Alberto Lacasa

Audiovisual, política y más allá

Date archives diciembre 2009

drama / peliculas / romántica

Buscando un beso a medianoche

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Valoración: 7/10

Argumento. Un joven solitario está harto de pasar la noche de fin de año solo y se apunta a una web para encontrar pareja. Allí conoce a una chica tan misteriosa como fascinante.

Breve crítica. Es una de esas pequeñas grandes obras. Me encanta la evolución que marca el personaje femenino, que pasa de ser tremendamente atractivo a descubrir sus puntos oscuros.

Género. Drama romántico.

Director. Alex Holdridge.

Guión. Alex Holdridge.

Actores/Actrices. Scoot McNairy, Sara Simmonds, Brian McGuire, Kathleen Luong.

Título original. In search of a midnight kiss.

Año de estreno. 2007.

País. USA.

musical / peliculas

The Blues Brothers (granujas a todo ritmo)

blues-brothersValoración: 7/10

Argumento. Los dos hermanos Blues brothers deciden reunir a su vieja banda para garantizar la continuidad del horfanato donde se criaron.

Breve crítica. Con un humor absurdo hilirante, unas canciones muy bien escogidas y unos cameos que ponen los pelos de punta, la película es una delicia. Es una de aquellas piezas imprescindibles de la historia del cine. Y todo gracias a ese mítico programa de televisión Saturday night live.

Género. Musical.

Director. John Landis.

Guión. John Landis, Dan Aykroyd.

Actores/Actrices. Dan Aykroyd, John Belushi, Henry Gibson, Carrie Fisher, James Brown, Kathleen Freeman.

Título original. The Blues Brothers.

Año de estreno. 1980.

País. USA.

guion y cine

Censura y prepotencia

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Llegas un día a casa, con ganas de salir y le planteas a tu pareja ir al cine. ¿Por qué no ir a ver 2012? Parece que debe ser entretenida. 150 minutos de explosiones y ciudades destruídas. Coges a tu hijo de 10 años y, cuando llegas a la sala, te encuentras con que hay un cartel en el cine; “Esta película no está recomendada a menores de 13 años”. Vaya, ¿y ahora qué hacemos?

¿Te has preguntado alguna vez quién hace esas calificaciones? ¿Quién decide si una película es o no apta? Pues se trata de un grupo de 6 personas que ejercen de tribunal. No son expertos en cine sino gente “que representan al espectador medio”. Así, es un tribunal de “gente normal” que se renueva cada 2 años.

A esos “espectadores medios” les dan una lista diciéndoles que las pelis se pueden calificar de 4 maneras (apta para los públicos, no recomendada a menores de 13 años, no recomendada a menores de 17 y X, en las que se incluye pornografía y apología de la violencia). Y entonces vienen 6 tipos y ellos solitos en base a unos criterios muy subjetivos, deciden qué calificación debe recibir un film a modo de orientación, menos en el caso del X, que exige proyectarla en cines muy concretos. De hecho, sólo hay 8 en toda España.

Todo esto viene al follón que se ha liado con la sexta entrega de Saw. Resulta que después de que nos hayamos tragado los 5 primeros episodios de esta saga, los miembros del consejo de calificación de la ICAA (Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales) se reunió para decidir qué calificación darle. Uno no fue. Debió de dolerle la tripa antes de salir de casa. De los 5 que fueron a verla, una debía ser una ama de casa acostumbrada a cine de barrio y le escandalizó los litros de sangre por centímetro de celuloide. Otro pensó que sus hijos, después de ver el film, podían acabar cogiendo una catana y diseccionarle a él y su mujer en pedacitos. El último, debió ser un defensor de la moral al que le parecía perverso.

Sea como fuere, 3 de los 5 miembros decidieron calificarla X. Y así es como el criterio de 3 personas “representativas” del país han decidido la práctica censura no de la primera, ni de la segunda, ni de la tercera entrega. No. Ha sido la sexta. Hemos necesitado 6 películas para ver la apología de la violencia en el film.

Así, podríamos pensar que de las 300 copias que hizo la distribuidora, 292 se quedarán en las estanterías de algún almacen. ¡Se equivocan! Porque las salas X ya funcionan con DVD, así que probablemente todas las copias se quedarán para criar polvo.

Está muy bien que nosotros, que contínuamente nos sentimos justificados para acusar de mojigatos a los americanos porque censuran escenas de films. Y entonces les explicamos cómo han de hacer las cosas para ser contemporáneos. En realidad, no lo hacemos sólo con el cine, sino que les explicamos qué modelo sanitario deberían tener o qué relación establecer entre religión y educación, etc. etc.

No es la primera vez que hacemos un ridículo espantoso de este tipo. Recuerdo que no hace mucho prohibimos una película que se llamaba “Fóllame” (ese es el título que le dimos nosotros, la original se llamaba bésame), que es cierto había mucho sexo explícito pero que hubiera tenido una carrera comercial de pena porque era mala de narices y, en cambio, fue mucha gente a verla.

¿De verdad hace falta alguien que califique las películas? ¿Los que fueron a ver la máscara no sabían que era una comedia? ¿Quién acaba en la Huérfana esperando una película de amor? ¿Cuánta gente de más de 20 años fue a ver Mentiras y gordas? Insisto como he dicho otras veces, la gente no es tonta. No necesita que nadie le diga qué han hecho pensando en él y qué no.

En vez de ser tan prepotentes e ir dando lecciones por el mundo, quizás podríamos fijarnos en nosotros porque puede que descubramos que ni somos tan modernos ni tan abiertos como creíamos.

Por cierto, si a alguien le hace ilusión ver la calificación de las pelis que ahora hay en carterelera, puede verlas aquí.

guion y cine

Películas de Noviembre de 2009

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Con algo de retraso llega el post sobre las pelis de noviembre de este año. Realmente, no ha sido el mejor mes de este año pero también hay que reconocer que otros meses han contado con la ventaja de que me tragué un buen puñado de obras maestras (en especial, musicales para poder hacer el especial). Eso sí, no ha sido ni mucho menos, un mes perdido;

La recomendación es una de las pelis que hicimos en el XISC; Vals con Bashir. Se trata de un espectacular documental sobre la guerra entre el Líbano e Israel. Pero, en vez de optar por la solución clásica, han hecho una animación. La propuesta es muy expresionista y te somete a una lluvia de emociones. Es, sin duda, una de las propuestas más inteligentes que he visto en tiempo.

El peñazo a uno de esos clásicos a los que me sometí para poder hacer con conocimiento de causa el especial sobre musicales; Fiebre del sábado noche. Como ya me olía, es una de esas pelis que he evitado toda la vida. Ya sólo la portada me daba grima. Una vez vista, es un auténtico acto de masoquismo desaconsejable para cualquier alma que precie su tiempo.

La sorpresa se la merece 500 días juntos. Cuando vi los carteles por primera vez pensé que sería la típica comedia romántica con la que no pierdo ni un minuto. Pero empecé a escuchar buenas críticas y algún amago de compararla con Once. Prefiero el musical, pero hay que reconocer que la nueva está muy bien. Tiene un discurso desenfadado y gamberro que engancha.

El clásico a un peliculón musical; música y lágrimas, un biopic sobre Glen Miller protagonizado por James Stewart. Me acuerdo que la primera vez que la vi era un niño y cogí un cierto cariño a la música de Miller, al que apenas conocía.

Por último, la película del XISC debería ser Vals con Bashir, pero como ya la he destacado, tengo un problema porque el resto no me han entusiasmado. Si me tengo que quedar con una, tomaría Esto es ritmo. Se trata de un documental sobre unos chicos de un barrio complicado que forman un grupo de baile. Es un documental muy tramposo y con un punto de vista que no comparto en absoluto. Pero tampoco es un desastre y hay que reconocer que tiene elementos interesantes.

Ya veremos qué nos espera en el mes de diciembre, aunque el arranque ha sido espectacular con In the loop y Un puente lejano. Ya os contaré cómo me ha ido.

Empresa y vídeo online

Un poquito de por favor

cine-descarga

Decía Karl Marx que, cuando a una realidad asentada llamada tesis, se le presentaba un grupo dispuesto a negar esa realidad (antítesis) se generaba un enfrentamiento o revolución que acababa llevando a una síntesis; una especie de negación de la negación. Y parece que estamos encadenados a esa forma de relacionarnos con el conflicto.

No escapa a esa estructura lo que ahora está sucediendo con la ley de economía sostenible de marras. Dejando de lado que esta ley, por lo que dicen, traerá algunas buenas noticias (creación de empresas en 24 horas y con un coste ridículo), en internet ha hecho estallar la indignación que bien puede acabar significando un serio cambio de statu quo.

En primer lugar, me gustaría hacer constar que no entiendo la ley y que, por tanto, dificilmente puedo aderirme o posicionarme en contra. Pero sí que he leído muchas cosas. Por un lado, el gobierno asegura que no pretende hacerse daño a ningún usuario ni ninguna web que use contenido con copyright sino a webs que hagan negocio con ello. Y yo, en esto, podría estar de acuerdo.

Los otros dicen que no tiene sentido preparar tanta artillería para un número tan limitado de webs y que el objetivo es crear una comisión (si no he entendido mal) mixta entre la SGAE y el ministerio de cultura que podría cerrar preventivamente webs sin necesidad de una orden judicial. Si esto es así, por mucho que digan la ministra que sólo van a por los que hacen negocio, me parece una situación que puede patinar con facilidad al terreno de la caza de brujas.

En segundo lugar, y a consecuencia de estas interpretaciones tan dispares, las posiciones, más que radicalizarse (ya lo estaban), se han reforzado. Y tengo la sensación de haber escuchado cosas que ya antes, en otros temas y ámbitos, había visto. Gente que pregona su predisposición a negociar y, a la práctica, hacen ostentación de intransigencia frente algunas injusticias.

Todo se ha llevado a un terreno de buenos y malos (tesis y antítesis) donde me niego a identificarme plenamente con ninguna de las dos posturas. Twitter, estos días, se ha llenado de mensajes del tipo “Ramoncín, caca”, “libre circulación de conocimiento (y mucha retórica vacía de contenido), guay”. Supongo que estamos todos un poco “calientes”, pero estoy seguro que todos entendemos que la cosa es bastante más compleja.

En uno de los lados de la mesa parecemos tener una industria que pretende mantener una situación que va en contra de la dinámica de las cosas. Demonizan las descargas y pretenden hacernos sentir como criminales cuando descargamos cosas de internet con anuncios ridículos que, más bien, incentivan mis ganas de hacer sacar humo a mi emule.

La industria puede decir lo que quiera, puede llorar tanto como aguanten sus lagrimales. Pero la realidad es que, si tiras una pelota al cielo, esta vuelve a caer. Y no, la industria no va a conseguir alcanzar la velocidad de escape de la atmósfera.

Respecto a los contenidos (ya sean libros, películas o lo que se les ocurra y sea digitalizable) no hay alternativa. Tienen una competencia que los canibaliza porque los contenidos, en realidad, los han creado ellos; el P2P y los servidores streaming que no controlan. Así que u ofrecen algo mejor que ellos, o acabarán por ahogarse. A mi sólo se me ocurre una alternativa; que ellos mismos que ofrezcan estos servicios (con más calidad incluída y ya veremos si con algún modelo freemium).

Todo esto es tan obvio que el sentido común me dice que la industria ya es consciente. Pero, entonces, ¿por qué no lo hacen? Creo que se juntan dos factores; Por un lado temen a una tecnología que no dominan. En realidad, han de competir en algo que aquellos que les están poniendo dificultades conocen mucho mejor. Por otro, suponiendo que lo hicieran todo bien, deben temer que aún no haya una garantía clara de igualar los ingresos que ahora perciben. Y razón no les falta.

Así, yo interpreto todo este proceso como la intención de ganar tiempo. Pero, como decía, time is over. Hagan lo que hagan, amenacen con lo que amenacen, la gente va a seguir descargándose películas siempre que para conseguir la versión “oficial” tengan que pagar y la “pirata” se la ofrezcan gratis. Más allá de si es justo o no y de si es legal o no, es la decisión económicamente racional como consumidor.

Y entonces llegan los usuarios de la red. ¿Los usuarios? No, los que estaban en aquella reunión no eran usuarios sino gente muy vinculada desde el punto de vista profesional a la red. Tampoco podía ser de otra manera. Pero han de ser conscientes de que no son representativos de lo que es la red (y muchos lo han aceptado abiertamente). Ellos hablan de unos supuestos derechos “fundamentales”, de compartir lo que me venga en gana. Por cierto, ¿os habéis fijado que ahora usamos para todo eso de los derechos fundamentales?

La cosa es que, según nosotros, o sea, los  internautas en general, tenemos una especie de derecho natural a compartir lo que nos dé la gana. Y algunos de los argumentos son casi para echarse a reir. Que si “las películas que la gente se descarga no son españolas”, que si “la música que hace tal o cual es tan mala que por eso la gente se la descarga gratis”, que “aprendan del open source”, que “la SGAE chupa la sangre a pobres comerciantes que lo único que quieren es escuchar por la mañana a Luis del Olmo” o que “en la vida pagarían para ir a ver tal mierda de película al cine”. Y de aquí, triple salto mortal para ganarse la legitimidad para descargar lo que les plazca.

Y todo esto lo dicen personas que su trabajo (y esto es muy importante) no es “descargable” a un click. Está muy bien que algunos programadores decidan dedicar parte de su tiempo a programar software libre. Pero estoy seguro que cuando hacen un servicio específico a un cliente no aceptarían de ningún modo que ese código se licenciara. Y ahí reside la clave; es el programador el que decide qué comparte y qué no. Y como ellos, consultores, contables, gerentes, o comerciales.

¿Por qué los generadores de contenido no pueden hacer lo mismo? ¿Por qué ellos están obligados a compartir su trabajo gratis? Joan Planas tiene razón cuando dice los que defienden lo free tendrían que potenciar creadores que trabajan en creative commons (como, por cierto, él hace) y no tirar siempre de los creadores que libremente, deciden que quieren cobrar por lo que hacen.

Si alguien considera que una película como Mentiras y gordas apunta a bodrio insufrible yo le doy la solución; no hace falta que la descargue. Se ahorrará luz, ADSL y lo más valioso, 2 horas de su tiempo. Pero es una desfachatez descargarla, verla y luego decir; “es tan mala que no pagaría por ella”. ¡Pues no la veas! Pero, así como los programadores podían decidir qué era open source y qué no, ¿qué les queda a los productores de Mentiras y gordas si hago una descarga no controlada?

Con todo, también estoy de acuerdo con Joan en que, mientras acusamos de ladrones a los creadores que generan lo que disfrutamos (aunque algunos masocas decidan descargar cosas que no les gustan), otros se enriquecen del valor que estos generan. Me da igual quién tiene razón si Gonzalo o él en el debate que han mantenido respecto a si los proveedores de ADSL son o no distribuidores en el sentido clásico de la palabra. Lo que sí sé con seguridad es que yo no pagaría el ADSL que tengo si no fuera porque hay contenido interesante. Y creo que esto va más allá de si es o no un mercado regulado.

No quiero ser un cínico. Yo también me descargo cosas y la mayoría de nosotros lo hacemos. Pero todo esto me recuerda un poco a cuando me subo al metro y a mi lado alguien se cuela con aire triunfal sin pagar. Se me queda una cara de tonto que no puedo con ella porque sé que le estoy pagando el billete. Igual que cuando voy al cine, como fui anteayer a ver In the loop, sé que también pago la entrada de todos los que se la descargan.

Estamos en tiempos de un cambio de gran calado y puede que sea inevitable la dialéctica revolucionaria extremista que bascula entre la tesis y la antítesis. Es probable que sea gracias a estas posiciones que rozan lo fundamentalista sobre lo que edifiquemos el nuevo orden sintético. Pero yo no puedo evitar sentirme distante de estas dos visiones tan sesgadas. Quizás soy yo el que no está poniendo mi granito de arena. O quizás es que a muchos les falta un cierto sentido de la perspectiva.

belico / peliculas

Un puente lejano

un puenteValoración: 6/10

Argumento. Auspiciados por el éxito de la ofensiva aliada en contra de los nazis tras el día D, se disponen a lanzar un ataque para acabar con la guerra más rápido.

Breve crítica. En primer lugar, es una de las reuniones de actores con más talento de la historia. La duración del film es grande; 175 minutos. Es una de esas películas bélicas con solera, rodada con buen gusto y que no se hace pesada. Trata de retratar los pormenores de una táctica militar y de la ejecución in situ.

Género. Bélico.

Director. Richard Attenborough.

Guión. William Goldman.

Actores/Actrices. Sean Connery, Edward Fox, James Caan, Dirk Bogarde, Michael Caine, Robert Redford, Anthony Hopkins, Liv Ullmann, Maximilian Schell, Gene Hackman, Ryan O’Neal, Laurence Olivier, Elliott Gould.

Título original. A brigde too far.

Año de estreno. 1977.

País. USA.

peliculas / thriller

In the loop

Valoración: 7/10

Argumento. Los presidentes de USA y Reino Unido quieren entrar rápidamente en guerra y se aprovecharán de unas declaraciones equivocadas de un pacifista.

Breve crítica. Uno de los títulos más inteligentes que he ido a ver al cine últimamente. Muy recomendable si te gustan los thrillers políticos. La sátira te hace reir desde el minuto uno. Si quieres, puedes leer la crítica completa de In the loop.

Género. Thriller político.

Director. Armando Iannucci.

Guión. Armando Iannucci, Jesse Armstrong, Simon Blackwell, Tony Roche.

Actores/Actrices. Anna Chlumsky, David Rasche, Gina McKee, James Gandolfini, Mimi Kennedy, Peter Capaldi, Steve Coogan.

Título original. In the loop.

Año de estreno. 2009.

País. USA.

drama / peliculas

Whisky Romeo Zulu

whisky-romeo-zuluValoración: 4/10

Argumento. Hecho verídico de un piloto argentino que hizo todo lo posible para sacar a la luz pública que su compañía aérea no hacía un mantenimiento adecuado de los aparatos.

Breve crítica. Realmente es floja. Tiene graves deficiencias en el guión y ya no digamos en la realización que, muchas veces, se adentra más en el terreno de la TV movie que no de una obra cinematográfica. De todas formas, si alguien está interesado en la parte de la aviación, verá que está muy cuidada. Se nota que el director es piloto.

Género. Drama.

Director. Enrique Piñeyro.

Guión. Enrique Piñeyro.

Actores/Actrices. Mercedes Morán, Alejandro Awada, Enrique Piñeyro, Adolfo Yanelli, Carlos Portaluppi, Martín Slipak, Sergio Boris.

Título original. Whisky Romeo Zulu.

Año de estreno. 2004.

País. Argentina.

animación / documental / peliculas

Vals con Bashir

vals-con-bashirValoración: 7/10

Argumento. Un israelí excombatiente de la guerra contra el líbano intenta recuperar la memoria de aquellos días que ahora parece no recordar.

Breve crítica. El tono documental pero en animación convierten esta propuesta en una de las más ingeniosas e interesantes que he visto últimamente. Los hechos que se cuentan son verídicos pero acompañados por los dibujos, se llega a un punto donde no se hubiera podido con el discurso clásico del documental en rigor.

Género. Documental animado.

Director. Ari Folman.

Guión. Ari Folman.

Título original. Waltz with Bashir.

Año de estreno. 2009.

País. Israel.

drama / peliculas

Edén al oeste

Edén al Oeste

Valoración: 4,5/10

Argumento. Un inmigrante ilegal llega a las costas francesas con la esperanza de llegar a una París convertida en una especie de utopía.

Breve crítica. Es una historia ulisíaca. Realmente pasan tantas cosas que no acabas por sentirte identificado y no hace más que pasar de puntillas por un montón de hechos trágicos con alguna pincelada cómica. No parece que el director, el mítico Constantin Costa-Gavras, haya conseguido más que realizar un discurso superficial y maniqueo del problema de la inmigración.

Género. Drama.

Director. Constantin Costa-Gavras.

Guión. Constantin Costa-Gavras, Jean-Claude Grumberg.

Actores/Actrices. Riccardo Scamarcio, Ulrich Tukur, Juliane Köhler, Eric Caravaca, Jean-Christophe Folly, Anny Duperey, Ieroklis Mihailidis, Annie Loulou, Dina Mihailidou, Constatinos Markoulakis, Antoine Monot, Florian Martens, Murali Perumal.

Título original. Eden à l’Ouest

Año de estreno. 2009.

País. Francia, Grecia, Italia.