Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

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Ingrid

Casi sin darnos cuenta, las redes sociales online están afectando de una manera o de otra las creaciones audiovisuales. Y la nueva película de Eduard Cortés es un ejemplo de ello. Basado (imagino que sutilmente) en una relación real del propio director y una chica que conoció por la red, casi todos los creadores (guionista, actores, música) proceden de la red.

De todas maneras, ver la película no requiere para nada conocer ni comprender las redes sociales. Una cosa es que el talento y la inspiración hayan surgido de la red y otra muy distinta que sea un producto freaky sólo para usuarios myspace. Decisión que considero un acierto.

En esencia, cuenta la historia de Àlex, un hombre de mediana edad recién separado que descubre en una joven vecina una chica tan misteriosa como atractiva. Tonteando con el sadomasoquismo y las conductas autodestructivas, Àlex se verá abocado a un mundo perverso y enigmático.

He de reconocer que los primeros minutos me fascinaron. Me entusiasmó la fotografía, el montaje y la propuesta narrativa de la película. Ingrid se convierte justo en aquello que pretende el guion; tan seductora como temible.

Eduard Farelo está magnífico y la amiga de Ingrid (creo que la actriz es Iris Salmerón) también. No siento lo mismo respecto a Elena Serrano, la protagonista. Por un lado, tiene una capacidad enorme de expresar con las facciones y con el cuerpo. Pero el texto lo decía vacío, sin carga dramática. Como un autómata.

Me gustaría poner el acento en lo positivo; es un tipo de cine que nunca (o casi nunca) hemos podido ver en nuestro país. Hay detrás una asunción de riesgos que creo que hay que premiar. La propuesta es muy interesante. Estéticamente los resultados son magníficos.

Los problemas graves, y siento decirlo, están en el guion. Sencillamente no se sostiene en su propio discurrir. Así como los primeros minutos te enganchan en un producto que parece superar de largo la media nacional, acaba en una trama con la que es difícil acabar identificándose.

Así que antes de empezar a soltar spoilers, diría que el film hace una propuesta visual muy interesante pero con un guion paupérrimo. Y hasta aquí si no quieres leer nada del argumento del film.

La presentación de los personajes es muy buena. El primer acto es a cada minuto más cautivador, más interesante. Incluso algunos aspectos del diseño del personaje de Ingrid son muy acertados; esos amigos siempre presentes que utilizan su casa como fuente de inspiración, la carga dramática que adquieren las puertas o el desfile sádico que prepara en su propia casa.

Los problemas empiezan a llegar cuando el primer acto llega a su fin. Cuando, siguiendo a Ingrid sonámbula llega a una casa donde hay 3 hombres muy serios sentados en una silla. Es tan tópico y tan premoniotorio que la película o acababa sin explicación o lo hacía con una justificación absurda, que la tensión cae en picado.

El segundo acto, más allá de conseguir aumentar la tensión, Ingrid va cayendo. Irremisiblemente, la historia se estanca. Bascula en unas idas y venidas que no acaban de tener mucho que ver con el propio interés que nosotros, como espectadores, tenemos. Al fin y al cabo, como espectador, lo que me motiva es la relación entre Àlex e Ingrid. El problema es que Àlex asiste casi exclusivamente como espectador a toda la sordidez incomprensible de Ingrid.

Con este Àlex semidistanciado de la realidad de su atractiva vecina, como espectadores nos vemos obligados a esperar irremediablemente la llegada del tercer acto. Pero cuando este llega, como espectador estaba ya algo cansado. El olfato ya me anunciaba que todo quedaría sin explicación, sin por qués.

Àlex llega un punto en el que ignora tanto a Ingrid que la deja volver sola a la casa de campo. Por lo que, en el clímax, Àlex no está presente. Toda su acción en el desenlace es recibir una llamada. Demasiado pobre para un personaje tan importante.

El hecho es que, poco a poco, el guion nos arrastra a distanciarnos de Ingrid, a dejar de interesarnos por su submundo incomprensible. Es decir, hacemos lo mismo que su protagonista; tomar distancia de algo que nos produce dolor.

Llegado este punto y después de haber insistido en los errores que empobrecen el guion, no me gustaría acabar con un mensaje negativo porque creo que es injusto. Hacer cine no es fácil. Tenemos un serio problema de falta de tradición de ciertos tipos de cine más arriesgados.

Ingrid entra en esta línea. Han asumido el riesgo de hacer algo que quizás costara entender. Incluso he leído que les costó lograr un acuerdo de distribución.

Así, a pesar de lo fallido del guion, creo que Ingrid está en la buena dirección; una buena propuesta con una propuesta escénica muy bella y con una plantilla interpretativa más que solvente.