiesto viene a demostrar que es verdad que se mueven cosas. Que las cosas van en la dirección correcta, hacia un reconocimiento del agravio. Pero el texto sigue transmitiendo la idea de que la «legalidad» y, por tanto, la «democracia» está de su parte. Y, al menos a mi, me agrede. Y que si aquellos que estábamos esperando piensan esto, costará mucho encontrar una solución.

Lo que no dicen las encuestas

Cuando se acercan unas elecciones, las encuestas se convierten en uno de los elementos más importantes. Condicionan el voto a través de los titulares que generan. Pero, ¿qué información de verdad nos dan las encuestas? ¿Cuál es su verdadero valor? ¿Qué es lo que esconden?

En primer lugar, las encuestas no sirven para saber cuántos escaños sacará cada partido. Ni mucho menos. Sirven, eso sí, para medir tendencias. Para saber, a lo largo del tiempo, si una marca política mejora su percepción popular o la empeora.

En segundo lugar, los datos se «cocinan». Suele interpretarse como que se manipulan. Y probablemente sirven algunos intereses (luego hablaremos de eso). Pero, en todo caso, tiene mucho sentido cocinarlas.

La metodología de este tipo de encuestas se basa en el siguiente mecanismo: preguntan a la gente qué votará y se le pregunta qué recuerda haber votado en las anteriores elecciones (entre otros). Estos dos datos se combinan para ajustar más el resultado a la realidad. Así preguntando a relativamente poca gente, ajustas mucho el resultado.

Por ejemplo, imagina que en la encuesta sale como resultado que CiU pasa de 64 a 80 escaños. Parece un crecimiento excesivo. Pero si resulta que la gente te ha contestado también que votaron masivamente a CiU en las anteriores (más que lo que, en realidad sucedió), podrás corregir a la baja los resultados de CiU ajustándote más a la intención real de la gente.

En el fondo, se trata de utilizar los datos del pasado para saber qué pasará en el futuro. A mi esto me genera una duda. Estamos frente a las elecciones catalanas más emotivas de la historia de Catalunya y quién sabe si las más importantes que se han producido en España en toda la historia de su democracia moderna. La manifestación del 11 de septiembre ha cambiado el paradigma catalán colocando la independencia en el centro del debate político. ¿Es válido mirar lo que pasó hace 2 años para saber qué pasará? No lo tengo claro.

Asumiendo que la metodología es válida, se producen algunos fenómenos curiosos en las que se están realizando para estas elecciones. Me centraré en las que está efectuando Feedback para el Grupo Godó (La Vanguardia, RAC1, 8 TV).

El apoyo a la independencia sigue siendo mayoritario pero ha visto mermados sus apoyos de una forma muy rápida. Es comprensible que haya una reflujo a la baja después de un crecimiento espectacular. Ahora la gente lo ve como algo factible. Además, las insituciones del Estado han puesto en marcha la máquina del miedo. Normal que pierda algunos apoyos.

CiU hace 1 mes tocaba la mayoría absoluta cuando no la tocaba. También desde hace 1 mes, según las encuestas, ha perdido apoyos. Hasta 3 puntos desde más de un 43% a un 40% pelado. Quizás sea así. Al fin y al cabo, como el apoyo a la independencia, está sujeto a tendencias. Y el ambiente está tan convulso que puede sufrir variaciones drásticas en un tiempo récord.

Ahora bien, hay otra respuesta que lleva el mismo tiempo que la intención de voto a CiU variando. Y, en mi opinión, es incomprensible. A la pregunta, «¿qué idioma habla en casa habitualmente?» las respuestas que yo esperaría deberían ser muy estables. La gente no cambia el idioma de su casa cada mes. El catalán ha caído del 45,8% al 39,1% (casi 6 puntos). El castellano ha subido 2 puntos (del 30,3% al 32,2%).

Y aquí surge la pregunta. Asumo que en entre los catalanoparlantes es más probable encontrar a votantes de CiU. ¿Puede explicar esta variación una modificación del perfil del encuestado? ¿Puede haber un sesgo? Como no dudo que toda información está condicionada por aquel que la hace y emite, ¿puede estar interesada CiU en que se diga que están cerca de la mayoría pero que no la obtienen para movilizar su electorado? ¿O quizás se les fue la mano y ahora tratan de ajustar los resultados a la realidad?

He de decir, en honor a la verdad, que la empresa que hace las encuestas para El Periódico (GESOP) obtiene unos resultados muy parecidos a los que ofrece La Vanguardia.

La mezcla de estos dos datos me hace dudar de lo que leo estos días. No tengo ni idea de qué pasará. En mi porra CiU no obtiene la mayoría y el PSC no cae tanto como todo parece indicar. De aquí a 2 semanas tendremos la respuesta. Que la fiesta no decaiga.

Los carteles electorales 2012

Me gustaría dar un repaso, desde el punto de vista comunicativo, los carteles de los partidos para estas elecciones catalanas.

CiU

CiU en estas elecciones tiene una oportunidad pero, a la vez, un riesgo enorme. Artur Mas ha tenido la audacia que reaccionar delante de una petición popular masiva. Pero, a la vez, podría aumentar un espacio electoral españolista que, en las catalanas, acostumbra a estar dormido. Por eso, es muy imporante para ellos sumar el máximo de voluntades nacionalistas e independentistas.

Respecto a la cuestión nacional la imagen es muy atinada. Un montón de gente y muchas cuatro barras, que recuerdan la gran manifestación del 11 de septiembre. Además, hay esteladas pero… ¡Apenas se ven un par! Me parece inteligente porque sí que admite la idea de la independencia pero no genera rechazo entre los votantes de CiU que no la desean. Artur Mas parece mirar al futuro, con una media sonrisa y dibujando las 4 barras con las manos. Optimismo pero sin locuras.

En cambio, adolece de un error terrible. ¿Qué es lo más criticado de Artur Mas? Que tiene una actitud mesiánica (también temen que, al final, renuncie a la independencia, pero creo que el resto de la imagen responde bien a ese reto). Artur tiene una posición con los brazos estirados dibujando una cruz que nos recuerda a los mártires. A mucha gente le ha recordado a Charlon Heston en «Los 10 mandamientos» abriendo los mares. Y el lema «la voltuntad de un pueblo» redunda en ello. Esto no suma votos a CiU. En todo caso, espanta indecisos.

 

PSC

 

El PSC está en una situación política delicada. Navarro no ha tenido tiempo de dibujar su personalidad, de ponerla de relieve. Así que les va a ser muy difícil consolidarla en tan poco tiempo.

Respecto al cartel es una foto relativamente neutra. Recuerda a las portadas del Squire, que asociamos con diseño, con moda, con vanguardia. Además, le da una dureza a la expresión que creo intenta alejar al candidato de la imagen débil que ahora percibimos.

Respecto a la cuestión nacional, ni una sola referencia visual. Ni española ni catalana. Nada. Como en el caso de CiU, no aparece el nombre del candidato. Pero, así como en el caso de CiU parece buscar más el convertirlo en un líder al estilo de los films rusos de la revolución, donde el protagonismo era para la masa, en el caso de Navarro creo que responde más a lo poco conocido que es el candidato, lo que lleva a potenciar la idea «Federalismo» que, no lo olvidemos, es históricamente la opción más valorada por los catalanes en general.

 

PP

 

El partido popular tiene un cartel inteligente pero que se contrapone con el discurso que hacen. Doble referencia territorial en positivo: «Catalunya sí, España también». El logo del PP catalán con senyera incluída. Y una bandera catalana que, en su reverso, tiene una española.

Además, Alicia presenta una actitud alegre, sonriente. Viste de blanco, que la «centra» y la convierte en alguien «limpio». De alguna manera nos dice: «yo no soy quien provoca este follón».

Lo incomprensible es que luego, Alicia, cuando le preguntan diga abiertamente que su objetivo es «evitar la mayoría absoluta de CiU». Es decir, que el discurso en positivo del cartel no se corresponde en absoluto con lo que, luego, dicen en los micrófonos.  Alguna de las dos estrategias es equivocada. Y el propio hecho de que diverjan, también.

 

ERC

 

El cartel de ERC ha encontrado un espacio muy inteligente para diferenciarse de CiU. En primer lugar, recuerda que es de izquierdas. Antepone la izquierda al país. Y no sólo eso. Habla de la «izquierda de un nuevo país». Es decir, cuando los de convergència van, ellos ya han llegado. Transmiten la idea de que ellos ya están trabajando en el ese nuevo proyecto.

También remite a algo que a la izquierda le atrae poderosamente. Un nuevo proceso constituyente abre la posibilidad de construir un nuevo modelo de sociedad. Luego sí, «ganemos la independencia» y un cielo limpio que nos invita a ponernos a construir.

 

IC

 

El cartel de Iniciativa me encanta. Es joven, moderno. Iniciativa podría haber optado por un cartel que hablara del cabreo de la gente, de sus penurias y penalidades. En cambio, ha optado por una imagen que genera empatía con el candidato. Y el texto es precioso: «…Y tanto que podemos!».

A continuación, resuelve el conflicto entre si debe hablarse de independencia o de problemática social. «Derecho a decidir, sí. Derechos sociales también!». Sin equívocos. Y, por cierto, cada vez predomina más el verde sobre el rojo en los carteles de IC. No es que sea algo nuevo, pero en este caso el rojo está prácticamente desaparecido.

 

SI

 

La impresión que me da es que Solidaritat está en riesgo de quedar fuera. No sé si por eso o porque su alternativa ha quedado desdibujada precisamente al convertirse el debate por la independencia en centralidad, lo veo demasiado explicativo. Y, además, no dice gran cosa.

Entiendo que el objetivo es presentarse como garantes de la independencia. Lo que sucede es que para «demostrarlo» requieren de una frase larguísima.

 

Ciutadans

 

Albert Rivera, en cambio, tiene unas expectativas fantásticas. Su discurso va calando y tiene dos frentes: la unidad del estado y la limpieza de su expediente. Son la regeneración política unionista.

Como en el caso de la imagen del PSC la foto busca reforzar la idea de la «higiene» democrática con una foto muy neutra. La ropa blanca recuerda es su partido es impoluto, sin mácula.

A su corazón, que antes estaba ocupado por la bandera catalana y la española, han unido la europea. El movimiento independentista ha insistido mucho en la idea de seguir en la UE y también en el recelo que despierta incluso entre los independentistas el salir de Europa. Una inclusión en el cartel inteligente.

El polémico vídeo institucional de las elecciones catalanas

Jo vaig votar

La Generalitat ha presentado un par de anuncios que buscan, en teoría, incentivar el voto entre los catalanes en las elecciones del 25 de Noviembre. La polémica ha estallado porque la forma en la que los vídeos buscan la colaboración de los ciudadanos es recordándoles lo histórico de la convocatoria y la compara con otros procesos relevantes (constitución, juegos olímpicos, estatut) entre los que destaca la manifestación de este 11 de Septiembre.

Eso ha provocado que los partidos de la oposición consideraran que, en realidad, se está incentivando sólo el voto secesionista y a favor de CiU. Creo que la polémica es muy jugosa. Y me gustaría comentar algunos aspectos:

1º/ Si uno se lo mira con distancia, la campaña no miente: estas elecciones serán históricas. Gane lo que gane (independentismo o unionismo), el que gane, nos recordará su importancia. Tienen algo de plebiscitario. Negarlo es absurdo.

2º/  Que el anterior punto sea cierto no significa que el vídeo no sea tramposo. Los que saben de política hablan mucho del frame. Yo utilizo su versión en castellano: el relato. Todos los partidos, todas las naciones, todas las entidades, buscan crear un relato. Un relato que ajuste la realidad a su percepción del mundo.

El vídeo esconde un mensaje de fondo. Debajo de una superficie que anima a la gente a tomar partido nos dice que aquí ha habido una construcción nacional que nos lleva, necesariamente, a la secesión. Hay como una evolución. Y no sólo eso. También hay una identificación. Meter en el mismo saco la manifestación del estatut de los 70’s, los juegos olímpicos o els castellers (elementos considerados positivos de forma transversal) con la manifestación del 11 de Septiembre, lleva consecuentemente a la conclusión de que «es buena».

Por tanto, yo creo que el vídeo tiene intencionalidad. Y que beneficia claramente al partido de gobierno.

3º/ Prohibirlo ahora es lo que creo que debe hacerse. Dicho esto, servirá de poco porque el vídeo correrá por la red y, además, puede generar un proceso de victimización de CiU que podría beneficiarle.

4º/ Lo divertido es que no se prohibe por tendencioso sino por ¡incentivar el voto! ¡Esa sí que es buena! Incentivar el voto va en contra de la ley. En contra de la ley española, no del estatut (ley orgánica y, por tanto, de alto rango) que precisamente exige que la Generalitat haga ese esfuerzo.

5º/ Por último, se ha hablado mucho de lo que ha costado este anuncio. Algo más de 200 mil euros. No es ninguna barbaridad, la verdad. Aunque la producción es más bien justita, la publicidad es muy cara. Es decir, el problema no sería el coste sino el discurso.

Para los que no habláis catalán, os traduzco el vídeo:

«Yo estuve en la manifestación del 77, [manifestación que reclamaba «libertad, amnistia y estatuto de autonomía]

Yo ví como el mundo abrazaba nuestra cultura.

Yo viví los juegos olímpicos.

Yo vine a trabajar en los 60’s y me quedé para siempre.

Yo vi como llegamos a la cima.

Yo estuve en la última Diada.

25 de Noviembre, elecciones en el parlamento de Catalunya.

Yo voté.»

«Yo apoyé la constitución del 77.

Yo escuché a Llach en el Camp Nou. [concierto muy importante de Lluis Llach en el Camp Nou]

Yo viví los juegos olímpicos.

Yo escuché el «ja soc aquí». [Llegada del President Tarradellas del exilio]

Yo viví la entrada a Europa.

Yo estuve en la última Diada.

25 de Noviembre, elecciones en el parlamento de Catalunya.

Yo voté.»

Empresarios, la CECOT y la soberanía de Artur Mas

 

El pasado viernes tuve la oportunidad de asistir a la cena de empresarios organizada por la CECOT todos los años en el Recinte Firal de Terrassa. Era la primera vez que asistía a una cena de estas características. A la cena han asistido muchos empresarios y muchas personalidades del país, además de algunos representantes de patronales españolas.

No es el mejor sitio para hacer networking. Demasiada gente como para establecer nuevos contactos de cero. Eso sí, es un buen momento para dejarse ver y reencontrar a algunas personas interesantes. Pero más allá de la cuestión personal que me ha llevado allí, haría las siguientes consideraciones que relacionan el evento con el contexto actual:

1º/ Acostumbra a decirse que el empresariado teme una independencia de Catalunya por lo imprevisible del final del proceso. Eso contrasta con la claridad con la que el presidente de la CECOT, una de las patronales más importantes de Catalunya, ha expresado el deseo de la patronal de dar apoyo a la aventura de Artur Mas.

Eso era algo que ya intuía en privado. Conozco a muchos emprendedores que la desean. Pero choca que alguien que representa también a grandes empresarios se atreva con tanto. Y más todavía que los aplausos en la sala costara que se silenciaran al acabar el discurso. Lo que supongo que le ha dado el ímpetu es la certeza de que (agárrense) más del 50% de los empresarios de la CECOT se manifiestan independentistas. Y casi la totalidad (97%) dicen que la relación ha de cambiar. Como decía, algo está cambiando…

2º/ Me ha chocado una cosa del discurso de Abad. En su speech ha recalcado la oportunidad que representa para Catalunya y su sociedad de hacer un estado más moderno y equilibrado que el actual. El español, al fin y al cabo, lleva centenares de años con inercias que son difíciles de cambiar. Aquí tendríamos la oportunidad de empezar de cero. Incluso ha citado empresarios españoles que, según él, le han dicho: «si lo hacéis bien, nos venimos». Y para ello ha interpelado a Mas con una pregunta: «¿Quin país volem?». ¿Qué país queremos?

Lo interesante del asunto es que los sectores de izquierdas independentistas dicen exactamente lo mismo: una nueva oportunidad para hacer un estado que tenga en cuenta lo importante.

3º/ Obviamente, la CECOT y los sectores de la izquierda divergirán en casi todo lo que consideran un estabo «bien hecho». Pero sí que demuestra lo que Artur Mas ha dicho cuando ha cogido la palabra: «tenemos un proyecto ilusionante». Catalunya está tan hecha polvo como el resto del sur de Europa (no sólo España). Es verdad. Pero hay un sueño colectivo que parece estar creciendo en gente día a día. Y ese sueño no consiste en la idea de separarse de España sino en el potencial que tiene un proceso constituyente.

Supongo que es por eso, por las oportunidades que presenta y por la componente de épica que tiene el reto de emanciparse, el proyecto gana adeptos día a día (ya veremos si suficientes el día que se formule la pregunta). Que los empresarios empiecen a expresar en público que se lo plantean es un cambio radical. Que transversalmente la sociedad esté viviendo el proceso como una oportunidad constituyente, también.