El valor del directo en la televisión del futuro

Hace años, hacer en televisión un programa en directo era algo muy complejo. Más allá de las noticias, muy pocos programas de televisión se hacían en directo por el enorme riesgo y los elevados costes que esto suponía. Y eso hacía que aquellos programas que sí se hacían en directo, hicieran incapié en ello, recordando al espectador que lo que estaban viendo en sus pantallas ocurría justo en esos instantes.

Eso suponía un enorme prestigio. Parecía que un programa en directo estaba más vivo y era más interesante y real que si se hacía en diferido. Aunque eso sigue siendo así, de alguna manera asumimos como normal que los programas sean en directo. Muchos de ellos lo son. Sin contarlos, diría que son mayoría.

Y entonces llega internet. Se habla mucho de cómo internet rompe las barreras del espacio. Pero es que también rompe las del tiempo. Ya no tengo por qué ver Buenafuente o El diario de Patricia en directo. Puedo verlos por la mañana o cuando llego a casa si es que no estoy en casa cuando empiezan.

¿Qué sentido tendrá entonces hacer programas en directo? El programa diario no estaría asociado a una hora (más allá del momento de colgarlo en la red) y al hecho de que, si está vinculado a actualidad, tendrá una fecha de caducidad muy próxima.

Claro que se muchos de estos programas pueden emitirse en streaming en directo. Pero lo que es seguro es que podremos verlos a la hora que nos venga en gana. Y eso conlleva muchos cambios en la relación entre contenido y telespectador. De la misma forma que Lost es una serie y, en cambio, los lazos que hemos establecido con ella son muy distintos a los que habíamos establecido hasta entonces con cualquier serie, Buenafuente no será lo mismo cuando nos acostumbremos a verlo cuando nos apetezca.

El cambio más drástico que intuyo es que el tratamiento de la actualidad cambiará. Cuando los guionistas de un programa como Buenafuente preparan el guion, saben con qué información llegará el espectador al sofá. Si Millet ha salido ya de la carcel o no, y si el Barça ya es líder de primera división. Pero ahora, puede que la información que ellos traten se haya actualizado. Puede que cuando el espectador mire su tele (o su iPhone, iPad o lo que demonios quiera usar), Millet ya estará otra vez en la cárcel o el Barça habrá perdido la liga (¡ey, espero que no!). Así que la relación entre actualidad y entretenimiento audiovisual podría tomar un rumbo.

Más allá de esos matices, ¿qué sentido tendrá hacer directos con el sobrecoste que eso supone? Yo creo que se reducirá mucho la cantidad. Me atrevería a decir que sólo tienen sentido dos tipos de programas que seguirán haciendo en directo:

– Eventos masivos de interés general. Por ejemplo partidos de fútbol, conciertos, ficciones que trascienden de lo habitual y que se espera que sean grandes éxitos (como el final de Lost o el estreno del último film de Eclipse)…

– Información de noticias. En eso tiene mucho sentido la información 24 horas que va repitiendo contenidos.

Así, de la transición que hicimos del diferido al directo pasaremos de nuevo al diferido. Pero un diferido… diferente. A la carta. De más calidad.