La semana pasada publiqué un post donde criticaba el hecho de que el gobierno haya aprobado una ley que permite la creación de una comisión mixta entre la sociedad de autores y el ministerio de cultura. Y una de las cosas que decía es que no me preocupaba demasiado porque me parecía que iba en contra de la realidad y que eso es suficiente para hacer volver las cosas a su sitio.
En uno de los comentarios Jose Antonio me decía que no estaba teniendo en cuenta la gravedad de la situación. La aprobación de una ley no era algo baladí. Y tiene razón. Es evidente que no expliqué bien lo que quería decir.
Un gobierno nace con el espíritu de ser popular. Más que garantizar la viabilidad del gobierno, más que cualquier otra cosa, a lo que aspira es a perpetuarse en el mando. Y sabiendo lo impopular que es ir en contra de las descargas ilegales, el razonamiento lógico es que han cedido (por motivos que desconozco) a las presiones de los «artistas».
Ya me parece divertido que la creación de una comisión de este tipo se apruebe en medio de la elaboración de una nueva ley para la reactivación de la economía. Igual es mi ignorancia en legislación y resulta que la gestión de derechos siempre va ligada a las leyes de desarrollo económica, pero parece metido con calzador.
La cosa es que, por ley, creamos una comisión con aires macarthistas. En los años 50 y en plena guerra fría, el senador Joseph McCarthy inició lo que hoy conocemos como caza de brujas. El denunció una conspiración comunista en el seno del departamento de Estado y se inició una persecución contra posibles comunistas.
Ahora parece que corremos el riesgo de vivir algo parecido. Una comisión controlada por los «artistas» tendrá la capacidad de cerrar de forma preventiva una web que, según su criterio, esté haciendo uso de forma fraudulenta de alguna obra sujeta a propiedad intelectual. Y eso los convierte en juez y parte. Un auténtico galimatías.
Se me escapa con qué intención se arranca todo esto. No sé si la voluntad real del gobierno es permitir que esta comisión empiece desde el primer día a señalar con el dedo portales, si pretenden que espere un tiempo o si es sólo para asustar.
Sea como sea, hay un elemento ya muy grave. Imaginemos un portal que está tratando de ser cuidadoso. Aún así le llega un aviso de la comisión de marras conforme está haciendo haciendo uso de algo con propiedad intelectual. Y este portal llega a la conclusión de que la comisión se equivoca y decide no retirarlo.
Lo terrible del asunto es que esta comisión tendrá potestad para decirle, te cerramos el portal hasta que esto se dirima en los tribunales. Esto, en muchos casos, es el cierre efectivo del portal porque matas su fuente de ingresos.
En definitiva, si la comisión te acusa de algo y tú estás en desacuerdo, te ves obligado a eliminarlo para no poner en riesgo todo lo demás. Claro que siempre podrías denunciarlo, pero el daño ya estará hecho porque el modelo de negocio de un portal se basa en la audiencia y no en ganar sentencias.
Para los «autores», el problema es que la justicia va demasiado lenta. Pues señores, eso se soluciona haciendo que la justicia vaya más rápida, no haciendo ustedes de jueces. Y es que este sistema es perverso.
Entonces, ¿por qué yo no le doy tanta importancia? Por la misma razón que digo que a la gente no le preocupa que se esté limitando el acceso a la cultura, ni la libertad de expresión. La gente seguirá descargando las cosas que quiera ver. ¿Que los portales/servidores no estarán en España? ¿Y qué? ¿A la gente le preocupa eso?
Las tecnologías digitales, si algo han demostrado, es que cuando las tapas por un lado, acaban saliendo por otro. Da igual si son virus o descarga de ficheros de forma ilegal. Tú tapas un lado y te acaba explotando por otro.
No me cansaré de repetir que el gobierno y la industria han de ser realistas; las descargas sólo se pararan si ofreces algo mejor a los usuarios. Y no lo están haciendo pero, tarde o temprano, se verán obligados. De eso va la realidad.