Alberto Lacasa

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El cine de atracciones

Ayer hablábamos de los antecedentes del cine; daguerrotipos y zootropos varios. Y, sobre todo, el kinetoscopio de Edison (no te olvides de él porque acabará siendo protagonista de una de las páginas más negras y, a la vez, más brillantes de la historia del cine).

Si entendemos el cine como un sitio donde una serie de imágenes grabadas sobre una película fotosensible se proyecta a grupos de personas en una sala oscura, no aparece hasta que los hermanos Lumiere lo desarrollan en Francia. Luego veremos que el cine es algo más que eso, pero no cabe ninguna duda que ese fue el gran avance definitivo desde el punto de vista tecnológico.

Según la wikipedia, empezaron a trabajar en ello en 1892. Lo que es seguro es que en verano de 1894 tenían listo tanto el grabador como el proyector y en otoño grabaron su primera película; la famosa salida de los obreros.

Siempre se dice que la primera proyección fue el día de navidad de 1895. No es del todo así… El 28 de marzo de ese mismo año, los Lumiere hicieron una proyección privada a la Société d’Encouragement à l’Industrie Nacional. E incluso vinieron otras proyecciones más. Pero lo que sí que es cierto es que ese 25 de Diciembre se hizo la primera proyección cobrando entrada y abierta a cualquiera que quisiera verla.

Los hermanos hicieron 10 películas. Se trata de cuadros de menos de 1 minuto y con nulas intenciones narrativas y artísticas. Son planos sin profundidad, sin buscar ángulos que dieran ninguna sensación de tridimensionalidad. Puede parecerte trivial pero no lo es.

De las 10 películas, una de ellas era la llegada de un tren a una estación. Colocaron la cámara en el andén filmando la llegada de la máquina. Eso generó una perspectiva no buscada y, según cuentan, la gente salía corriendo de la sala por miedo a ser atropellada. Dicho con otras palabras; era un concepto de representación tan nuevo y abstracto para ellos que no lo entendían sino como real.

Si lo piensas bien, para nosotros el cine es algo más que eso; el cine también requiere de un relato (incluso en los documentales). Y eso tardó mucho más en aparecer. Por lo que hablar de cine en estos primeros años no pasa de una convención que sólo se ajusta en cierta medida a la realidad.

A esta época se le llama el cine de atracciones porque las ferias de atracciones era su lugar. Bueno, por eso y porque Tom Gunning, un conocido estudioso del cine, le puso ese nombre. La gente entraba atraída por algo que se vendía casi como algo mágico. Creo recordar que en la versión de Drácula de Coppola, el Conde y Mina van a una de estas carpas atraídos por el boca oreja. Imagino aquella época muy parecida a como sale en el film.

Si ayer te burlabas de Edison por no darse cuenta del enorme negocio que había tras el cine y ahora crees que los Lumiere tuvieron más vista, te equivocas. Los hermanos estaban seguros que su invento no tenía ningún futuro económico.

Mientras los Lumiere y otros pensaban en grabar la realidad (y así lo hicieron creando una escuela “realista”), un ilusionista, Méliès intuyó que ese invento podría aprovecharlo en sus espectáculos de magia. Intentó comprarles el aparato, pero estos se negaron y acabó por hacerse el suyo. E inventó el trucaje…

Méliès descubrió que cortando la película en algunos puntos podía, por ejemplo, hacer desaparecer un personaje. O simular que este viajaba a la luna y caía desde el cielo. Méliès ya alargaba su metraje mucho más allá que los hermanos, ya que duraban varios minutos.

No hay que pensar en ese cine ya como un cine narrativo. Entre otras cosas, si miras sus películas descubrirás que la cámara siempre está en plano general y que no se mueve nunca de sitio (lo que se conoce como autarquía del plano). La composición es centrífuga, es decir, no se ponen los elementos importantes en el centro del plano sino que se distribuyen todos los elementos compositivos ocupando todo el plano. Además, las historias que se cuentan no se acaban. No tienen un desenlace tal y como lo entendemos.

Si crees que durante esta época en España estábamos cruzados de brazos viéndolas venir… tienes razón. Más allá de la broma, es verdad que teníamos un par de directores realmente talentosos. Sobre todo, Segundo de Chomón, un director natural de Teruel y afincado en Barcelona, que hizo auténticas joyas como Hotel Eléctrico, un auténtico stop and motion que desconozco si es el primero pero seguro que está entre los primeros. De hecho, en su época se le comparaba a Méliès.

Así serán, más o menos, los primeros 15 años de la nueva tecnología. A partir de la década de los 10, las narrativa empezará a conquistar al artificio hasta significar la práctica totalidad de la producción audiovisual hasta que la televisión aporte otros registros. El cine de atracciones empezará a morir…

Algunas propuestas insuficientes:

De Edison diría que El Beso (1896), que debe ser el primero de la historia en la gran pantalla.

De de Edwin Porter Asalto y Robo de un Tren (1903).

De Melies propondría Viaje a la luna (1902). Y de Segundo de Chomón Hotel eléctrico (1908).