De lo general a lo concreto

(NOTA: Si has aterrizado aquí buscando en un buscador, que sepas que este post es parte de una colección de artículos para aprender a escribir, que puedes encontrar aquí)

Si te das cuenta, siempre estamos pasando de lo general a lo concreto. Empezamos por una frase, que hemos inflado hasta las 5 líneas. Y tarde o temprano, han de convertirse en 90 páginas.

Con los personajes, también es una buena estrategia. En todo caso, no todo el mundo hace esto. Se hacen una idea en la cabeza y, en seguida, construyen personajes. Mi recomendación es que pruebes primero lo que voy a decirte y, si después de hacerlo, lo consideras prescindible, toma la directa y listos.

Repito que la esencia de esta guía para guionistas es darte algunas ideas para escribir. Eso no implica que tengas que hacerlo toda la vida como te propongo. Coge lo que te guste y, lo que no, que pase a mejor vida.

En cuanto a los personajes, de lo que se trata en un principio es de dar cuatro pinceladas sobre cómo va a ser nuestro personaje. Estrategias para hacerlo, hay muchas. Me fue útil hacer un híbrido entre las que he encontrado en algunos libros y las que me enseñaron en clase de guion.

El fundamento más importante que vamos a utilizar está inspirado en algunas de las conclusiones a las que llegó uno de los psicoanalistas más importantes de la historia; Carl Jung. Fue uno de los discípulos más importantes, si no el que más, de Freud. Y, entre otras cosas, fundamentó el estudio de lo que vino a llamar arquetipos.

Un arquetipo es un “personaje” con una sola dimensión o, lo que es lo mismo, una sola característica. La característica puede ser rico, pobre, listo… También puede ser una característica física; hombre con sombrero de copa, anteojo y puro, hombre con sombrero marrón y látigo, mujer con vestido rojo y falda corta… Esta característica puede ser un concepto abstracto: el amor, los sueños, las esperanzas…

Si unimos una característica física con una característica psicológica, obtenemos un estereotipo. Es decir, cuando asociamos el señor con sombre de copa, anteojo y puro al concepto rico.

Cuando le añadimos contradicciones y complejidad psicológica estamos creando un personaje tridimensional.

Pongamos por caso, el “típico” espía duro es un arquetipo. Pero sólo cuando lo manejamos como “idea”, cuando no le estamos dando una apariencia física.

En el momento en el que le ponemos gabardina y sombrero y un aspecto similar a Humphrey Bogart, caemos en el estereotipo. Para recordarlo, ten presente el significado del prefijo estéreo; que significa dos. De he- cho, a estos personajes también se les llama bidimensionales o de dos dimensiones.

Si al personaje de Bogart, además, le añadimos que se mueve muy bien entre matones, pero mal con las mujeres, le estaremos dando complejidad psicológica. Entonces hablamos de un personaje tridimensional.

¿Te atreves a seguir? Sigue descubriendo la metodología de Vogler para construir personajes.