el aroma del café, dia 1

Hoy ha empezado el rodaje. Han sido casi 15 horas intesísimas. Hemos quedado a las 9 y media y llegábamos a casa sobre las 12 de la noche. Desde los típicos problemas a la hora de coger el material (donde siempre acaban por surgir imprevistos), hasta el miedo a la lluvia, que por cierto, permanece.

Ahora mismo estoy descargando todo lo que hemos grabado y me muero de ganas de hacer un visionado y eso que son casi las 2 y media de la mañana. Y esto no se ha acabado, ni mucho menos porque mañana seguimos.

Como experiencia personal me está siendo muy útil, porque me estoy teniendo que enfrentar a ciertas decisiones que otras veces otros habían tomado por mi. Además, en lo personal, tengo que agradecer a toda la gente de mi alrededor que nos está echando un cable porque, literalmente, sin ellos, esto no sería posible.

Mención a parte las actrices, claro está. Es alucinante el nivel que están dando en el momento más delicado de todos, el de lanzar la toma definitiva pues, o porque no queda más memoria, la batería está fundida o el tiempo se nos está comiendo. Después de las ganas que le están echando confío en satisfacer las espectativas depositadas.

La verdad es que me doy cuenta cómo una serie de decisiones que tomé en su día y que me parecieron correctas, ahora están entorpeciendo las cosas. Es positivo darse cuenta, pero no me perdonaría desaprovechar el caudal de talento que tengo en mis manos.

Por cierto, cuando estábamos volviendo, las dos comentaban lo «tocado» que te deja tener que grabar según qué escenas. Y cómo eso te va mermando emocionalmente. En cierto modo, estaban diciendo que estaban algo «bajas» (no sé si ellas utilizarían esa palabra). En ese momento no he querido decir nada. Las escuchaba mientras pensaba que yo no estaba mucho más fuerte. Es curioso como algo que has parido tu (ya sea desde el guión o desde la creación de personaje que hacen los actores) de repente toma forma propia para acabar en el terreno de lo real. Es algo que intuyo  no dejará de sorprenderme.

Mañana más!