Cuando leo prensa sé a qué juego. Entiendo que los diarios responden a líneas editoriales y que tras esas editoriales, muchas veces, hay intereses.
No voy a negar que, desde niño, me gusta Guardiola. Me gusta el futbolista, la persona, su sensibilidad. Me gusta la posición en la que jugaba y cómo el juego de un 4 condiciona una filosofía a la hora de mover la pelota. Subió al primer equipo cuando yo tenía 10 años. Siempre he dicho que, probablemente, sin Cruyff ni Guardiola, el fútbol me hubiera sido indiferente.
Eso no me convierte en cruyfista en el sentido que nunca me he sentido identificado con las trifulcas que ha habido siempre en Can Barça. Ni he dejado de ver los defectos de Johan, ni fui antinuñista, ni fui un Laportista convencido. Sandro siempre me pareció que tenía un doble fondo, pero tampoco utilicé nunca el famoso hashtag #SandroDimissio. Porque no lo sentía.
Cuando supe por los medios del enfrentamiento entre Tito y Guardiola me supo mal. Pero, al final, así es la vida. Hay miles de ejemplos de buenos amigos entre los que un día sucede algo que genera una espiral de desconfianza y todo se rompe. Era un asunto entre ellos. De cómo me enteré de todo, me supo peor. La voluntad de manchar la figura de Guardiola era evidente.
La línea editorial de El Mundo Deportivo y, más sutilmente, la de La Vanguardia, se mantuvo firme en un suave pero constante ataque a Guardiola. Me molestaba porque son diarios que he leído toda la vida. Pero lo acepté porque, como decía antes, sé a qué juego. Solté el lirio hace años.
Lo que no podía esperar es que Santi Nolla, 2 días después de la muerte de Tito Vilanova aprovechara para volver a arremeter contra Guardiola. Me parece lamentable, vomitivo, impresentable. Yo, a Santi Nolla le había escuchado mucho. Me parecía un tipo sensato. Quizás es porque entonces aún iba con el lirio. Pero lo que acaba de hacer no tiene perdón. No el mío.
Es poco defendible tratar de enfrentar a una parte de la masa social contra otra. Se trate de fútbol o de lo que sea. Ahora, después de una muerte sobrepasa todos los límites que soy capaz de tolerar. Yo siempre he sido muy guardiolista y probablemente lo seguiré siendo. Pero eso nunca me ha llevado a sentir aversión por Tito. Al contrario, Tito siempre ha tenido todas mis simpatías.
Santi, tu pluma no nos señala el camino. Desde hoy he decidido que no volveré a informarme sobre deportes a través de El Mundo Deportivo mientras tú seas director. Ni la web, ni el papel. Ojalá sean muchos los que hagan lo mismo que yo. Yo he aceptado el juego hasta ahora. Espero que tú seas capaz de hacer lo mismo.