Ya comenté que lo que deforma el espacio es la gravedad. O sea, que se da una curiosa circunstancia; cuando la materia se concentra mucho, se deforma a si misma. Pero, ¿podemos llevar eso al límite?
La respuesta es sí y lo llamamos agujero negro. Es algo que precide la teoría de la relatividad y, por cierto, a Einstein molestaba mucho. Él creía que, aunque fuera teóricamente posible, a la práctica no se daría.
La idea es la siguiente; La masa genera gravedad. Y la gravedad deforma el espacio atrayendo más masa hacia si misma. Si la masa va aumentando, llega un momento en el que la gravedad es tan fuerte que, a partir de un cierto punto, nada puede escapar a ella, ni siquiera la luz. A ese punto de no retorno le llamamos horizonte de sucesos.
(Imagen de isftic)
En el momento en el que se forma el horizonte de sucesos nace el misterio porque nada ni nadie que entre, podrá volver para explicarlo. ¿Qué hay en el interior de un agujero negro? Aquí entran en juego la relatividad y la mecánica cuántica. Cada una precide unas cosas y aún no tenemos claro qué sucede en realidad.
La relatividad precide que, pasado ese horizonte de sucesos, la masa sigue cayendo y cayendo atraída por unas fuerzas gravitorias terribles hasta el núcleo del agujero. Como ya sabéis, cuanto más rápido vamos, más se contrae el espacio (somos más pequeños) y más se dilata el tiempo (pasa más poco a poco).
Pero lo que nos espera en el núcleo es lo más increíble. El espacio estará tan comprimido que, en un punto infinitamente pequeño, habrá una enorme acumulación de masa. El tiempo, va tan poco a poco que, en ese punto… se para. Y a ese punto lo llamamos singularidad.
Eso es lo que demostró el archiconocido físico Stephen Hawking entre otros a finales de los 60’s. Y el nombre al nuevo cuerpo celeste se lo puso John Wheeler, un cachondo que provocó airadas críticas por el nombre que propuso pero que acabó siendo aceptado.
El problema era que, aunque a nivel teórico fueran posibles, si de verdad hasta la luz que se acercaba desaparecía cayendo en su horizonte de sucesos, ¿cómo diantres íbamos a detectar uno? La clave está en aquello que ya comentamos en el blog de que la luz ve deformada su dirección a causa de la gravedad. Como un agujero negro es muy masivo, hará una especie de efecto lenticular curioso. Esta imagen, tomada de la wikipedia, es la imagen simulada de cómo veríamos desde la Tierra un agujero negro a unos 600 km. con 10 veces la masa solar.
Gracias a este efecto óptico hemos podido detectar diversos agujeros negros en el universo. El más cercano, uno enorme en el centro de nuestra galaxia.
Se dan un par de paradojas bastante divertidas con este proceso.
Un agujero negro está en la mayor de las ausencias de luz. Pero si está goloso consumiendo materia, a su alrededor gira muchísima materia que sí es muy fácil de ver. Y, como todo va tan rápido, se pone caliente, lo que provoca que sea muy luminoso.
Si la cantidad de materia es muy grande, entonces esta empieza a chocar la una con la otra antes de cruzar el horizonte de sucesos. Esos choques provocan que grandes cantidades de materia salga disparada en lo que se conoce como chorros de acreción y que suelen tener distancias de años-luz (un año-luz no mide tiempo sino la distancia que recorre la luz en un año). Por lo visto, curiosamente, están implicados en la formación de estrellas, por lo que el trabajo de los agujeros negros no es sólo destructivo sino que puede formar galaxias.
Ahora sabemos que, en realidad, los agujeros sí dejan escapar algo de su materia por un curioso fenómeno cuántico que se produce justo en la superficie de su horizonte de sucesos. Incluso, si el agujero negro es muy pequeño, puede llegar a evaporarse.
Cuando pusieron en marcha el acelerador de partículas del CERN salieron los listos de la clase a decir que esto era el fin del mundo porque este acelerador era capaz de generar agujeros negros. Y tenían razón. No en lo del fin del mundo, sino en que pueden formar agujeros negros. Pero son tan diminutos, que se evaporan en seguida. Así que lo demás es prensa amarilla.
Los agujeros negros suelen ser los reyes de las conversaciones entre los que no entendemos de física pero nos gusta. Pero no son los únicos ni los, para mi, más espectaculares. Supernovas y, sobre todo, los agujeros de gusano, son increíbles. Hablaré de ellos en próximos posts.