La sostenibilidad es mentira

Hoy he decidido ponerme provocador. Y sí, ya sé que me había comprometido a lanzar estos días de agosto posts de física. Pero es que este… lo es.

En la década de los 60’s nació un movimiento gracias a una actitud muy contestataria con el sistema establecido y, por qué no reconocerlo, las drogas que permitían conectarse con la naturaleza; el ecologismo. Gracias a ello, hemos adquirido una conciencia de que estamos destruyendo el medio ambiente. Y había que hacer algo.

Aunque ese discurso ha evolucionado, la esencia se mantiene. Uno de los conceptos que se maneja en la actualidad es la sostenibilidad. En definitiva, se trata de hacer un consumo que evite la destrucción del medio en base a un cambio en las fuentes energéticas y en el reciclaje. Pero entraña una dificultad insalvable que va en contra de las leyes de la física. Estamos condenados a consumir siempre más de lo que «extraemos». Y la culpa la tiene la segunda ley de la termodinámica, también conocida como ley de la entropía. Me explico…

La ley de la entropía lo que dice es que, si tenemos un sistema con un cierto orden, pasado un cierto tiempo, ese sistema sólo podrá tener el mismo orden o estar aún más desordenado. ¿Suena denso? Piensa en tu habitación. Cada día entras y vas dejando la ropa que usas, coges ropa limpia, duermes, metes papeles… Si la dejas sola, acabará muy desordenada. Ella sola no va a ordenarse nunca.

Pero un día decides ordenarla; cambias las sábanas de la cama y coges la ropa sucia y la metes en la lavadora para luego plancharla. Pasas un trapo, limpias el polvo del armario con un trapo mojado. Y, por último, pasas la escoba, tiras a la basura los papeles que no te sirven y colocas bien los que te son útiles.

Tu habitación quedará como los chorros del oro. Pero eso implica que has llenado unas cuantas bolsas de basura con papeles que «desordenarán» un vertedero (puedes reciclarlo y, entonces llenarás el aire de partículas contaminantes por los tratamientos industriales), has «ensuciado» agua con el jabón y la suciedad de tu ropa. Y el agua que has utilizado para planchar la ropa ha pasado de líquido a vapor de agua (una forma más «desordenada» de agua). Con lo que el sistema acaba más desordenado en conjunto.

El universo es así. Tiende, cada vez, ha estar más desordenado. Es inevitable. ¿Te has preguntado alguna vez qué es el tiempo? Creo que Aristóteles decía que el tiempo era la medida del cambio. Si dejamos de lado las teorías cuánticas, que tratan el tiempo de forma bastante distinta, el tiempo desde un punto de vista físico, está íntimamente relacionado con la ley de la entropía. Y no sabemos por qué.

Imaginaos desayunando. Todos entendemos que, si se acerca un patoso a tu taza de café (podría perfectamente ser yo), puede tirarla al suelo y romperse en pedazos. Eso sigue la entropía. Antes estaba más ordenada (era una sola pieza) que ahora (que son un montón de pequeños trozos). Pero, cómo se nos quedaría el cuerpo si una taza rota subiera a la mesa y se convirtiera en una sola pieza. ¡Congelados! ¿Por qué? Porque iría en contra de la entropía.

Realmente es desconcertante que podamos ir para adelante y para atrás en cualquiera de las 3 dimensiones espaciales y, en cambio, no podamos hacerlo con el tiempo. Más ahora que sabemos que espacio y tiempo forman parte de una misma realidad que llamamos continuo espacio-tiempo.

Por todo esto, jamás tendremos sistemas 100% sostenibles en el sentido de que siempre nos veremos obligados a no violar la segunda ley de la termodinámica. Hay una trampa en todo esto. La Tierra no es un sistema cerrado porque nos llega mucha energía de fuera; el sol. Si somos capaces de aprovechar más energía del sol que la que extraemos de la Tierra para hacer los sensores que convierten esa energía en electricidad le estaremos ganando la partida en la generación energética (en otros aspectos no, como por ejemplo, en los desechos).

Pero hay algo que la mayor parte desconoce y es la dificultad de generar esos sensores. Están hechos de silicio, que está en todas partes. Pero no nos engañemos, extraerlo consume mucha energía en diversas formas; además del evidente necesario para extraerlo del suelo, gastamos silicio (que no parece muy importante porque hay mucho), pero hacemos enormes agujeros con multitud de material que se convierte en un residuo que tenemos que desechar de alguna forma. Tenemos también que poner esas placas en algún sitio que ocupan y el espacio también es un recurso.

He querido provocar un poco. Ni estoy en contra de la energía solar, ni mucho menos estoy estoy en contra de la sostenibilidad entendida como economizar recursos. Es más, estoy a favor. Pero, cuando en su día descubrí la ligazón estrecha entre la entropía y el tiempo, vi que el asunto es mucho más complejo de lo que yo había pensado.