Si hay una ecuación conocida es e=mc2, la de la energía de Einstein. ¿Quién no ha oído hablar de ella? ¿Y quién no sabe, sin acabar de entenderlo, que esta ecuación tiene unas implicaciones gordísimas como, por ejemplo, las bombas atómicas?
Pero, ¿cómo interpretarla? Para entenderla bien, primero, hay que comprender bien qué significa cada uno de sus componentes; la energía, la velocidad de la luz (c), la masa, y no hay que olvidar el igual.
Entender el concepto energía conlleva un problema. Los esoteristas en general tienden a utilizarla sin ningún rigor. Todo son energías positivas que fluyen y energías negativas que van. Como forma de expresar algo de forma popular está bien. Pero ha dotado a la palabra de un significado muy amplio que cada uno la amolda a lo que le parece dificultando que nos entendamos entre nosotros.
Para un físico newtoniano que, en definitiva, es lo que estudiamos en el colegio, la energía es capacidad de trabajo. Nada más que eso. Es decir, que cuando decimos que un cuerpo tiene mucha energía, no estamos diciendo que tenga ganas de bailar sino que tiene un gran potencial de generar trabajo. Cuando cogemos el coche de un niño y lo arrastramos hacia atrás, lo estamos cargando de energía para que, cuando lo soltemos, la libere corriendo mucho. Como veis, nada esotérico.
No dejemos el coche del niño. Cuando lo tiramos para atrás, en realidad, lo que estamos haciendo es algo parecido a estirar un muelle, que está deseando volver a colocarse bien, en lo que se conoce como la posición de reposo. Al final, los muelles y los humanos no somos tan distintos… Cuando soltamos el coche, es como cuando el jefe se va de la oficina, rápidamente pasa a posición de reposo. Pero, al hacerlo, el muelle se ve obligado a hacer girar las ruedas. Y eso se traduce en movimiento. Ese deseo de volver a reposo es la energía del muelle y el reposo es el estado mínimo de energía posible. Siempre queda algo, igual que nosotros, cuando se va el jefe, también hacemos como que trabajamos algunos ratos.
La masa mide es lo que cuesta mover un cuerpo. No es lo mismo levantar a un bebé de 3 meses que a un zampabollos de 15 años. ¿Por qué? Porque la masa del zampabollos es mucho mayor que la del bebé. Si no estáis de acuerdo, podéis probarlo. Pero antes, pedid hora al masajista para que os quite el dolor de espalda.
El igual ya lo dice la palabra; iguala lo que hay a un lado y otro del signo. Pero cuidado que no es tan obvio como parece. Quiere decir literalmente que es lo mismo. O sea, que estamos diciendo lo mismo si hablamos de energía que si hablamos de la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado. Y esto tiene unas implicaciones increíbles que ahora os contaré.
¿Y la c? Es la velocidad de la luz en el vacío. Algo así como 300 mil km. cada segundo. No está nada mal, ¿no? Este número tiene unas consecuencias determinantes por varios motivos;
1º/ Es un número enorme y encima está elevado al cuadrado (multiplicado por si mismo), por lo que, a muy poco que valga la masa, la energía resultante va a ser enorme. Para que os hagáis una idea, un sólo gramo de materia contiene tanta energía como para mantener todo el alumbrado público de la ciudad de Barcelona durante algo menos de 20 minutos, o el equivalente a algo más de 2000 toneladas de petroleo.
2º/ Es una constante, o sea, un valor que no podemos cambiar. Dicho con otras palabras, lo único que hace es que cualquier valor que pongamos en la masa se haga enorme. Pero no varía nada más. Casi podemos interpretarlo como un corrector. Por lo que, en el fondo, la ecuación lo que nos está diciendo es que energía y masa son lo mismo. Mejor dicho, y gracias a que la c es tan grande, la masa es una forma de energía hiperconcentrada. Todo es energía, ya sea el calorcito que desprende el café y que tanto agradecemos en invierno, como cada uno de nuestros átomos.
El descubrimiento llevó al siguiente paso lógico; si dentro de la masa hay tanta energía, si soy capaz de liberarla, puedo tener dos cosas; energía infinita para lo que necesite y llegaron las centrales nucleares, y un arma de gran potencia destructiva. El miedo a que Hitler la desarrollara, que muchas veces anunció que tenía un arma poderosísima, hizo el resto para que el proyecto Manhattan acabara con la vida de centenares de miles de personas en Hiroshima y Nagasaki.
Lo que quizás ha convertido a esta ecuación en la más conocida de la historia de la física son sus consecuencias. Hemos encontrado una forma barata de generar energía, que genera unos residuos que ahora preocupan mucho por culpa de que ahora tenemos centrales de fisión pero que, probablemente en el futuro, nos darán una energía limpia de verdad con las centrales de fusión. y nos ha generado un terrible miedo a su fuerza devastadora.
Pero, con independencia de todo ello, nos ha cambiado nuestra percepción del universo y, lo que es más importante, de buena parte de nuestra vida cotidiana.