El paso en falso del PP

Xavier Garcia Albiol

Las elecciones catalanas de este septiembre puede que sean las más importantes que se han producido nunca en España. Todavía sin encuestas fiables, la incerteza sobre el resultado es total. Depende del resultado que se dé, España cambiará de forma radical.

A este hecho incontrovertible se suma la crisis en la que han entrado los partidos «clásicos». A su relativa irrelevancia habitual en Catalunya, se suma la falta de credibilidad general en España. La lucha con Ciudadanos ha llevado al PP a sus peores expectativas en Catalunya.

Con el objetivo evitar una debacle, el PP aceptó poner de líder en Catalunya a un racista, que se ha aupado a base de criminalizar a los inmigrantes de su ciudad. Sabían que una confrontación entre el duro Albiol y una casi desconocida Arrimadas podría mejorar algo los resultados de las catalanas.

Pero Albiol necesitaba algo más de munición y Rajoy le ha entregado una modificación express del Tribunal Constitucional para que este pueda inhabilitar a cualquiera que no cumpla sus dictámenes. Ganando un puñado de votos, han dado un paso en falso que el unionismo puede pagar caro.

La estrategia del PP, como he denunciado muchas veces, sólo piensa en los votos. No deben dar por seria la amenaza de separación porque, si no, no se entiende. Sí, quizás Arrimadas está preocupada por los resultados que pueda obtener. Pero el catalanismo está descorchando botellas de cava…

Hace unos días, el gobierno lanzó una redada política contra sedes de Convergència. No valoro si hay o no hay corrupción detrás de la operación porque no lo sé. Pero que se hiciera coincidir con la presentación de Junts Pel Sí demuestra que había, sobre todo, intencionalidad política.

Con todos los medios delante, la operación policial consiguió desplazar de las portadas de los diarios la presentación de la coalición, que aglutinó varias decenas de miles de personas. Incluso en los diarios catalanes contrarios a la independencia, que son los de más difusión.

Desde entonces, el debate en Catalunya había sido si los socios de candidatura debían o no exigir explicaciones a Artur Mas. Habían conseguido desplazar el foco, por lo menos, hasta el 11 de septiembre.

Con la aventura de la modificación del TC, el debate se ha desplazado de nuevo a un terreno donde el soberanismo se siente cómodo. El gobierno de España quiere hacer una reforma legal ‘ad hoc’. Es decir, con el objetivo de enjuiciar a una persona en concreto. Se me ocurren pocas cosas menos democráticas.

Lo peor para el unionismo es que la aprobación se producirá el día después de las elecciones catalanas. Expresado en otros términos; el debate durará tanto como la campaña electoral.

Muchos hemos creído que el PP cometería algún error pre electoral enorme. Quizás los resultados de Albiol serán algo mejores de lo que dicen las encuestas. A cambio, se ha garantizado la mobilización masiva del soberanismo.

Los derechos sociales

No nos engañemos. Esto se está poniedo feo. Después de la entrada de un nuevo gobierno y de la inyección de montañas de dinero, la prima de riesgo vuelve a crecer. Yo ya no tengo claro dónde va a acabar esto.

La gente está pasando un proceso de duelo. Durante años, hemos vivido a crédito. No hemos sido conscientes porque nos «avalaban» nuestras casas. Pero era así. Pedir crédito no es más que avanzar dinero que ganaremos mañana. Vivir a crédito es vivir a costa de tu propio futuro.

Los psicólogos dicen que el duelo tiene 5 fases. La primera, la negación. La gente reaccionó a los primeros compases de la crisis con una actitud modélica. De forma absolutamente pacífica.  Yo aún diría más. No recuerdo ni un sólo movimiento contestatario en este país de la cordura que tuvo el movimiento de los indignados. Mucho aprendimos de ellos y me consta que siguen haciendo trabajo…

Sus recetas eran bienintencionadas. En mi opinión, profundamente equivocadas en lo económico. Y cualquier recorte, ya fuera temporal o no, era un recorte de derechos sociales. No se pueden bajar los sueldos porque son un derecho social. Ni el despido. Nada de recortar presupuestos… Sea en el área que sea, siempre saldrá alguien a decir que es un recorte de derechos sociales.

Los indignados exigían un incremento del gasto público. Es decir, más deuda. O, lo que es lo mismo, seguir viviendo del futuro. Nada había cambiado para ellos. Como cuando, abandonados por alguien a quien queremos, nos parece una ficción la vida sin él.

Pero la realidad se recrudece. Nuestra ex no vuelve. Poco a poco el dolor se torna rabia, incomprensión. Es lo que los psicólogos llaman ira. Y con ella las posiciones maximalistas. Las protestas ya no tienen aquel punto naif del principio. Hoy en Barcelona se critica a la policía obviando que unos salvajes quemaron parte de la ciudad (y que podría haber acabado en drama).

Por supuesto no se justifica a los violentos. Nadie sensato lo hace. Pero se desvía la mirada. Eso es algo que el movimiento indignado no hubiera hecho. Es algo que no hizo. Pero hoy… La bilis se lleva a la razón de la gente por delante. Y la derecha se friega las manos… Ahora sí, ya pueden tapar el éxito de las protestas, generalizando lo de unos pocos.

Desde hoy ya sabemos que, como mínimo, el gobierno se plantea considerar la resistencia pasiva como un atentado a la autoridad. Ahora sí que han tocado hueso, como cuando finiquitaron la negociación colectiva. Amigos, eso sí toca uno de los fundamentos de la libertad. Considerar una actitud pasiva como un atentado es una broma de mal gusto peligrosa. Muy peligrosa.

Pero claro, hemos dicho tantas veces que nos recortaban derechos sociales en todo y para todo que, ahora, ha perdido valor. Lo ponemos a la altura de en vez de cobrar 8000€ cobrar 4000€ si nos echan. Le ponemos un precio a nuestros derechos. Yo me niego a comparar las dos cosas.

Tras la ira, la siguiente fase  es la negociación. Aceptando con ella las nuevas reglas del juego. Al otro lado de la mesa tendremos a esa derecha conservadora que lleva años atosigándonos con sus ideales anticuados.

Cuando empiece esta fase, las condiciones iniciales ya las habrán ido preparando ellos. Porque mientras, la sociedad no sabrá  sabido dónde poner el foco. Tantas cosas, todas igual de importantes… Todo no lo recuperaremos en seguida. Y la gente, con buen criterio, priorizará el pan. Y entonces sí, por 4000€, todo perdido.

Pero yo estoy seguro de que los sueldos, tarde o temprano volverán a crecer. Y los presupuestos en educación y sanidad. La derecha estoy seguro de que también lo sabe. Pero, ¿el derecho a manifestarnos lo recuperaremos? ¿O, para entonces, ya habrán conseguido que la mayoría vean peligrosas las protestas?

Al pacto le sigue la depresión de ver que las cosas han cambiado. Finalmente, la aceptación de la nueva realidad. Desde luego, si la izquierda sigue mirando para otro lado cuando haya violencia entre sus filas (esa violencia evidente, televisiva, que asusta a las abuelas), lo van a tener muy fácil para que, en esa nueva realidad, la protesta pacífica sea vista como un peligro para nuestra Sociedad. Hablo de la sociedad de la gente, de las personas. La de verdad. Con mayúsculas.

El concepto derecho social es demasiado importante como para usarlo a la ligera y para todo. Los excesos acaban teniendo la terrible consecuencia de hacer perder el foco en qué es más importante y qué menos. No cometamos este error. Y evitemos este terrible atropello.

Pd: Interpelo a la izquierda no porque la culpabilice sino porque a la derecha en lo ideológico, la doy por perdida.

La pésima gestión económica del PP

Llegan las elecciones y los resultados parecen cantados antes de empezar. No sólo el PP va a ganar las elecciones sino que lo hará de forma abrumadora. Y es curioso porque nuestro país es un país de pocos consensos. Nos peleamos por casi todo: el terrorismo, la articulación nacional del estado, las políticas sociales… En cambio, hay un cierto consenso en que el gobierno del PP, liderado por el inefable Don Jose María Aznar, hizo un buen trabajo en lo económico.

En 8 años, redujo el paro del 25% a casi un 10%, a pesar de que el número de afiliados creció a un ritmo enorme: de unos 13 millones de afiliados a casi 18 millones. Además, entramos en el euro reduciendo el déficid público por debajo del 50% del PIB y el crecimiento medio anual fue siempre alrededor de 1 punto superior al del resto de Europa. La renta per capita creció hasta los 23.300 €. Nada mal, ¿no?

Pero, ¿de verdad esos datos eran tan buenos? Yo tengo serias dudas, que es una forma de decir que tengo enormes certezas.

Dejadme que antes cuente una pequeña historia: Un joven guapo y simpático consigue superar un casting para presentar el nuevo programa franquicia de TVE. De malvivir de casting en casting, cobra un sueldazo anual que la mayoría de los mortales ni siquieran pueden imaginar.

Nuestro guaperas se mete en el ritmo de vida que su nuevo salario le permite. Se compra un coche caro y una casa con un jardín enorme. Pero un día, las audiencias espectaculares caen. Es algo normal y hasta previsible. El guaperas lo asume sin problemas seguro que a un crack como él lo ficharán para potenciar un nuevo proyecto.

Los nuevos proyectos que inicia no cuajan y se granjea una fama de cenizo. Se convierte en un cadáver televisivo. No cuento algo que no haya pasado. Hay montones de ejemplos. Y el guaperas ahora tiene un problema: con lo que gana no puede pagar las reparaciones y la gasolina de su coche, por no hablar de que su jardín se convierte en un museo botánico de malas hierbas.

La pregunta es: ¿Cuándo tomó las decisiones equivocadas? Sin duda, cuando no comprendió que lo que cobraba eran ingresos extras y que sus gastos no podían fijarse en función de lo que estaba ganando en ese periodo de tiempo. Después ya era tarde…

Si volvemos a España, ¿Cuál es la raiz del problema económico de España? Yo señalaría tres: una productividad muy baja combinada con una burbuja enorme en la construcción e inversiones públicas desmesuradas e inútiles.

Pensar que la culpa de la burbuja es cosa de Zapatero sólo puede pensarlo un sectario. Los datos hablan muy claro. Durante el gobierno de Aznar el precio de la vivienda subió más de un 200%. Los datos dan a entender que las desgravaciones fiscales fueron a parar directamente a los bolsillos de los promotores y constructores.

Incluso, en 2002, el presidente del Banco de España, Caruana, ya dio avisos de los peligros de las políticas que estaba llevando a cabo el gobierno. No sólo eso, sino que Montoro, ministro de economía en aquel momento, le contestó que el endeudamiento de los españoles era bueno para la economía.

No estoy seguro pero, quizás, si las plusvalías se hubieran reinvertido bien, el problema se hubiera minimizado. Pero lo que se hizo fue crear aeropuertos donde no hacían falta (tenemos más aeropuertos de pasajeros que Alemania o Francia), fiestas varias que han acabado en campos de asfalto desiertos (expos de Sevilla y Zaragoza, el Forum de Barcelona, la caja mágica de Madrid). Y en la red de alta velocidad radial  más larga del mundo después de China. Y sin una base económica.

Estas dos primeras causas alimentan la tercera. Durante los años previos a la crisis, la productividad neta de España quitada la construcción ha sido cero. Has leído bien. Cero.

Como sé cómo se leen estas cosas en este país diré algo que en un sitio serio no haría falta: Esto NO es una defensa a la política del PSOE ni de Zapatero. El precio de la vivienda con Zapatero siguió tan disparado como con Aznar. Las desgravaciones no se eliminaron y las inversiones no sólo se han mantenido sino que se han aumentado los kilómetros de AVE. Es decir, la misma política lamentable.

Lo que intento señalar es que es falso que los años de Aznar fueran buenos desde lo económico (algo en lo yo creí). Que Rato y Solves no fueron tan diferentes como ministros de economía. Y que ahora, como ese presentador que no puede mantener ni su jardín ni su coche, estamos pagando las consecuencias de sus políticas. Y me temo que así seguirá por mucho tiempo…