En crisis (1): Los valores liberales

Bárcenas

Lo reconozco. Estoy en crisis. No hablo económicamente. En eso estamos todos y mi bolsillo no es una excepción. Trabajo mucho y cobro mucho menos de lo que estaría cobrando hace 5 años. Afortunadamente, estoy haciendo lo que me gusta, así que a pesar de dolores de cabeza, para mi, trabajar es un placer.

En lo que estoy en crisis es en lo que creo. Algo que no intuyo a mi alrededor. Siento que la gente tiene cada vez las más claras. Quizás más que nunca. Probablemente el entorno y las circunstancias obligan a tomar posturas más duras. Sin ello, probablemente la ILP de la dación en pago ni siquiera hubiera llegado al parlamento.

Pero yo… Yo no veo las cosas claras. Llevo unos cuantos años defiendo postulados propios del liberalismo. Siempre he dicho que el liberalismo entra en conflicto con el conservadurismo, a pesar de que se asocian los dos conceptos. No puedo aceptar que alguien defienda de verdad la libertad económica y, en cambio, no la moral.

El problema está en que cada día aparecen ejemplos de empresas que, gracias a su riqueza, nos han robado a todos o han condicionado las leyes a su favor. Y todo ello hace entrar en crisis mis valores. Se visten de liberales, aprovechan la lógica liberal y, a la hora de la verdad, actúan condicionando el mercado a su favor constantemente.

¿Qué argumentos puedo dar yo diciendo que no hay más remedio que recortar en presupuestos públicos cuando el estado le entrega miles de millones de euros a los bancos? ¿Cómo defiendo que las ayudas a las personas no pueden ser para las clases medias cuando las empresas practican el chantage de pedir ayudas a cambio de quedarse? ¿Cómo puedo explicar que, como liberal no estoy en contra de la regulación sino de la intervención y, mientras los políticos están en plena connivencia con grandes empresas? ¿Con qué cara le pido a un funcionario que asuma recortes cuando veo que el dinero público se va a manos privadas a cambio de nada?

A pesar de la solidaridad y empatía total con reclamaciones como la dación en pago, reconozco que me generan una enorme incomodidad. Ya explicaré por qué en unos días. También entiendo que ha de haber recortes en lo público como los está habiendo en lo privado. Pero la cuestión es que, entre los políticos, los grandes empresarios y sus lamentables connivencias estoy desarmado.

Las grandes riquezas de las empresas sólo están sirviendo para poner a sus pies a los gobiernos. Les da poder de negociación. Y, sin ningún tipo de rubor, nos piden a todos que nos empobrezcamos para que ellos no pierdan riqueza. Y se justifican diciendo que ellos generan empleo… No, amigos, el empleo lo genera la demanda, que somos nosotros.

Sigo sin creer que el liberalismo sea una entelequia, tal y como yo lo entiendo. Y que no consiste en crear un sistema que provoca acumulaciones de dinero en unos pocos que, a posteriori, pone en disposición de esas personas un control férreo sobre los gobiernos. El chivo expiatorio para que cuatro ladrones tomen el dinero de nuestros bolsillos, provisionen sus pérdidas y que luego nos digan que no queda ni un duro y que hay que trabajar más.

Desde luego, no he defendido nunca posturas liberales para que políticos poderosos, banqueros y empresarios corruptos se apropien el dinero de todos. Ni para que manipulen las leyes de forma que modifiquen nuestras decisiones de compra a su favor. Ni mucho menos para que sólo se aplique el mercado liberalizado allí donde les interesa: el laboral. Como decía Lluis Llach, no era això.