Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

El embaucador

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

Función psicológica

Según las propias palabras de Vogler; “El embaucador plasma las energías de malicia y deseo de cambio”. Dicho así suena a personaje malo, pero no se trata de eso. Se trata de que las “plasme” y no de que las “eje- cute”.

Contado así, ¿te ayuda? A mí tampoco.. No te preocupes porque estamos muy acostumbrados a embaucadores en el cine. Y no me refiero a esos trailers geniales de películas horrorosas. No es un embaucador, es una estafa.

Desde el punto de vista psicológico son los encargados de desdramatizar cosas a las que estamos dando mucha importancia. Algunas veces nos creemos más de lo que somos, con ataques de ego enormes. Otras vemos una barrera como mucho más alta de lo que, en realidad, es.

El embaucador es aquel que se encarga de hacernos saber que hemos tenido un ataque de ego o nos hemos sentido mucho más pequeños de lo que, en realidad, éramos. Y eso nos hace reír.

Déjame que te lo explique de otra forma. Ponte en situación: Día de lluvia. Llevas unos zapatos de suela lisa. Y claro, pasa lo que estás temiendo. Resbalas. La primera reacción es de tragedia. Te has mojado el pantalón a la altura del culo. Ahora lo notas húmedo. Además, se ha puesto perdido el diario que acabas de comprar y cuesta separar las páginas.

Al día siguiente se lo cuentas a tus amigos. Se mondan de la risa. Lo más sorprendente es que… ¡tú también! Ha aparecido el embaucador…

Función narrativa

Así, desde el punto de vista narrativo, es el “alivio cómico”. Nos hacen reír porque ponen en solfa lo grotesco de la idea que antes teníamos. Es decir, convierten en patética aquella sensación o, dentro de la narración, a un personaje.

Los típicos personajes cómicos como:

Bufones.

El compañero del policía que nos hace reír en cada escena.

El secuaz del malo que todo lo interpreta mal son ejemplos clásicos.

Son muy típicos en películas de acción. El personaje de Joe Pesci en la serie Arma letal es el modelo clásico. También es habitual que es él el que consigue resultados. El que aporta pistas o el que plantea la resolución del caso o de parte de él. Así, los grandes héroes acaban, en cierta medida, puestos a la altura de esta figura grotesca.

¿Te atreves a seguir? Descubre cómo usar la metodología de Vogler.