Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

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Los derechos sociales

No nos engañemos. Esto se está poniedo feo. Después de la entrada de un nuevo gobierno y de la inyección de montañas de dinero, la prima de riesgo vuelve a crecer. Yo ya no tengo claro dónde va a acabar esto.

La gente está pasando un proceso de duelo. Durante años, hemos vivido a crédito. No hemos sido conscientes porque nos “avalaban” nuestras casas. Pero era así. Pedir crédito no es más que avanzar dinero que ganaremos mañana. Vivir a crédito es vivir a costa de tu propio futuro.

Los psicólogos dicen que el duelo tiene 5 fases. La primera, la negación. La gente reaccionó a los primeros compases de la crisis con una actitud modélica. De forma absolutamente pacífica.  Yo aún diría más. No recuerdo ni un sólo movimiento contestatario en este país de la cordura que tuvo el movimiento de los indignados. Mucho aprendimos de ellos y me consta que siguen haciendo trabajo…

Sus recetas eran bienintencionadas. En mi opinión, profundamente equivocadas en lo económico. Y cualquier recorte, ya fuera temporal o no, era un recorte de derechos sociales. No se pueden bajar los sueldos porque son un derecho social. Ni el despido. Nada de recortar presupuestos… Sea en el área que sea, siempre saldrá alguien a decir que es un recorte de derechos sociales.

Los indignados exigían un incremento del gasto público. Es decir, más deuda. O, lo que es lo mismo, seguir viviendo del futuro. Nada había cambiado para ellos. Como cuando, abandonados por alguien a quien queremos, nos parece una ficción la vida sin él.

Pero la realidad se recrudece. Nuestra ex no vuelve. Poco a poco el dolor se torna rabia, incomprensión. Es lo que los psicólogos llaman ira. Y con ella las posiciones maximalistas. Las protestas ya no tienen aquel punto naif del principio. Hoy en Barcelona se critica a la policía obviando que unos salvajes quemaron parte de la ciudad (y que podría haber acabado en drama).

Por supuesto no se justifica a los violentos. Nadie sensato lo hace. Pero se desvía la mirada. Eso es algo que el movimiento indignado no hubiera hecho. Es algo que no hizo. Pero hoy… La bilis se lleva a la razón de la gente por delante. Y la derecha se friega las manos… Ahora sí, ya pueden tapar el éxito de las protestas, generalizando lo de unos pocos.

Desde hoy ya sabemos que, como mínimo, el gobierno se plantea considerar la resistencia pasiva como un atentado a la autoridad. Ahora sí que han tocado hueso, como cuando finiquitaron la negociación colectiva. Amigos, eso sí toca uno de los fundamentos de la libertad. Considerar una actitud pasiva como un atentado es una broma de mal gusto peligrosa. Muy peligrosa.

Pero claro, hemos dicho tantas veces que nos recortaban derechos sociales en todo y para todo que, ahora, ha perdido valor. Lo ponemos a la altura de en vez de cobrar 8000€ cobrar 4000€ si nos echan. Le ponemos un precio a nuestros derechos. Yo me niego a comparar las dos cosas.

Tras la ira, la siguiente fase  es la negociación. Aceptando con ella las nuevas reglas del juego. Al otro lado de la mesa tendremos a esa derecha conservadora que lleva años atosigándonos con sus ideales anticuados.

Cuando empiece esta fase, las condiciones iniciales ya las habrán ido preparando ellos. Porque mientras, la sociedad no sabrá  sabido dónde poner el foco. Tantas cosas, todas igual de importantes… Todo no lo recuperaremos en seguida. Y la gente, con buen criterio, priorizará el pan. Y entonces sí, por 4000€, todo perdido.

Pero yo estoy seguro de que los sueldos, tarde o temprano volverán a crecer. Y los presupuestos en educación y sanidad. La derecha estoy seguro de que también lo sabe. Pero, ¿el derecho a manifestarnos lo recuperaremos? ¿O, para entonces, ya habrán conseguido que la mayoría vean peligrosas las protestas?

Al pacto le sigue la depresión de ver que las cosas han cambiado. Finalmente, la aceptación de la nueva realidad. Desde luego, si la izquierda sigue mirando para otro lado cuando haya violencia entre sus filas (esa violencia evidente, televisiva, que asusta a las abuelas), lo van a tener muy fácil para que, en esa nueva realidad, la protesta pacífica sea vista como un peligro para nuestra Sociedad. Hablo de la sociedad de la gente, de las personas. La de verdad. Con mayúsculas.

El concepto derecho social es demasiado importante como para usarlo a la ligera y para todo. Los excesos acaban teniendo la terrible consecuencia de hacer perder el foco en qué es más importante y qué menos. No cometamos este error. Y evitemos este terrible atropello.

Pd: Interpelo a la izquierda no porque la culpabilice sino porque a la derecha en lo ideológico, la doy por perdida.