Confluencias el 27S

Rajoy

CDC y ERC pactaron que el 27 de septiembre se celebrarían las elecciones catalanas. El acuerdo se produjo después de desencuentros evidentes a la vista de todo el mundo. Y aunque no conozco a nadie que hace unos meses estuviera por la independencia, ahora haya cambiado de opinión, es evidente que no hay el ánimo ni la seguridad anteriores al 9N.

Según ha dicho RAC1, Rajoy podría estar planteándose adelantar las elecciones generales para la misma fecha. De esta manera, buscarían hacer pivotar las elecciones sobre el eje identitario, donde está seguro que obtendrá mejores resultados que si estan monopolizadas por el caso Rato.

Parece que, llegado el caso, CDC teme que el debate con Podemos pueda hacer daño al proceso y que preferiría posponer las elecciones catalanas. ERC no lo ve igual, por lo que los dos principales partidos catalanes podrían tener un nuevo encontronazo. Algunas reflexiones:

Algunas voces ya habían dicho que, si las elecciones catalanas no se producían antes de las municipales, el catalanismo perdía la iniciativa política. Perder esa ventaja ha sido un error estratégico en toda regla. A la vista de que la unión es más estética que real, el precio probablemente será alto. Si la decisión de convocar en Catalunya queda condicionada a lo que haga Rajoy, Artur Mas deberá esperar al último día, porque los dos tienen la obligación de convocar con la misma antelación.

Según como le vayan al PP las elecciones municipales, Rajoy va a tener serios problemas para aguantar en el poder. Aunque hoy lo haya negado, puede que convocar rápido, más que una opción, sea una obligación.

Buscar la coincidencia con las catalanas demostraría dos cosas: que sabe que en el terreno del conflicto territorial el PP se mueve como pez en el agua. Lo segundo es que, como siempre, los partidos piensan más en ellos que en el país y en el proyecto que dicen defender. Lo que es evidente es que alimentar la confrontación no ayuda al fin último del unionismo.

¿Y a la contra parte catalana? Unas elecciones donde el PP entre en la brega supone que, al menos, dos partidos demostrarán una enorme hostilidad. Eso movilizará las bases de todos. Y aunque sin el ánimo de hace unos meses, este fin de semana la ANC, Omnium y la AMI han llenado todo un Sant Jordi. Y hace 5 meses escasos, consiguieron 1,9 millones de votos netamente independentistas y 300 mil por un cambio de statu quo.

Aunque hay una segunda lectura posible. El futuro parlamento español estará más fragmentado. Será más débil. Si gana la suma PP+Ciudadanos, la hostilidad al catalanismo será alta. Si, en cambio, ganan las fuerzas de izquierdas, el PSOE ya no tiene credibilidad entre el catalanismo. Y Podemos, por las cosas que han dicho Errejón (el tránsito de aquí a aquí es espectacular), Monedero (diciendo que la independencia es un disparate) o Iglesias (diluyendo la cuestión nacional), no parece probable un cambio de actitud en lo territorial. Algunos líderes del nacionalismo piensan que lo mejor es esperar a que se demuestre que, ni siquiera Podemos, tiene verdadera voluntad de resolver el complejo encaje territorial.

La respuesta de hoy de Rajoy a los medios de comunicación demuestra que todo lo improvisa. Ni siquiera estaba preparado para la pregunta. ¡Alucinante!

El problema del catalanismo está, como siempre, en su escasa capacidad de unirse por un objetivo común. Con una confluencia real, casi es irrelevante lo que haga Madrid. Será esta legislatura, la siguiente o la otra. Si, en cambio, se sigue en este camino, Madrid lo tendrá muy fácil. Sin ánimo de resolver nada, sólo confluirá con el catalanismo en la fecha y para ganar unas elecciones.

Las expectativas de Podemos

Podemos

Corre el rumor de que la encuesta del CIS que se publicará la semana que viene da una victoria electoral a Podemos. En el peor de los casos para la fuerza de Pablo Iglesias, estará ronzándola.

En todo caso, se dibuja un parlamento español hiperfragmentado, con 3 fuerzas con un peso similar (Podemos, PP y PSOE) y una serie de fuerzas menores (ERC, PNV, CDC, UDC, UPyD, C’s, IU…). Algunas reflexiones al respecto:

1) Dicen que en Génova y en Ferraz están muy preocupados. ¿Y qué esperaban? Durante 30 años, en vez de cambiar el modelo productivo, han alimentado una burbuja que ahora se está cobrando las facturas. Han practicado el cinismo hasta el extremo: han dificultado la financiación de los partidos, alimentando así la financiación ilegal que, de paso, ha llenado los bolsillos de algunos. Y mientras toda la porquería ha ido saliendo a la luz, sólo les ha preocupado taparse las vergüenzas propias enseñando las ajenas tanto como fuera posible.

2) Que Podemos tenga unas expectativas tan altas, aún no es garantía de nada. Este tipo de partidos tan jóvenes acostumbran a tener problemas con los liderazgos. Podemos ha tenido dudas respecto a cómo estructurar su liderazgo. La candidatura opositora a Iglesias pedían un líder que les escuchara.

3) Si yo fuera Rajoy, convocaría elecciones generales en mayo, haciéndolas coincidir con las municipales. Eso le permitirá dos cosas: salvar algunos ayuntamientos porque el debate municipal se verá mediatizado por el nacional, de manera que el debate catalán le echará un cable. Los catalanes podemos irnos preparando. Por otro, mostrar datos económicos positivos. En abril y mayo los datos de paro tienden a mejorar. En cambio, para noviembre, cuando de verdad tocan, los datos suelen ser malos. A eso hay que sumar que la economía europea se ralentiza de nuevo. La vuelta de las vacaciones pueden ser dramáticas.

4) Podemos se ha comprometido a auditar la deuda y pagar sólo la legítima y a aumentar muy rápido los impuestos a las fortunas y grandes empresas. Vistas estas promesas, me temo que las semanas previas a las elecciones van a ser de una enorme inestabilidad. No me sorprendería que la prima de riesgo subiera y la bolsa bajara.

5) Tras las elecciones, el PSOE puede tener un papel fundamental: ¿Pacta con su rival histórico (PP) o con la izquierda radical (Podemos)? Si se produce esta situación, habrá presión europea para un pacto a la alemana entre centro derecha y centro izquierda. A corto plazo generará mucho desapego. Pero para estas fuerzas, es una nueva oportunidad. Puede que la última.

Si gobierna Podemos, veremos qué se atreve a aplicar de todo lo que promete. Gane o no gane, lo que es seguro es que cambiará las reglas del juego. Y por mucho tiempo.