Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

El mentor

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

Función narrativa

Es el arquetipo que instruye y forma al héroe. Por lo general, es un personaje positivo, que solemos imaginar como un anciano. En El señor de los anillos es Gandalf, el mago sabio que avisa de la aventura al inocente de Frodo.

Su función dramática es mostrar algo que el héroe desconoce. Ello les lleva a entregar al héroe un don (si es algo mental) o un obsequio (si es algo material).

Gandalf ayuda siempre que puede a Frodo aportándole sabiduría y trucos para enfrentarse al enemigo. Al entregarle el anillo le avisa de los riesgos. En ese caso, le está dando un don; el conocimiento que puede salvarle la vida.

Cada vez que James Bond se enfrenta con un nuevo enemigo, recibe material desarrollado por Q, que le será muy útil en sus aventuras. Última tecnología que desconocerá el peligroso enemigo y que le darán una ventaja competitiva al espía al servicio de la reina. En ese caso, el mentor le está entregando un obsequio.

Suelen venir en figuras que acompañan al protagonista en todo su viaje (aunque no siempre sea así).

Pueden acabar convertidos en un hada madrina, si se trata de una Cenicienta.

Puede ser un apoyo que ayuda a otro a solidificar una relación con más o menos gracia en una comedia romántica. El típico amigo o amiga que le da pistas sobre cómo debe comportarse el protagonista con la chica o el chico.

Es un personaje que suele aparecer por primera vez en el primer acto de la historia porque es el que explica la aventura al héroe. Como no es obligatorio, quizás descubras que merece la pena colocarlo en otro momento. Eso sí, ve con cuidado y asegúrate que tienes unas buenas razones para no cumplir con esta máxima.

Este tipo de personajes son muy útiles porque nos ayudan a reforzar la idea de que el héroe es débil. Es decir, necesita ayuda para conseguir sus objetivos. Y, de paso, con la ayuda que le preste el mentor, el personaje evolucionará. Como ya sabes, es algo fundamental en una buena historia.

Pigmalión es el más conocido entre los mentores. Era un rey de Chipre que, cansado de buscar mujer, decide hacer esculturas y se enamora de una de ellas, Galatea. Su deseo de verla convertida en mujer de carne y hueso fue tan fuerte, que Afrodita se lo concedió.

Pigmalión tuvo que enseñar a Galatea a ser una persona. ¿Te suena está historia? Desde la adorable Pinocho, hasta la odiosa Miss Agente Especial, pasando por El discurso del rey hacen uso de mentores pigmaliónicos.

Todo lo que hemos dicho, no implica que siempre sea ni bueno ni viejo. Un ejemplo es Terciopelo azul, donde Dennis Hopper se convierte en un gran maestro de lo que es el lado oculto de la vida.

Función psicológica

Desde el punto de vista psicológico es nuestro Pepito Grillo. O sea, la voz de nuestra conciencia.

Es habitual que, tanto en las historias como en la vida real, la voz de la conciencia entre en conflicto con intereses de la persona. No siempre es fácil cumplir con aquello que nos dicta la conciencia. Es lo que los psicólogos llaman disonancia cognitiva.

Esto nos genera muchos problemas porque implica que no hay coherencia entre lo que pensamos y decimos y lo que hacemos. Aunque sólo sea por las explicaciones que hemos de dar a amigos y familiares. Según cuál sea la causa, puede ser muy estresante…

¿Te atreves a seguir? Descubre las características del guardián del umbral.