¿Cómo acaba?

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

Y llega, por fin, el tercer acto. Como ya nos había pasado con la anterior pregunta, la primera frase debe corresponder a un punto de giro, en este caso el segundo. Y, aunque también nos veremos obligados a tratar con más detalle este aspecto más adelante, no olvides que necesitaremos un clímax. Aunque sea obvio, lo recalco porque no debes olvidar jamás que el momento más emotivo y catártico de tu historia debe estar en esta parte de la historia.

Vista una película, es obvio que esto debe ser así. Algunas veces, en cambio, cuando vayamos a escribirlo descubriremos que nuestra gran idea tiene su punto fuerte mucho antes del final. Ese es un problema grave. Y debemos ser muy cuidadosos en cómo solventamos ese problema.

Felipe, nuestro corredor de fondo, quiere completar la maratón porque todo el mundo lo ve incapaz de completar lo que se propone. Pero imagina que eso sólo lo queremos utilizar como metáfora del resto de su vida. Podría darse el caso que fuera alguien incapaz de acabar su carrera o de ponerse a buscar trabajo.

Podríamos encontrarnos con el siguiente problema; Decidimos que, después que consiga completar la maratón y de demostrar a su familia que es un ganador, logra superar una entrevista de trabajo. Eso podría ocuparnos muchos minutos y que lo que debía ser el clímax (el paso por la meta), empieza a quedar demasiado lejos del final.

Si, por el contrario, decidimos que la llegada a la meta sea al final, per- demos la oportunidad de contar lo del trabajo. En ese caso, deberemos decidir cómo resolvemos el dilema.

Por cierto, si eres de los que tiene vocación de autor, es en este tipo de decisión pequeña donde convertirás tu obra en algo particular. No siempre es fácil solucionar este tipo de cosas. Si te fijas, el elegir un clímax u otro, con la misma historia, te va a implicar cambios drásticos no sólo en el final sino en todo el desarrollo.

Digamos que esa escena es el momento más acentuado de la historia. Y mover el acento un poco antes o un poco después supone una variación muy significativa. Te obligará a cambiar las secuencias con más peso. Las que acabarán por ser relevantes. Aunque las escenas fueran las mis- mas, tu decisión va a aportar mucho tu visión como autor.

¿Te atreves a seguir? Sigue descubriendo cuándo puedes estar seguro de que tu argumento es perfecto.