MOON

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La ganadora de este 2009 en Sitges se llama Moon. La trama gira en torno a un mundo que ha tomado conciencia de los serios problemas medioambientales que lo acucian, y una empresa energética monta una base lunar para conseguir allí combustible para sus centrales nucleares terráqueas. Para garantizar el mantenimiento envían, cada 3 años, a un técnico que vigila el buen estado de las cosechadoras de Helio 3, el combustible. A falta de que en 3 semanas Sam, el relevo actual, sea sustituído, empieza a tener alucinaciones que condicionarán su futuro.

El director Duncan Jones, hijo del cantante David Bowie, ha hecho un buen trabajo en su primer largometraje. Con pocos recursos, y prácticamente con un solo actor, ha conseguido hacer una historia interesante, que te atrapa desde el minuto uno.

Creo que el film tiene algunas deficiencias, en mi opinión menores, y más que aceptables en una ópera prima. Además, creo que hay una lista de elementos que la hacen más que interesante;

Por un lado, es capaz de mezclar los conflictos que ahora nos importan y que, por poco analizados (medio ambiente, exploración lunar, y otros que aquí prefiero ni señalar para no destapar sorpresas) tienen un riesgo potencial enorme. Pero no lo hace con la grandilocuencia y superficialidad de películas como El día de mañana o Armaggeddon, sino planteando una situación cotidiana, realista. Y es, precisamente este elemento, el más terrorífico de todos.

Moon utiliza, con una cierta inteligencia, elementos de grandes clásicos no sólo como inspiración sino como elementos integrados en la narración. El más evidente es el robot que charla continuamente con Sam. No hay duda de que se aprovecha de la figura de HAL 9000, el robot de 2001: una odisea en el espacio. Así, no hace falta que Duncan pierda tiempo mostrando a la máquina como potencialmente peligrosa y rival, sino que lo pone el propio espectador.

Por otro lado, me interesa mucho la sencillez visual del film. Ninguno de nosotros hemos estado en una base lunar y son poquísimos los que la han pisado o estado en un satélite artificial, por lo que difícilmente podemos saber de primera mano cómo sería una instalación de estas características. Lo que sí que tenemos es una idea mítica. En algunos casos, los directores desde el punto de vista de la realización y los directores de arte, buscan un referente barroco, sobrecargado. Muy válido para películas de acción o de un futurismo apocalíptico, pero poco apropiadas si buscas realismo.

Y algo aún más sugerente pero, a la vez, sutil. El trato que hace de la narración es el propio que supone al espectador como alguien inteligente. No explica cosas que son obvias pero que el cine de masas tiende a recalcar de forma innecesaria.

Si no la has visto, te recomiendo dos cosas; ve a verla al cine (no es lo mismo ver una película en casa) y no sigas leyendo ni esta ni ninguna sinopsis porque te garantizo que te explicarán más de lo necesario.

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El film empieza retratando la realidad diaria de nuestro personaje. Lo que me interesa es cómo combina elementos muy relevantes para la historia con elementos de una cierta banalidad pero que ayudan a dar profundidad al personaje. En una película (¿seguro que ya la has visto?) en la que el protagonista lo es por, 3 o 4 veces, es un elemento clave. ¿Por qué?

Hay una pregunta que se hacen los científicos y que el film responde en orden a los cánones establecidos por la ciencia con gran diligencia; la identidad genética no implica actuar delante de las mismas circunstancias de la misma forma.

De todas maneras, en esos primeros minutos, la película muestra los grandes conflictos del personaje; la mujer que parece querer dejarle y sus ganas de volver a la Tierra.

Y entonces llegan las alucionaciones. Creo que es, junto con el asunto de su mujer, el punto más débil del film. Y me explico. Sam es un clon, con ganas de volver a la Tierra para ver a su mujer y su hija. Intuímos que, cuando se acercan los días del regreso, los clones enferman. Y les enseñan unos vídeos conforme la mujer ya no quiere estar con él. Pero la pregunta es, ¿por qué? O, de forma más adecuada, ¿para qué?

Se supone que todo esto se enmarca en el proyecto de una empresa con unos motivos (ocultos) para, en vez de enviar humanos, mantener las instalaciones con clones «desechables». Podríamos llegar a la conclusión de que esos clones no son capaces de sobrevivir más tiempo. Dicho esto, ¿qué necesidad hay de querer hacerles creer que su mujer quiere abandonarlos? La justificación podría estar darle prisas por volver, haciendo inevitable que sean destruídos. Lo que sucede es que él está profundamente enamorado y, además, se muere por ver a su hija. No entiendo la necesidad de hacer creer lo que no es al clon.moon

También en los primeros minutos de Moon nos presentan a Gerty, el robot que recuerda al famoso HAL 9000 de 2001: Una odisea en el espacio. Nada más ver ese objetivo que tanto recuerda al «ojo rojo» del mítico robot acompañado del inquietante emoticono, nos asaltan las dudas respecto a su honorabilidad. Si a eso añadimos la secuencia en la que parece estar con los «malos», ni siquiera cuando se acerca el final de la trama, es fácil confiar en él.

El último elemento que quiero destacar es la relación que se establece entre el robot y los clones. En teoría el robot está programado y el clon tiene un cierto margen de libre albedrío. Pero, qué diferencia real hay entre uno y otro. La película abre una reflexión y yo creo que concluye que las diferencias son mínimas. Es cierto que es el humano el que acaba por marcharse de la luna pero cuidado. Gerty está programado para ayudar en todo lo posible a los sucesivos Sam. Pero, a la vez, recibe órdenes directas de la dirección. En caso de conflicto decide ayudar a Sam, lo cual también abre una puerta a un cierto margen de libre albedrío. Por tanto, las diferencias entre unos y otros no es tan grande como pudiera parecer.

Hay muchos más detalles pero, desde mi punto de vista, estos son los más destacados. Junto con Star Trek, es el título de ciencia ficción que más me ha gustado de este año, muy por encima de Distrito 9.

DISTRITO 9

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En un futuro próximo, una nave extraterrestre se posa sobre la capital de Sudáfrica y los humanos confinan a los extraterrestes en un gueto justo debajo llamado distrito 9. 20 años después, la población exige que se separe a los alienígenas de la ciudad y una organización que se encarga de mantener contacto con ellos, prepara el traslado.

Distrito 9 explora el debate de la segregación pero desde un punto de vista nuevo; esta vez los repudiados son alienígenas a los que los humanos llaman bichos. En realidad, no deja de ser un tema recurrente en las películas de ciencia ficción. El futuro, en muchas películas, es explorado desde el punto de vista que el mundo acaba segregado, con una fuerte estratificación social por un motivo o por otro. En el fondo, no deja de ser la clásica antiutopía.

Parte como un falso documental. En base a una serie de entrevistas, plagadas de tópicos, y de grabaciones en directo en el momento de ejecutar la deportación, nos narran la historia desde el punto de vista del hombre encargado de llevar a cabo la operación; un Wikus Van De Merwe interpretado por un desconocido Sharlto Copley.

La película parte de algunos elementos interesantes; el hecho de que la acción se produzca en Johannesburgo y no en las clásicas ciudades de Estados Unidos es de agradecer. Además, encaja perfectamente para contrastarla con lo que pasó allí mismo no muchos años atrás con el apartheid, que no deja de ser la misma historia pero cambiando negros por aliens.

También ha habido buenas intenciones al querer recrear las estructuras que parecen inevitables en los guetos; policía represora, mafias al amparo de la no ley o grupos que trabajan desde dentro para acabar con el sistema opresor. Incluso me parece un detalle fantástico que la organización que se encarga de tratar con los extraterrestres tenga tantas similitudes con la ONU, la que llaman; MNU (Multi- National United).

El problema es que la historia es tan esquemática, tan plana, tan de buenos y malos, con tantos vacíos de guión y tan terriblemente cobarde con algunas de las decisiones que han tomado, que me he aburrido con ganas. Las interpretaciones son de lo más justito (aunque yo creo que el gran culpable es el guión), y quiere abarcar tanto, que apenas profundiza en nada interesante convirtiendo la película en un montón de tiros y, eso sí, imágenes de un sadismo gratuíto que no ayuda en nada.

Si no la has visto, no te recomiendo seguir leyendo.

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La película empieza planteándose como un documental, con un montón de entrevistas de personas próximas a los hechos que narra la película. Aunque no es una idea nueva, a mi me gusta mucho ese tipo de planteamientos. Lo que me gusta de los falsos documentales es que sepan jugar con el hecho de que yo debería conocer los hechos pero, en realidad, no los conozco.

En este caso, ese aspecto no está mal. Pero como todo el film, cuando tiene que elegir entre buen discurso y excesos, escoge la segunda opción. La cantidad de gente entrevistada es tanta, que empieza a ser difícil aceptar el juego que propone.

De todas formas, este es sólo un pequeño detalle, porque el problema real es cuando aparece el protagonista interpretado por Sharlto Cople. Nos enseñan a un patoso, casi idiota. No pasan 10 segundos de film que no cometa una torpeza. Eso sólo puede ocurrir por 2 motivos; o los guionistas no tenían confianza en ellos y dudaban que se entendiera que no era un tipo brillante, o nos toman por tontos.

No es un problema del protagonista sino de todos ellos; los malos malísimos y los buenos buenísimos están tan excesivamente definidos que una historia que pretende tener una cierta profundidad se queda en nada.

Además, la buena decisión de trabajar como si fuera un documental, en seguida se echa al traste. Supongo que les era demasiado complicado seguir con el juego y, a partir de cierto punto, la película pierde la referencia de si se trata de un falso documental o de una narración más clásica. El problema no es que mezcle las dos cosas. De hecho, algunas películas lo han hecho con gran destreza. El problema es que, en este caso, no queda del todo definido y la película pierde encanto.

Cuando la historia empieza a retratar el gueto aparecen, una tras otra, las inconsistencias del guión. Cuando la brigada entra, se encuentra con 2 elementos que no hay por donde cogerlos; resulta que los extraterrestres tienen armas que sólo ellos pueden utilizar. Como espectador asumes que necesariamente no tienen munición porque, en caso de tener, es incomprensible que no las usen para acabar con la injusticia que están sufriendo. Pero luego sabemos que sí podrían ser utilizadas.

En vez de eso, las cambian por… latas de comida de gato. Sí, habéis leído bien. Latas de comida de gato. Es decir, tienen unas armas fantásticas y, en vez de salir a la calle y conseguir las latas por la fuerza, las intercambian con unos mafiosos a precio de oro. Incomprensible.

¿Ofrecen una respuesta? Sí, todos los líderes alien deben haber muerto porque, los que quedan son cortitos de entendederas. Eso queda parcialmente contradicho por la presencia del protagonista alien. Pero, en todo caso, desde luego los aliens no son humanos porque el más tonto de los humanos hubiera querido usar las armas (y lo hubieran aniquilado, eso sí).

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Pero hay una aún más divertida. La MNU pretende mover a los aliens de sitio. Pero en el gueto hay unos mafiosos (y esos son humanos, así que los conocemos bien) que tienen montado un buen negocio. ¿No crees que debería preocuparles que se llevaran a los aliens a otro lado? Como mínimo, hubieran tenido que negociar con ellos. Nada, ni palabra. Ellos sólo están preocupados por comer carne extraterrestre. Da risa.

Lo que ya me parece más interesante es la transformación del protagonista, que le convierte en un fugitivo y en una pieza realmente valiosa. Pero eso conlleva otro de los problemas de la historia; hay que cazarlo vivo o vivo. Por lo que, hasta el final, no le disparan nunca con balas de verdad. Yo sé que, aunque él no lo sepa, no hay que padecer por su vida. Y eso reduce mi intriga.

Para conseguir el fluído de marras, salen del gueto y acaban acorralados por las fuerzas policiales. Resulta que el alien nunca había salido del gueto, pero, en el peor de los momentos dice algo así como; «tengo una idea». Y hace estallar una bomba en una pared. Teniendo en cuenta que es un subterráneo, podría perfectamente haber hecho explotar una pared que escondiera un montón de tierra. Pero no, el plan era perfecto; reventar una pared que da… a un parking. Cuando estudiaba guión, a eso le llamábamos Deus ex machina. Con mis amigos, le llamo patilla.

Podría seguir con un buen puñado de secuencias que no se sostienen por ningún lado, como ese final a lo Matrix pero en lamentable, pero creo que no merece la pena. En mi opinión, se queda en medias tintas en todo; intentan hacer un falso documental, pero a la hora de la verdad es muy narrativo, intentan profundizar en la estructura de un gueto y se queda en gente pegando tiros…

Creo que deberían haber optado por una solución más elegante parecida a lo que hicieron en hijos de los hombres; como las relaciones sociales del film son tremendamente complejas, narra muchas cosas en segundo plano, enriqueciendo la historia.

Yo no recomiendo en absoluto ir a verla. Estoy seguro de que seréis capaces de encontrar otro título mucho más interesante en la cartelera.

El 3D y Avatar

NOTA:  Si lo que quieres es leer la crítica de Avatar, la encontrarás en el enlace.

Ya todo el mundo habla sin parar de Avatar. Parece que los pocos minutos presentados son espectaculares y la gente que los ha visto, comenta que es una experiencia radicalmente distinta a la que hemos vivido nunca hasta ahora en una sala cinematográfica. Pero, ¿de verdad es tan relevante este estreno?

La industria del cine parece estar desesperada. Todo el sistema de descargas y los nuevos servicios de streaming amenazan a su sector. Ellos hacen una inversión muy fuerte y, en cambio, no son capaces de controlar la distribución y, por tanto, el negocio.

avatar¿Hay alguna manera de pararlo? Hay dos; la primera es ofrecer de forma inmediata y online un servicio gratuíto igual y de mayor calidad insertando publicidad (modelo Hulu) u ofreciendo aún más calidad y, puede que en el futuro algún servicio extra, por una cantidad no muy grande.

La segunda es devolver a la sala el valor añadido que tuvo en el pasado. Antes, cuando hablabas con la gente, te decían que tal o cual película había que verla en el cine, que no podías esperar a la tele porque perdía. Con los grandes equipos de sonido, el DVD y, sobre todo, la gratuidad de la red, la percepción de valor ha caído en picado.

La apuesta de la industria es el 3D y, como siempre, buscamos abanderados de nuestros objetivos; preguntarse si Avatar, la primera gran película 3D, va a triunfar es lo mismo que preguntarse si el 3D va a ser algo más que un cine IMAX o cine para niños. Preguntarse si Avatar llenará las salas es lo mismo que preguntarse por el futuro de esta industria. O eso creen ellos…

Y a todo esto, su director, James Cameron, se siente como pez en el agua porque ha tratado, y mi opinión es que conseguido, darle un vuelco a la cinematografía un par de veces antes con sendas películas más caras de la historia hasta ese momento; Terminator II y Titanic. Esta es su tercera vez, ya que ha gastado 200 millones de dólares.

¿Puede sacar el 3D el polvo a las butacas de las salas? Analicemos la situación.

Mucha gente compara este momento revolucionario con la aparición del sonido o el color. Y lo es. Es evidente que la experiencia cinematográfica cambia radicalmente. Y aparecerán nuevas formas gracias a este nuevo tratamiento visual. No tengo ninguna duda. ¿Evitará esto el pirateo? A corto plazo seguro. Pero, ¿llevará eso a la gente a meterse en una sala de cine? Sí, pero no por siempre. Y ese es, para mi, uno de los problemas.

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No nos equivoquemos; el sonido atrajo a gente al cine, pero el cine mudo crecía en popularidad. De hecho, si se añadió el sonido fue por su éxito, y no a la inversa. El sonido sólo reforzó una tendencia existente y, eso sí, dio nuevos recursos a grandes creadores.

El color es la muestra que un cambio de tecnología no implica éxito. La época dorada de hollywood acaba justo cuando el color se populariza. Es verdad que recibió varios varapalos; les acusaron de monopistas y perdieron la distribución, perdieron el control sobre directores y actores… Pero fue la televisión, sobre todo con los noticiarios y las series matinales, las que casi barrieron la industria cinematográfica.

El cine respondió parecido a como intenta responder ahora; con espectacularidad. Nuevos sistemas panorámicos (el cinemascope, por ejemplo, data de aquella época) y cine épico; Ben-hur o los 10 mandamientos. Pero hay una diferencia y a mi me parece clave. Los espectadores no habían dado la espalda al cine porque las películas les parecieran aburridas sino porque salió algo que les era más cómodo. Cuando el cine les dio, tan bien como lo hacían antes, cosas que la tele no podía ofrecer, la gente volvió. Pero ya eran buenos haciendo productos de entretenimiento. Ahora no es el caso.

A posteriori se han vivido otras crisis, por ejemplo la de finales de los 70’s. El público se cansó de lo que hacían en las salas, es decir, uno de los aspectos claves de la situación actual. ¿Qué devolvió a la gente a las salas? Que un grupo jóvenes medio chiflados que asustaban mucho con sus ideas a las majors, dieron un espectáculo que jamás se había dado; Spielberg, Lucas, Scorsese, Coppola, Zemeckis…

¿Quién está montando esto del 3D? Los de la revolución de los 80’s, ahora con casi 60 años. Así, por lo que están interesados es por la tecnología. Pero el problema es que las historias trilladas por las que la gente ha perdido (o está perdiendo) el interés, siguen siendo los que quieren explotar en estos nuevos sistemas. Es decir, en contraposición a lo que hicieron estos directores cuando llegaron, que fue cambiar las historias que se contaban, ahora esperan que sólo la tecnología levante la situación. Y yo no lo creo.

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Además, Avatar es una película tremendamente cara y parece obvio que ese no puede ser el camino. Por lo que la propuesta Avatar es casi, autoconcluyente; no es pregonera de ningún cambio narrativo, que es el que al final cuenta, más allá del 3D.

No olvidemos que, si le preguntas a la gente por qué no va al cine, la respuesta suele ser del tipo; «es que no vale la pena». Yo no descarto, en absoluto, que nuevos realizadores que ahora incluso no conocemos, aprovechen esta tecnología para crear nuevos conceptos. Lo que pongo en duda es que, a medio plazo, cuando el 3D no sea una novedad, él sólo sea capaz de sostener esta situación.

A mi me parece imposible que Avatar no reviente. Pero es que es la primera, por lo que su éxito sólo quiere decir que la gente tiene ganas de probar algo nuevo. Pero sostener todo sólo sobre la tecnología 3D es un error. Yo creo que la industria se está haciendo trampas al solitario y, como no tenga un golpe de suerte, lo va a pasar mal.

ACTUALIZACIÓN; Jorge Mochón me ha pasado el enlace al trailer con su twitter. Os lo pongo.

STAR TREK

Star trek, la nueva obra de J.J. Abrams, nos situa en el inicio de toda la historia dando detalles de cómo se conocieron los personajes que todos tenemos en la cabeza (el capitan Kirk, Spock, y toda la tropa) y cómo, siendo jóvenes, acaban comandando la nave Enterprise.

Es interesante ver cómo J.J. Abrams, creador de Lost, escoge los proyectos en los que se involucra. Parecen interesarle sólo proyectos desde los que tenga la oportunidad de presentar una nueva forma de narrar o cambiar la visión sobre la historia planteada. No en vano produjo Monstruoso que no es una gran película pero aprovecha el concepto cámara en mano y teóricamente grabado en continuidad de una forma que nunca había sido usada.

Con Star Trek creo que pretende que, tanto la serie como las películas (hasta ahora van 11 incluída esta), tomen un nuevo significado, un nuevo entramado en las relaciones entre los personajes. Por cierto, no deja de sorprender cómo una serie, que se estrenó en 1966 y no tuvo una gran acogida, con el paso de los años ha ido convirtiéndose en una de las series más míticas de la historia de la televisión y es probablemente la que luego ha generado un mayor número de películas inspirada en ella.

Donde tampoco mantiene el espíritu J.J. Abrams es la estética visual. En la serie parecía que no pasaba nada. Todo eran planos muy estáticos y unas conversaciones que yo, no voy a mentir, me parecían terriblemente aburridas. En este caso, ya el primer plano de la película es toda una declaración de intenciones. Vemos la nave, tal y como pasaba en la serie. Pero esta vez lo hace en un plano de lo más barroco.

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Y como ya decía, el tratamiento del tiempo vuelve a ser excelente. Está claro que es lo que más le gusta al director. Los juegos temporales son constantes y fundamentales para entender la historia. De hecho, los malos de la historia vienen del futuro mediante una singularidad (una fractura del espacio-tiempo) que han conseguido crear. Incluso con la famosa presentación de la serie hacen un juego bastante divertido. En vez de colocarla al principio, la colocan al final. Queda muy coherente porque, en realidad, será a partir de ese momento que se da el inicio de la serie y, por tanto, de la misión de la Enterprise.

Con la ayuda de un gran guión, los personajes son redefinidos hasta puntos difíciles de imaginar sin ver la película. Contextualiza la historia en unos parámetros que la serie obviaba y que da profundidad a las relaciones entre los personajes, en especial la de Kirk y Spock. Y es que el texto está muy cuidado. Hay un aspecto que me parece muy interesante. Para la mayoría de escenas han optado por añadir tramas paralelas intraescena que enriquecen las secuencias y permiten introducir gags que, de otra forma, no serían posibles.

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El único punto débil es que, cuando llega el momento de la resolución, hay demasiados elementos Deus ex Machina, es decir, que los protagonistas se ven ayudados por otros personajes de una forma que no resulta demasiado verosímil. El hecho de que aparezca una nave, un meteorito o cualquier elemento «demasiado» imprevisto acaba por diluir la tensión dramática de una película muy bien construída.

Sabemos por experiencia que no es fácil que una historia mejore la obra en la que se basa. La visión de J.J. Abrams sobre Star Trek hace ganar enteros a una aventura que, entre nosotros ahora que no nos escucha ningún trecky, no es ninguna maravilla.

HIJOS DE LOS HOMBRES

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A menudo la industria cinematográfica nos ofrece títulos de factura comercial que no merece la pena perder ni un segundo en su visionado. Pero en este caso, Alfonso Cuarón, nos atrapa en esta película que, he de confesar, no me atraía en absoluto.
Para empezar presenta una plantilla de actores con un nivel muy notable. En mi opinión, especialmente Clive Owen y una de las mejores interpretaciones de Michael Caine. Reconozco que no disfruto tanto con la guapa Julianne Moore.

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La narración, claramente postmoderna en muchos aspectos por la tridimensionalidad de los personajes, sus estructuras «antisistema», como esos largos planos secuencia o, incluso, las claras influencias que los videojuegos tienen sobre la película, es espectacular. No es tampoco muy habitual films donde las sorpresas son en realidad eso, sorpresas. Los giros son constantes y las escenas que generan nuevos problemas a los protagonistas tampoco resultan nada previsibles.
La profundidad de las descripciones es enorme. Sólo con lo que la película nos muestra en segundo plano podríamos realizar un análisis profundísimo sobre el modelo de antiutopía que el film ofrece; los conflictos con la inmigración, la manipulación mediatica, el conflicto seguridad vs. democracia, los ideales vs. pracmatismo… Sólo queda un pequeño espacio donde la indolente oligarquía del control del poder queda diluída. Sólo allí donde los coches y los enormes pisos se transforman en una gran finca hippie y liberal, los miedos a la vigilancia total, desaparecen.
Me parece que hay muchos momentos en la película sobervios, pero destacaría 3;
– En primer lugar, hay una jugada a tres bandas muy interesante. Antes de poder ver la primera imagen escuchamos diversas noticias que nos intrucen en la antiutopía. Es el sonido de un mundo sin niños. A la hora de película, la comadrona en una escuela ya vacía, recalca el mensaje con una de las frases importantes («es muy raro lo que sucede en un mundo sin voces de niños»). Pero todo eso quedará ligado con un último plano en el que la esperanza se hace posible y, cuando los créditos aparecen, se materializa con el sonido de un grupo de niños jugando.

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– También destacaría la brillante persecución del coche que no arranca. Estamos acostumbrados a escenas de persecuciones con continuos cambios de plano, en la urbe, y a 5000 revoluciones. En este caso, Cuarón juega con la convención de género y hace justo lo contrario; plano secuencia, en el campo y con coches que se niegan a arrancar.
– Un último elemento. La película tiene 2 clímax, cosa poco habitual y, en mi opinión, arriesgada. Y, en cambio, el resultado es genial. Consigue emocionarnos tanto cuando los protagonistas salen del edificio, como cuando a la película le queda apenas 1 minuto.
En definitiva, uno de esos pocos títulos donde los cinéfilos y los consumidores de productos comerciales, podemos encontrarnos.